José de Acosta
Historia natural y moral de las Indias

Libro cuarto

CapítuloXXXIII

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CapítuloXXXIII

 

De los ganados ovejuno y vacuno De tres maneras hallo animales en Indias uno, que han sido llevados de españoles; otros, que aunque no han sido llevados por españoles, los hay en Indias de la misma especie que en Europa; otros, que son animales propios de Indias y no se hallan en España. En el primero modo son ovejas, vacas, cabras, puercos, caballos, asnos, perros, gatos y otros tales, pues estos géneros los hay en Indias.

El ganado menor ha multiplicado mucho; y si se pudieran aprovechar las lanas enviándose a Europa, fuera de las mayores riquezas que tuvieran las Indias. Porque el ganado ovejuno allá tiene grande abundancia de pastos, sin que se agote la yerba en muchas partes; y es de suerte la franqueza de pastos y dehesas, que en el Perú no hay pastos propios: cada uno apacienta do quiere. Por lo cual la carne es comúnmente abundante y barata por allá; y los demás provechos que de la oveja proceden, de quesos, leche, etc. Las lanas dejaron un tiempo perder del todo, hasta que se pusieron obrajes, en los cuales se hacen paños y frazadas, que ha sido gran socorro en aquella tierra para la gente pobre, porque la ropa de Castilla es muy costosa. Hay diversos obrajes en el Perú; mucho mas copia de ellos en Nueva España, aunque agora sea la lana no ser tan fina, agora los obrajes no labralla tan bien, es mucha la ventaja de la ropa que va de España, a la que en Indias se hace. Había hombres de setenta y de cien mil cabezas de ganado menor; y hoy día los hay poco menos, que a ser en Europa, fuera riqueza, grande y allá lo es moderada.

En muchas partes de Indias, y creo son las más, no se cría bien ganado menor, a causa de ser la yerba alta y la tierra tan viciosa, que no pueden apacentarse sino ganados mayores; y así de vacuno hay innumerable multitud. Y de esto en dos maneras: uno ganado manso, y que anda en sus hatos, como en tierra de los en otras provincias del Perú y en toda la Nueva España. De este ganado se aprovechan, como en España, para y manteca y terneras, y para bueyes de arado, etc. En otra forma hay de este ganado alzado al monte; y así por la espereza y espesura de los montes, como por su multitud, no se hierra, ni tiene dueño propio, sino como caza de monte, el primero que la montea y mata es el dueño. De este modo han multiplicado las vacas en la isla Española, y en otras de aquel contorno que andan a millares sin dueño por los montes y campos.

Aprovéchanse de este ganado para cueros: salen negros o blancos en sus caballos con desjarretaderas al campo, y corren los toros o vacas, y la res que hieren y cae es suya. Desuéllanla, y llevando el cuero a su casa dejan la carne perdida por ahí, sin haber quien la gaste ni quiera por la sobra que hay de ella. Tanto, que en aquella isla me afirmaron que en algunas partes había infección de la mucha carne que se corrompía. Este corambre que viene a España es una de las mejores granjerías de las islas y de Nueva España. Vinieron de Santo Domingo en la flota de ochenta y siete, treinta y cinco mil cuatrocientos cuarenta y cuatro cueros vacunos. De la Nueva España vinieron sesenta y cuatro mil y trescientos y cincuenta cueros, que los valuaron en noventa y seis mil y quinientos y treinta y dos pesos. Cuando descarga una flota de éstas, ver el río de Sevilla y aquel arenal donde se pone tanto cuero y tanta mercadería es cosa para admirar.

El ganado cabrío también se da; y ultra de los otros provechos de cabritos, de lecho, etc., es uno muy principal el sebo, con el cual comúnmente se alumbran ricos y pobres, porque como hay abundancia, les es más barato que aceite, aunque no es todo el sebo que en esto se gasta de macho. También para el calzado aderezan los cordovanes; mas no pienso que son tan buenos como los que llevan de Castilla.

Caballos se han dado, y se dan escogidamente en muchas partes o las más de Indias, y algunas razas hay de ellos tan buenos como los mejores de Castilla, así para carrera y gala como para camino y trabajo. Por lo cual allá el usar caballos para camino es lo más ordinario, aunque no faltan mulas y muchas, especialmente donde las recuas son de ellas, como en Tierra Firme. De asnos no hay tanta copia, ni tanto uso; y para trabajo es muy poco lo que se sirven de ellos. Camellos algunos, aunque pocos, vi en el Perú llevados de las Canarias, y multiplicados allá, pero cortamente.

Perros en la Española han crecido en número y en grandeza, de suerte que es plaga de aquella isla, porque se comen los ganados y andan a manadas por los campos. Los que los matan tienen premio por ello, como hacen con los lobos en España. Verdaderos perros no los había en Indias, sino unos semejantes a perrillos, que los indios llamaban alco; y por su semejanza a los que han sido llevados de España, también los llaman alco; y son tan amigos de estos perrillos, que se quitarán el comer por dárselo; y cuando van camino los llevan consigo a cuestas o en el seno. Y si están malos, el perrito ha de estar allí con ellos, sin servirse de ellos para cosa, sino sólo para buena amistad y compañía.


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