IntraText Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText | Búsqueda |
Link to concordances are always highlighted on mouse hover
D. CARLOS. (Inclinándose ante el sepulcro.)- ¿Estás satisfecho de mí, Carlomagno? Ya has visto que supe despojarme de las miserias de rey, y que al ser emperador me convertí en otro hombre; ¿puedo emparejar mi yelmo de batalla con tu tiara papal? ¿Puedo gobernar el mundo? ¿Tengo el pie bastante firme para marchar por el sendero sembrado de vandálicas ruinas, que tú hollaste con tus anchas sandalias? ¿Encendí mi antorcha en tu llama inextinguible? ¿He comprendido la voz que me hablaba desde tu sepulcro? Me encontraba solo, perdido, solo ante un imperio: todo un mundo me amenazaba y conspiraba contra mí; tenía que castigar a Dinamarca, tenía que pagar al Santo Padre; eran mis contrarios Venecia, Solimán, Lutero y Francisco I. Puñales enemigos centelleaban contra mí en la oscuridad; me rodeaban asechanzas y escollos, y veinte pueblos que harían temblar a cien reyes; todo esto era premioso y requería rápida y simultánea solución: te llamé para preguntarte: Carlomagno, ¿cómo inauguraré mi imperio? Y tú me respondiste: Siendo clemente.
FIN DEL ACTO CUARTO