Libro, Capítulo

 1   IV,     XLI|      muy tímidas; al huir echan delante de sí sus hijuelos. No se
 2    V,    VIII|       ser enterrado, o quemado, delante del cuerpo, acompañándole
 3    V,      IX|       podían tenelle, y siempre delante de él una cortina para mayor
 4    V,      IX|        llevaban hasta la cumbre delante del ídolo, donde venía a
 5    V,      IX|   animales grandes sacrificaban delante del ídolo, sacándoles los
 6    V,      IX|        representaciones y baile delante del ídolo. Otros muchos
 7    V,    XIII|        veinte gradas de piedra. Delante de sus aposentos había un
 8    V,      XV| guisados, y poníanselo al ídolo delante cada día, y comíanlo sus
 9    V,     XVI|        su silla, con dos chinos delante de ella arrodillados a manera
10    V,     XVI|          la cual ardía continuo delante altar del ídolo. Sin estos
11    V,     XVI|    apagase la lumbre que estaba delante del altar; administraban
12    V,     XXI|         brazos, y se los ponían delante, saludándole como a Dios;
13    V,    XXVI|   brasero del templo que estaba delante del altar, hasta que quedaban
14    V,    XXVI|       en unas ollitas, poníanlo delante de sus dioses, diciendo
15    V,   XXVII|        cuatro días, y todo esto delante de algún ídolo.~ ~En los
16    V,   XXVII|         novio y la novia juntos delante del sacerdote, el cual tomaba
17    V,    XXIX|    circuito del patio, llevando delante de sí dos sacerdotes con
18    V,    XXIX|       aquellos guisados: traían delante de sí un viejo, que servía
19    V,    XXIX|        este viejo así ataviado, delante de todo el aparato, muy
20    V,    XXIX|      allí, yendo su maestresala delante, se bajaban por el mismo
21    6,    XXIV|         era a modo de mitra por delante, y por detrás derribada,
22    7,     XVI|     acompañamiento al templo, y delante del brasero, que llamaban
23    7,     XVI|       diversas provincias; iban delante los mayordomos y cobradores
24    7,   XVIII|        consolar al viejo, allí, delante de él, le dió el cargo e
25    7,   XVIII|    Méjico. El primero que salió delante de su campo fué el mismo
26    7,   XXIII|        cabezas, que llevándolos delante de el rey desaparecían.~ ~
27    7,   XXIII|       de medio día y pusiéronle delante aquella ave, la cual tenía
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