Victor Hugo
El Rey se divierte

Acto primero

Escena III

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Escena III

GORDES, PARDAILLAU, PAJE, VIC, CLEMENTE MAROT, AYUDA DE CÁMARA DEL REY. Después PIEUNE. De vez en cuando COSSÉ se pasea serio y pensativo.

MAROT. -¿Qué se dice por ahí?

GORDES. -Nada... que la fiesta es magnífica y que el rey se divierte.

MAROT. -Pues que el rey se divierte es una gran noticia.

COSSÉ. -Gran desgracia, digo yo, porque es peligroso que el rey se divierta. (Pasa adelante.)

GORDES. -Ese pobre gordinflón lleva la muerte en el alma.

MAROT. -Parece que el rey acosa mucho a su mujer.

Entra M. DE PIEUNE.

GORDES. -Aquí está nuestro duque.

PIEUNE. (Con misterio.) -Noticia, amigos míos. Oíd una cosa capaz de marear a cualquiera; oíd una noticia risible, admirable, inverosímil...

GORDES. -¿Qué noticia?

PIEUNE. -¡Silencio! ¡Venid aquí, Marot!

MAROT. -¿Qué hay, señor?

PIEUNE. -¡Que no creía que erais necio!

MAROT. -¿Por qué lo decís?

PIEUNE. -He leído en vuestra composición sobre el sitio de Pesquiere que decís a Triboulet: «Loco de cabeza desmochada, tan necio a los treinta años como el día en que nacióRepito que sois un necio.

MAROT. -Que me maldiga Cupido si os comprendo.

PIEUNE. -Pues que os maldiga. Amigos míos, adivinad si podéis el caso extraordinario que le ocurre a Triboulet.

PARDAILLAU. -¿Se le ha caído la joroba?

COSSÉ. -¿Le han nombrado condestable?

MAROT. -¿Le han servido asado en la mesa?

PIEUNE. -Algo más gracioso que todo eso. ¡Si es increíble! Tiene...

GORDES. -¿Un desafío con Gargantúa?

PIEUNE. -No.

PARDAILLAU. -¿Un mono más feo que él?

PIEUNE. -No.

MAROT. -¿El bolsillo lleno de escudos?

PIEUNE. -Apuesto ciento contra diez a que no lo adivináis. Triboulet el bufón tiene algo exorbitante, que es...

MAROT. -Una joroba.

PIEUNE. -No, una querida.

Todos se echan a reír.

MAROT. -¡Qué chistoso está el duque!

PARDAILLAU. -¡Es una noticia muy graciosa!

PIEUNE. -Señores, os juro que os he de enseñar la casa de la dama. Todas las noches va allí, embozado en la capa, con aspecto sombrío y altivo, como un poeta en ayunas. Al rondar yo cerca del palacio de Cossé he descubierto ese secreto y os suplico que lo guardéis.

MAROT. -¡Triboulet transformado por la noche en Cupido!

PARDAILLAU. -¡Triboulet tiene una mujer! (Riendo.)

Todos se ríen.

¿Sabéis decirme por qué el rey sale todos los días al oscurecer y sólo en busca de aventuras?

PIEUNE. -Vic nos dirá eso.

VIC. -Lo único que puedo afirmar es que el rey se divierte.

COSSÉ. -¡No habléis de eso!

VIC. -Pero no a qué parte el viento empuja sus caprichos, ni si sale de noche disfrazado, ni si entra o no por alguna ventana; no estando casado, amigos míos, eso no me importa.

COSSÉ. (Moviendo la cabeza.) -Los veteranos en la corte, señores, saben que el rey torna en casa ajena cuanto le place. Debe guardarse de él el que tenga hermana, esposa o hija. El poderoso que está de buen humor no piensa más que en perjudicar, y hay motivos para temerle; la boca que ríe enseña los dientes.

VIC. (Bajo a los otros.) -¡Qué miedo tiene al rey!

PARDAILLAU. -No le tiene tanto su mujer.

MAROT. -Por eso se espanta el marido.

GORDES. -No tenéis razón, Cossé. Es conveniente que el rey se mantenga alegre, contento, y que sea pródigo.

PIEUNE. -Soy de tu opinión, conde. El rey que se fastidia es como una doncella vestida de negro o como un verano lluvioso.

PARDAILLAU. -O como un amor sin querellas.

MAROT. -El rey viene hacia aquí con Cupido Triboulet.

Entra el REY y TRIBOULET. Los cortesanos se apartan respetuosamente.




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