Libro, Capítulo

  1    1,       X|              y está abrasada como de fuego cercano, y toda quemada
  2    1,     XIX|           abrasados y consumidos con fuego que vino del cielo. También
  3   II,      II|       caliente y más seco. Porque el fuego así como va cociendo o quemando,
  4   II,      VI|               y de ella hacen casa y fuego y barco y cuanto es menester:
  5   II,     VII|             porque la vehemencia del fuego encerrado levanta arriba
  6   II,     VII|              azogue, porque si es el fuego poco y flojo, no se saca
  7   II,     VII|              secar la ropa mojada al fuego, que calienta, y también
  8   II,     VII|          ninguno, quita el sueño. El fuego, si no le echan leña, se
  9   II,     VII|              ternera, si es mucho el fuego y está muy cerca vemos que
 10   II,     VII|         causa que la gran fuerza del fuego atrae y levanta aquel humor
 11   II,     VII|         destila y cae; mas cuando el fuego es moderado y lo que se
 12   II,     VII|              de cocina mandan que el fuego sea moderado y lo que se
 13   II,      IX|         había de arder todo y ser un fuego, yo y todos mis compañeros
 14   II,       X|            el agua por la fuerza del fuego se calienta, pero no deja
 15   II,       X|           razón, que caliente más un fuego, aunque sea algo menor,
 16   II,     XII|             porque, si hay esfera de fuego, como Aristóteles y los
 17   II,     XII|          aire? Pues de la esfera del fuego no puede proceder, y si
 18   II,     XII|              alguno, sino de sólo el fuego, el cual está esparcido
 19   II,    XIII|            se pasea siempre y con su fuego parece lo había de asolar
 20   II,    XIII|           bravo encendida,~ ~sin que fuego jamás de ella se aparte.~ ~
 21   II,    XIII|            antiguos más que horno de fuego, sea para los que ahora
 22  III,      II|       plantas y animales. Porque del fuego no veo cosa especial en
 23  III,      II|          alguno que el modo de sacar fuego que algunos indios usan,
 24  III,      VI| circularmente. Esotros dos elementos fuego, y aire son más sutiles,
 25  III,      VI|         mismos cuerpos celestes. Del fuego no hay duda, si hay esfera
 26  III,    XVII|         entran en él le apagan aquel fuego, y humo que saca de su principio.
 27  III,    XXIV|              los volcanes o bocas de fuego Aunque en otras partes se
 28  III,    XXIV|            partes se hallan bocas de fuego, como el monte Etna y el
 29  III,    XXIV|          hechan humo y algunas veces fuego. Algunos hay que es muy
 30  III,    XXIV|              hallado cosa notable de fuego, sino rastros de los sacrificios
 31  III,    XXIV|           humo también mucha ceniza: fuego no se ha visto salir hasta
 32  III,    XXIV|               como por la braveza de fuego que echan de sí. En veinte
 33  III,    XXIV|             y como vomitar un río de fuego, cuya materia, cayendo por
 34  III,    XXIV|             había cesado el echar el fuego que se ha dicho de aquel
 35  III,    XXIV|      profundo están ardiendo en vivo fuego sin parar. De éstos era
 36  III,    XXIV|              más hizo burla de él el fuego, porque no había bien llegado
 37  III,     XXV|             de durar tanto tiempo el fuego y humo de estos volcanes
 38  III,     XXV|             sea la causa de durar el fuego y humo de estos volcanes,
 39  III,     XXV|             aquellos cerros tuvieron fuego natural un tiempo, y que
 40  III,     XXV|          aquellas piedras pasadas de fuego. Yo no contradigo a esto,
 41  III,     XXV|          pensar que haya habido allí fuego, y en su modo sido volcanes
 42  III,     XXV|        continente lanzan de sí humo, fuego y ceniza.~ ~Plinio, el historiador
 43  III,     XXV|              a la conversación de el fuego de un volcán de estos, murió,
 44  III,     XXV|        cálidas, y esas convierten en fuego y en humo, y con la fuerza
 45  III,     XXV|              no siempre, y a tiempos fuego, y no siempre. Porque es,
 46  III,     XXV|              en el echar más o menos fuego a diversos tiempos.~ ~Lo
 47  III,     XXV|            que otros platican que es fuego del infierno, y que sale
 48  III,     XXV|             salga de el centro aquel fuego. Cuanto más que el fuego
 49  III,     XXV|             fuego. Cuanto más que el fuego del infierno, según San
 50  III,    XXVI|             la principal materia del fuego de los volcanes, con las
 51  III,    XXVI|              la pólvora tocándola el fuego rompe peñas y muros en las
 52  III,    XXVI|            como la castaña puesta al fuego salta, y se rompe, y da
 53  III,    XXVI|             su cáscara, el vigor del fuego.~ ~Lo más ordinario de estos
 54   IV,      IV|             o incorruptible, pues el fuego que consume, o disminuye
 55   IV,      IV|              que ha pasado por mucho fuego, queda de su color y es
 56   IV,      IV|        fundirse, ni beneficiarse por fuego; llámanlos pepitas, porque
 57   IV,      IV|        tienen escoria y han menester fuego para apurarse. Aunque también
 58   IV,      IV|          resplandecer a la lumbre de fuego mucho más que la plata fina,
 59   IV,       V|          durable y padecer menos del fuego y dejarse más tratar y labrar,
 60   IV,       V|             aquella masa de metal al fuego, el cual echa la escoria
 61   IV,       V|          beneficia, ni aprovecha con fuego, sino con azogue, y éste
 62   IV,       V|            diferencia de sacarse por fuego un metal de plata y otro
 63   IV,       V|         metal de plata y otro no por fuego, sino por azogue; sino que
 64   IV,       V|            los mismos metales que el fuego saca por fundición hay algunos
 65   IV,       V|     fundición hay algunos que, si el fuego se enciende con aire artificial,
 66   IV,      VI|          esto es probar el metal por fuego), y como viese su extremada
 67   IV,      IX|            metal muy plomizo. Con el fuego la escoria corre abajo,
 68   IV,      IX|              si no lo testificara el fuego con manifiesta experiencia,
 69   IV,      IX|        plomizo, sino seco; y así por fuego no se puede beneficiar.
 70   IV,      IX|              hechos un ascua roja de fuego, era espectáculo agradable.
 71   IV,       X|              oro, que derretidos del fuego, son líquidos y corren,
 72   IV,       X|        mezclas, también le aparta el fuego a él de su amigo el oro,
 73   IV,       X|            le deja del todo puro sin fuego. Dice Plinio, 164 que con
 74   IV,       X|           cría, sin ser necesario el fuego, que por fundición refina
 75   IV,       X|          plata también interviene el fuego, como adelante se dirá.
 76   IV,       X|          caer hecho azogue, y si dan fuego otra vez al azogue, se hace
 77   IV,      XI|              no hace la fundición de fuego.~ ~Tiene el Rey Católico,
 78   IV,     XII|              y pone en unas ollas al fuego tapadas, y allí fundiéndose
 79   IV,     XII|             azogue con la fuerza del fuego, y sale en exhalación a
 80   IV,     XII|           vueltas del humo del dicho fuego, y suele ir siempre arriba,
 81   IV,     XII|             los dientes. ~ ~Para dar fuego a los metales, porque se
 82   IV,     XII|              esparto, y con ella dan fuego. Es cosa maravillosa la
 83   IV,     XII|          inventarse los buitrones de fuego se amasaba muchas y diversas
 84   IV,     XII|          para abreviar el tiempo, el fuego ayudaba mucho a que el azogue
 85   IV,     XII|             azogue, y por debajo dan fuego manso en ciertas bóvedas
 86   IV,     XII|              del azogue, pónenlas en fuego fuerte, donde las cubren
 87   IV,     XII|         cúbrenlas de carbón y danles fuego, con el cual el azogue se
 88   IV,     XII|               finalmente, por agua y fuego.~ ~Digo esto porque, viendo
 89   IV,    XIII|            el horno u hornaza, dales fuego fortísimo, derrítese el
 90   IV,    XIII|          finísima, hecha de color de fuego. Es cosa maravillosa que,
 91   IV,     XVI|            tortillas que se ponen al fuego, y así calientes se ponen
 92   IV,      XX|          experiencia tan notoria del fuego que tiene en sí, y que al
 93   IV,     XXI|            fuera de provecho para el fuego, fuera la planta más útil
 94   IV,   XXIII|               y apurándolo el más al fuego es como miel; y a medio
 95   IV,   XXIII|              sirve para conservar el fuego, porque como mecha de arcabuz
 96   IV,   XXIII|            mecha de arcabuz tiene el fuego, y le guarda mucho tiempo,
 97   IV,  XXVIII|              exprimidas y cocidas al fuego, que llaman jilobálsamo,
 98   IV,     XXX|         edificios, madera, y para el fuego, leña, no falta. Contar
 99   IV,     XLI|             arman sus toldos y hacen fuego y comida, y no lo pasan
100    V,      II|             general, como sol, luna, fuego, tierra, elementos; o es
101    V,      IV|              y artífice, sino que el fuego, o el viento, o el aire
102    V,    VIII|             queda dicho, y pegábanle fuego, aumentándolo siempre con
103    V,      IX|           pegándole por todas partes fuego, salían muchos y muy diversos
104    V,      IX|          hacia la cumbre huyendo del fuego; y yendo los cazadores tras
105    V,    XVII|         hijas; 228 y los pasaban por fuego, según dan testimonio las
106    V,   XVIII|              cestillos de coca en el fuego (que llamaban villcaronca);
107    V,   XVIII|           quizo, y los echaban en el fuego, alrededor de el cual andaban
108    V,  XXVIII|          grandes voces con hachos de fuego en las manos, diciendo:
109    6,       V|            de cosas, como de sol, de fuego, de hombre, de mar, y así
110    6,    XXIV|          divino, donde siempre había fuego ante el altar de su ídolo,
111    7,      XV|             el templo, y de allí con fuego les hicieron huir a los
112    7,     XVI|         divino, en que siempre había fuego de día y de noche, le pusieron
113    7,   XVIII|         abajo, y después mandó poner fuego al templo y a la ciudad.~ ~
114    7,   XXIII|             en el cielo una llama de fuego grandísima, y muy resplandeciente,
115    7,   XXIII|             que parecía que salía el fuego de los mismos maderos, y
116    7,   XXVII|               que echando los indios fuego arrojadizo sobre el techo
117    7,   XXVII|        estaba en lo alto, apagaba el fuego luego, y esto visiblemente
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