Libro, Capítulo

  1  Ded         |           Majestad del Rey, nuestro Señor, dado licencia de ofrecer
  2  Ded         |             también el Rey, nuestro Señor, huelgue de entretener alguna
  3  Ded         |      noticia de lo que Dios nuestro Señor repartió, y depositó de
  4  Ded         |     necesitadas de él. Dios nuestro Señor guarde y prospere a V. A.
  5    1,       I|             conocieron al Criador y Señor de todo, 11 no le sirvieron,
  6    1,     III|          Dios, añade: Gozarse ha el Señor en sus obras; y después: ¡
  7    1,     III|        engrandecidas son tus obras, Señor! Bien parece que salieron
  8    1,     III|          Gran recreación me habéis, Señor, dado con vuestras obras,
  9    1,     XIV|          refiere que quiso huir del Señor a Tarsis. Otros quieren
 10    1,      XV|             y será el reino para el Señor. Esto es puesto de nuestra
 11    1,      XV|             y será el reino para el Señor.~ ~Mas por qué Sefarad,
 12    1,      XV|            sino para Cristo nuestro Señor.~ ~Quien quisiere declarar
 13    1,      XV|       remotas, y que convertirán al Señor muchas y varias gentes,
 14    1,    XVII|             han visto las obras del Señor, y sus maravillas en el
 15   II,      VI|     trabajos y peligros le libró el Señor, para hacerle de nuestra
 16  III,       I|             del Hacedor; y el mismo Señor, largamente respondiendo
 17  III,      II|           entre otras grandezas del Señor; y lo mismo replicó el profeta
 18  III,    XXVI|           fué gran misericordia del Señor prevenir la gente con un
 19   IV,      II|             la sabiduría del eterno Señor quisiese enriquecer las
 20   IV,      II|          tiempos, aprovechándose el Señor para sus fines soberanos
 21   IV,     VII|           vicario de Cristo nuestro señor, en cuya fe y obediencia
 22   IV,     VII|           de los herejes. Y pues el Señor de los cielos, que da y
 23   IV,     XII|            Y así es la doctrina del Señor, y lo han de ser las almas
 24   IV,     XIV|           tantas, dijo el italiano: Señor, éstas valen a escudo. Así
 25   IV,   XXVII|           al rey don Felipe nuestro señor.~ ~En la Nueva España estiman
 26   IV,     XXX|             mandado del omnipotente Señor, en ninguna región deja
 27   IV,  XXXVII|           al rey don Felipe nuestro Señor, su padre, y mirándolas
 28   IV,    XLII|          entender cómo el universal señor y autor omnipotente a todas
 29    V,     Pro|      tampoco lo que los siervos del Señor han trabajado y fructificado,
 30    V,     III|      sienten y confiesan un supremo señor y hacedor de todo, al cual
 31    V,     III|           que hay un supremo Dios y señor de todo, y que éste es el
 32    V,     III|             razón haber un soberano señor y rey del cielo, lo cual
 33    V,     III|         aquel supremo y solo Dios y Señor. Y esto es sumamente necesario
 34    V,     III|           lo que el verdadero Dios, señor y hacedor suyo les concede.~ ~
 35    V,      IV|           llamaba el todopoderoso y señor de lo criado; y como a tal
 36    V,       V|             así. Pidió al cacique y señor principal, que le diese
 37    V,       V|         cacique: dime, ¿quién es el señor y el principal, aquel indio
 38    V,       V|            criado de aquel altísimo Señor, que por su mandado anda
 39    V,       V|           se le debe a su Criador y señor de todo.~ ~Cuadróles mucho
 40    V,       V|            ser. Porque Dios es gran señor, y con gran sosiego y señorío
 41    V,     VII|   sacrificar para que acompañase un señor difunto, respondió: que
 42    V,    VIII|         fuera vivo. Y si era rey, o señor de algún pueblo, le ofrecían
 43    V,      XI|          Jesucristo, nuestro Dios y señor, en su ley evangélica, que
 44    V,   XVIII|       inventado que, como a autor y señor, le ofrezcan y sacrifiquen
 45    V,     XIX|        Abraham la probó y aceptó el Señor, el hecho de degollar a
 46    V,    XXII|        carga. Y fué providencia del Señor que en esta disposición
 47    V,    XXII|        misericordia les ha hecho el Señor en comunicalles su ley mansa,
 48    V,   XXIII|              que Jesucristo nuestro Señor instituyó y usa su santa
 49    V,   XXIII|             el evangelio de nuestro señor Jesucristo echó todas estas
 50    V,     XXV|           Mas ya, por la gracia del Señor, se van desengañando del
 51    V,     XXV|             ha sido providencia del Señor permitir el uso pasado para
 52    V,     XXV|      dificultosa; y así en todo, el Señor es glorificado, y el demonio
 53    V,    XXVI|           aunque, por la gracia del señor y diligencia de los perlados
 54    V,    XXVI|            gloria de nuestro Dios y Señor.~ ~
 55    V,  XXVIII|             quiere decir el padre y señor sol, el hijo sol, el hermano
 56    V,    XXIX|             Dios de lo criado, y al señor por quien vivimos, y al
 57    V,     XXX|             voz muy humilde y baja: Señor, sabrás que de aquí a nueve
 58    V,    XXXI|         agradecidos a Dios, nuestro Señor, dándole infinitas gracias
 59    6,     XII|            con los demás ministros: Señor, esto te ofrecemos, porque
 60    6,     XII|      guerras, y conserves a nuestro señor el Inga en su grandeza y
 61    6,      XV|          religión y las de su rey y señor.~ ~
 62    6,     XIX|             rey don Felipe, nuestro Señor, se hizo averiguación, con
 63    6,     XIX|             Perú no había reino, ni señor a quien todos obedeciesen;
 64    6,      XX|            Este, aunque no era gran señor, todavía se servía con vajilla
 65    6,     XXI|         Inga Yupangui, para hacerse señor, inventó y dijo que, estando
 66    6,     XXI|         quejándosele que, siendo él señor universal y criador de todo,
 67    6,     XXI|             contra ellos y le haría señor, porque le enviaría gente
 68    6,     XXI|      alcanzó la victoria, y se hizo señor, y quitó a su padre y a
 69    6,     XXI|          Viracocha fuese tenido por señor universal, y que las estatuas
 70    6,     XXI|         dando por razón que, siendo señor universal y criador, no
 71    6,    XXII|         llamado Guaynacapa Al dicho señor sucedió Guaynacapa, que
 72    6,    XXII|             después de admitido por señor y rey, porque, en efecto,
 73    6,    XXII|         para poner en libertad a su señor, así por estar muy apoderados
 74    6,    XXII|          pues no podían librar a su señor, él enviase del cielo gente
 75    6,   XXIII|      justicia del que tenían por su señor.~ ~Tras esto sucedieron
 76    6,     XXV|    intitulado Tlillancalquí, que es señor de la casa negra o de negregura,
 77    7,       I|        Trataré, pues, con ayuda del Señor, del origen y sucesiones
 78    7,       I|            hijo Jesucristo, nuestro señor, al cual suplico enderece
 79    7,      II|      nuestra cuenta, fué el año del Señor de ochocientos y veinte,
 80    7,      VI|          enviaron sus mensajeros al señor de Culhuacán, pidiéndole
 81    7,      VI|          ellas.~ ~Visto esto por el señor de Culhuacán, y que habían
 82    7,    VIII|        embajada en esta forma: Gran señor, nosotros, tus vasallos
 83    7,    VIII|           razón, estar sin cabeza y señor que nos mande, corrija,
 84    7,    VIII|         suplicámoste nos lo des por señor, al cual estimaremos como
 85    7,    VIII|            aquel por quien vivimos, señor de la noche y día, y de
 86    7,    VIII|             los vientos. Vaya y sea señor del agua y de la tierra
 87    7,    VIII|           en esta manera: Hijo mío, señor y rey nuestro, seas muy
 88    7,    VIII|         parientes padecen lo que el señor de lo criado se sabe. Mira,
 89    7,    VIII|            lo criado se sabe. Mira, señor, que vienes a ser amparo,
 90    7,      XI|        ánimos, elegid primero rey y señor, que os guíe, esfuerce y
 91    7,     XII|        nuestro verdadero y legítimo señor. Aquí podréis escoger a
 92    7,     XII|     prevalecen contra nosotros. Ea, señor, comienza a descoger y tender
 93    7,     XII|         suyos, y fuesen todos de un señor; y que para recabar esto,
 94    7,     XII|       vuelto al rey le dijo: ¿Cómo, señor, permites tal cosa? Habla
 95    7,      XV|             yendo en su alcance, el señor de Cuytlavaca les salió
 96    7,      XV|           rey de Méjico por supremo señor de Tezcuco, y no quitándoles
 97    7,    XVII|         súbdito, que siendo supremo señor; pues, en efecto, es ello
 98    7,   XVIII|            este recado respondió el señor de Tlatellulco con gran
 99    7,   XVIII|           se le escapó a Ajayaca el señor de Tlatellulco, porque pensando
100    7,      XX|          España, que fué el año del Señor de mil quinientos diez y
101    7,      XX|          Motezuma, que quiere decir señor sañudo. Hiciéronle gran
102    7,      XX|      autoridad, pues te comunicó el Señor de lo criado tanta, que
103    7,      XX| generosísimo mancebo y muy poderoso señor nuestro!, ten confianza
104    7,      XX|             buen ánimo, que pues el Señor de todo lo criado te ha
105    7,      XX|            me hacer, sino acudir al Señor de lo criado, que me favorezca,
106    7,   XXIII|     Cesariense. 241 Porque el mismo Señor de los cielos y de la tierra
107    7,   XXIII|      podrían llevarla, porque ya el señor de lo criado no quería que
108    7,   XXIII|           que no es la voluntad del Señor de lo criado, que se haga
109    7,   XXIII|             el aguila: Poderosísimo señor, ya traje a quien me mandaste.
110    7,   XXIII|             de haberle mirado: Gran Señor, éste parece a nuestro rey
111    7,    XXIV|      llevasen aquellas piedras a su señor y dijesen que de presente
112    7,    XXIV|            venido su antiguo y gran señor Quetzaalcoatl, que él había
113    7,    XXIV|            ellos sabían que su gran señor Quetzaalcoatl venía allí,
114    7,    XXIV|          que allí no venía su rey y señor Topilcin, sino dioses enemigos
115    7,     XXV|              pues no ha regido como señor, sino como tirano traidor.
116    7,    XXVI|           con ellos. En viendo a su señor Motezuma pararon todos y
117    7,    XXVI|            pagó el justo juicio del Señor de los cielos lo que merecía.
118    7,    XXVI|          que aquí les libró nuestro Señor por milagro, defendiéndoles
119    7,    XXVI|          aquellas naciones tenía el Señor predestinadas, requería
120    7,   XXVII|       innumerables, concurriendo el Señor maravillosamente, de suerte
121    7,   XXVII|     entienda, que ha tenido nuestro Señor cuidado de favorecer la
122    7,   XXVII|        castigo. Y lo que es más, el Señor de todos, aunque los fieles
123    7,  XXVIII|            fué suma providencia del Señor. Porque el haber en el orbe
124    7,  XXVIII|            el orbe una cabeza, y un señor temporal (como notan los
125    7,  XXVIII|          indios que no reconocen un señor. Véanlo en la Florida, y
126    7,  XXVIII|      también gran providencia de el Señor, que cuando fueron los primeros
127    7,  XXVIII|             cristianos; sea el sumo Señor bendito por sus grandes
128    7,  XXVIII|         bien trabajosos, no dejó el Señor de enviar luego muy buenos
129    7,  XXVIII|      Agustín, con otros siervos del Señor, que vivieron santamente,
130    7,  XXVIII|             que el Padre de nuestro Señor Jesucristo tuvo por bien
131    7,  XXVIII|      occidentales, pidiendo al sumo Señor de todos, y rogando a sus
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