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Que la principal causa de ser la tórrida templada son los vientos frescos
Mas la templanza de esta región, principalmente y sobre todo, se debe a la propiedad del viento que en ella corre, que es muy fresco y apacible. Fué providencia del gran Dios, criador de todo, que en la región donde el sol se pasea siempre y con su fuego parece lo había de asolar todo, allí los vientos más ciertos y ordinarios fuesen a maravillar frescos, para que con su frescor se templase el ardor del sol. No parece que iban muy fuera de camino los que dijeron que el paraíso terrestre estaba debajo de la equinoccial, si no les engañara su razón, que para ser aquella región muy templada, les parecía bastar el ser allí los días y las noches iguales, a cuya opinión otros contradijeron, y el famoso poeta118 entre ellos, diciendo:
Y aquella parte
está siempre de un sol bravo encendida,
sin que fuego jamás de ella se aparte.
Y no es la frialdad de la noche tanta, que baste por sí sola a moderar y corregir tan bravos ardores del sol. Así que por beneficio del aire fresco y apacible recibe la tórrida tal templanza, que, siendo para los antiguos más que horno de fuego, sea para los que ahora la habitan más que primavera deleitosa. Y que este negocio consista principalmente en la cualidad del viento pruébase con indicios y razones claras. Vemos en un mismo clima unas tierras y pueblos más calientes que otros solo por participar menos del viento que refresca. Y así otras tierras donde no corre viento, o es muy terrestre, y abrasado como un bochorno, son tanto fatigadas del calor, que estar en ellas estar en horno encendido.
Tales pueblos y tierras hay no pocas en el Brasil, en Etiopía, en el Paraguay, como todos saben, y, lo que es más de advertir, no sólo en las tierras, sino en los mismos mares, se ven estas diferencias clarísimamente. Hay mares que sienten mucho calor, como cuentan del de Mozambique y del de Ormuz, allá en lo oriental; y en lo occidental el mar de Panamá, que por eso cría caimanes, y el mar del Brasil. Hay otros mares, y aun en los mismos grados de altura, muy frescos, como es el del Perú, en el cual tuvimos frío, como arriba conté, cuando le navegamos la vez primera, y esto siendo en marzo, cuando el sol anda por cima. Aquí cierto donde el cielo y el agua son de una misma suerte, no se puede pensar otra cosa de tan gran diferencia, sino la propiedad del viento, que o refresca o enciende.
Y si se advierte bien, en esta consideración del viento que se ha tocado podrás satisfacer por ella muchas dudas, que con razón ponen muchos, que parecen cosas extrañas y maravillosas. Es, a saber, ¿por qué hiriendo el sol en la tórrida, y particularmente en el Perú, muy más recio que por caniculares en España; con todo eso, se defienden de él con mucho menor reparo, tanto, que con la cubierta de una estera, o de un techo de paja, se hallan más reparados del calor, que en España con techo de madera, y aun de bóveda? Ítem, ¿por qué en el Perú las noches de verano no son calientes ni congojosas, como en España? Ítem, ¿por qué en las más altas cumbres de la sierra, aun entre montones de nieve, acaece muchas veces hacer calores insolubles? ¿Por qué en toda la provincia del Collar, estando a la sombra, por flaca que sea, hace frío, y en saliendo de ella al sol, luego se siente excesivo calor? Ítem, ¿por qué siendo toda la costa del Perú llena de arenales muertos, con todo eso es tan templada? Ítem, ¿por qué distando Potosí de la ciudad de la Plata sólo dieciocho leguas, y teniendo los mismos grados, hay tan notable diferencia, que Potosí es frigidísima, estéril y seca; la Plata, al contrario, es templada y declina a caliente y es muy apacible y muy fértil tierra?
En efecto, todas estas diferencias y extrañezas el viento es el que principalmente las causa, porque, en cesando el beneficio del viento fresco, es tan grande el ardor del sol, que, aunque sea en medio de nieves, abrasa; en volviendo el frescor del aire, luego se aplaca todo el calor, por grande que sea. Y donde es ordinario y como morador este viento fresco, no consiente que los humos terrenos y gruesos, que exhala la tierra, se junten y causen calor y congoja, lo cual en Europa es al revés, que por estos humos de la tierra, que queda como quemada del sol del día, son las noches tan calientes, pesadas o congojosas, y así parece que sale el aire muchas veces como de una boca de un horno.
Por la misma razón, en el Perú el frescor del viento hace que, en faltando de los rayos del sol, con cualquier sombra se sienta fresco. Otrosí, en Europa el tiempo más apacible y suave en el estío es por la mañanica. Por la tarde es el más recio y pesado. Mas en el Perú y en toda la equinoccial es al contrario, que, por cesar el viento de la mar por las mañanas y levantarse ya que el sol comienza a encumbrar, por eso el mayor calor se siente por las mañanas, hasta que viene la virazón, que llaman, o marea o viento de mar, que todo es uno, que comienza a sentirse fresco. De esto tuvimos experiencia larga el tiempo que estuvimos en las islas, que dicen de Barlovento, donde nos acaecía sudar muy bien por las mañanas y al tiempo de mediodía sentir buen fresco, por soplar entonces la brisa de ordinario, que es viento apacible y fresco.