Francisco Martínez de la Rosa
Amor de padre

Acto quinto

Escena III

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Escena III

 

Dichos. PRESOS que vienen por ambas galerías, entre ellos de todas condiciones, y algunas MUJERES

PRESO - Aquí es mejor, donde todos oigan...

VOCES.- ¡Todos!... ¡Todos!...

PRESO - No hay que agolparse así... Un poco de silencio.

PRESO - ¡Silencio!

PRESO - Sobre una mesa, y hazte cuenta que estás en la tribuna.

PRESO - (Se sube sobre una mesa y lee un impreso.) «¡La patria se ha salvado!... Y hoy acabó la tiranía...»

TODOS.- ¡Viva!...

PRESO - «La Convención Nacional se ha cubierto de gloria; y pocos instantes han bastado para echar por tierra la obra de la iniquidad y sus autores...»

TODOS.- ¡Mueran!...

PRESO - (Leyendo.) Apenas se reunió la Asamblea, Tallien se abalanza a la tribuna, más terrible y amenazador que una nube tempestuosa...

»Llegó el día de desgarrar el velo... «Sí... sí...» (Gritan de todas partes.) Pues bien, oídme: si no tenéis valor para descargar el hacha de la ley la cabeza del nuevo Cromwell, yo lo tengo para atravesarle el corazón... Diciendo esto mostró en su diestra un puñal que brilló en los aires como el puñal de Bruto...»

TODOS.- ¡Viva!...

PRESO - (Leyendo.) «A su vista Robespierre se queda pálido, desconcertado, como quien ve en los ciclos su sentencia de muerte... Hace el último esfuerzo y corre desatentado a la tribuna..., se vuelve a la montaña, y un grito de indignación confunde sus acentos...»

TODOS - ¡Viva!...

PRESO - (Leyendo.) «Se vuelve la llanura que sus verdugos han dejado casi desierta; y todos apartan el rostro con espanto...»

TODOS.- ¡Viva!...

PRESO - (Leyendo.) «Invoca la autoridad del presidente y cien veces invoca en vano... ¡Presidente de asesinos (clama en su frenesí), dejame siquiera que hable!... Ni aun acabó de pronunciar estas palabras que se pegaron a sus fauces..., y una voz le gritó desde lejos: «La sangre de Danton te ahoga!...» Al oír aquel nombre cayó en su asiento como herido de un rayo: Saint-Just, a su lado, impasible; el deforme Couthon, revolcándose por el suelo, cual un reptil inmundo...»

TODOS.- ¡Mueran!...

PRESO - (Leyendo.) «Agólpase cien oradores a la tribuna; los decretos se votan por aclamación, en medio de un ruido espantoso; todos acusan; nadie defiende a aquellos monstruos; y los que hoy al el sol aterraban con nombre a la Francia, se ven a la hora esta encarcelados, proscritos, próximos a satisfacer en el cadalso la justa venganza del pueblo... ¡Viva la libertad!...¡Mueran los tiranos!...»

TODOS.- ¡Mueran!...

PRESA - Con cien vidas no pagan...

PRESA - Yo no qué daría por expirar a esos infames... ¡Toda mi familia la han sacrificado!...

PRESA - ¡Hipócrita!... ¿Si creerían engañar a Dios con la fiesta del Ser Supremo?... ¡Aquel mismo día pudo ya leer en los rostros su próxima caída!...

PRESA - Dicen que quería hacerse pontífice, dictador, ¡qué yo cuántas cosas!...

PRESA - Pues ya llegó su hora, como les llega a todos los malvados. (Cierto número de presos se aparta y se agrupa a un lado, a la izquierda de los actores.)

PRESO - No perdamos el tiempo, que es precioso... ¡y tal vez lo lloraríamos luego!...

PRESO - ¿Pues dudas acaso?...

PRESO - No, pero temo la debilidad de la Convención y que ese impulso no haya sido sino un arrebato pasajero... Los jacobinos, tan dispuestos al combate..., cuentan con el comandante general Henriot y con la fuerza armada de las secciones... Cuentan con la Municipalidad..., pronta a dar la señal de la insurrección...

PRESO - Siempre te pones en lo peor...

PRESO - Porque no me alimento con ilusiones... No debemos perder un momento; nuestros amigos están prevenidos... y la ocasión no puede ser más favorable; tal vez habrán puesto la señal desde la casa de enfrente...

PRESO - Voy a verlo. (Va, y los demás se quedan hablando en secreto.)

MUJER 1ª- Cuando estamos todos tan alegres, me da lástima ver a aquel buen señor y a su hija, que parece un ángel...

MUJER 2ª- No es extraño... ¡Han recibido un golpe tan terrible!...

MUJER 3ª- Vamos a acercarnos y les servirá de consuelo...

MUJER 2ª- Hoy es día de abrazarnos todos como hermanos... (Van hacia ellos.)

PRESO - En la ventana más allá hay una cinta tricolor...

PRESO - Pues no hay duda; ya está todo dispuesto... Sólo es menester que demos nosotros el golpe... A la primera señal...

PRESOS y - Basta. (Se oye ruido de gente por la calle y se distinguen las voces «¡Mueran los tiranos!...» Los presos se asoman a las ventanas y responden: «¡Mueran!...»)

PRESO - Van hacia la Convención, que tal vez se hallará amenazada...

PRESO - ¿No, os lo he dicho?... Este día puede ser terrible... Van a correr arroyos de sangre...

PRESO - Hoy se decide la suerte de la patria...

PRESO - ¡Hoy se salva!...

PRESO - Mirad si alguien nos observa...

PRESO - Nadie... (Preso saca un pañuelo blanco por entre las rejas.) Ya han sacado otro lienzo blanco y están haciendo señas...

PRESO - (Como contestando a las señas de enfrente.) Sí... A la puerta todos... Bien está...




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