PROBLEMATICAS
Y PERSPECTIVAS COMUNES
A TODOS LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA
EN LA MISIÓN AD GENTES
Introducción
La vida consagrada se ha
comprometido en la misión a lo largo de toda la historia de la Iglesia, ofreciendo
aportaciones significativas según los tiempos y los lugares. En las últimas
décadas los numerosos y rápidos cambios han originado una problemática nueva,
que ha afectado el compromiso misionero de los que siguen siendo una fuerza
considerable de la actividad misionera. Considerando tanto a los religiosos
como a las religiosas, los miembros de vida consagrada constituyen la mayor
parte de los agentes misioneros. Sólo los sacerdotes religiosos en
Africa y en Asia constituyen aún 4 de cada 10 sacerdotes, y 5 de cada 10 en
Oceanía y América latina. Los sacerdotes diocesanos aumentan proporcionalmente
en todas partes, y en general se constata un incremento global de las
vocaciones religiosas.
Tomando como raya de división los años '60, que son los del Concilio
Vaticano II, es posible detectar profundos cambios a todos los niveles. Hay cambios a nivel social,
cultural, económico y político. Y luego hay cambios religiosos y
eclesiales. Todos los cambios
han condicionado la vida y el compromiso misionero de los miembros de los
Institutos de Vida Consagrada, causando problemas y tensiones, pero también
dinamismo y creatividad misionera. Es preciso ver siempre las dos caras de la
moneda, como nos lo indica también la encíclica misionera (cfr. RM 2,32). En
estos años han ido surgiendo intuiciones y visiones teológicas y pastorales
nuevas, a veces peregrinas y a veces enriquecedoras. El magisterio conciliar,
sinodal, pontificio y episcopal, sostenido por la reflexión teológica, ha
podido ahondar en la naturaleza, en las finalidades y en las actividades de la
misión ad gentes. Por consiguiente, tras una cierta desbandada, despuntan
perspectivas prometedoras para los consagrados empeñados en la misión ad gentes.
Este texto está dividido en dos partes. La primera está dedicada a las
problemáticas que afectan a la misión en general y a los consagrados
comprometidos en ella. Algunas de estas problemáticas son sociológicas, pero
siempre importantes. Otras son eclesiales, pero no hay que separarlas del
contexto global. La segunda parte presenta las perspectivas
teológico-operativas para los miembros de Institutos de vida consagrada.
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