1. Primer
período: de 1850 a 1930-50
1.1.
Presupuestos teológicos
Pioneros de la
evangelización, los misioneros han procedido según el espíritu y la teología de
su tiempo, no exentos de paternalismo. La opinión corriente según la cual los
no bautizados no podían salvarse, seguía siendo muy extendida. Una cierta
inquietud caracterizaba la labor sobre el terreno: "Con tal de que nadie
se pierda por mi culpa". Se solía creer que las otras religiones fuesen
falsas y tenían que ser consideradas como obra del demonio. Por esto se notaba
una cierta agresividad que iba acompañada de una sensación de ansiedad.
Todos se preocupaban de la salvación de las almas. El acento se ponía,
sobre todo, en la doctrina, la moral y los sacramentos considerados como
señales de adhesión a la fe y condiciones de salvación. Los criterios de éxito
de la actividad misionera se definían a partir del número de bautizos, de
confesiones, de comuniones, de bodas, etc.
Esto no significa que se
descuidaban los cuerpos. Se tomaron numerosas iniciativas en el campo de la
enseñanza, de la salud, del desarrollo, de los deportes, pero eran consideradas
más bien como actividades auxiliares de la evangelización. Desde el punto de
vista teológico, no formaban parte de la misión en el sentido estricto.
Tres son los elementos que estaban unidos:
ad gentes
ad extra
pobres
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