1.2. Misión Ad Gentes
El concepto de misión encierra un dinamismo, propio de una
mediación salvadora. Dios quiso salvar a los hombres mediante los misioneros. El plan
universal de salvación no se actúa de manera por así decir secreta, en el alma
de los hombres, sino que busca la mediación visible de un enviado. Y esto
explica la misión de Su Hijo (AG 3) y la de todos los que actualizan la vida y
la obra de Cristo. Somos "cooperadores" de Dios para la salvación de
los hermanos. Y según el plan de Cristo, él envió a los misioneros y a su
Espíritu "para que colaborasen, siempre y en todas partes, en la
realización de la obra de la salvación" (AG 4). Esta tesis abre un horizonte
teológico profundo a nuestra vocación misionera. Esta cooperación es posible
gracias al poder y a la capacidad que Cristo mismo nos ha comunicado. El mismo
recordó en el acto del mandato misionero que había recibido "todo
poder" (Mt 28,18). Contamos con la "presencia" de Cristo hasta
el fin, como nos lo ha prometido en el contexto misionero (Mt 28,20). Es
verdad que aumentan los obstáculos para avanzar en la misión y, a menudo, no se
ven los frutos, por esto
Al interrogante ¿por qué la misión? nosotros - dice
el Papa - respondemos con la fe y con la experiencia de la Iglesia... La misión
es un problema de fe, es la medida de nuestra fe en Cristo y en su amor para
con nosotros. (RM 11)
La misión, como toda mediación, supone una vocación, una
llamada de parte de Dios, y conlleva la exigencia de salir e ir hacia la meta
(AG 23). - "Id". ¿Dónde?
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