Capitulo

 1         I|    perdidas allá en las cimas del cielo y en los misterios de la
 2         I| eclesiásticos para conducirnos al cielo, tememos que sus crédulos
 3         I|   nosotros en los esplendores del cielo inaccesible como en las
 4        II|          por los resplandores del cielo. Durante muchos siglos,
 5       III|         se convierten los ojos al cielo y adivinan por intuiciones
 6       III|        nieve; sobre la cabeza, el cielo, en azul espléndido y en
 7       III|         corona con su espíritu el cielo inmortal de la revolución
 8        IV|          resueltos a oscurecer el cielo con el incendio pegado por
 9        IV|           heridos por el rayo del cielo y por los anatemas del espíritu
10         V|         viene por algún punto del cielo sobre los mares de cenizas
11        VI|        lluvia de aereolitos en el cielo y como una tromba de aguas
12        VI|         mal es como si para ir al cielo tomáramos los rumbos del
13        VI|          indulgencias, bajo aquel cielo de milagros, no atribuyáis
14       VII|          niño con los ángeles del cielo, y tras la figura patriarcal
15       VII|          luz y al calor del mismo cielo, cual una familia que se
16       VII|         frentes se dilata un solo cielo.~ ~Yo  muy bien que las
17       VII|          con catalanes, cuando el cielo había destinado a su hijo
18       VII|         su sol no hay ocaso en el cielo, eclipse ni ocaso en la
19      VIII|        jamás a ver la patria y su cielo, el hogar y los suyos, la
20      VIII|            habrá visto allá en el cielo, frente a frente, los sublimes
21      VIII|   greco-eslavo, apercibido por el cielo a bautizar y a evangelizar
22      VIII|        Mundo. Pues así como en el cielo religioso, donde parece
23      VIII|           no han de existir en el cielo científico, donde reina
24        IX|      destruidas por los rayos del cielo y por las cóleras del hombre
25        IX| horizontes de la democracia en el cielo brillantísimo de la libre
26        IX|           crimen, bajo el sombrío cielo de Waterloo; y el Pequeño
27        IX|      aquel crimen bajo el sombrío cielo de Sedán. Las noticias nefastas
28         X|          sido expedidas ambas del cielo a la tierra, y cantaron
29         X|        Heridas por esos rayos del cielo que se llaman ideas, rayos
30         X|        último al destinado por el cielo a la representación de su
31        XI|      Corona de San Luis, subid al cielo, puesto que no queda ya
32      XIII|       debía devolverle, cuando el cielo se cansase de castigar a
33       XVI|       nuevas tempestades en aquel cielo y prepara días serenos de
34       XVI|         hacia los esplendores del cielo, y, sepultado, repartiéronse
35      XVII| provocación a las justas iras del cielo. Asistíale al pueblo alemán
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