Libro, Capítulo

 1    1,       V|         cual estrella dista del verdadero y fijo polo treinta grados,
 2    1,     XII|  frontero de ellas, cercada del verdadero mar. Esto cuenta Cricias
 3    1,     XII|     este Perú y América. El mar verdadero que dice estar junto aquella
 4    1,     XII|          y que por eso se llama verdadero mar, porque en comparación
 5   II,     III|         se ha dicho y propuesto verdadero, y cierto y claro, con todo
 6  III,       V|  vientos laterales del propio y verdadero oriente, esos soplan comúnmente
 7  III,      XI|    entendió de él, sino que era verdadero estrecho, y tierra firme
 8  III,     XIV|         Este segundo parecer es verdadero, y se puede tener, a mi
 9   IV,      II|         su religión y culto del verdadero Dios a los que no le conocían,
10   IV,       X| propiedades. Lo primero, siendo verdadero metal, no es duro, informado
11   IV,  XXVIII|         la misma especie que el verdadero bálsamo que traen de Alejandría
12    V,       I|       mismo Hijo de Dios y Dios verdadero acometió la misma espada
13    V,     III|     Dios de los cristianos y el verdadero Dios. Aunque es cosa que
14    V,     III|    pueden nada más de lo que el verdadero Dios, señor y hacedor suyo
15    V,       V|        sujetarse a la ley de su verdadero Dios y Criador, como San
16    V,      XI|       que en el tabernáculo del verdadero Dios se usaban, aquel efod
17    V,     XIV|      diputados al culto de Dios verdadero o falso, los cuales sirven
18    V,    XXII|   también un caso extraño, pero verdadero, pues lo refieren personas
19    V,   XXIII|        supersticiones, dando el verdadero manjar de vida, y que confedera
20    6,      VI|     mismo escribir y leer no es verdadero escribir y leer, pues no
21    7,      IV|    remedar lo que el altísimo y verdadero Dios obró con su pueblo,
22    7,     XII|       rey Acamapichtli, nuestro verdadero y legítimo señor. Aquí podréis
23    7,      XV|     reinar lo da no él, sino el verdadero Dios, a quien le parece.
24    7,   XXIII|          que Paulo predicaba el verdadero Dios. Así apareciéndose,