A. Una espiritualidad de encarnación

En el trabajo misionero, la vida cristiana experimenta en forma renovada el misterio de la encarnación en la historia, en las diversas realidades culturales, en el servicio preferencial a los pobres y marginados, en el trabajo para ir construyendo el Reino de Dios.

En esta espiritualidad de encarnación se vive la experiencia de Dios en las realidades históricas, en los conflictos, en los que sufren, en los que se reconocen los rasgos sufrientes de Cristo que cuestiona e interpela. La experiencia de Dios en el trabajo misionero es la de Alguien que está presente en todos los pueblos en los que están derramadas las semillas de Verbo.