Párrafo

   1    8|           el recuerdo de sus padres abandonados en el pueblo, sin recursos
   2   92|         casita, cuya ventana estaba abierta, percibió un olor de comida
   3  117|           Todas las puertas estaban abiertas, pues ya se sabía lo sucedido.
   4   24|            especie de burgués, bien abrigado, con un largo gabán desabrochado
   5   16|        llanura desierta no había un abrigo donde refugiarse. Tenía
   6  113|         gran golpe le despertó y al abrir los ojos vio dos tricornios
   7   51|            del hombre a quien se le acaba de jugar una mala partida.~
   8   88|       Llévenselo en seguida, porque acabaré por incomodarme! - dijo
   9   17|          como dos chorros de vapor, acariciaba la cara del trabajador,
  10   17|    pesadamente. Se sentó a su lado, acariciándole la cabeza, agradecido del
  11   96|    exquisita y de coles hervidas le acarició el estómago hambriento,
  12    3|    encontrarse falto de recursos, a aceptar la primera colocación que
  13    8|             las repulsas, las malas acogidas, las noches pasadas sobre
  14    8|        notaba por parte de los bien acomodados que le tomaban por vagabundo;
  15   17|       vientre; buscó un sitio donde acomodarse, y por fin recostó su cabeza
  16   17|           La vaca se había vuelto a acostar pesadamente. Se sentó a
  17   17|             Entonces tuvo una idea; acostarse y pasar la noche arrimado
  18    8|             sin recursos casi, iban acumulándola poco a poco en su corazón
  19   32|           pasar a su lado, hicieron ademán de haberlo descubierto,
  20   64|                                     Adonde quiera -contestó el carpintero,
  21   70|       dinero encima, según é1 mismo afirma, arrestado en pleno ejercicio
  22   67|        carnicero, antiguo sargento, afirmaba que era un desertor; el
  23   89|           dejó llevar así hasta las afueras del pueblo, donde siguiendo
  24  101|          que acababa de hacer y tan ágil que saltaba a pies juntos
  25   92|      percibió un olor de comida tan agradable, que le hizo detenerse junto
  26   17|            acariciándole la cabeza, agradecido del alimento que le había
  27   21|          que un perro hacía marchar agrupados, corriendo tras los revoltosos
  28   14|             a fin de impedir que el agua fría se escurriese por el
  29  122|                                     Ah, miserable, granuja, pillo,
  30     | ahí
  31    4|         sobre el hombre. Extenuado, alargaba el paso para llegar antes;
  32    7|             voz alta consigo mismo, alargando el paso. por la obsesión
  33   50|       estaban hechos pedazos, y los alargó al gendarme.~
  34  111|            algunas de las cuales le alcanzaron en la espalda.~
  35   99|           alegre, resucitado por el alcohol, contento y decidor como
  36  109|        hambre; poseído de la fiebre alcohólica y de la furia de un hombre
  37   10|         salía de los tejados de una aldea cercana a aquella hora,
  38   67|           de chiquillos. Aldeanos y aldeanas le contemplaban al verle
  39   21|                              Vio un aldeano, ya de edad, que conducía
  40  103|           entonces sobre una espesa alfombra de húmeda y fresca hierba.
  41     | alguno
  42   17|             había proporcionado. El aliento tibio y fuerte del animal
  43   11|           del pan que necesito para alimentarme!"~
  44   86|              No tengo obligación de alimentarte. ¡Estaría bueno!~
  45    3|            piernas destrozadas y el alma angustiada, marchaba descalzo
  46   14|          instintivamente lanzó a su alrededor una angustiosa mirada, en
  47  107|            al camino, a pesar de la altura del talud, que no bajaba
  48  105|               Al llegar junto a él, alzó la vista la mujer y se echó
  49   18|             le hizo ponerse en pie. Amanecía; no llovía ya y el cielo
  50    8|           corazón una sorda cólera, amasada cada día, cada hora, cada
  51   15|        largo tiempo, estrujando con ambas manos el tibio pezón que
  52   96|          encerrado en la cocina, un ambiente tibio y lleno de olores
  53   89|     gendarmes cogieron entonces por ambos brazos al carpintero y lo
  54    4|        entre los árboles. El tiempo amenazaba lluvia; el campo estaba
  55   32|             pies a cabeza con gesto amenazador y furioso.~
  56  110|            quitándose un zapato, le amenazó con romperle la cabeza si
  57   20|         festejar el domingo con sus amigos o parientes.~
  58   65|          antes de recibir la orden, añadió:~
  59   90|                            Aquí es; andando y de prisa; que no lo vuelva
  60    3|       piernas destrozadas y el alma angustiada, marchaba descalzo sobre
  61   14|            lanzó a su alrededor una angustiosa mirada, en la que se retrataba
  62   79| contemplaron los dos con un odio de animales pertenecientes a dos especies
  63  102|             Luego lanzó al aire una antigua canción popular.~
  64   67|           un asesino. El carnicero, antiguo sargento, afirmaba que era
  65    4|          sintiendo el vago deseo de apalear al primer transeúnte que
  66   18|             no llovía ya y el cielo aparecía puro y despejado. 'La vaca
  67   30|          hora, cuando dos gendarmes aparecieron en el camino. Marchaban
  68    5|             bordes del sendero, sin apartar de su memoria la imagen
  69   67|         notaba el ardiente deseo de apedrearlo, de arañarlo, de magullarlo
  70   98|            había sobre la chimenea. Apenas vertió el líquido en su
  71  109|         joven; poseído de todos los apetitos del macho, de todas las
  72   10|         entrar en una de sus casas, aplastar a los habitantes y sentarse
  73   17|       helados, según el costado que aplicaba al vientre del animal; entonces
  74   94|           su palo; nadie respondió; aporreó con más fuerza, gritando:~
  75   67|             falsa, y el quincallero apostaba a que aquél era el misterioso
  76   18|        pegado al suelo; se inclinó, apoyándose sobre las palmas de las
  77   14|         resguardar su cuerpo, donde apoyar su cabeza.~
  78    4|           inyectados, la boca seca, apretaba su palo convulsivamente,
  79  117|                         La noche se aproximaba, extendiendo sobre la tierra
  80   96|            se movía en el interior; aproximándose a la ventana la empujó y
  81   32|                    Los gendarmes se aproximaron sin parecer percatarse de
  82   67|          quincallero apostaba a que aquél era el misterioso asesino
  83     | aquello
  84   67|             deseo de apedrearlo, de arañarlo, de magullarlo a patadas.
  85  112|              se acostó al pie de un árbol; sus ideas eran confusas,
  86   10|            violencia y robo, sentía ardientes deseos de correr hacia el
  87  104|         separados del cuerpo por un aro de cuba. Randel la esperó,
  88    6|        víspera, una remolacha cruda arrancada de uno de aquellos surcos.~
  89    4|      cruzaban el cielo rápidamente, arrastradas por el viento que gemía
  90   96|       hambriento, escapándose luego arrastrado por el viento frío del exterior.~
  91   89|           brazos al carpintero y lo arrastraron. Se dejó llevar así hasta
  92   70|              según é1 mismo afirma, arrestado en pleno ejercicio de mendicidad
  93   15|            animal, tendiéndose boca arriba, y bebió con avidez largo
  94   17|          acostarse y pasar la noche arrimado a aquel tibio y grueso vientre;
  95    4|             una de esas hambres que arroja al lobo sobre el hombre.
  96  111|         hacer, mientras que ella le arrojaba piedras, algunas de las
  97  110|       vacíos, sintió tal furor, que arrojándose a su vez sobre el hombre
  98   98|        llenas al parecer. Randel se arrojó violentamente sobre el pan
  99   14|                                  Se arrolló al cuello lo que restaba
 100    5|           redondos tubérculos, bien asados, que con seguridad hubieran
 101   67|            que era un ladrón; otros aseguraban que un asesino. El carnicero,
 102  110|             que no se trataba de un asesinato, cedió sin gran pena, sin
 103     | así
 104  110|           mujer retrocedía ante él, asustada de su semblante, de su mirada,
 105  111|            ligereza de sus piernas, asustado, espantado de lo que acababa
 106   98|           un gran pedazo de ternera atada con un bramante. Después
 107  113|      aquella mañana, que le estaban atando los brazos.~
 108  111|           Randel, despreciando este ataque violento y sintiéndose un
 109   92|   devoradora, enloquecedora, que le atraía como a una bestia inconsciente
 110   98|             la carne cerca de él le atrajo hacia la chimenea, y después
 111   14|              pero pronto sintió que atravesaba la delgada tela de sus ropas
 112   67|             de la misa mayor cuando atravesaron el pueblo. La plaza estaba
 113   15|            la hierba; era una vaca. Atravesó el barranco y se dirigió
 114   33|         aquí? -le preguntó el cabo, avanzando hacia él.~
 115   20|           marcha. Durante dos horas avanzó por el mismo camino de siempre,
 116    8|         pasadas sobre la hierba, el ayuno y el desprecio. que notaba
 117    1|            al hombro, en un pañuelo azul sujeto al extremo de un
 118  107|            altura del talud, que no bajaba de seis pies.~
 119   21|           un rebaño de corderos que balaban inquietos, y que un perro
 120   26|            contestó el burgués - el bando fijado a la entrada del
 121   87|            obligarán a que haga una barbaridad. Tanto peor para ustedes,
 122   99|        costumbre, encontró buena la bebida y se sirvió un vaso lleno,
 123   98|         Después de esto, cogió unas berzas, unas zanahorias, algunas
 124   18|          las palmas de las manos, y besando el húmedo y caliente hocico,
 125   92|            que le atraía como a una bestia inconsciente hacia aquella
 126   20|     iglesias repicaban; mujeres con blanca cofia, unas a pie y otras
 127   99|        después de introducir en sus bolsillos el resto del pan y una de
 128    5|                          Miraba los bordes del sendero, sin apartar
 129   11|           una especie de formidable borrachera, haciendo nacer en su cerebro
 130  109|       desgraciado no la oía; estaba borracho, loco, poseído de otra rabia
 131  102|              sacó de su bolsillo la botella y se puso a beber a grandes
 132   30|       amarillos de sus trajes y los botones de metal como si desde lejos
 133   98|             de ternera atada con un bramante. Después de esto, cogió
 134   30|            de hule relucían al sol; brillaban los ribetes amarillos de
 135   16|            de cuando en cuando veía brillar entre los árboles la luz
 136   97|             el fuego, la comida, el buen guisado del domingo, con
 137   86|            de alimentarte. ¡Estaría bueno!~
 138  114|          volveríamos a ver -le dijo burlonamente el cabo.~
 139    1|          más de un mes caminando en busca de trabajo por todas partes.
 140   24|            de él a los campesinos y buscando una buena cara, un rostro
 141   25|                                     Busco trabajo hace dos meses -
 142   17|             tibio y grueso vientre; buscó un sitio donde acomodarse,
 143  103|             deseo infantil de hacer cabriolas. Tomó carrera y después
 144   15|              Si siquiera tuviera un cacharro - pensó - , podría beber
 145   24|     desabrochado que dejaba ver una cadena de oro cruzando su pecho.~
 146   99|        mojando pedazos de pan en el caldo. Las sienes le latían con
 147   17|       entonces daba una vuelta para calentarse y secar la parte del cuerpo
 148   82|                                     Cállate -ordenó el alcalde con severidad.~
 149   67|             llena de gente formando calle para ver pasar al malhechor,
 150    3|           puertas a su paso por las calles. Llegaba la noche, y Santiago
 151   17|          bajo las patas para buscar calor. Entonces tuvo una idea;
 152   20|               Y después que se hubo calzado, emprendió su marcha. Durante
 153    2|                               Había caminado sin descansar, ni de día
 154    1|               Llevaba más de un mes caminando en busca de trabajo por
 155   91|             quince o veinte minutos caminó, embrutecido de tal modo,
 156    1|         repuesto, un pantalón y una camisa.~
 157   99|            lejos el tintineo de una campana; era que la misa había concluido.
 158   20|            había salido el sol; las campanas de las iglesias repicaban;
 159   24|        desfilar delante de él a los campesinos y buscando una buena cara,
 160   15|             cubriendo de sombra los campos; Allá lejos, en un prado,
 161   20|            de siempre, hasta que el cansancio le produjo una lasitud tan
 162  106|                    Era usted el que cantaba?~
 163  103|             cada voltereta volvía a cantar la misma canción.~
 164   98|         pedazo de carne y una buena cantidad de aquellas legumbres, notó
 165   18|                                  El canto de un gallo le hizo ponerse
 166  109|           furia de un hombre que ha carecido de todo durante dos meses
 167    3|         pedazo de pan, gracias a la caridad de algunas mujeres, a quienes
 168   19|            otra vez; eres un animal caritativo ... Adiós.~
 169   67|       aseguraban que un asesino. El carnicero, antiguo sargento, afirmaba
 170   13|                       Puesto que la carpintería no prosperaba, seria peón
 171  103|            de hacer cabriolas. Tomó carrera y después de cada voltereta
 172   12|           conocido, que en aquellas carreteras en las que a todos se hacía
 173   20|        cofia, unas a pie y otras en carritos, comenzaban a pasar por
 174   10|        pueblo, entrar en una de sus casas, aplastar a los habitantes
 175   92|           al pasar por frente a una casita, cuya ventana estaba abierta,
 176  110|           el camino. Los garrafones cayeron, rodando con estrépito y
 177  115|             pieza cobrada por estos cazadores de criminales que no soltarían
 178   98|            unas zanahorias, algunas cebollas, y cuando llenó una silla
 179  110|            trataba de un asesinato, cedió sin gran pena, sin incomodarse,
 180    5|             proporcionado una buena cena con aquellos redondos tubérculos,
 181    1|          trabajo en el Departamento Central. Partió, pues, provisto
 182   10|            los tejados de una aldea cercana a aquella hora, que era
 183   11|    borrachera, haciendo nacer en su cerebro esta idea sencilla: "¡Tengo
 184    3|           leñador, pocero, albañil, cestero y hasta pastor, todo mediante
 185   67|       seguían corriendo una nube de chiquillos. Aldeanos y aldeanas le
 186   17|      saliendo de su hocico como dos chorros de vapor, acariciaba la
 187   10|            nuestra madre común, era ciega, injusta, pérfida y feroz.
 188  113|                               A los cinco minutos dormía profundamente.
 189  115|    prisionero; una especie de pieza cobrada por estos cazadores de criminales
 190   96|            lleno de olores de carne cocida, de sopa exquisita y de
 191   96|             el aire encerrado en la cocina, un ambiente tibio y lleno
 192    3|             proponía para tentar la codicia de aldeanos y patrones,
 193  104|             perro a la vista de una codorniz.~
 194   20|       repicaban; mujeres con blanca cofia, unas a pie y otras en carritos,
 195   31|        deseo de desafiarlos, de ser cogido y de vengarse mas tarde
 196   89|                       Los gendarmes cogieron entonces por ambos brazos
 197   45|             compañero y con el tono colérico del que está cansado de
 198   96|              de sopa exquisita y de coles hervidas le acarició el
 199   15|          dejando al descubierto las colgantes y pesadas ubres; se acostó
 200    3|      recursos, a aceptar la primera colocación que le saliera al encuentro.
 201   97|          casa; sobre una mesa había colocados un par de cubiertos; sin
 202   65|                                   Y colocándose entre los gendarmes, antes
 203   20|            pie y otras en carritos, comenzaban a pasar por el camino en
 204    1|            qué emplearse y había de comerse la ración de los otros.
 205    3|           tenía y muchas veces sólo comía un pedazo de pan, gracias
 206   99|           gran consuelo. Y continuó comiendo con más tranquilidad, mojando
 207     | Cómo
 208   45|             cabo se volvió hacia su compañero y con el tono colérico del
 209   21|         pretendían separarse de sus compañeros.~
 210   24|           una buena cara, un rostro compasivo, para volver a formular
 211  110|          estrépito y vaciándose por completo, y la mujer empezó a gritar
 212  110|         llamar en aquel desierto, y comprendiendo que no se trataba de un
 213   10|           naturaleza, nuestra madre común, era ciega, injusta, pérfida
 214   26|   mendicidad en el territorio de la comuna. Soy el alcalde, y si no
 215   68|                      En la sala del Concejo Municipal, donde le hicieron
 216   99|      campana; era que la misa había concluido. Y obedeciendo al instinto
 217    7|      pensado hasta entonces nada en concreto; todas sus facultades, su
 218   21|            aldeano, ya de edad, que conducía delante de é1 un rebaño
 219   70|            de certificados de buena conducta y de documentos en regla.~
 220  112|            un árbol; sus ideas eran confusas, había perdido el recuerdo
 221   12|             pueblo natal, donde era conocido, que en aquellas carreteras
 222   46|            granujas dicen lo mismo. Conozco el sistema.~
 223    8|           tomaban por vagabundo; el consejo diariamente recibido: "¿
 224   99|           miedo, a ese instinto de. conservación que guía y hace perspicaces
 225    3|           el borde del camino, para conservar el último par de zapatos,
 226     | consigo
 227   99|           estómago sintiese un gran consuelo. Y continuó comiendo con
 228    3|         encontraba nueva ocupación, consumía lo que tenía y muchas veces
 229   67|              Aldeanos y aldeanas le contemplaban al verle pasar, y en sus
 230   10|               Montón de marranos!", contemplando al mismo tiempo la pequeña
 231   79|                                Y se contemplaron los dos con un odio de animales
 232    6|            había pasado y habría de contentarse con roer, como había hecho
 233    9|                         Al tropezar continuamente en los guijarros que rodaban
 234   99|        sintiese un gran consuelo. Y continuó comiendo con más tranquilidad,
 235  110|          empezó a gritar hasta que, convencida de que no había de servirle
 236   51|       deletreó mascullando. Después convencido de que estaban al corriente,
 237   89|      señalaba los doscientos metros convenidos, dijo el cabo:~
 238    4|         boca seca, apretaba su palo convulsivamente, sintiendo el vago deseo
 239   21|          delante de é1 un rebaño de corderos que balaban inquietos, y
 240   51|        convencido de que estaban al corriente, se los devolvió, con el
 241  112|                                     Corrió largo tiempo, hasta que
 242    8|             traduciéndose en frases cortas e irritadas.~
 243   98|          mesa y sentándose enfrente cortó la ternera en cuatro partes
 244    4|           la simiente de la próxima cosecha. Randel sintió hambre, un
 245   17|           espalda helados, según el costado que aplicaba al vientre
 246   99|           pesar de haber perdido la costumbre, encontró buena la bebida
 247   67|             desertor; el estanquero creía reconocer en él a un pordiosero
 248  117|           pesado y siniestro de una crepúsculo de otoño. Al cabo dé una
 249  104|            una mujer ya madura, una criada que volvía al pueblo, llevando
 250  115|      cobrada por estos cazadores de criminales que no soltarían ya.~
 251    5|          desaparecer el frío que le crispaba las manos.~
 252   93|                                 Por Cristo vivo! - exclamó en voz alta
 253    6|           la víspera, una remolacha cruda arrancada de uno de aquellos
 254    4|        otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el cielo rápidamente, arrastradas
 255   24|        dejaba ver una cadena de oro cruzando su pecho.~
 256    1|             los hijos, teniendo que cruzarse de brazos ante la escasez
 257    3|            fue picapedrero, mozo de cuadra, empedrador, leñador, pocero,
 258  111|             piedras, algunas de las cuales le alcanzaron en la espalda.~
 259     | cualquier
 260     | cualquiera
 261     | cuántas
 262    9|           de cochinos..., ni cuatro cuartos ... ni un céntimo... y ahora
 263  104|            del cuerpo por un aro de cuba. Randel la esperó, inclinado,
 264   97|           había colocados un par de cubiertos; sin duda los propietarios
 265   15|                     Llegó la noche, cubriendo de sombra los campos; Allá
 266   14|                       Se arrolló al cuello lo que restaba de su último
 267   15|        dirigió hacia allí sin darse cuenta de lo que hacía. Cuando
 268   80|            dijo el alcalde -; ¡pero cuidado con que te vuelva a encontrar!~
 269   92|            por frente a una casita, cuya ventana estaba abierta,
 270  108|                     Que susto me ha dado usted! -dijo ella al verle
 271   59|                        De lo que me dan.~
 272  102|      piernas entorpecidas le hacían dar frecuentes traspiés. Luego
 273   15|           se dirigió hacia allí sin darse cuenta de lo que hacía.
 274  117|        crepúsculo de otoño. Al cabo  una media hora llegaron
 275   17|      trabajador, que le decía: "¡No debes tener frío ahí dentro, como
 276    3|             un principio, en que no debía trabajar más que de carpintero,
 277   26|                                     Debías haber leído -le contestó
 278   67|          magullarlo a patadas. Unos decían que era un ladrón; otros
 279   24|             su petición. Al fin, se decidió a dirigirse a una especie
 280    3|             demandas, y terminó por decidirse, al encontrarse falto de
 281   99|          por el alcohol, contento y decidor como si dentro de su estómago
 282  110|         cogió por los hombros y sin decirle una palabra la tumbó sobre
 283   62|           gendarme con tono solemne declaró:~
 284   24|        largo gabán desabrochado que dejaba ver una cadena de oro cruzando
 285   15|       animal se levantó lentamente, dejando al descubierto las colgantes
 286     | dejar
 287   84|      doscientos metros del pueblo y déjenlo continuar su camino.~
 288   89|     carpintero y lo arrastraron. Se dejó llevar así hasta las afueras
 289   51|                            Este los deletreó mascullando. Después convencido
 290   14|            sintió que atravesaba la delgada tela de sus ropas e instintivamente
 291   63|      sorprendido usted en flagrante delito de vagancia y de mendicidad
 292    3|       despedir obreros por falta de demandas, y terminó por decidirse,
 293   93|       irritada -, es preciso que me den de comer cualquiera cosa
 294   85|                                     Denme de comer siquiera - murmuró
 295    1|             encontrar trabajo en el Departamento Central. Partió, pues, provisto
 296   24|        abrigado, con un largo gabán desabrochado que dejaba ver una cadena
 297   31|         rabia y de un gran deseo de desafiarlos, de ser cogido y de vengarse
 298    5|            seguridad hubieran hecho desaparecer el frío que le crispaba
 299  121|                             Y en un desbordamiento de alegría, exclamó:~
 300    3|           alma angustiada, marchaba descalzo sobre la hierba por el borde
 301    9|           que rodaban bajo sus pies descalzos, refunfuñaba: "¡ Desgracia...
 302   18|          puro y despejado. 'La vaca descansaba aún con el hocico pegado
 303   51|           los devolvió, con el aire descontento del hombre a quien se le
 304  117|         Alcaldía, donde el alcalde, deseando vengarse también del vagabundo,
 305    5|             de un montón de patatas desenterradas y esparcidas por el suelo.
 306   10|            y robo, sentía ardientes deseos de correr hacia el pueblo,
 307   67|       sargento, afirmaba que era un desertor; el estanquero creía reconocer
 308   24|         esperó largo tiempo, viendo desfilar delante de él a los campesinos
 309  109|                                  El desgraciado no la oía; estaba borracho,
 310    3|            terminado su trabajo, se deshacían de él. Luego, durante una
 311   16|        glacial y en toda la llanura desierta no había un abrigo donde
 312  104|            al borde de un camino en desmonte, y vio venir hacia él una
 313    4|         paja trillada; las tierras, desnudas de toda vegetación, ocultaban
 314   30|             en el camino. Marchaban despacio, juntos, bien vestidos;
 315    3|          respondían que acababan de despedir obreros por falta de demandas,
 316  111|                        Pero Randel, despreciando este ataque violento y sintiéndose
 317    8|            la hierba, el ayuno y el desprecio. que notaba por parte de
 318   66|             a través de los árboles desprovistos de hojas, desde un cuarto
 319    3|         estómago vacío, las piernas destrozadas y el alma angustiada, marchaba
 320   92|          tan agradable, que le hizo detenerse junto a la puerta. Sintió
 321   12|           fría, espesa y helada. Se detuvo, murmurando: "¡ Miseria...,
 322   72|         leyó y releyó, y después de devolvérselos, ordenó:~
 323   51|        estaban al corriente, se los devolvió, con el aire descontento
 324   98|             en su casa. Cuando hubo devorado casi todo el pedazo de carne
 325   92|            hambre, un hambre feroz, devoradora, enloquecedora, que le atraía
 326    8|           por vagabundo; el consejo diariamente recibido: "¿Por qué salió
 327   13|       ganara más que veinte sueldos diarios, tendría, por lo menos,
 328    7|                                 Dos días después hablaba en voz alta
 329   46|                Todos estos granujas dicen lo mismo. Conozco el sistema.~
 330   15|             puntapié en el vientre, diciéndole: "jArriba!", y el pobre
 331   10|            y feroz. Y repetía entre dientes: "¡Montón de marranos!",
 332   69|        estás aquí, valiente! ¿No te dije que te haría encerrar? ¿
 333   91|         saber a punto fijo dónde se dirigía. Durante quince o veinte
 334   66|           techo cuando llueva. Y se dirigieron hacia el pueblo, del que
 335   15|           Atravesó el barranco y se dirigió hacia allí sin darse cuenta
 336   24|      petición. Al fin, se decidió a dirigirse a una especie de burgués,
 337   66|         desde un cuarto de legua de distancia.~
 338   79|       pertenecientes a dos especies distintas:~
 339   27|          Randel, a quien empezaba a dominar la cólera, murmuro:~
 340   17|  Quebrantado de fatiga, no tardó en dormirse. Se despertó varias veces
 341   97|            un par de cubiertos; sin duda los propietarios habían
 342  103|       húmeda y fresca hierba. Aquel dulce tapiz le produjo una loca
 343   21|               Vio un aldeano, ya de edad, que conducía delante de
 344   12|            volver a casa!" ... Y en efecto, volvía allá pensando en
 345   95|               Abran por favor! ... ¡Eh, abran!~
 346   70|          afirma, arrestado en pleno ejercicio de mendicidad y vagancia,
 347    4|           en medio de la huerta, se elevaban, semejantes a grandes hongos
 348     | ellas
 349  102|  interrumpir su marcha. Empezaban a embrollarse sus ideas, a turbársele
 350   91|            o veinte minutos caminó, embrutecido de tal modo, que no se le
 351    3|        picapedrero, mozo de cuadra, empedrador, leñador, pocero, albañil,
 352    3|                            Se había empeñado, desde un principio, en
 353   27|                     Randel, a quien empezaba a dominar la cólera, murmuro:~
 354  102|          sin interrumpir su marcha. Empezaban a embrollarse sus ideas,
 355   32|           descubierto, y parándose, empezaron a mirarle de pies a cabeza
 356    1|         porque no tenía nada en qué emplearse y había de comerse la ración
 357   20|        después que se hubo calzado, emprendió su marcha. Durante dos horas
 358   96|       aproximándose a la ventana la empujó y el aire encerrado en la
 359    8|                  Pero la fatiga, la encarnizada persecución de un trabajo
 360   98|            aquello era caliente, le encendería la sangre, que buena falta
 361  104|             inclinado, con los ojos encendidos como los de un perro a la
 362   96|         ventana la empujó y el aire encerrado en la cocina, un ambiente
 363   69|             No te dije que te haría encerrar? ¿Qué ha sucedido, cabo?~
 364   81|                 Mejor quiero que me encierre - dijo el carpintero -;
 365    3|           durante una semana, si no encontraba nueva ocupación, consumía
 366    5|            por el suelo. Si hubiera encontrado unas cuántas, hubiera reunido
 367   78|                       Cómo había de encontrarle si me escondiera en el bosque?~
 368    3|           terminó por decidirse, al encontrarse falto de recursos, a aceptar
 369    4|            al primer transeúnte que encontrase entrando en su casa a cenar.~
 370   98|          sobre la mesa y sentándose enfrente cortó la ternera en cuatro
 371   92|           hambre feroz, devoradora, enloquecedora, que le atraía como a una
 372    7|         facultades, su inteligencia entera, la había puesto al servicio
 373  102|   turbársele la vista y sus piernas entorpecidas le hacían dar frecuentes
 374   26|      burgués - el bando fijado a la entrada del pueblo prohibiendo la
 375    4|           transeúnte que encontrase entrando en su casa a cenar.~
 376  110|            de su mirada, de su boca entreabierta, de sus brazos extendidos.
 377   97|           De un salto el carpintero entró en la casa; sobre una mesa
 378   36|                          Si fuera a enumerarle todos los pueblos por donde
 379    6|                             Pero la época de la patata había pasado
 380   19|         hermosa ... hasta otra vez; eres un animal caritativo ...
 381     | esas
 382   96|             el estómago hambriento, escapándose luego arrastrado por el
 383    1|             pero sus ganancias eran escasas, y él, Santiago Randel,
 384    1|          cruzarse de brazos ante la escasez de todo. El pan empezó a
 385   78|          había de encontrarle si me escondiera en el bosque?~
 386   14|         impedir que el agua fría se escurriese por el pecho y la espalda;
 387     | esos
 388  111|           de sus piernas, asustado, espantado de lo que acababa de hacer,
 389   30|            si desde lejos quisieran espantar a los malhechores y hacerles
 390    5|             patatas desenterradas y esparcidas por el suelo. Si hubiera
 391   79|       animales pertenecientes a dos especies distintas:~
 392  117|     vengarse también del vagabundo, esperaba con impaciencia.~
 393    1|     Alcaldía y el secretario le dio esperanzas de encontrar trabajo en
 394    4|            sábado a fines de otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el
 395   15|          tibio pezón que aún olía a establo. Y bebió tanto, que se hartó
 396    1|           honrado trabajador, había estado durante dos meses sosteniendo
 397  118|                 Hola, valiente! ¡Ya estamos aquí! ... -le gritó desde
 398   67|             que era un desertor; el estanquero creía reconocer en él a
 399     | estar
 400   66|                  Préndame; al menos estaré bajo techo cuando llueva.
 401   86|         obligación de alimentarte. ¡Estaría bueno!~
 402   69|        exclamó el magistrado -. ¡Ya estás aquí, valiente! ¿No te dije
 403     | éste
 404     | esto
 405   81|               dijo el carpintero -; estoy cansado de correr por los
 406   98|        violencia como si tratase de estrangular a un hombre; luego empezó
 407  110|     garrafones cayeron, rodando con estrépito y vaciándose por completo,
 408   15|            con avidez largo tiempo, estrujando con ambas manos el tibio
 409   98|            y empezó a comer como si estuviera en su casa. Cuando hubo
 410   98|             conoció que era un vino excelente. Tanto mejor; aquello era
 411   45|           oír la misma superchería, exclamo:~
 412    3|            primeros hacía tiempo no existían.~
 413   17|            cuerpo que había quedado expuesta al relente de la noche y
 414   96|            de carne cocida, de sopa exquisita y de coles hervidas le acarició
 415  110|         entreabierta, de sus brazos extendidos. Randel la cogió por los
 416  117|             La noche se aproximaba, extendiendo sobre la tierra el velo
 417    4|            al lobo sobre el hombre. Extenuado, alargaba el paso para llegar
 418   96|   arrastrado por el viento frío del exterior.~
 419  112|      sintiéndose cansado de un modo extraordinario y viendo que sus piernas
 420    1|           un pañuelo azul sujeto al extremo de un palo, un par de zapatos
 421   12|             pensando en que era más fácil encontrar pronto en qué
 422    2|            donde encuentran trabajo fácilmente los obreros.~
 423  112|            el recuerdo de todo y la facultad de pensar.~
 424    7|         nada en concreto; todas sus facultades, su inteligencia entera,
 425   67|            una moneda de dos reales falsa, y el quincallero apostaba
 426    1|            de todo. El pan empezó a faltar en la casa; las dos hermanas
 427    3|           decidirse, al encontrarse falto de recursos, a aceptar la
 428    1|          dos meses sosteniendo a su familia, por ser el mayor de los
 429   95|            en esta casa? ¡Abran por favor! ... ¡Eh, abran!~
 430   20|            a los pueblos vecinos, a festejar el domingo con sus amigos
 431  109|            el hambre; poseído de la fiebre alcohólica y de la furia
 432    4|         oscurecido y era víspera de fiesta. De trecho en trecho, en
 433   26|      contestó el burgués - el bando fijado a la entrada del pueblo
 434   91|       responder y sin saber a punto fijo dónde se dirigía. Durante
 435   16|        entre los árboles la luz que filtraban las ventanas de una casa.~
 436    4|                     Era un sábado a fines de otoño. Espesas, nubes
 437   87|             repitió Randel con tono firme - me obligarán a que haga
 438   63|          sido, sorprendido usted en flagrante delito de vagancia y de
 439   67|         plaza estaba llena de gente formando calle para ver pasar al
 440   11|          cabeza como una especie de formidable borrachera, haciendo nacer
 441   24|            compasivo, para volver a formular su petición. Al fin, se
 442    8|       ocupar en nada sus robustos y forzudos brazos; el recuerdo de sus
 443    1|             certificados, con siete francos en el bolsillo y llevando
 444    8|             de él, traduciéndose en frases cortas e irritadas.~
 445  102|          entorpecidas le hacían dar frecuentes traspiés. Luego lanzó al
 446   92|             De pronto, al pasar por frente a una casita, cuya ventana
 447  103|         espesa alfombra de húmeda y fresca hierba. Aquel dulce tapiz
 448  119|                                Y se frotaba las manos, contento como
 449   15|           hartó de leche en aquella fuente vivificadora.~
 450   36|                                  Si fuera a enumerarle todos los pueblos
 451   94|          empezó a golpear la puerta fuertemente con su palo; nadie respondió;
 452  109|           fiebre alcohólica y de la furia de un hombre que ha carecido
 453   32|       cabeza con gesto amenazador y furioso.~
 454  110|       garrafones vacíos, sintió tal furor, que arrojándose a su vez
 455   24|         bien abrigado, con un largo gabán desabrochado que dejaba
 456   18|                      El canto de un gallo le hizo ponerse en pie.
 457    1|       trabajaban a jornal, pero sus ganancias eran escasas, y él, Santiago
 458   13|           cualquier cosa. Aunque no ganara más que veinte sueldos diarios,
 459   32|        zambo y pesado como el de un ganso. De pronto, al pasar a su
 460  104|       volvía al pueblo, llevando un garrafón de leche en cada mano, separados
 461    4|       arrastradas por el viento que gemía entre los árboles. El tiempo
 462   16|             caía ahora más espesa y glacial y en toda la llanura desierta
 463  113|       dormía profundamente. Un gran golpe le despertó y al abrir los
 464   94|                          Y empezó a golpear la puerta fuertemente con
 465    3|             comía un pedazo de pan, gracias a la caridad de algunas
 466   20|             produjo una lasitud tan grande que se vio precisado a tomar
 467  122|                      Ah, miserable, granuja, pillo, indecente: ya tienes
 468   46|                         Todos estos granujas dicen lo mismo. Conozco
 469   10|             la pequeña nube de humo gris que salía de los tejados
 470    4|            de otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el cielo rápidamente,
 471   94|             aporreó con más fuerza, gritando:~
 472  105|             la mujer y se echó reír gritándole:~
 473  110|       completo, y la mujer empezó a gritar hasta que, convencida de
 474  117|   insultarle y maltratarle. Fue una gritería que empezó en la primera
 475  118|            Ya estamos aquí! ... -le gritó desde lejos.~
 476   15|          animal levantó al verle su gruesa cabeza. "Si siquiera tuviera
 477   17|            arrimado a aquel tibio y grueso vientre; buscó un sitio
 478   68|        donde le hicieron entrar sus guardianes, Randel encontró al alcalde
 479   14|            encontrar un sitio donde guarecerse, donde resguardar su cuerpo,
 480   99|       instinto de. conservación que guía y hace perspicaces a los
 481    9|       tropezar continuamente en los guijarros que rodaban bajo sus pies
 482   97|           fuego, la comida, el buen guisado del domingo, con la sopa
 483   32|            lado, hicieron ademán de haberlo descubierto, y parándose,
 484   97|           sin duda los propietarios habían ido a misa y dejado a punto,
 485   10|           sus casas, aplastar a los habitantes y sentarse en su lugar a
 486  120|            lo había dicho yo; ya lo habla dicho yo -repetía -, con
 487    7|                    Dos días después hablaba en voz alta consigo mismo,
 488    6|            la patata había pasado y habría de contentarse con roer,
 489   30|        espantar a los malhechores y hacerles huir.~
 490  102|             piernas entorpecidas le hacían dar frecuentes traspiés.
 491   75|                                 Qué hacías esta mañana sobre el camino?~
 492   11|           de formidable borrachera, haciendo nacer en su cerebro esta
 493    4|          hongos amarillos, montones hacinados de paja trillada; las tierras,
 494   87|          firme - me obligarán a que haga una barbaridad. Tanto peor
 495   28|                                     Hágame detener, si quiere, tal
 496    8|    persecución de un trabajo que no hallaba, las repulsas, las malas
 497    4|          hambre brutal, una de esas hambres que arroja al lobo sobre
 498    3|           noche, y Santiago Randel, harapiento, con el estómago vacío,
 499   26|        marchas pronto, de prisa, te haré detener.~
 500   69|        valiente! ¿No te dije que te haría encerrar? ¿Qué ha sucedido,
 501   15|      establo. Y bebió tanto, que se hartó de leche en aquella fuente
 502   36|         todos los pueblos por donde he pasado, tendría para más
 503   50|   mugrientos documentos que estaban hechos pedazos, y los alargó al
 504   12|           una lluvia fría, espesa y helada. Se detuvo, murmurando: "¡
 505   17|           con el pecho o la espalda helados, según el costado que aplicaba
 506    1|          faltar en la casa; las dos hermanas trabajaban a jornal, pero
 507   19|                              Adiós, hermosa ... hasta otra vez; eres
 508   96|           sopa exquisita y de coles hervidas le acarició el estómago
 509    1|             por ser el mayor de los hijos, teniendo que cruzarse de
 510   70|            Un vagabundo sin casa ni hogar, señor alcalde - respondió
 511   66|             árboles desprovistos de hojas, desde un cuarto de legua
 512   10|            por testigos a todos los hombres, de que la naturaleza, nuestra
 513    1|           el bolsillo y llevando al hombro, en un pañuelo azul sujeto
 514  110|             Randel la cogió por los hombros y sin decirle una palabra
 515    4|      elevaban, semejantes a grandes hongos amarillos, montones hacinados
 516    1|           de unos veintisiete años, honrado trabajador, había estado
 517   20|    emprendió su marcha. Durante dos horas avanzó por el mismo camino
 518   30|          los malhechores y hacerles huir.~
 519   10|   reflexionar en la otra injusticia humana, que se llama violencia
 520  103|        sobre una espesa alfombra de húmeda y fresca hierba. Aquel dulce
 521   18|             las manos, y besando el húmedo y caliente hocico, le dijo:~
 522   10|           tiempo la pequeña nube de humo gris que salía de los tejados
 523    8|          pueblo, sin recursos casi, iban acumulándola poco a poco
 524   97|             los propietarios habían ido a misa y dejado a punto,
 525   20|            sol; las campanas de las iglesias repicaban; mujeres con blanca
 526    5|            apartar de su memoria la imagen de un montón de patatas
 527  117|             vagabundo, esperaba con impaciencia.~
 528   14|       pañuelo, un pingajo, a fin de impedir que el agua fría se escurriese
 529  104|             cuba. Randel la esperó, inclinado, con los ojos encendidos
 530  113|          vio dos tricornios de hule inclinados sobre él y conoció los dos
 531   18|          hocico pegado al suelo; se inclinó, apoyándose sobre las palmas
 532   88|         seguida, porque acabaré por incomodarme! - dijo el alcalde levantándose.~
 533  110|            cedió sin gran pena, sin incomodarse, porque aunque brutal, el
 534   92|            atraía como a una bestia inconsciente hacia aquella casa solitaria.~
 535  122|          miserable, granuja, pillo, indecente: ya tienes techo por lo
 536   10|                                Y se indignaba con las injusticias de la
 537   86|           más! -exclamó el alcalde, indignado -. No tengo obligación de
 538  103|             loca alegría y un deseo infantil de hacer cabriolas. Tomó
 539   10|             madre común, era ciega, injusta, pérfida y feroz. Y repetía
 540   10|          sin reflexionar en la otra injusticia humana, que se llama violencia
 541   10|              Y se indignaba con las injusticias de la suerte, tomando por
 542   21|             de corderos que balaban inquietos, y que un perro hacía marchar
 543   14|         delgada tela de sus ropas e instintivamente lanzó a su alrededor una
 544  117|            entrar al miserable para insultarle y maltratarle. Fue una gritería
 545    7|            todas sus facultades, su inteligencia entera, la había puesto
 546   96|                Nadie se movía en el interior; aproximándose a la ventana
 547    2|             de día ni de noche, por interminables caminos, bajo el sol y la
 548  102|         beber a grandes tragos, sin interrumpir su marcha. Empezaban a embrollarse
 549   17|            palmaditas en el pecho e introducía sus manos bajo las patas
 550   99|             su asiento y después de introducir en sus bolsillos el resto
 551    4|       sangre en los oídos, los ojos inyectados, la boca seca, apretaba
 552   93|               exclamó en voz alta e irritada -, es preciso que me den
 553    8|    traduciéndose en frases cortas e irritadas.~
 554   15|            el vientre, diciéndole: "jArriba!", y el pobre animal se
 555    1|           dos hermanas trabajaban a jornal, pero sus ganancias eran
 556   51|       hombre a quien se le acaba de jugar una mala partida.~
 557   89|           una vez llegados al poste kilométrico que señalaba los doscientos
 558   67|              Unos decían que era un ladrón; otros aseguraban que un
 559   20|            cansancio le produjo una lasitud tan grande que se vio precisado
 560   99|             el caldo. Las sienes le latían con fuerza, la piel se le
 561   66|           hojas, desde un cuarto de legua de distancia.~
 562   26|                        Debías haber leído -le contestó el burgués -
 563    3|         mozo de cuadra, empedrador, leñador, pocero, albañil, cestero
 564   15|             pobre animal se levantó lentamente, dejando al descubierto
 565     | les
 566   98|           la chimenea, y después de levantar la tapa de la olla metió
 567  110|             fuerte y viril. Pero al levantarse y ver sus garrafones vacíos,
 568   72|                      Los cogió, los leyó y releyó, y después de devolvérselos,
 569   80|                    Voy a ponerte en libertad - dijo el alcalde -; ¡pero
 570  111|           echó a correr con toda la ligereza de sus piernas, asustado,
 571   98|          chimenea. Apenas vertió el líquido en su vaso, conoció que
 572   10|           injusticia humana, que se llama violencia y robo, sentía
 573  110|           había de servirle de nada llamar en aquel desierto, y comprendiendo
 574   16|       espesa y glacial y en toda la llanura desierta no había un abrigo
 575    3|             su paso por las calles. Llegaba la noche, y Santiago Randel,
 576   89|             mismo camino, y una vez llegados al poste kilométrico que
 577  117|           Al cabo dé una media hora llegaron al pueblo. Todas las puertas
 578   67|             pueblo. La plaza estaba llena de gente formando calle
 579   98|        chimenea, entre dos botellas llenas al parecer. Randel se arrojó
 580   98|          algunas cebollas, y cuando llenó una silla de provisiones,
 581   52|                                     Lleva dinero encima? -preguntó
 582    1|                                     Llevaba más de un mes caminando
 583   89|             lo arrastraron. Se dejó llevar así hasta las afueras del
 584   84|                                     Lleven a este hombre -les dijo -
 585   88|                                     Llévenselo en seguida, porque acabaré
 586    9|             un céntimo... y ahora a llover ... eso faltaba ... cochinos,
 587   18|        ponerse en pie. Amanecía; no llovía ya y el cielo aparecía puro
 588   66|            estaré bajo techo cuando llueva. Y se dirigieron hacia el
 589    4|          esas hambres que arroja al lobo sobre el hombre. Extenuado,
 590  103|          dulce tapiz le produjo una loca alegría y un deseo infantil
 591  109|            la oía; estaba borracho, loco, poseído de otra rabia más
 592   10|         habitantes y sentarse en su lugar a la mesa.~
 593   16|        brillar entre los árboles la luz que filtraban las ventanas
 594  109|           de todos los apetitos del macho, de todas las necesidades
 595   10|          que la naturaleza, nuestra madre común, era ciega, injusta,
 596  104|         venir hacia él una mujer ya madura, una criada que volvía al
 597    1|         Ville-Avaray, en la Mancha. Maestro carpintero, de unos veintisiete
 598   69|            Hola, hola! - exclamó el magistrado -. ¡Ya estás aquí, valiente! ¿
 599   67|         apedrearlo, de arañarlo, de magullarlo a patadas. Unos decían que
 600   51|            se le acaba de jugar una mala partida.~
 601    8|          hallaba, las repulsas, las malas acogidas, las noches pasadas
 602   67|      misterioso asesino de la viuda Malet, que la policía buscaba
 603   67|             calle para ver pasar al malhechor, al que seguían corriendo
 604   30|            quisieran espantar a los malhechores y hacerles huir.~
 605  117|         miserable para insultarle y maltratarle. Fue una gritería que empezó
 606  104|           garrafón de leche en cada mano, separados del cuerpo por
 607   30|           aparecieron en el camino. Marchaban despacio, juntos, bien vestidos;
 608   43|                       Por qué se ha marchado usted de él?~
 609   32|           parecer percatarse de él, marchando con ese paso marcial zambo
 610   26|          Soy el alcalde, y si no te marchas pronto, de prisa, te haré
 611   32|              marchando con ese paso marcial zambo y pesado como el de
 612   10|          entre dientes: "¡Montón de marranos!", contemplando al mismo
 613   51|                   Este los deletreó mascullando. Después convencido de que
 614  117|            de otoño. Al cabo dé una media hora llegaron al pueblo.
 615    3|        cestero y hasta pastor, todo mediante una mezquina retribución,
 616    4|             De trecho en trecho, en medio de la huerta, se elevaban,
 617    5|          sendero, sin apartar de su memoria la imagen de un montón de
 618   60|                                     Mendigando?~
 619   68|             alcalde sentado ante la mesa-despacho, teniendo a su lado al secretario.~
 620   30|             trajes y los botones de metal como si desde lejos quisieran
 621   98|         levantar la tapa de la olla metió en ella un tenedor y sacó
 622    3|           pastor, todo mediante una mezquina retribución, que él mismo
 623     | mi
 624     | 
 625   23|       caminos -contestó, el pastor, midiendo de pies a cabeza al vagabundo
 626   99|  obedeciendo al instinto más que al miedo, a ese instinto de. conservación
 627   11|        cochinos!" Y el dolor de sus miembros, el dolor de su estómago,
 628     | mientras
 629    8|           cada día, cada hora, cada minuto con nuevos ultrajes y que
 630   67|            al verle pasar, y en sus miradas se notaba el ardiente deseo
 631   32|            y parándose, empezaron a mirarle de pies a cabeza con gesto
 632   99|      comiendo con más tranquilidad, mojando pedazos de pan en el caldo.
 633  115|           gesto, porque desde aquel momento era suyo; ya era prisionero;
 634   52|           de nuevo, después de unos momentos de reflexión.~
 635   67|            aquella misma mañana una moneda de dos reales falsa, y el
 636    4|           grandes hongos amarillos, montones hacinados de paja trillada;
 637   98|     violentamente sobre el pan y lo mordió con tanta violencia como
 638   28|             para mí; al menos no me moriré de hambre.~
 639   96|                            Nadie se movía en el interior; aproximándose
 640   31|            que venían por él, no se movió; estaba poseído de una sorda
 641    3|             tiempo fue picapedrero, mozo de cuadra, empedrador, leñador,
 642     | muchas
 643   22|      tendría trabajo para un obrero muerto de hambre? -preguntóle Randel,
 644   49|                                     Muéstrelos.~
 645   50|          sus certificados, pobres y mugrientos documentos que estaban hechos
 646   68|              En la sala del Concejo Municipal, donde le hicieron entrar
 647   12|         espesa y helada. Se detuvo, murmurando: "¡ Miseria..., desgracia ...
 648   27|       empezaba a dominar la cólera, murmuro:~
 649   85|           Denme de comer siquiera - murmuró el obrero.~
 650   11|     formidable borrachera, haciendo nacer en su cerebro esta idea
 651   12|           qué ocuparse en su pueblo natal, donde era conocido, que
 652   10|        todos los hombres, de que la naturaleza, nuestra madre común, era
 653  109|             del macho, de todas las necesidades de la carne.~
 654   11|          pueda privarme del pan que necesito para alimentarme!"~
 655  112|           viendo que sus piernas se negaban a continuar, se acostó al
 656    8|             las malas acogidas, las noches pasadas sobre la hierba,
 657     | nos
 658   98|     cantidad de aquellas legumbres, notó que tenía sed y cogió las
 659    4|            fines de otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el cielo
 660     | nuestra
 661    3|            semana, si no encontraba nueva ocupación, consumía lo que
 662   52|         dinero encima? -preguntó de nuevo, después de unos momentos
 663    8|          cada hora, cada minuto con nuevos ultrajes y que iba saliendo
 664   99|             misa había concluido. Y obedeciendo al instinto más que al miedo,
 665   86|      alcalde, indignado -. No tengo obligación de alimentarte. ¡Estaría
 666   87|          Randel con tono firme - me obligarán a que haga una barbaridad.
 667    7|           alargando el paso. por la obsesión de sus ideas. No había pensado
 668    4|        desnudas de toda vegetación, ocultaban en su seno la simiente de
 669    3|              si no encontraba nueva ocupación, consumía lo que tenía y
 670    8|             la tristeza de no poder ocupar en nada sus robustos y forzudos
 671   12|             encontrar pronto en qué ocuparse en su pueblo natal, donde
 672   91|           de tal modo, que no se le ocurría ni una idea ni un pensamiento.~
 673   79|         contemplaron los dos con un odio de animales pertenecientes
 674    3|   carpintero, puesto que ese era su oficio. Pero en todos los talleres
 675  109|                El desgraciado no la oía; estaba borracho, loco,
 676    4|         zumbido de la sangre en los oídos, los ojos inyectados, la
 677   45|             del que está cansado de oír la misma superchería, exclamo:~
 678   15|        manos el tibio pezón que aún olía a establo. Y bebió tanto,
 679   98|           de levantar la tapa de la olla metió en ella un tenedor
 680   96|           ambiente tibio y lleno de olores de carne cocida, de sopa
 681   65|      gendarmes, antes de recibir la orden, añadió:~
 682   63|    mendicidad sobre el camino, y le ordeno que me siga.~
 683   24|            dejaba ver una cadena de oro cruzando su pecho.~
 684   15|          prado, percibió una mancha oscura sobre la hierba; era una
 685    4|       estaba desierto, porque había oscurecido y era víspera de fiesta.
 686     | otras
 687    8|          brazos; el recuerdo de sus padres abandonados en el pueblo,
 688  110|         romperle la cabeza si no le pagaba la leche.~
 689    4|    amarillos, montones hacinados de paja trillada; las tierras, desnudas
 690   17|         dentro, como yo!" Y le daba palmaditas en el pecho e introducía
 691   18|       inclinó, apoyándose sobre las palmas de las manos, y besando
 692    1|             zapatos de repuesto, un pantalón y una camisa.~
 693   32|           de haberlo descubierto, y parándose, empezaron a mirarle de
 694   20|            domingo con sus amigos o parientes.~
 695   51|             acaba de jugar una mala partida.~
 696    1|            el Departamento Central. Partió, pues, provisto de papeles
 697    8|          malas acogidas, las noches pasadas sobre la hierba, el ayuno
 698   67|           arañarlo, de magullarlo a patadas. Unos decían que era un
 699    6|                 Pero la época de la patata había pasado y habría de
 700    5|           la imagen de un montón de patatas desenterradas y esparcidas
 701    3|            la codicia de aldeanos y patrones, que a pesar de todo, una
 702    3|          algunas mujeres, a quienes pedía desde el umbral de las puertas
 703   18|        descansaba aún con el hocico pegado al suelo; se inclinó, apoyándose
 704   99|            los que se encuentran en peligro, se levantó de su asiento
 705  110|           asesinato, cedió sin gran pena, sin incomodarse, porque
 706    7|     obsesión de sus ideas. No había pensado hasta entonces nada en concreto;
 707   91|           ocurría ni una idea ni un pensamiento.~
 708   12|            Y en efecto, volvía allá pensando en que era más fácil encontrar
 709  112|            de todo y la facultad de pensar.~
 710   15|      siquiera tuviera un cacharro - pensó - , podría beber un poco
 711   13|    carpintería no prosperaba, seria peón de albañil, yesero, picapedrero,
 712   87|          haga una barbaridad. Tanto peor para ustedes, los satisfechos.~
 713   10|     contemplando al mismo tiempo la pequeña nube de humo gris que salía
 714   32|             aproximaron sin parecer percatarse de él, marchando con ese
 715   10|          común, era ciega, injusta, pérfida y feroz. Y repetía entre
 716   74|         encontrar nada. El alcalde, perplejo, preguntó al obrero:~
 717    8|           la fatiga, la encarnizada persecución de un trabajo que no hallaba,
 718   99|        conservación que guía y hace perspicaces a los que se encuentran
 719   31|        carpintero, a pesar de estar persuadido de que venían por él, no
 720   79|             con un odio de animales pertenecientes a dos especies distintas:~
 721    4|       llegar antes; y con la cabeza pesada, sintiendo el zumbido de
 722   15|         descubierto las colgantes y pesadas ubres; se acostó entre las
 723   24|           para volver a formular su petición. Al fin, se decidió a dirigirse
 724   15|            con ambas manos el tibio pezón que aún olía a establo.
 725   11|                 cochinos! ... yo no pido más que trabajo, nada más, ¡
 726  111|       mientras que ella le arrojaba piedras, algunas de las cuales le
 727   99|            le latían con fuerza, la piel se le iba poniendo ardiente.
 728  115|          prisionero; una especie de pieza cobrada por estos cazadores
 729  122|             Ah, miserable, granuja, pillo, indecente: ya tienes techo
 730   14|            de su último pañuelo, un pingajo, a fin de impedir que el
 731   67|           atravesaron el pueblo. La plaza estaba llena de gente formando
 732   70|          mismo afirma, arrestado en pleno ejercicio de mendicidad
 733   15|        diciéndole: "jArriba!", y el pobre animal se levantó lentamente,
 734   50|          papeles, sus certificados, pobres y mugrientos documentos
 735    3|        cuadra, empedrador, leñador, pocero, albañil, cestero y hasta
 736    8|         pueblo?"; la tristeza de no poder ocupar en nada sus robustos
 737   15|             un cacharro - pensó - , podría beber un poco de leche".
 738   67|           de la viuda Malet, que la policía buscaba hacia seis meses.~
 739   18|           canto de un gallo le hizo ponerse en pie. Amanecía; no llovía
 740   80|                               Voy a ponerte en libertad - dijo el alcalde -; ¡
 741   99|           fuerza, la piel se le iba poniendo ardiente. Sintió a lo lejos
 742  102|            aire una antigua canción popular.~
 743   67|          creía reconocer en él a un pordiosero que le había pasado aquella
 744  117|      sucedido. Aldeanos y aldeanos, poseídos de cólera, como si ellos
 745   89|       camino, y una vez llegados al poste kilométrico que señalaba
 746   15|           campos; Allá lejos, en un prado, percibió una mancha oscura
 747   20|       lasitud tan grande que se vio precisado a tomar asiento sobre la
 748   93|           voz alta e irritada -, es preciso que me den de comer cualquiera
 749   22|           obrero muerto de hambre? -preguntóle Randel, levantándose y saludando.~
 750   66|                                     Préndame; al menos estaré bajo techo
 751    3|        todos los talleres en que se presentaba le respondían que acababan
 752    1|           de los otros. Entonces se presentó en la Alcaldía y el secretario
 753   17|   voluminosas ubres que acababan de prestarle su alimento. Quebrantado
 754   21|             tras los revoltosos que pretendían separarse de sus compañeros.~
 755    4|            vago deseo de apalear al primer transeúnte que encontrase
 756    3|            par de zapatos, pues los primeros hacía tiempo no existían.~
 757    3|            había empeñado, desde un principio, en que no debía trabajar
 758  115|            momento era suyo; ya era prisionero; una especie de pieza cobrada
 759   11|            derecho alguno que pueda privarme del pan que necesito para
 760    7|            puesto al servicio de su profesión.~
 761  113|            los cinco minutos dormía profundamente. Un gran golpe le despertó
 762   26|             a la entrada del pueblo prohibiendo la mendicidad en el territorio
 763  115|          Los gendarmes lo sacudían, prontos a tratarlo con más rudeza
 764   97|             cubiertos; sin duda los propietarios habían ido a misa y dejado
 765    3|           retribución, que él mismo proponía para tentar la codicia de
 766   13|        Puesto que la carpintería no prosperaba, seria peón de albañil,
 767   98|           cuando llenó una silla de provisiones, lo puso todo sobre la mesa
 768    4|           su seno la simiente de la próxima cosecha. Randel sintió hambre,
 769   11|           No hay derecho alguno que pueda privarme del pan que necesito
 770   61|                              Cuando puedo -respondió Randel, resueltamente.~
 771   15|           los ojos de él; le dio un puntapié en el vientre, diciéndole: "
 772   18|       llovía ya y el cielo aparecía puro y despejado. 'La vaca descansaba
 773   17|           de prestarle su alimento. Quebrantado de fatiga, no tardó en dormirse.
 774   17|          parte del cuerpo que había quedado expuesta al relente de la
 775  117|         hubieran sido las violadas, querían ver entrar al miserable
 776     | quién
 777     | quienes
 778   64|                              Adonde quiera -contestó el carpintero,
 779   28|                  Hágame detener, si quiere, tal vez será mejor para
 780   81|                               Mejor quiero que me encierre - dijo el
 781   67|           de dos reales falsa, y el quincallero apostaba a que aquél era
 782   91|           dónde se dirigía. Durante quince o veinte minutos caminó,
 783   30|           metal como si desde lejos quisieran espantar a los malhechores
 784  110|            su vez sobre el hombre y quitándose un zapato, le amenazó con
 785    1|     emplearse y había de comerse la ración de los otros. Entonces se
 786    5|       cuántas, hubiera reunido unas ramas secas y allí, en el mismo
 787    4|            grises cruzaban el cielo rápidamente, arrastradas por el viento
 788   11|            decía -, y ahora con mas razón, puesto que me dejan reventar
 789  100|             vez de seguir el camino real tomo a través del campo,
 790   67|            mañana una moneda de dos reales falsa, y el quincallero
 791   21|           conducía delante de é1 un rebaño de corderos que balaban
 792   23|             cabeza al vagabundo con recelosa mirada.~
 793    8|              el consejo diariamente recibido: "¿Por qué salió usted de
 794   65|             los gendarmes, antes de recibir la orden, añadió:~
 795   67|       desertor; el estanquero creía reconocer en él a un pordiosero que
 796   17|         donde acomodarse, y por fin recostó su cabeza sobre las voluminosas
 797    5|             buena cena con aquellos redondos tubérculos, bien asados,
 798   52|         después de unos momentos de reflexión.~
 799   10|          que era la de cenar. Y sin reflexionar en la otra injusticia humana,
 800   16|            no había un abrigo donde refugiarse. Tenía frío; de cuando en
 801    9|            bajo sus pies descalzos, refunfuñaba: "¡ Desgracia... miseria ...
 802   74|                    Los gendarmes lo registraron, sin encontrar nada. El
 803   73|                                     Regístrenlo.~
 804  105|            vista la mujer y se echó reír gritándole:~
 805   17|           había quedado expuesta al relente de la noche y se dormía
 806   72|               Los cogió, los leyó y releyó, y después de devolvérselos,
 807   30|     vestidos; sus sombreros de hule relucían al sol; brillaban los ribetes
 808    6|         había hecho la víspera, una remolacha cruda arrancada de uno de
 809   99|    vaciándolo en dos sorbos. Y casi repentinamente se sintió alegre, resucitado
 810   20|            campanas de las iglesias repicaban; mujeres con blanca cofia,
 811   87|          dejan marchar hambriento - repitió Randel con tono firme -
 812    1|          palo, un par de zapatos de repuesto, un pantalón y una camisa.~
 813    8|         trabajo que no hallaba, las repulsas, las malas acogidas, las
 814   14|             donde guarecerse, donde resguardar su cuerpo, donde apoyar
 815    3|             en que se presentaba le respondían que acababan de despedir
 816   14|            arrolló al cuello lo que restaba de su último pañuelo, un
 817   99|      introducir en sus bolsillos el resto del pan y una de las botellas
 818   99|    repentinamente se sintió alegre, resucitado por el alcohol, contento
 819   61|            puedo -respondió Randel, resueltamente.~
 820   14|     angustiosa mirada, en la que se retrataba el dolor de no encontrar
 821    3|          todo mediante una mezquina retribución, que él mismo proponía para
 822  110|                            La mujer retrocedía ante él, asustada de su
 823    5|    encontrado unas cuántas, hubiera reunido unas ramas secas y allí,
 824   21|       agrupados, corriendo tras los revoltosos que pretendían separarse
 825   30|      relucían al sol; brillaban los ribetes amarillos de sus trajes
 826  117|             ellos hubieran sido los robados, como si ellas hubieran
 827   10|            que se llama violencia y robo, sentía ardientes deseos
 828    8|            poder ocupar en nada sus robustos y forzudos brazos; el recuerdo
 829    9|  continuamente en los guijarros que rodaban bajo sus pies descalzos,
 830  110|             Los garrafones cayeron, rodando con estrépito y vaciándose
 831    6|           habría de contentarse con roer, como había hecho la víspera,
 832  110|           un zapato, le amenazó con romperle la cabeza si no le pagaba
 833   14|   atravesaba la delgada tela de sus ropas e instintivamente lanzó
 834   24|         buscando una buena cara, un rostro compasivo, para volver a
 835  115|          prontos a tratarlo con más rudeza si hacía un gesto, porque
 836    4|                              Era un sábado a fines de otoño. Espesas,
 837   91|          marcha sin responder y sin saber a punto fijo dónde se dirigía.
 838   90|             ver más en el pueblo, o sabrá quién soy yo.~
 839  115|           palabra. Los gendarmes lo sacudían, prontos a tratarlo con
 840   68|                               En la sala del Concejo Municipal, donde
 841   10|       pequeña nube de humo gris que salía de los tejados de una aldea
 842   20|           sobre la hierba. Ya había salido el sol; las campanas de
 843    3|           primera colocación que le saliera al encuentro. En poco tiempo
 844    8|     diariamente recibido: "¿Por qué salió usted de su pueblo?"; la
 845  101|             de hacer y tan ágil que saltaba a pies juntos de un solo
 846   22|   preguntóle Randel, levantándose y saludando.~
 847   67|      asesino. El carnicero, antiguo sargento, afirmaba que era un desertor;
 848   87|        Tanto peor para ustedes, los satisfechos.~
 849    4|            ojos inyectados, la boca seca, apretaba su palo convulsivamente,
 850   17|            vuelta para calentarse y secar la parte del cuerpo que
 851    5|          hubiera reunido unas ramas secas y allí, en el mismo barranco,
 852   98|           legumbres, notó que tenía sed y cogió las dos botellas
 853   67|          pasar al malhechor, al que seguían corriendo una nube de chiquillos.
 854   88|                       Llévenselo en seguida, porque acabaré por incomodarme! -
 855  100|           en marcha, pero en vez de seguir el camino real tomo a través
 856    5|    tubérculos, bien asados, que con seguridad hubieran hecho desaparecer
 857    3|           de él. Luego, durante una semana, si no encontraba nueva
 858  110|             ante él, asustada de su semblante, de su mirada, de su boca
 859    4|             la huerta, se elevaban, semejantes a grandes hongos amarillos,
 860   89|            al poste kilométrico que señalaba los doscientos metros convenidos,
 861   11|             en su cerebro esta idea sencilla: "¡Tengo el derecho de vivir,
 862   29|            volvió a sentar sobre la senda.~
 863    5|               Miraba los bordes del sendero, sin apartar de su memoria
 864    4|         vegetación, ocultaban en su seno la simiente de la próxima
 865   68|          Randel encontró al alcalde sentado ante la mesa-despacho, teniendo
 866   98|           puso todo sobre la mesa y sentándose enfrente cortó la ternera
 867   29|                       Y se volvió a sentar sobre la senda.~
 868   17|             acostar pesadamente. Se sentó a su lado, acariciándole
 869   15|             vaca, que, a su vez, no separaba los ojos de él; le dio un
 870  104|     garrafón de leche en cada mano, separados del cuerpo por un aro de
 871   21|           revoltosos que pretendían separarse de sus compañeros.~
 872     | será
 873   13|          carpintería no prosperaba, seria peón de albañil, yesero,
 874    7|          entera, la había puesto al servicio de su profesión.~
 875  110|       convencida de que no había de servirle de nada llamar en aquel
 876   82|      Cállate -ordenó el alcalde con severidad.~
 877     | 
 878     | siempre
 879   99|             de pan en el caldo. Las sienes le latían con fuerza, la
 880    1|         papeles y certificados, con siete francos en el bolsillo y
 881   63|          camino, y le ordeno que me siga.~
 882   89|           afueras del pueblo, donde siguiendo el mismo camino, y una vez
 883   98|        cebollas, y cuando llenó una silla de provisiones, lo puso
 884    4|             ocultaban en su seno la simiente de la próxima cosecha. Randel
 885  117|             tierra el velo pesado y siniestro de una crepúsculo de otoño.
 886   99|            si dentro de su estómago sintiese un gran consuelo. Y continuó
 887   99|       encontró buena la bebida y se sirvió un vaso lleno, vaciándolo
 888   46|          dicen lo mismo. Conozco el sistema.~
 889   62|       Entonces el gendarme con tono solemne declaró:~
 890   92|     inconsciente hacia aquella casa solitaria.~
 891  101|         saltaba a pies juntos de un solo salto las zanjas de la huerta.~
 892  115|      cazadores de criminales que no soltarían ya.~
 893   15|        Llegó la noche, cubriendo de sombra los campos; Allá lejos,
 894   30|          juntos, bien vestidos; sus sombreros de hule relucían al sol;
 895   99|            lleno, vaciándolo en dos sorbos. Y casi repentinamente se
 896   63|                            Ha sido, sorprendido usted en flagrante delito
 897   12|            las que a todos se hacía sospechoso.~
 898    1|            estado durante dos meses sosteniendo a su familia, por ser el
 899   11|           dolor de su corazón se le subía a la cabeza como una especie
 900   97|            con la sopa de legumbres substanciosas.~
 901   13|            no ganara más que veinte sueldos diarios, tendría, por lo
 902   10|           con las injusticias de la suerte, tomando por testigos a
 903    1|          hombro, en un pañuelo azul sujeto al extremo de un palo, un
 904   45|             cansado de oír la misma superchería, exclamo:~
 905    8|             y que iba saliendo a la superficie a pesar de él, traduciéndose
 906    6|        arrancada de uno de aquellos surcos.~
 907  108|                                 Que susto me ha dado usted! -dijo
 908     | suyo
 909    3|           oficio. Pero en todos los talleres en que se presentaba le
 910  107|            a pesar de la altura del talud, que no bajaba de seis pies.~
 911     | también
 912     | tanta
 913   98|            y después de levantar la tapa de la olla metió en ella
 914  103|          fresca hierba. Aquel dulce tapiz le produjo una loca alegría
 915   31|            cogido y de vengarse mas tarde de ellos.~
 916   17|           Quebrantado de fatiga, no tardó en dormirse. Se despertó
 917   14|           que atravesaba la delgada tela de sus ropas e instintivamente
 918   15|         entre las patas del animal, tendiéndose boca arriba, y bebió con
 919   98|            la olla metió en ella un tenedor y sacó un gran pedazo de
 920     | tener
 921   98|           le hacía después de haber tenido tanto frío; y bebió.~
 922    3|          que él mismo proponía para tentar la codicia de aldeanos y
 923    3|            a pesar de todo, una vez terminado su trabajo, se deshacían
 924  117|             en la primera casa para terminar en la Alcaldía, donde el
 925    3|            por falta de demandas, y terminó por decidirse, al encontrarse
 926   26|     prohibiendo la mendicidad en el territorio de la comuna. Soy el alcalde,
 927   10|           de la suerte, tomando por testigos a todos los hombres, de
 928   47|                                     Tiene usted sus papeles en regla? -
 929  122|       granuja, pillo, indecente: ya tienes techo por lo menos para
 930   98|                              Un pan tierno se veía sobre la chimenea,
 931  117|    aproximaba, extendiendo sobre la tierra el velo pesado y siniestro
 932    4|     hacinados de paja trillada; las tierras, desnudas de toda vegetación,
 933   99|      ardiente. Sintió a lo lejos el tintineo de una campana; era que
 934   12|           Miseria..., desgracia ... todavía un mes de camino para volver
 935    8|          los bien acomodados que le tomaban por vagabundo; el consejo
 936   10|           injusticias de la suerte, tomando por testigos a todos los
 937     | tomar
 938  100|            de seguir el camino real tomo a través del campo, en dirección
 939  103|        infantil de hacer cabriolas. Tomó carrera y después de cada
 940    1|           la casa; las dos hermanas trabajaban a jornal, pero sus ganancias
 941    3|          principio, en que no debía trabajar más que de carpintero, puesto
 942    8|           superficie a pesar de él, traduciéndose en frases cortas e irritadas.~
 943   98|           un hombre; luego empezó a tragar con avidez grandes trozos;
 944  102|           se puso a beber a grandes tragos, sin interrumpir su marcha.
 945   30|            ribetes amarillos de sus trajes y los botones de metal como
 946   34|       Descansar -respondió Santiago tranquilamente.~
 947   99|           continuó comiendo con más tranquilidad, mojando pedazos de pan
 948   30|                        Aún no había transcurrido un cuarto de hora, cuando
 949    4|          deseo de apalear al primer transeúnte que encontrase entrando
 950   21|        marchar agrupados, corriendo tras los revoltosos que pretendían
 951  102|            le hacían dar frecuentes traspiés. Luego lanzó al aire una
 952  110|             comprendiendo que no se trataba de un asesinato, cedió sin
 953  115|    gendarmes lo sacudían, prontos a tratarlo con más rudeza si hacía
 954   98|             tanta violencia como si tratase de estrangular a un hombre;
 955  113|           al abrir los ojos vio dos tricornios de hule inclinados sobre
 956    4|          montones hacinados de paja trillada; las tierras, desnudas de
 957    8|            usted de su pueblo?"; la tristeza de no poder ocupar en nada
 958    9|                                  Al tropezar continuamente en los guijarros
 959   98|           tragar con avidez grandes trozos; el olor de la carne cerca
 960    5|          cena con aquellos redondos tubérculos, bien asados, que con seguridad
 961  110|          sin decirle una palabra la tumbó sobre el camino. Los garrafones
 962  102|            embrollarse sus ideas, a turbársele la vista y sus piernas entorpecidas
 963   15|         gruesa cabeza. "Si siquiera tuviera un cacharro - pensó - ,
 964   17|         para buscar calor. Entonces tuvo una idea; acostarse y pasar
 965    8|              cada minuto con nuevos ultrajes y que iba saliendo a la
 966    3|            a quienes pedía desde el umbral de las puertas a su paso
 967    6|        remolacha cruda arrancada de uno de aquellos surcos.~
 968     | ustedes
 969   37|                             A dónde va usted ahora?~
 970   99|            se sirvió un vaso lleno, vaciándolo en dos sorbos. Y casi repentinamente
 971  110|             rodando con estrépito y vaciándose por completo, y la mujer
 972    3|         harapiento, con el estómago vacío, las piernas destrozadas
 973  110|     levantarse y ver sus garrafones vacíos, sintió tal furor, que arrojándose
 974    4|       convulsivamente, sintiendo el vago deseo de apalear al primer
 975   71|                                     Vamos a ver esos papeles - dijo
 976   17|          hocico como dos chorros de vapor, acariciaba la cara del
 977     | varias
 978   20|             dirección a los pueblos vecinos, a festejar el domingo con
 979    4|           tierras, desnudas de toda vegetación, ocultaban en su seno la
 980   66|         hacia el pueblo, del que se veían los tejados, a través de
 981    1|         Maestro carpintero, de unos veintisiete años, honrado trabajador,
 982  117|      extendiendo sobre la tierra el velo pesado y siniestro de una
 983   31|             estar persuadido de que venían por él, no se movió; estaba
 984  104|           camino en desmonte, y vio venir hacia él una mujer ya madura,
 985   16|            la luz que filtraban las ventanas de una casa.~
 986  120|             yo -repetía -, con sólo verlo en el camino.~
 987   98|           sobre la chimenea. Apenas vertió el líquido en su vaso, conoció
 988   30|    Marchaban despacio, juntos, bien vestidos; sus sombreros de hule relucían
 989   35|                           De dónde, viene?~
 990  117|             ellas hubieran sido las violadas, querían ver entrar al miserable
 991   98|           parecer. Randel se arrojó violentamente sobre el pan y lo mordió
 992  111|            despreciando este ataque violento y sintiéndose un poco despejado,
 993  110|       brutal, el joven era fuerte y viril. Pero al levantarse y ver
 994   67|            misterioso asesino de la viuda Malet, que la policía buscaba
 995   58|                   Entonces, ¿de qué vive usted?~
 996   15|             leche en aquella fuente vivificadora.~
 997   93|                          Por Cristo vivo! - exclamó en voz alta e
 998  103|           carrera y después de cada voltereta volvía a cantar la misma
 999   17|         recostó su cabeza sobre las voluminosas ubres que acababan de prestarle
1000  114|                 Ya sabía yo que nos volveríamos a ver -le dijo burlonamente
1001  109|           poseído de otra rabia más voraz que el hambre; poseído de
1002   80|                                     Voy a ponerte en libertad -
1003   17|           animal; entonces daba una vuelta para calentarse y secar
1004   17|                    La vaca se había vuelto a acostar pesadamente. Se
1005   13|              seria peón de albañil, yesero, picapedrero, cualquier
1006   32|      marchando con ese paso marcial zambo y pesado como el de un ganso.
1007   98|             cogió unas berzas, unas zanahorias, algunas cebollas, y cuando
1008  101|         juntos de un solo salto las zanjas de la huerta.~
1009  110|           el hombre y quitándose un zapato, le amenazó con romperle
1010    4|         cabeza pesada, sintiendo el zumbido de la sangre en los oídos,
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