José de Acosta
Historia natural y moral de las Indias

Libro cuarto

Capítulo XXIX

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Capítulo XXIX

 

Del liquidámbar y otros aceites y gomas y drogas, que se traen de Indias Después del bálsamo tiene estima el liquidámbar; es otro licor, también oloroso y medicinal, más espeso en sí y que se viene a cuajar y hacer pasta; de complexión cálida, de buen perfume y que le aplican a heridas y otras necesidades, en que me remito a los médicos, especialmente al doctor Monardes, que en la primera parte escribió de este licor y de otros muchos medicinales que vienen de Indias.

Viene también el liquidámbar de la Nueva España, y es, sin duda, aventajada aquella provincia en estas gomas, o licores, o jugos de árboles, y así tienen copia de diversas materias para perfumes y para medicinas, como es el ánime, que viene en grande cantidad; el copal y el suchicopal, que es otro género, como de estoraque y encienso, que también tiene excelentes operaciones y muy lindo olor para sahumerios. También la tacamahaca y la caraña, que son muy medicinales. El aceite que llaman de abeto, también de allá lo traen, y médicos y pintores se aprovechan asaz de él; los unos para sus emplastos y los otros para barniz de sus imágenes. Para medicina también se trae la cañafístola, la cual se da copiosamente en la Española, y es un árbol grande y echa por fruta aquellas cañas con su pulpa. Trajéronse en la flota en que yo vine, de Santo Domingo, cuarenta y ocho quintales de cañafístola.

La zarzaparrilla no es menos conocida para mil achaques; vinieron cincuenta quintales en la dicha flota de la misma isla. En el Perú hay de esta zarzaparrilla mucha; y muy excelente en tierra de Guayaquil, que está debajo de la línea. Allí se van muchos a curar, y es opinión que las mismas aguas simples que beben les causan salud, por pasar por copia de estas raíces, como está arriba dicho; con lo cual se junta, que para sudar en aquella tierra no son menester muchas frazadas y ropa.

El palo de guayacán, que por otro nombre dicen el palo santo o palo de las Indias, se da en abundancia en las mismas islas, y es tan pesado como hierro, y luego se hunde en el ; de éste trajo la flota dicha trescientos y cincuenta quintales, y pudiera traer veinte y cien mil, si hubiera salida de tanto palo. Del palo del Brasil, que es tan colorado y encendido, y tan conocido y usado para tintes y para otros provechos, vinieron ciento treinta y cuatro quintales de la misma isla en la misma flota. Otros innumerables palos aromáticos y gomas y aceites y drogas hay en Indias que ni es posible referillas todas, ni importa al presente; sólo diré que, en tiempos de los reyes Ingas del Cuzco y de los reyes mejicanos, hubo muchos grandes hombres de curar con simples, y hacían curas aventajadas, por tener conocimiento de diversas virtudes y propiedades de hierbas y raíces y palos y plantas, que allá se dan, de que ninguna noticia tuvieron los antiguos de Europa.

Y para purgar hay mil cosas de estas simples, como raíz de Mechoacán, piñones de la Puna y conserva de Guánuco y aceite de Higuerilla y otras cien cosas que, bien aplicadas y a tiempo, no las tienen por de menor eficacia, que las drogas que vienen de Oriente; como podrá entender el que leyere lo que Monardes ha escrito en la primera y segunda parte, el cual también trata largamente del tabaco, del cual ha hecho notables experiencias contra veneno. Es el tabaco un arbolillo o planta asaz común, pero de raras virtudes; también en la que llaman contrayerba, y en otras diversas plantas, porque el Autor de todo repartió sus virtudes como él fué servido y no quiso que naciese cosa ociosa en el mundo; mas el conocello el hombre y sabor usar de ello como conviene, este es otro don soberano que concede el Criador a quien él es servido.

De esta materia de plantas de Indias, y de licores y otras cosas medicinales, hizo una insigne obra el doctor Francisco Hernández, por especial comisión de su majestad, haciendo pintar al natural todas las plantas de Indias, que, según dicen, pasan de mil y doscientas, y afirman haber costado esta obra más de sesenta mil ducados. De la cual hizo uno como extracto el doctor Nardo Antonio, médico italiano, con gran curiosidad. A los dichos libros y obras remito al que más por menudo y con perfición quisiere saber de plantas de Indias, mayormente para efectos de medicina.


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