Espiritualidad
El reto a desarrollar una
espiritualidad única para los laicos en misión no está en una radicalidad
clerical o monástica. Se necesita una espiritualidad que construya a partir de la
vocación cristiana de los laicos y promueva una vida de contemplación activa en
el contexto del mundo secular. Demasiado a menudo consideramos la
espiritualidad de los misioneros laicos como "una versión diluida de la
espiritualidad religiosa o clerical".
Este reto concierne también
el aspecto comunitario de la vocación misionera de los laicos. Nosotros
pensamos que deben vivir como viven los sacerdotes o los religiosos y a menudo
nos cuesta aceptar que los laicos son libres de casarse, o de entrar en una
relación que puede llevarlos al matrimonio. Los misioneros laicos no están
llamados a la vida de comunidad como los religiosos y no tienen vínculos como
los célibes. Están llamados a entrar en una relación sana y santa con las
personas del otro sexo, relaciones que podrían desembocar en un matrimonio o en
una amistad. Demasiado a menudo nosotros aplicamos sencillamente a los laicos
las reglas y las expectativas perfectamente válidas para los religiosos y los
célibes. Las tensiones y los conflictos surgen de las expectativas distintas
que se tienen acerca de la espiritualidad y de la vida comunitaria.
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