Capitulo

 1        II|             la muerte del gran orador Gambetta y la muerte del gran principio
 2       III|               Capítulo III~ ~ ~ ~Leon Gambetta~ ~ ~ ~Parece imposible que,
 3       III|            ministerio providencial de Gambetta, cuando sólo sus condiscípulos
 4       III|                No había más que ver a Gambetta para descubrir en él su
 5       III|               de diez y seis de Mayo, Gambetta, como Aquiles, empleó la
 6       III|             los combates, contestóles Gambetta que habían pasado los tiempos
 7       III|            una revolución formidable; Gambetta mantenía su serenidad olímpica
 8       III|               todo el valor que había Gambetta menester en aquellas ocasiones
 9       III|              y Flourens la prometían; Gambetta la dejaba, con previsión,
10       III|             ardor revolucionario, fue Gambetta, ídolo del pueblo en el
11       III|       mancharse con el contacto de un Gambetta, con el contacto de un traidor.
12       III|             acento de ira, preguntó a Gambetta qué respondía al epíteto
13       III|      atronador de los intransigentes, Gambetta organizaba su partido, y
14       III|      coyuntura oportuna y brillante a Gambetta para esgrimir su hercúlea
15       III|               la genial elocuencia de Gambetta como este debate. Gravísimo
16       III|              discurso dirigido a Leon Gambetta, cierta palabra no pronunciada
17       III|         patriotismo y de concienciaGambetta se volvió airado contra
18       III|             la conciencia de monsieur Gambetta no hubiera estado por la
19       III|             su consecuencia política. Gambetta, cada vez más irritado,
20       III|          conciencia.» «No, le replicó Gambetta, no es una carga de conciencia,
21       III|               Ollivier, la libertadGambetta le dijo: «Pero os habéis
22       III|             que se cerrase el debate. Gambetta no quería dejarle sin respuesta
23       III|           estas palabras: «Llamo a M. Gambetta al orden.» «Señor Presidente,
24       III|           Presidente, está bien, dijo Gambetta; pero llamad antes a ese
25       III|          elevación en su pensamiento, Gambetta, que se había ganado la
26       III|          indeclinables consecuencias. Gambetta proclamó que la triste apelación
27       III|            Aquel vigoroso discurso de Gambetta quedó como un eterno comentario
28       III|              altas y más inevitables. Gambetta, en quien predominaba la
29       III|          habían entregado al invasor. Gambetta no pudo salvar la integridad
30       III|             la increíble ascensión de Gambetta, en un acto ridículo. Pero
31       III|          cuánta sería la extrañeza de Gambetta en el momento de recibir
32       III|             sobre aquel gran corazón. Gambetta decía que un pueblo decidido
33       III|           enviaron sus comisionados a Gambetta para sostenerle en tan amargo
34       III|         acentos recogerá la historia. Gambetta cree haber merecido que
35       III|             extraordinaria y suprema, Gambetta resolvió declarar que la
36       III|             de la Lorena germánica.~ ~Gambetta convoca la Asamblea, con
37       III|           altamente reprobé entonces. Gambetta declaró incapacitados para
38       III|        ninguna de las conclusiones de Gambetta era reconocida. Julio Simón
39       III|           publicar su decreto, porque Gambetta había promulgado el suyo
40       III|          también contra el decreto de Gambetta y dice que no se ha convenido
41       III|            toda la nación represente. Gambetta escoge la ocasión para sobreponerse
42       III|               la voluntad enérgica de Gambetta con siniestros llamamientos
43       III|         salvaba también la Francia, y Gambetta entró en París y dio su
44       III|             minuto de su vida cometió Gambetta un error, bien pronto rectificado
45       III|          incontestable ascendiente de Gambetta en la esfera de las ideas.
46       III|      constituyen la historia épica de Gambetta, es la que comienza en Mayo
47       III|              efecto, jamás he visto a Gambetta, jamás tan molestado, como
48       III|        Nuestra constante admiración a Gambetta tiene una reserva como su
49       III|     incomparable alteza de su nombre. Gambetta, en su trato natural con
50       III|             hayan sido los errores de Gambetta, imposible olvidar sus esfuerzos
51       III|            que han causado su muerte. Gambetta realmente se distinguía
52       III|           quien cree que la muerte de Gambetta excitará los ardores del
53       III|          pierde una gran sombra, pues Gambetta, por sus creencias positivistas
54       III|               la poesía y del arte.~ ~Gambetta, de mejor vida pública y
55       III|               Quizás le han faltado a Gambetta, cuya historia sólo tiene
56        IV|           sucumbieran estadistas como Gambetta y generales como Chanzy,
57        IV|         contradictorias de la Cámara. Gambetta pudo remediarlo todo por
58        IV|              nativo ascendiente; pero Gambetta creyó alcanzarlo variando
59        IV|              la política. Se derrumbó Gambetta, y vino Freycinet bajo los
60        IV| Challemel-Lacour, el antiguo amigo de Gambetta, conmina, con el mal humor
61        IV|           pináculo por su amistad con Gambetta, quien reconocía en él grandes
62        IV|           conquistador. Los amigos de Gambetta se han repartido la política
63        IV|               quien fue poco acepto a Gambetta, por haber preferido a su
64         V|             conciliarse los amigos de Gambetta, cuyo error consistió en
65      XIII|               muchos que la muerte de Gambetta, unida con las agitaciones
66      XVII|             en el fugaz Ministerio de Gambetta. Fisiologista eminentísimo,
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