Libro, Capítulo

 1    1,     III|        en sus obras; y después: ¡Oh, qué engrandecidas son tus
 2    1,     III|      parecen poquedad y vileza. ¡Oh, cuántas veces se me venía
 3    1,    XVII|          con Salomón a Dios: 97 ¡Oh, Padre, cuya providencia
 4    7,      XI|            Dónde vais, les dijo, oh, mejicanos? Sosegaos y cuietad
 5    7,     XII|         en esta manera: Fáltaos ¡oh mejicanos! la lumbre de
 6    7,     XII|          y madre. Haced cuenta, ¡oh mejicanos!, que por breve
 7    7,     XVI|        los suyos en esta forma: ¡Oh, valerosos mejicanos! Estos
 8    7,      XX|        quien te mira? Alégrate, ¡oh tierra dichosa!, que te
 9    7,      XX|     alientes con tal rey. Y tú, ¡oh generosísimo mancebo y muy
10    7,   XXIII|         que decía muchas veces: ¡oh hijos míos, que ya se ha
11    7,   XXIII| destrucción! Otras veces decía: ¡oh hijos míos! ¿dónde os llevaré,
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License