CONCLUSION
Estos rasgos de la
espiritualidad misionera, que hemos delineado, nos hacen ver que en ella se
viven los valores fundamentales de toda espiritualidad cristiana, revestidos de
los matices que el compromiso misionero trae consigo. Aquí radica el testimonio
de la Vida Consagrada en la Iglesia local.
La espiritualidad misionera en la vida consagrada por sus exigencias,
necesita vivir en actitud permanente de éxodo y conversión. Exodo significa
romper ataduras, vivir en actitud de pobreza y sencillez, colocarse en los
puestos de vanguardia evangelizadora para manifestar el proyecto de Dios a todo
el mundo.
La exhortación apostólica
postsinodal "Ecclesia in Africa", subraya la necesidad de vivir
el testimonio de una auténtica espiritualidad cristiana en el trabajo
misionero: "Las lecciones de la historia confirma que, mediante la acción
del Espíritu Santo, la evangelización se realiza antes que nada a través del
testimonio de la caridad y del testimonio de santidad... El renovado impulso
hacia la misión ad gentes exige misioneros santos. No basta renovar los métodos
pastorales, ni organizar y coordenar mejor las fuerzas eclesiales, ni explorar
con mayor agudeza las bases bíblicas y teológicas de la fe.: se requiere
suscitar un nuevo ‘ardor de santidad’ entre los misioneros y en toda la
comunidad cristiana".
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