José de Acosta
Historia natural y moral de las Indias

Libro segundo

Capítulo XII

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Capítulo XII

Que las tierras más altas son más frías, y qué sea la razón de esto

Pero discurriendo más, hallaremos que en la tierra, aunque esté en igual distancia de la mar y en unos mismos grados, con todo eso no es igual el calor, sino en una mucho, y en otra poco. Qué sea la causa de esto, no hay duda sino que el estar más honda o estar más levantada hace que sea la una caliente y la otra fría. Cosa clara es que las cumbres de los montes son más frías que las honduras de los valles, y esto no es sólo por haber mayor repercusión de los rayos del sol en los lugares bajos y cóncavos, aunque esto es mucha causa, sino que hay otra también, y es que la región del aire que dista más de la tierra y está más alta, de cierto es más fría.

Hacen prueba suficiente de esto las llanadas del Collao, en el Perú, y las de Popayán y las de Nueva España, que, sin duda, toda aquella es tierra alta, y por eso fría, aunque está cercada de cerros y muy expuesta a los rayos del sol. Pues si preguntamos ahora por qué los llanos de la costa en el Perú y en Nueva España es tierra caliente, y los llanos de las sierras del mismo Perú y Nueva España es tierra fría, por cierto que no veo que otra razón pueda darse, sino porque los unos llanos son de tierra baja y otros de tierra alta. El ser la región media del aire más fría que la inferior persuádelo la experiencia, porque cuanto los montes se acercan más a ella, tanto más participan de nieve y hielo y frío perpetuo. Persuádelo también la razón porque, si hay esfera de fuego, como Aristóteles y los más filósofos ponen por antiperístasis, ha de ser más fría la región media del aire, huyendo a ella el frío, como en los pozos hondos vemos en tiempo de verano. Por eso los filósofos afirman que las dos regiones extremas del aire, suprema e ínfima, son más cálidas, y la media más fría.

Y si esto es así verdad, como realmente lo muestra la experiencia, otra ayuda muy principal para hacer templada la tórrida, y es ser por la mayor parte tierra muy alta la de las Indias y llena de muchas cumbres de montes, que con su vecindad refrescan las comarcas do caen. Vense en las cumbres que digo perpetua nieve y escarcha, y las aguas hechas un hielo y aun heladas a veces del todo; y es de suerte el frío que allí hace, que quema la hierba. Y los hombres y caballos, cuando caminan por allí, se entorpecen de puro frío. Esto, como ya he dicho, acaece en medio de la tórrida, y acaece más ordinariamente cuando el sol anda por su zenit. Así que, ser los lugares de sierra más fríos que los de los valles y llanos, es cosa muy notoria, y la causa también lo es harto, que es participar los montes y lugares altos más de la región media del aire, que es frígidísima. Y la causa de ser más fría la región media del aire también está dicha, que es lanzar y echar de sí todo el frío la región del aire, que está vecina a la ígnea exhalación, que, según Aristóteles, está sobre la esfera del aire. Y así, todo el frío se recoge a la región media del aire por la fuerza del antiperístasis, que llaman los filósofos.

Tras esto, si me preguntare alguno si el aire es cálido y húmedo, como siente Aristóteles, 116 y comúnmente dicen, ¿de dónde procede aquel frío que se recoge a la media región del aire? Pues de la esfera del fuego no puede proceder, y si procede del agua y tierra, conforme a razón, más fría había de ser la región ínfima, que no la de en medio. Cierto que si he de responder verdad, confesaré que esta objeción y argumento me hace tanta dificultad, que cuasi estoy por seguir la opinión de los que reprueban las cualidades sémolas y disímbolas que pone Aristóteles en los elementos y dicen que son imaginación. Y así, afirman que el aire es de su naturaleza frío, y para esto, cierto, traen muchas y grandes pruebas. Y dejando otras partes, una es muy notoria, que en medio de caniculares solemos con un ventalle hacernos aire, y hallamos que nos refresca; de suerte, que afirman estos autores que el calor no es propiedad de elemento alguno, sino de sólo el fuego, el cual está esparcido y metido en todas las cosas, según que el magno Dionisio enseña. 117

Pero ahora sea así, ahora de otra manera (porque no me determino a contradecir a Aristóteles, si no es en cosa muy cierta), al fin todos convienen en que la región media del aire es mucho más fría que la inferior, cercana a la tierra, como también la experiencia lo muestra; pues allí se hacen las nieves y el granizo y la escarcha y los demás indicios de extremo frío. Pues, habiendo de una parte mar, de otra sierras altísimas, por bastantes causas se deben éstas tener para refrescar y templar el calor de la media región que llaman tórrida.

 





116

Aristones. Medeo.



117

Diotis., cap. 15, de caer. Hiera.



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