60. Larga es la noche
para aquel que está despierto. Largo es el camino para el viajero cansado. Larga
es la existencia repetida para los necios que no conocen la Enseñanza sublime.
61. Si un hombre busca y
no puede encontrar alguien que es mejor o igual que él, que prosiga reciamente
la senda de la vida. No puede haber amistad con un necio.
62. «Tengo hijos, tengo
riqueza», así contabiliza el necio en su mente. Pero él mismo no se pertenece. ¡Cuánto menos
los hijos y la riqueza!
63. Un necio consciente
de su necedad es por tal razón un hombre sabio, pero el necio que piensa que es
un sabio es verdaderamente un necio.
64. Aun si toda su vida
un necio se asocia con un sabio, no comprenderá la Enseñanza, igual que la
cuchara nunca captará el saber de la sopa.
65. Si un hombre
inteligente se asocia con uno sabio, aunque sólo sea por un momento,
rápidamente comprenderá la Enseñanza, como la lengua capta el saber de la sopa.
66. Necios, hombres de
inteligencia inferior, se comportan como sus propios enemigos, cometiendo males
actos que producen frutos amargos.
67. No está bien hecho
aquel acto que causa remordimiento después de llevado a cabo, y cuyo resultado
uno experimenta lamentándolo con lágrimas en la cara.
68. Bien hecho es aquel
acto que no causa arrepentimiento y cuyo resultado uno experimenta con la mente
llena de gran deleite y felicidad.
69. Mientras un mal acto
cometido no da su fruto, durante ese tiempo el necio lo cree tan dulce como la
miel, pero cuando el mal acto madura, el necio se enfrenta al dolor.
70. Aunque mes tras mes
un necio sólo pudiera comer como mucho alimento un pellizco de hierba kusa, aun
eso no sería la sexta parte.
71. Un acto malo
ejecutado no da su fruto inmediatamente, igual que la leche no se vuelve agria
enseguida. Tal como el fuego cubierto de cenizas arde, así el mal acto persigue
al necio quemándolo.
72. Para su ruina, por
supuesto, consigue el necio conocimiento y fama, que oscurecen su destine y
ofuscan su mente.
73. Ese necio desea
reputación y prioridad entre los monjes, autoridad en los monasterios y honores
entre otras familias.
74. Deja que laicos y monjes
piensen que él es el que ejecuta cada trabajo, grande o pequeño, dejando que se
refieran a él. Así es la
ambición de este necio, aumentando sus deseos y su orgullo .
75. Mas, ciertamente, uno
es el sendero que conduce a las conquistas mundanas y otro el que lleva al
Nibbana. Comprendiéndolo así el monje, no se regocija con los favores mundanos,
sino que cultiva el desapego.
|