II. Ad Gentes
Aquí entramos en un tema actual.
El término "gentes" aparece en el Nuevo Testamento. En particular en
textos misioneros:euntes e docete omnes gentes, (Mt 28,19; Lc 24,47; véase RM
23).
Es la traducción del griego "eznê" que indica a
todos los pueblos no pertenecientes al pueblo elegido (designado en griego con
el término "laos"). El griego, a su vez, sigue la terminología e
ideología del Antiguo Testamento: en el NT "eznê" más de 100 veces
traduce el hebraico "goyim", indicando a los paganos en
contraposición a los judíos. "Gentes" indica siempre el
universalismo, y a menudo subraya el contraste con los judíos, como en las
parábolas (p.e.Mt 21,23). Pablo está llamado a ser el apóstol de las
"gentes" (Hc 9,15), deja a los judíos para dedicarse a la conversión
de las "gentes" (Hc 13,47), las "gentes" son los paganos en
antítesis a los cristianos (1 Cor 5,1; 12,2; es cierto que a veces llama
"gentes" a los pueblos convertidos del paganismo). Bajo el influjo
del griego clásico, el término tiene un significado geográfico, el pueblo de
los bárbaros, lejos del pueblo "helénico".
La idea geográfica, fruto del universalismo, se impone sin
olvidar nunca la contraposición con el judaísmo. San Ireneo habla pronto de las
"ecclesiae ex gentibus", situadas cerca de las iglesias que tenían
las promesas (Adv.Haer.V,cap.34,n.3). Y en seguida la idea geográfica nos lleva
a hablar de las "gentes", en oposición a los "cristianos",
como de aquellos que viven en los países donde el Evangelio no ha llegado.
La terminología "misión ad
gentes" es reciente, empieza a usarse en el siglo XIX. En el siglo
XIII, San Francisco hablaba de "Los que van detrás de los sarracenos y
otros infieles". En
el siglo XVI San Ignacio emplea el substantivo "misión" o "misiones",
como acto de envío de parte del Papa o de un superior, inspirándose en las
"misiones apostólicas". Al comienzo del siglo XVII los Carmelitas, al
hablar de "misión/misiones", emplean el término no sólo como
"envío", sino también como actividad para la salvación de los
gentiles..
Hacia la mitad de siglo XVII. San Vicente de Paúl funda la
Congregación de la misión para evangelizar las zonas rurales. Son las
encíclicas de los siglos XIX-XX las que, partiendo del mandato misionero,
explican las misiones ad gentes como una actividad hacia los que ignoran
a Cristo porque no han oído el Evangelio y viven en regiones lejanas. La misión
tiene una única dirección "salir geográficamente" para anunciar a
Cristo. En lugar de misión ad gentes se emplean expresiones
similares como "infieles, étnicos, paganos". El Código de Derecho
Canónico (C.I.C.) de 1917 habla de "terrae missionum".
Incontables son los textos que emplean este tipo de expresiones: la grandeza de
la vocación abierta a "educar en el evangelio a las lejanas regiones
paganas (etnichorum gentes)"... "apud exteras
gentes...""necesidades actuales de la Iglesia en las tierras de
misión". Bien que el nuevo Código mantenga la dimensión geográfica,
canones 781-792, presenta la novedad de introducir la responsabilidad de las
Iglesias particulares y de todos los miembros de la Iglesia en la misión
universal, en particular la responsabilidad de los consagrados (can. 783).
Llegamos al Vaticano II. El Concilio ha legitimado este
vocabulario. En el decreto AG el término "gentes" aparece más de 50
veces, y "missio" 30 veces como sustantivo y 101 veces como adjetivo.
En el Concilio el significado geográfico sigue presente: "in terris
missionum" (SC 65, AG 38), "in locis missionum" (PC 3), etc.,
como reconoce el Papa (RM 39). Es cierto que la teología del Vaticano II, en
particular AG, ha enriquecido la teología misionera, principalmente con la
visión de la misión a la luz de la Trinidad, y en especial a la luz del
Espíritu Santo: la misionariedad se funda en la misión trinitaria misma. La
eclesiología ocupa un lugar destacado, la Iglesia como fuente de la misión,
como medio para realizarla, y como fin. La Iglesia es "por su naturaleza
misionera" (AG 2). Una novedad está en que al presentar una única misión
de la Iglesia recibida de Cristo, esta misión, según las circunstancias en las
que se realiza, y según los fines inmediatos que entiende, se convierte en
actividad pastoral, ecuménica o misionera.
La actividad específicamente misionera se presenta así: Las
empresas peculiares con que los heraldos del Evangelio enviados por la Iglesia,
yendo a todo el mundo, realizan el encargo de predicar el Evangelio y de
implantar la Iglesia entre los pueblos o grupos que todavía no creen en Cristo,
comúnmente se llaman 'misiones'.(AG 6)
Ahora las "misiones" significan ante todo una
actividad caracterizada por el primer anuncio con el fin de formar una Iglesia.
Los misioneros tienen que "salir hacia el mundo entero",
especialmente hacia los pueblos que "no creen todavía en Cristo".
"De opere missionario ad gentes" (AG 17) puede presentarse
como un resumen en el que se guardan los dos términos tradicionales,
"misión ad gentes".
|