Libro, Capítulo

1   II,    XIII|     fresco, no consiente que los humos terrenos y gruesos, que
2   II,    XIII|          al revés, que por estos humos de la tierra, que queda
3  III,    VIII|       sutiles partes, no levanta humos, sino cuando la están calentando,
4  III,    XXVI|          aquellas apariencias de humos y llamas que salen; y las
5  III,    XXVI| reconcentren más allá dentro los humos calientes, que vienen a
6    V,      IX|        una oreja de oro con unos humos pintados en ella, que significaban
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