Libro, Capítulo

 1    1,       I|     Aristóteles cerca de la figura y movimiento circular del cielo, es contraria
 2    1,       I|             tiene por cosa dudosa el movimiento circular de los cielos.~ ~
 3    1,       I|          estas criaturas, el curso y movimiento de los cielos, no llegaron
 4    1,      II|             es la redonda: de que el movimiento circular no puede ser igual
 5    1,      II|        proceder de la diversidad del movimiento que el que las mueve voluntariamente
 6    1,      IV|             que no sea redondo, y su movimiento circular. Porque llamar
 7    1,     VII|           hubo tiempo antes de haber movimiento, cuya medida es el tiempo,
 8    1,    XVII|          hierro, queda con la mira y movimiento al Norte, sin desfallecer
 9   II,      II|           cuanto se apartare más del movimiento del sol. Así experimentamos,
10   II,      II|         razón para lo mismo, y es el movimiento del cielo, que dentro de
11   II,      II|            la tercera, participar el movimiento más apresurado del cielo.~ ~
12   II,       V|         nuestro hemisferio, según el movimiento del primer móvil, y esa
13   II,       V|            su apartamiento, según el movimiento propio del mismo sol, y
14  III,      II|              que ha de ser el sol, y movimiento e influencia de los cielos
15  III,      VI|        verdaderos: el uno es, que el movimiento del primer móvil, que llaman
16  III,      VI|           elementos participan aquel movimiento, en cuanto no son impedidos.~ ~
17  III,      VI|              agua tampoco tiene este movimiento diurno, porque con la tierra
18  III,      VI|        celestes, y así participan su movimiento, siendo llevados circularmente
19  III,      VI|             que éste se mueva con el movimiento diurno de oriente a poniente,
20  III,      VI| circularmente, como se mueven, si el movimiento del aire donde están, no
21  III,      VI|            se moviese con ese propio movimiento. Porque siendo, como es,
22  III,      VI|             se movía cada día con el movimiento universal de oriente a poniente,
23  III,      VI|           también, que además de ese movimiento universal tenía otro particular,
24  III,      VI|         otrosí, que con otro tercero movimiento particularísimo se movía
25  III,      VI|               Y después, como con el movimiento tercero, que he dicho, se
26  III,      VI|            el moverse el aire con el movimiento circular del cielo, de oriente
27  III,      VI|        notorio, es a saber, que este movimiento del aire, por las partes
28  III,      VI|             mas remiso y tardío este movimiento, cuanto más se aleja de
29  III,      VI|              causa eficiente de este movimiento el movimiento del cuerpo
30  III,      VI|      eficiente de este movimiento el movimiento del cuerpo celeste, forzoso
31  III,      VI|              tórrida tenga más veloz movimiento, y en ella la línea más
32  III,      VI|               y contrario. Porque el movimiento velocísimo de la equinoccial
33  III,      VI|             el aire sigue siempre el movimiento del día yendo de oriente
34  III,      VI|               sin jamas variar, y el movimiento del aire veloz y eficaz
35  III,     VII|           vendavales. Porque como el movimiento de la equinoccial tan veloz
36  III,     VII|          aire se mueva, siguiendo su movimiento, que es de oriente a poniente,
37  III,     VII|           vendavales no se causan de movimiento propio y uniforme del cielo,
38  III,    VIII|         diversos vientos, sin que el movimiento del aire causado del cielo
39  III,    VIII|            causa del aire movido del movimiento celeste, que basta a llevar
40  III,      IX|          porque aunque es así que el movimiento del navío, y sus vaivenes
41  III,      IX|            aunque no se niega que el movimiento y agitación también causa
42  III,     XIV|            día del otro, conforme al movimiento de la luna, y así nunca
43  III,     XIV|        querido algunos sentir que es movimiento local del agua del mar,
44  III,     XIV|        reflujo del océano no es puro movimiento local, sino alteración y
45  III,    XXVI|            debajo de la tierra, y el movimiento de la misma tierra agitada
46  III,    XXVI|   trescientas leguas por la costa el movimiento que hizo aquel terremoto.~ ~
47  III,    XXVI|             entonces la mar el mismo movimiento que había hecho en Chile,
48   IV,       I|      buscalle, les dió la naturaleza movimiento; y para conocelle y descubrille,
49   IV,   XXVII|        figura del sol y se vuelve al movimiento del sol. Hay otras que llaman
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License