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Los trabajadores
EL JEFE DE LOS TRABAJADORES. - ¡Vamos! Terminemos pronto. El dosel es demasiado ancho. (A un trabajador que está de pie y con una Biblia en la mano.) Hermano, leed y edificadnos.
EL TRABAJADOR.- (Leyendo.) «El santo templo tenía el artesón de cedro y el techo de abeto. Salomón lo construyó de espacio en espacio, en terrenos de cinco palmos, con estacas de madera de cuatro caras, cubriendo con láminas de oro su obra inmortal y colocando en el oráculo, al lado del altar, dos querubines de pie y con las alas abiertas.»
TRABAJADOR 1º-Pues nosotros hemos hecho más que Salomón; dicho rey, para dejar terminados sus trabajos, empleó mil siete años en edificar el templo y quince en edificar el palacio: a nosotros no nos han dado más que una hora para arreglar con suntuosidad esta gran sala.
EL JEFE.-Bien dicho, Enoch. (A otro trabajador.) Tomad; esta escalera es mejor. Bien... Hay que cuidarse mucho para colocar bien el trono donde se ha de sentar el Protector.
TRABAJADOR 2º - ¿Es hoy la ceremonia?
EL JEFE.-Sí. No os apresuréis demasiado, no nos suceda lo que aquella noche...
EL JEFE. - ¿No os acordáis? Hace ya ocho años. Era una noche fría y oscura, la del 29 al 30 de enero, en la que también trabajábamos para milord Oliverio.
TRABAJADOR 2º - ¿No fue la noche en que levantamos el cadalso para el rey Carlos I?
ENOCH. - ¡Ah! Ya recuerdo. Apoyamos el cadalso en el palacio; no hicimos una construcción grosera como las que se destinan para colgar rabinos o para quemar brujos, sino un cadalso negro, bien edificado, como correspondía en aquella ocasión.
EL JEFE.-Y sólido, capaz de sostener a todos los hijos de Herodes; en él podía morir cualquiera sin temor de que se viniera abajo.
THOM.- (Qué está en el estrado.) Menos sólido es este trono; el que sube en él tiembla.
ENOCH.-El cadalso costó más de construir.
EL TRABAJADOR.- (Que tiene la Biblia en la mano.) No se acabó de construir aquella noche; y a aquel cadalso hay que unir este teatro. (Señalando al trono.) Aquí nos domina Cromwell desde más altura, y concluye la obra empezada hace ocho años; este trono completa aquel cadalso.
THOM.-Nahum, el Inspirado, lo ve todo con profundidad.
NAHUM.-Catafalco por catafalco, prefiero el otro: ayer le tocó el turno a Carlos, hoy nos toca a nosotros; en el catafalco negro Cromwell inmoló al rey y en el catafalco de púrpura va a matar al pueblo.
EL JEFE. - ¡Silencio! No habléis de ese modo, que pueden oíros.
NAHUM. - ¡Qué me importa! Quisiera que me oyera Cromwell, y que si trata de proclamarse rey caiga, y que caiga maldito; y yo, que soy pobre y miserable, le predigo la muerte.
EL JEFE.- (¡Imprudente!) (A Enoch.) Sólo nos falta colocar en el estrado el gran sillón real. Ayúdame, compañero.
(Los dos suben los escalones cargados con el gran sillón, lleno de dorados y revestido de terciopelo de color de escarlata, y le colocan en medio del estrado.)
THOM. - ¡Hermoso sillón! Sentado en él estará Cromwell como un rey.
ENOCH.-La noche que me estabais recordando, yo mismo preparé para Carlos un hermoso tajo de encina provisto de grapones y de doble cadena, casi nuevo; sólo había servido para lord Strafford.
TRABAJADOR 3º-Recuerdo que vinieron a rogarnos que no diésemos tan fuertes martillazos.
EL JEFE.-Fue el coronel de servicio, que nos dijo que tanto ruido no dejaba dormir al reo.
NAHUM. - ¡Lo extraño es que durmiese!
ENOCH.-Me pagaron muy bien los trabajos de aquellas noches; con el dinero que me dieron tuvimos para vivir dos semanas mis diez hijos y yo.
TRABAJADOR 4º-Ahora veremos si Cromwell se porta con nobleza y paga el trono tanto como pagó el cadalso.
THOM.-Este trabajo sólo es bueno para el tapicero Barebone, que es el encargado de poner los cortinajes, los sillones y los brocados, y que nos escamoteará las tres cuartas partes del salario.
NAHUM.-Es un vendedor del templo, que pone un pie en el infierno y el otro en el cielo.
THOM. - ¡Silencio! Nos arrojaría de aquí si supiera que le tratamos como él trata a su señor. Aquí está. Punto en boca.