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Fra Hubert Maria Moons, OSM
Formación en la misión

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FORMACIÓN EN LA MISIÓN

 

1.- La "Formación en la Misión" se encuadra en el período de la formación inicial.
Sin embargo, para que ésta se desarrolle eficazmente y ofrezca resultados concretos es necesario que sea tenida en cuenta en los programas de formación permanente y en la acción pastoral del servicio de gobierno, sobre todo -en los Institutos menos centralizados - en la acción pastoral de los Consejos Provinciales.

Una inicial "Formación en la Misión" que no vaya acompañada de un suficiente "envío en misión" crea frustración en los jóvenes frailes que se encuentran pastoralmente condicionados por sus respectivas Provincias y por una Reestructuración siempre en acto.

La dimensión "ad gentes" recordada por el magisterio de la Iglesia es parte integral de la espiritualidad y de la historia. En el pasado la dimensión misionera quedaba resuelta con la pregunta dirigida solamente a algunos frailes. Hoy estamos tomando conciencia de que la vocación a la Orden implica la misionaridad como parte integrante de la Profesión religiosa. Algunos ejemplos, además de los que se pueden deducir de las Constituciones.

    la fórmula de la Profesión religiosa:
      quiero hacer de mi vida un servicio de amor a Dios y a todos los hombres; hago la profesión ante la comunidad, signo de la Iglesia universal; quiero actuar en el servicio a todos los hombres el precepto del amor.
    Una re-lectura de la marianidad:
      Las Constituciones afirman: "Queremos estar con María a los pies de las infinitas cruces, para llevarles consuelo y cooperación redentora". Aquí tenemos una propuesta misionera. Nuestro último Capítulo General (1995) ha publicado un segundo documento mariano (Siervos del Magníficat) que subraya nuestra vocación a anunciar y a hablar de Dios al hombre de hoy.

Formación en la Misión significa, pues, considerar la "dimensión misionera" como parte integrante de la espiritualidad y del crecimiento vocacional de cada fraile.

2.- El Secretariado General para la Formación y los Estudios ha preparado hace ya algunos años un documento titulado: "La dimensión misionera en la formación institucional" (motivaciones, objetivos, medios, actividades para las diversas etapas del prenoviciado, noviciado, profesado).

El Secretariado General para la Animación Misionera ha publicado un fascículo ("Siervos en Misión")con el objetivo de que "los jóvenes frailes se dejen interrogar por la propuesta vocacional de la misión servita ad gentes".

En resumen: se trata de facilitar la comprensión de la propia misionaridad, el conocimiento de las misiones y de hacer experiencia de misionaridad. Los jóvenes frailes participan en la redacción de la revista misionera ("Le Missioni dei Servi di Maria") y trabajan, p.e., en la animación misionera de la Familia Servita en Roma.

3.- La presencia estable de frailes misioneros -que vuelven, p.e., por motivos de salud o por períodos sabáticos prolongados - en las comunidades de formación contribuye sensiblemente a la atención misionera en la formación. Es de gran ayuda permanecer en contacto con frailes felices y plenamente realizados en su servicio misionero.

La tarea indicada en la Redemptoris missio, n. 83, de "seguir los programas de enseñanza teológica para que se traten los temas mencionados (misión universal de la Iglesia, ecumenismo, estudio de las grandes religiones, misiología)" es más difícil. De hecho, en la mayor parte de los casos los estudiantes frecuentan centros de estudio en donde su voz académica es débil. Sin embargo, en los centros sobre los cuales compartimos la responsabilidad, se puede fácilmente dar espacio a la citada exigencia a través de una atención a los programas, al intercambio de profesores procedentes de otras Facultades, la colaboración entre Institutos, la organización de las Bibliotecas, la interacción entre formación y enseñanza teológica.

4.- La Misión se presenta como un fuerte valor formativo y enriquece y purifica la motivación vocacional.

La "Misión" conlleva actitudes y valores formativos, p.e.:

    una experiencia más lograda de Cristo, de su misión, de su kénosis; una mejor comprensión del concepto de desarrollo integral, también a partir del ser enviado por el Reino; la oración por el Reino; una modalidad para verificar cómo ha sido asimilado el valor de la plena disponibilidad; una comprensión de la vocación a la fraternidad universal; la comprensión del "servicio" también en su dimensión de gratuidad y en su "inutilidad" según los criterios del mundo; la pobreza radical; una comprensión de la formación como discipulado; el discernimiento entre una presencia de María casi escondida en la Iglesia de los orígenes y la manera propia de estar presente en las Iglesias nacientes; valoración de los métodos misioneros de las Iglesia mencionadas en los Hechos de los Apóstoles y en las Cartas del Nuevo Testamento; los diversos signos del Reino; la esencialidad del diálogo.

5.- La "Formación en la Misión" transforma los lugares, los modelos y los contenidos formativos:

    las comunidades de formación pueden ser establecidas en zonas misioneras y/o junto a Institutos teológicos particularmente sensibles a la misionaridad; se sentirá más fuertemente la necesidad de aprender de los Institutos misioneros, sobre todo en lo que concierne a la inculturación, a los métodos de evangelización, etc.; se deberá optar preferentemente por comunidades internacionales de formación en las que la pluriculturalidad esté representada en el equipo formador y en la colaboración entre sus miembros. Como consecuencia se llegará: al estudio de idiomas, experiencias pastorales capaces de enseñar a actuar con y en situaciones culturales diversas; la orientación de programas en los períodos extraescolares; los contenidos del "año de pastoral"; experiencias de colaboración; en el contexto de la misionaridad necesitamos claridad sobre el tipo de presencia y de servicio del presbítero, particularmente cuando se le pide una verdadera y propia profesionalidad para insertarse en nuevos pueblos, para no verse condicionado por grandes proyectos de desarrollo, para inventar métodos de evangelización respetando los ritmos de la gente. ¿Cómo reproponer en el ámbito de la "Formación en la Misión" el valor del trabajo manual que, por otro lado, formaba parte del método evangelizador de San Pablo?; una atención a los hermanos laicos presentes en nuestros Institutos a través del aprovechamiento y desarrollo de sus talentos en cuanto expertos en las diversas necesidades del Reino: ¿Cómo apreciarlos adecuadamente de manera que los presbíteros queden libres para su ministerio y el conjunto de los diversos servicios en favor del Reino promuevan una Iglesia Comunidad?

6.- La "Formación en la Misión" exige un nuevo modelo de comunicación: por una parte los formandos se sienten atraídos por grandes testigos, por los "mártires" de ayer y de hoy; sin embargo, lo que se les ofrece con frecuencia son imágenes de grandes asambleas, la grandiosidad de obras, proyectos e intervenciones. Por esta razón los formandos encuentran mayor dificultad debido a la no acogida de la propuesta evangelizadora, de la no realización, de la insignificancia, de la lenta maduración de la semilla. La mayor parte del servicio misionero permanece invisible.

 




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