Capítulo

1       I|       hora de comer.~ ~ ~ ~¡Oh, dulce soledad! He conocido las
2      VI|    dichosa pueda ser siempre el dulce asilo de la verdadera filosofía,
3     XII|    sobre mis mejillas. Sentí la dulce frescura de la noche, y
4    XVII|        trance. Inspirado por la dulce influencia de los astros
5   XXIII| preferir a la vida.~ ~ ~ ~¡Cuán dulce y melancólico goce no habría
6   XXXIV|  ilusiones de la juventud y era dulce como los ensueños del porvenir;
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