1.2. Puesta en marcha concreta
1.2.1. Lugares
Durante este período, los Institutos misioneros se
comprometen un una obra específica de primera evangelización. Concretamente
nosotros CICM, fuimos a China en 1865, a Congo en 1888, a Filipinas (Montañosa)
en 1907, a Indonesia en 1937, a Japón en 1948. Una sola excepción es la de 1946
con la salida hacia Estados Unidos, justificada en primer lugar por razones
económicas (financiación). Pero es verdad que durante varios años se dudó del
carácter auténticamente misionero de esta fundación en Estados Unidos.
En toda lógica, en Europa, no teníamos otras actividades que
el reclutamiento, la formación, la logística y la recaudación de fondos. Algunos
misioneros que volvieron a sus países por razones de salud u otras se han
integrado en estos servicios, se han unido al clero diocesano o han sido
nombrados a título personal en una parroquia.
1.2.2. Métodos
El método consiste, por lo general, en la creación de
misiones centrales aisladas donde se reúnen los catecúmenos, retirándolos en un
cierto sentido de su ambiente para garantizarles un acompañamiento en un
ambiente cristiano. A menudo, a los neófitos se les anima a instalarse
alrededor de la misión, formando así hogares de cristiandad, según el modelo de
las abadías de la Edad Media. La misión central se desarrolla cada vez más,
integrando escuelas, hospitales, talleres de mecánica y de carpintería,
granjas. Se llega así a la creación de complejos, a veces importantes.
Durante esta época, en virtud
del jus commissionis, ya que éramos los únicos responsables de la
evangelización de grandes territorios, se tomaron iniciativas en todos los
campos: fundaciones de misiones, enseñanza, centros de formación, seminarios,
imprentas, procuras, garajes, carpinterías, construcciones, plantaciones y
ganadería.
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