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Guy de Maupassant El vagabundo Concordancias (Hapax Legomena) |
Párrafo
1 8| el recuerdo de sus padres abandonados en el pueblo, sin recursos 2 92| casita, cuya ventana estaba abierta, percibió un olor de comida 3 117| Todas las puertas estaban abiertas, pues ya se sabía lo sucedido. 4 24| especie de burgués, bien abrigado, con un largo gabán desabrochado 5 16| llanura desierta no había un abrigo donde refugiarse. Tenía 6 113| gran golpe le despertó y al abrir los ojos vio dos tricornios 7 51| del hombre a quien se le acaba de jugar una mala partida.~ 8 88| Llévenselo en seguida, porque acabaré por incomodarme! - dijo 9 17| como dos chorros de vapor, acariciaba la cara del trabajador, 10 17| pesadamente. Se sentó a su lado, acariciándole la cabeza, agradecido del 11 96| exquisita y de coles hervidas le acarició el estómago hambriento, 12 3| encontrarse falto de recursos, a aceptar la primera colocación que 13 8| las repulsas, las malas acogidas, las noches pasadas sobre 14 8| notaba por parte de los bien acomodados que le tomaban por vagabundo; 15 17| vientre; buscó un sitio donde acomodarse, y por fin recostó su cabeza 16 17| La vaca se había vuelto a acostar pesadamente. Se sentó a 17 17| Entonces tuvo una idea; acostarse y pasar la noche arrimado 18 8| sin recursos casi, iban acumulándola poco a poco en su corazón 19 32| pasar a su lado, hicieron ademán de haberlo descubierto, 20 64| Adonde quiera -contestó el carpintero, 21 70| dinero encima, según é1 mismo afirma, arrestado en pleno ejercicio 22 67| carnicero, antiguo sargento, afirmaba que era un desertor; el 23 89| dejó llevar así hasta las afueras del pueblo, donde siguiendo 24 101| que acababa de hacer y tan ágil que saltaba a pies juntos 25 92| percibió un olor de comida tan agradable, que le hizo detenerse junto 26 17| acariciándole la cabeza, agradecido del alimento que le había 27 21| que un perro hacía marchar agrupados, corriendo tras los revoltosos 28 14| a fin de impedir que el agua fría se escurriese por el 29 122| Ah, miserable, granuja, pillo, 30 | ahí 31 4| sobre el hombre. Extenuado, alargaba el paso para llegar antes; 32 7| voz alta consigo mismo, alargando el paso. por la obsesión 33 50| estaban hechos pedazos, y los alargó al gendarme.~ 34 111| algunas de las cuales le alcanzaron en la espalda.~ 35 99| alegre, resucitado por el alcohol, contento y decidor como 36 109| hambre; poseído de la fiebre alcohólica y de la furia de un hombre 37 10| salía de los tejados de una aldea cercana a aquella hora, 38 67| de chiquillos. Aldeanos y aldeanas le contemplaban al verle 39 21| Vio un aldeano, ya de edad, que conducía 40 103| entonces sobre una espesa alfombra de húmeda y fresca hierba. 41 | alguno 42 17| había proporcionado. El aliento tibio y fuerte del animal 43 11| del pan que necesito para alimentarme!"~ 44 86| No tengo obligación de alimentarte. ¡Estaría bueno!~ 45 3| piernas destrozadas y el alma angustiada, marchaba descalzo 46 14| instintivamente lanzó a su alrededor una angustiosa mirada, en 47 107| al camino, a pesar de la altura del talud, que no bajaba 48 105| Al llegar junto a él, alzó la vista la mujer y se echó 49 18| le hizo ponerse en pie. Amanecía; no llovía ya y el cielo 50 8| corazón una sorda cólera, amasada cada día, cada hora, cada 51 15| largo tiempo, estrujando con ambas manos el tibio pezón que 52 96| encerrado en la cocina, un ambiente tibio y lleno de olores 53 89| gendarmes cogieron entonces por ambos brazos al carpintero y lo 54 4| entre los árboles. El tiempo amenazaba lluvia; el campo estaba 55 32| pies a cabeza con gesto amenazador y furioso.~ 56 110| quitándose un zapato, le amenazó con romperle la cabeza si 57 20| festejar el domingo con sus amigos o parientes.~ 58 65| antes de recibir la orden, añadió:~ 59 90| Aquí es; andando y de prisa; que no lo vuelva 60 3| piernas destrozadas y el alma angustiada, marchaba descalzo sobre 61 14| lanzó a su alrededor una angustiosa mirada, en la que se retrataba 62 79| contemplaron los dos con un odio de animales pertenecientes a dos especies 63 102| Luego lanzó al aire una antigua canción popular.~ 64 67| un asesino. El carnicero, antiguo sargento, afirmaba que era 65 4| sintiendo el vago deseo de apalear al primer transeúnte que 66 18| no llovía ya y el cielo aparecía puro y despejado. 'La vaca 67 30| hora, cuando dos gendarmes aparecieron en el camino. Marchaban 68 5| bordes del sendero, sin apartar de su memoria la imagen 69 67| notaba el ardiente deseo de apedrearlo, de arañarlo, de magullarlo 70 98| había sobre la chimenea. Apenas vertió el líquido en su 71 109| joven; poseído de todos los apetitos del macho, de todas las 72 10| entrar en una de sus casas, aplastar a los habitantes y sentarse 73 17| helados, según el costado que aplicaba al vientre del animal; entonces 74 94| su palo; nadie respondió; aporreó con más fuerza, gritando:~ 75 67| falsa, y el quincallero apostaba a que aquél era el misterioso 76 18| pegado al suelo; se inclinó, apoyándose sobre las palmas de las 77 14| resguardar su cuerpo, donde apoyar su cabeza.~ 78 4| inyectados, la boca seca, apretaba su palo convulsivamente, 79 117| La noche se aproximaba, extendiendo sobre la tierra 80 96| se movía en el interior; aproximándose a la ventana la empujó y 81 32| Los gendarmes se aproximaron sin parecer percatarse de 82 67| quincallero apostaba a que aquél era el misterioso asesino 83 | aquello 84 67| deseo de apedrearlo, de arañarlo, de magullarlo a patadas. 85 112| se acostó al pie de un árbol; sus ideas eran confusas, 86 10| violencia y robo, sentía ardientes deseos de correr hacia el 87 104| separados del cuerpo por un aro de cuba. Randel la esperó, 88 6| víspera, una remolacha cruda arrancada de uno de aquellos surcos.~ 89 4| cruzaban el cielo rápidamente, arrastradas por el viento que gemía 90 96| hambriento, escapándose luego arrastrado por el viento frío del exterior.~ 91 89| brazos al carpintero y lo arrastraron. Se dejó llevar así hasta 92 70| según é1 mismo afirma, arrestado en pleno ejercicio de mendicidad 93 15| animal, tendiéndose boca arriba, y bebió con avidez largo 94 17| acostarse y pasar la noche arrimado a aquel tibio y grueso vientre; 95 4| una de esas hambres que arroja al lobo sobre el hombre. 96 111| hacer, mientras que ella le arrojaba piedras, algunas de las 97 110| vacíos, sintió tal furor, que arrojándose a su vez sobre el hombre 98 98| llenas al parecer. Randel se arrojó violentamente sobre el pan 99 14| Se arrolló al cuello lo que restaba 100 5| redondos tubérculos, bien asados, que con seguridad hubieran 101 67| que era un ladrón; otros aseguraban que un asesino. El carnicero, 102 110| que no se trataba de un asesinato, cedió sin gran pena, sin 103 | así 104 110| mujer retrocedía ante él, asustada de su semblante, de su mirada, 105 111| ligereza de sus piernas, asustado, espantado de lo que acababa 106 98| un gran pedazo de ternera atada con un bramante. Después 107 113| aquella mañana, que le estaban atando los brazos.~ 108 111| Randel, despreciando este ataque violento y sintiéndose un 109 92| devoradora, enloquecedora, que le atraía como a una bestia inconsciente 110 98| la carne cerca de él le atrajo hacia la chimenea, y después 111 14| pero pronto sintió que atravesaba la delgada tela de sus ropas 112 67| de la misa mayor cuando atravesaron el pueblo. La plaza estaba 113 15| la hierba; era una vaca. Atravesó el barranco y se dirigió 114 33| aquí? -le preguntó el cabo, avanzando hacia él.~ 115 20| marcha. Durante dos horas avanzó por el mismo camino de siempre, 116 8| pasadas sobre la hierba, el ayuno y el desprecio. que notaba 117 1| al hombro, en un pañuelo azul sujeto al extremo de un 118 107| altura del talud, que no bajaba de seis pies.~ 119 21| un rebaño de corderos que balaban inquietos, y que un perro 120 26| contestó el burgués - el bando fijado a la entrada del 121 87| obligarán a que haga una barbaridad. Tanto peor para ustedes, 122 99| costumbre, encontró buena la bebida y se sirvió un vaso lleno, 123 98| Después de esto, cogió unas berzas, unas zanahorias, algunas 124 18| las palmas de las manos, y besando el húmedo y caliente hocico, 125 92| que le atraía como a una bestia inconsciente hacia aquella 126 20| iglesias repicaban; mujeres con blanca cofia, unas a pie y otras 127 99| después de introducir en sus bolsillos el resto del pan y una de 128 5| Miraba los bordes del sendero, sin apartar 129 11| una especie de formidable borrachera, haciendo nacer en su cerebro 130 109| desgraciado no la oía; estaba borracho, loco, poseído de otra rabia 131 102| sacó de su bolsillo la botella y se puso a beber a grandes 132 30| amarillos de sus trajes y los botones de metal como si desde lejos 133 98| de ternera atada con un bramante. Después de esto, cogió 134 30| de hule relucían al sol; brillaban los ribetes amarillos de 135 16| de cuando en cuando veía brillar entre los árboles la luz 136 97| el fuego, la comida, el buen guisado del domingo, con 137 86| de alimentarte. ¡Estaría bueno!~ 138 114| volveríamos a ver -le dijo burlonamente el cabo.~ 139 1| más de un mes caminando en busca de trabajo por todas partes. 140 24| de él a los campesinos y buscando una buena cara, un rostro 141 25| Busco trabajo hace dos meses - 142 17| tibio y grueso vientre; buscó un sitio donde acomodarse, 143 103| deseo infantil de hacer cabriolas. Tomó carrera y después 144 15| Si siquiera tuviera un cacharro - pensó - , podría beber 145 24| desabrochado que dejaba ver una cadena de oro cruzando su pecho.~ 146 99| mojando pedazos de pan en el caldo. Las sienes le latían con 147 17| entonces daba una vuelta para calentarse y secar la parte del cuerpo 148 82| Cállate -ordenó el alcalde con severidad.~ 149 67| llena de gente formando calle para ver pasar al malhechor, 150 3| puertas a su paso por las calles. Llegaba la noche, y Santiago 151 17| bajo las patas para buscar calor. Entonces tuvo una idea; 152 20| Y después que se hubo calzado, emprendió su marcha. Durante 153 2| Había caminado sin descansar, ni de día 154 1| Llevaba más de un mes caminando en busca de trabajo por 155 91| quince o veinte minutos caminó, embrutecido de tal modo, 156 1| repuesto, un pantalón y una camisa.~ 157 99| lejos el tintineo de una campana; era que la misa había concluido. 158 20| había salido el sol; las campanas de las iglesias repicaban; 159 24| desfilar delante de él a los campesinos y buscando una buena cara, 160 15| cubriendo de sombra los campos; Allá lejos, en un prado, 161 20| de siempre, hasta que el cansancio le produjo una lasitud tan 162 106| Era usted el que cantaba?~ 163 103| cada voltereta volvía a cantar la misma canción.~ 164 98| pedazo de carne y una buena cantidad de aquellas legumbres, notó 165 18| El canto de un gallo le hizo ponerse 166 109| furia de un hombre que ha carecido de todo durante dos meses 167 3| pedazo de pan, gracias a la caridad de algunas mujeres, a quienes 168 19| otra vez; eres un animal caritativo ... Adiós.~ 169 67| aseguraban que un asesino. El carnicero, antiguo sargento, afirmaba 170 13| Puesto que la carpintería no prosperaba, seria peón 171 103| de hacer cabriolas. Tomó carrera y después de cada voltereta 172 12| conocido, que en aquellas carreteras en las que a todos se hacía 173 20| cofia, unas a pie y otras en carritos, comenzaban a pasar por 174 10| pueblo, entrar en una de sus casas, aplastar a los habitantes 175 92| al pasar por frente a una casita, cuya ventana estaba abierta, 176 110| el camino. Los garrafones cayeron, rodando con estrépito y 177 115| pieza cobrada por estos cazadores de criminales que no soltarían 178 98| unas zanahorias, algunas cebollas, y cuando llenó una silla 179 110| trataba de un asesinato, cedió sin gran pena, sin incomodarse, 180 5| proporcionado una buena cena con aquellos redondos tubérculos, 181 1| trabajo en el Departamento Central. Partió, pues, provisto 182 10| los tejados de una aldea cercana a aquella hora, que era 183 11| borrachera, haciendo nacer en su cerebro esta idea sencilla: "¡Tengo 184 3| leñador, pocero, albañil, cestero y hasta pastor, todo mediante 185 67| seguían corriendo una nube de chiquillos. Aldeanos y aldeanas le 186 17| saliendo de su hocico como dos chorros de vapor, acariciaba la 187 10| nuestra madre común, era ciega, injusta, pérfida y feroz. 188 113| A los cinco minutos dormía profundamente. 189 115| prisionero; una especie de pieza cobrada por estos cazadores de criminales 190 96| lleno de olores de carne cocida, de sopa exquisita y de 191 96| el aire encerrado en la cocina, un ambiente tibio y lleno 192 3| proponía para tentar la codicia de aldeanos y patrones, 193 104| perro a la vista de una codorniz.~ 194 20| repicaban; mujeres con blanca cofia, unas a pie y otras en carritos, 195 31| deseo de desafiarlos, de ser cogido y de vengarse mas tarde 196 89| Los gendarmes cogieron entonces por ambos brazos 197 45| compañero y con el tono colérico del que está cansado de 198 96| de sopa exquisita y de coles hervidas le acarició el 199 15| dejando al descubierto las colgantes y pesadas ubres; se acostó 200 3| recursos, a aceptar la primera colocación que le saliera al encuentro. 201 97| casa; sobre una mesa había colocados un par de cubiertos; sin 202 65| Y colocándose entre los gendarmes, antes 203 20| pie y otras en carritos, comenzaban a pasar por el camino en 204 1| qué emplearse y había de comerse la ración de los otros. 205 3| tenía y muchas veces sólo comía un pedazo de pan, gracias 206 99| gran consuelo. Y continuó comiendo con más tranquilidad, mojando 207 | Cómo 208 45| cabo se volvió hacia su compañero y con el tono colérico del 209 21| pretendían separarse de sus compañeros.~ 210 24| una buena cara, un rostro compasivo, para volver a formular 211 110| estrépito y vaciándose por completo, y la mujer empezó a gritar 212 110| llamar en aquel desierto, y comprendiendo que no se trataba de un 213 10| naturaleza, nuestra madre común, era ciega, injusta, pérfida 214 26| mendicidad en el territorio de la comuna. Soy el alcalde, y si no 215 68| En la sala del Concejo Municipal, donde le hicieron 216 99| campana; era que la misa había concluido. Y obedeciendo al instinto 217 7| pensado hasta entonces nada en concreto; todas sus facultades, su 218 21| aldeano, ya de edad, que conducía delante de é1 un rebaño 219 70| de certificados de buena conducta y de documentos en regla.~ 220 112| un árbol; sus ideas eran confusas, había perdido el recuerdo 221 12| pueblo natal, donde era conocido, que en aquellas carreteras 222 46| granujas dicen lo mismo. Conozco el sistema.~ 223 8| tomaban por vagabundo; el consejo diariamente recibido: "¿ 224 99| miedo, a ese instinto de. conservación que guía y hace perspicaces 225 3| el borde del camino, para conservar el último par de zapatos, 226 | consigo 227 99| estómago sintiese un gran consuelo. Y continuó comiendo con 228 3| encontraba nueva ocupación, consumía lo que tenía y muchas veces 229 67| Aldeanos y aldeanas le contemplaban al verle pasar, y en sus 230 10| Montón de marranos!", contemplando al mismo tiempo la pequeña 231 79| Y se contemplaron los dos con un odio de animales 232 6| había pasado y habría de contentarse con roer, como había hecho 233 9| Al tropezar continuamente en los guijarros que rodaban 234 99| sintiese un gran consuelo. Y continuó comiendo con más tranquilidad, 235 110| empezó a gritar hasta que, convencida de que no había de servirle 236 51| deletreó mascullando. Después convencido de que estaban al corriente, 237 89| señalaba los doscientos metros convenidos, dijo el cabo:~ 238 4| boca seca, apretaba su palo convulsivamente, sintiendo el vago deseo 239 21| delante de é1 un rebaño de corderos que balaban inquietos, y 240 51| convencido de que estaban al corriente, se los devolvió, con el 241 112| Corrió largo tiempo, hasta que 242 8| traduciéndose en frases cortas e irritadas.~ 243 98| mesa y sentándose enfrente cortó la ternera en cuatro partes 244 4| la simiente de la próxima cosecha. Randel sintió hambre, un 245 17| espalda helados, según el costado que aplicaba al vientre 246 99| pesar de haber perdido la costumbre, encontró buena la bebida 247 67| desertor; el estanquero creía reconocer en él a un pordiosero 248 117| pesado y siniestro de una crepúsculo de otoño. Al cabo dé una 249 104| una mujer ya madura, una criada que volvía al pueblo, llevando 250 115| cobrada por estos cazadores de criminales que no soltarían ya.~ 251 5| desaparecer el frío que le crispaba las manos.~ 252 93| Por Cristo vivo! - exclamó en voz alta 253 6| la víspera, una remolacha cruda arrancada de uno de aquellos 254 4| otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el cielo rápidamente, arrastradas 255 24| dejaba ver una cadena de oro cruzando su pecho.~ 256 1| los hijos, teniendo que cruzarse de brazos ante la escasez 257 3| fue picapedrero, mozo de cuadra, empedrador, leñador, pocero, 258 111| piedras, algunas de las cuales le alcanzaron en la espalda.~ 259 | cualquier 260 | cualquiera 261 | cuántas 262 9| de cochinos..., ni cuatro cuartos ... ni un céntimo... y ahora 263 104| del cuerpo por un aro de cuba. Randel la esperó, inclinado, 264 97| había colocados un par de cubiertos; sin duda los propietarios 265 15| Llegó la noche, cubriendo de sombra los campos; Allá 266 14| Se arrolló al cuello lo que restaba de su último 267 15| dirigió hacia allí sin darse cuenta de lo que hacía. Cuando 268 80| dijo el alcalde -; ¡pero cuidado con que te vuelva a encontrar!~ 269 92| por frente a una casita, cuya ventana estaba abierta, 270 108| Que susto me ha dado usted! -dijo ella al verle 271 59| De lo que me dan.~ 272 102| piernas entorpecidas le hacían dar frecuentes traspiés. Luego 273 15| se dirigió hacia allí sin darse cuenta de lo que hacía. 274 117| crepúsculo de otoño. Al cabo dé una media hora llegaron 275 17| trabajador, que le decía: "¡No debes tener frío ahí dentro, como 276 3| un principio, en que no debía trabajar más que de carpintero, 277 26| Debías haber leído -le contestó 278 67| magullarlo a patadas. Unos decían que era un ladrón; otros 279 24| su petición. Al fin, se decidió a dirigirse a una especie 280 3| demandas, y terminó por decidirse, al encontrarse falto de 281 99| por el alcohol, contento y decidor como si dentro de su estómago 282 110| cogió por los hombros y sin decirle una palabra la tumbó sobre 283 62| gendarme con tono solemne declaró:~ 284 24| largo gabán desabrochado que dejaba ver una cadena de oro cruzando 285 15| animal se levantó lentamente, dejando al descubierto las colgantes 286 | dejar 287 84| doscientos metros del pueblo y déjenlo continuar su camino.~ 288 89| carpintero y lo arrastraron. Se dejó llevar así hasta las afueras 289 51| Este los deletreó mascullando. Después convencido 290 14| sintió que atravesaba la delgada tela de sus ropas e instintivamente 291 63| sorprendido usted en flagrante delito de vagancia y de mendicidad 292 3| despedir obreros por falta de demandas, y terminó por decidirse, 293 93| irritada -, es preciso que me den de comer cualquiera cosa 294 85| Denme de comer siquiera - murmuró 295 1| encontrar trabajo en el Departamento Central. Partió, pues, provisto 296 24| abrigado, con un largo gabán desabrochado que dejaba ver una cadena 297 31| rabia y de un gran deseo de desafiarlos, de ser cogido y de vengarse 298 5| seguridad hubieran hecho desaparecer el frío que le crispaba 299 121| Y en un desbordamiento de alegría, exclamó:~ 300 3| alma angustiada, marchaba descalzo sobre la hierba por el borde 301 9| que rodaban bajo sus pies descalzos, refunfuñaba: "¡ Desgracia... 302 18| puro y despejado. 'La vaca descansaba aún con el hocico pegado 303 51| los devolvió, con el aire descontento del hombre a quien se le 304 117| Alcaldía, donde el alcalde, deseando vengarse también del vagabundo, 305 5| de un montón de patatas desenterradas y esparcidas por el suelo. 306 10| y robo, sentía ardientes deseos de correr hacia el pueblo, 307 67| sargento, afirmaba que era un desertor; el estanquero creía reconocer 308 24| esperó largo tiempo, viendo desfilar delante de él a los campesinos 309 109| El desgraciado no la oía; estaba borracho, 310 3| terminado su trabajo, se deshacían de él. Luego, durante una 311 16| glacial y en toda la llanura desierta no había un abrigo donde 312 104| al borde de un camino en desmonte, y vio venir hacia él una 313 4| paja trillada; las tierras, desnudas de toda vegetación, ocultaban 314 30| en el camino. Marchaban despacio, juntos, bien vestidos; 315 3| respondían que acababan de despedir obreros por falta de demandas, 316 111| Pero Randel, despreciando este ataque violento y sintiéndose 317 8| la hierba, el ayuno y el desprecio. que notaba por parte de 318 66| a través de los árboles desprovistos de hojas, desde un cuarto 319 3| estómago vacío, las piernas destrozadas y el alma angustiada, marchaba 320 92| tan agradable, que le hizo detenerse junto a la puerta. Sintió 321 12| fría, espesa y helada. Se detuvo, murmurando: "¡ Miseria..., 322 72| leyó y releyó, y después de devolvérselos, ordenó:~ 323 51| estaban al corriente, se los devolvió, con el aire descontento 324 98| en su casa. Cuando hubo devorado casi todo el pedazo de carne 325 92| hambre, un hambre feroz, devoradora, enloquecedora, que le atraía 326 8| por vagabundo; el consejo diariamente recibido: "¿Por qué salió 327 13| ganara más que veinte sueldos diarios, tendría, por lo menos, 328 7| Dos días después hablaba en voz alta 329 46| Todos estos granujas dicen lo mismo. Conozco el sistema.~ 330 15| puntapié en el vientre, diciéndole: "jArriba!", y el pobre 331 10| y feroz. Y repetía entre dientes: "¡Montón de marranos!", 332 69| estás aquí, valiente! ¿No te dije que te haría encerrar? ¿ 333 91| saber a punto fijo dónde se dirigía. Durante quince o veinte 334 66| techo cuando llueva. Y se dirigieron hacia el pueblo, del que 335 15| Atravesó el barranco y se dirigió hacia allí sin darse cuenta 336 24| petición. Al fin, se decidió a dirigirse a una especie de burgués, 337 66| desde un cuarto de legua de distancia.~ 338 79| pertenecientes a dos especies distintas:~ 339 27| Randel, a quien empezaba a dominar la cólera, murmuro:~ 340 17| Quebrantado de fatiga, no tardó en dormirse. Se despertó varias veces 341 97| un par de cubiertos; sin duda los propietarios habían 342 103| húmeda y fresca hierba. Aquel dulce tapiz le produjo una loca 343 21| Vio un aldeano, ya de edad, que conducía delante de 344 12| volver a casa!" ... Y en efecto, volvía allá pensando en 345 95| Abran por favor! ... ¡Eh, abran!~ 346 70| afirma, arrestado en pleno ejercicio de mendicidad y vagancia, 347 4| en medio de la huerta, se elevaban, semejantes a grandes hongos 348 | ellas 349 102| interrumpir su marcha. Empezaban a embrollarse sus ideas, a turbársele 350 91| o veinte minutos caminó, embrutecido de tal modo, que no se le 351 3| picapedrero, mozo de cuadra, empedrador, leñador, pocero, albañil, 352 3| Se había empeñado, desde un principio, en 353 27| Randel, a quien empezaba a dominar la cólera, murmuro:~ 354 102| sin interrumpir su marcha. Empezaban a embrollarse sus ideas, 355 32| descubierto, y parándose, empezaron a mirarle de pies a cabeza 356 1| porque no tenía nada en qué emplearse y había de comerse la ración 357 20| después que se hubo calzado, emprendió su marcha. Durante dos horas 358 96| aproximándose a la ventana la empujó y el aire encerrado en la 359 8| Pero la fatiga, la encarnizada persecución de un trabajo 360 98| aquello era caliente, le encendería la sangre, que buena falta 361 104| inclinado, con los ojos encendidos como los de un perro a la 362 96| ventana la empujó y el aire encerrado en la cocina, un ambiente 363 69| No te dije que te haría encerrar? ¿Qué ha sucedido, cabo?~ 364 81| Mejor quiero que me encierre - dijo el carpintero -; 365 3| durante una semana, si no encontraba nueva ocupación, consumía 366 5| por el suelo. Si hubiera encontrado unas cuántas, hubiera reunido 367 78| Cómo había de encontrarle si me escondiera en el bosque?~ 368 3| terminó por decidirse, al encontrarse falto de recursos, a aceptar 369 4| al primer transeúnte que encontrase entrando en su casa a cenar.~ 370 98| sobre la mesa y sentándose enfrente cortó la ternera en cuatro 371 92| hambre feroz, devoradora, enloquecedora, que le atraía como a una 372 7| facultades, su inteligencia entera, la había puesto al servicio 373 102| turbársele la vista y sus piernas entorpecidas le hacían dar frecuentes 374 26| burgués - el bando fijado a la entrada del pueblo prohibiendo la 375 4| transeúnte que encontrase entrando en su casa a cenar.~ 376 110| de su mirada, de su boca entreabierta, de sus brazos extendidos. 377 97| De un salto el carpintero entró en la casa; sobre una mesa 378 36| Si fuera a enumerarle todos los pueblos por donde 379 6| Pero la época de la patata había pasado 380 19| hermosa ... hasta otra vez; eres un animal caritativo ... 381 | esas 382 96| el estómago hambriento, escapándose luego arrastrado por el 383 1| pero sus ganancias eran escasas, y él, Santiago Randel, 384 1| cruzarse de brazos ante la escasez de todo. El pan empezó a 385 78| había de encontrarle si me escondiera en el bosque?~ 386 14| impedir que el agua fría se escurriese por el pecho y la espalda; 387 | esos 388 111| de sus piernas, asustado, espantado de lo que acababa de hacer, 389 30| si desde lejos quisieran espantar a los malhechores y hacerles 390 5| patatas desenterradas y esparcidas por el suelo. Si hubiera 391 79| animales pertenecientes a dos especies distintas:~ 392 117| vengarse también del vagabundo, esperaba con impaciencia.~ 393 1| Alcaldía y el secretario le dio esperanzas de encontrar trabajo en 394 4| sábado a fines de otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el 395 15| tibio pezón que aún olía a establo. Y bebió tanto, que se hartó 396 1| honrado trabajador, había estado durante dos meses sosteniendo 397 118| Hola, valiente! ¡Ya estamos aquí! ... -le gritó desde 398 67| que era un desertor; el estanquero creía reconocer en él a 399 | estar 400 66| Préndame; al menos estaré bajo techo cuando llueva. 401 86| obligación de alimentarte. ¡Estaría bueno!~ 402 69| exclamó el magistrado -. ¡Ya estás aquí, valiente! ¿No te dije 403 | éste 404 | esto 405 81| dijo el carpintero -; estoy cansado de correr por los 406 98| violencia como si tratase de estrangular a un hombre; luego empezó 407 110| garrafones cayeron, rodando con estrépito y vaciándose por completo, 408 15| con avidez largo tiempo, estrujando con ambas manos el tibio 409 98| y empezó a comer como si estuviera en su casa. Cuando hubo 410 98| conoció que era un vino excelente. Tanto mejor; aquello era 411 45| oír la misma superchería, exclamo:~ 412 3| primeros hacía tiempo no existían.~ 413 17| cuerpo que había quedado expuesta al relente de la noche y 414 96| de carne cocida, de sopa exquisita y de coles hervidas le acarició 415 110| entreabierta, de sus brazos extendidos. Randel la cogió por los 416 117| La noche se aproximaba, extendiendo sobre la tierra el velo 417 4| al lobo sobre el hombre. Extenuado, alargaba el paso para llegar 418 96| arrastrado por el viento frío del exterior.~ 419 112| sintiéndose cansado de un modo extraordinario y viendo que sus piernas 420 1| un pañuelo azul sujeto al extremo de un palo, un par de zapatos 421 12| pensando en que era más fácil encontrar pronto en qué 422 2| donde encuentran trabajo fácilmente los obreros.~ 423 112| el recuerdo de todo y la facultad de pensar.~ 424 7| nada en concreto; todas sus facultades, su inteligencia entera, 425 67| una moneda de dos reales falsa, y el quincallero apostaba 426 1| de todo. El pan empezó a faltar en la casa; las dos hermanas 427 3| decidirse, al encontrarse falto de recursos, a aceptar la 428 1| dos meses sosteniendo a su familia, por ser el mayor de los 429 95| en esta casa? ¡Abran por favor! ... ¡Eh, abran!~ 430 20| a los pueblos vecinos, a festejar el domingo con sus amigos 431 109| el hambre; poseído de la fiebre alcohólica y de la furia 432 4| oscurecido y era víspera de fiesta. De trecho en trecho, en 433 26| contestó el burgués - el bando fijado a la entrada del pueblo 434 91| responder y sin saber a punto fijo dónde se dirigía. Durante 435 16| entre los árboles la luz que filtraban las ventanas de una casa.~ 436 4| Era un sábado a fines de otoño. Espesas, nubes 437 87| repitió Randel con tono firme - me obligarán a que haga 438 63| sido, sorprendido usted en flagrante delito de vagancia y de 439 67| plaza estaba llena de gente formando calle para ver pasar al 440 11| cabeza como una especie de formidable borrachera, haciendo nacer 441 24| compasivo, para volver a formular su petición. Al fin, se 442 8| ocupar en nada sus robustos y forzudos brazos; el recuerdo de sus 443 1| certificados, con siete francos en el bolsillo y llevando 444 8| de él, traduciéndose en frases cortas e irritadas.~ 445 102| entorpecidas le hacían dar frecuentes traspiés. Luego lanzó al 446 92| De pronto, al pasar por frente a una casita, cuya ventana 447 103| espesa alfombra de húmeda y fresca hierba. Aquel dulce tapiz 448 119| Y se frotaba las manos, contento como 449 15| hartó de leche en aquella fuente vivificadora.~ 450 36| Si fuera a enumerarle todos los pueblos 451 94| empezó a golpear la puerta fuertemente con su palo; nadie respondió; 452 109| fiebre alcohólica y de la furia de un hombre que ha carecido 453 32| cabeza con gesto amenazador y furioso.~ 454 110| garrafones vacíos, sintió tal furor, que arrojándose a su vez 455 24| bien abrigado, con un largo gabán desabrochado que dejaba 456 18| El canto de un gallo le hizo ponerse en pie. 457 1| trabajaban a jornal, pero sus ganancias eran escasas, y él, Santiago 458 13| cualquier cosa. Aunque no ganara más que veinte sueldos diarios, 459 32| zambo y pesado como el de un ganso. De pronto, al pasar a su 460 104| volvía al pueblo, llevando un garrafón de leche en cada mano, separados 461 4| arrastradas por el viento que gemía entre los árboles. El tiempo 462 16| caía ahora más espesa y glacial y en toda la llanura desierta 463 113| dormía profundamente. Un gran golpe le despertó y al abrir los 464 94| Y empezó a golpear la puerta fuertemente con 465 3| comía un pedazo de pan, gracias a la caridad de algunas 466 20| produjo una lasitud tan grande que se vio precisado a tomar 467 122| Ah, miserable, granuja, pillo, indecente: ya tienes 468 46| Todos estos granujas dicen lo mismo. Conozco 469 10| la pequeña nube de humo gris que salía de los tejados 470 4| de otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el cielo rápidamente, 471 94| aporreó con más fuerza, gritando:~ 472 105| la mujer y se echó reír gritándole:~ 473 110| completo, y la mujer empezó a gritar hasta que, convencida de 474 117| insultarle y maltratarle. Fue una gritería que empezó en la primera 475 118| Ya estamos aquí! ... -le gritó desde lejos.~ 476 15| animal levantó al verle su gruesa cabeza. "Si siquiera tuviera 477 17| arrimado a aquel tibio y grueso vientre; buscó un sitio 478 68| donde le hicieron entrar sus guardianes, Randel encontró al alcalde 479 14| encontrar un sitio donde guarecerse, donde resguardar su cuerpo, 480 99| instinto de. conservación que guía y hace perspicaces a los 481 9| tropezar continuamente en los guijarros que rodaban bajo sus pies 482 97| fuego, la comida, el buen guisado del domingo, con la sopa 483 32| lado, hicieron ademán de haberlo descubierto, y parándose, 484 97| sin duda los propietarios habían ido a misa y dejado a punto, 485 10| sus casas, aplastar a los habitantes y sentarse en su lugar a 486 120| lo había dicho yo; ya lo habla dicho yo -repetía -, con 487 7| Dos días después hablaba en voz alta consigo mismo, 488 6| la patata había pasado y habría de contentarse con roer, 489 30| espantar a los malhechores y hacerles huir.~ 490 102| piernas entorpecidas le hacían dar frecuentes traspiés. 491 75| Qué hacías esta mañana sobre el camino?~ 492 11| de formidable borrachera, haciendo nacer en su cerebro esta 493 4| hongos amarillos, montones hacinados de paja trillada; las tierras, 494 87| firme - me obligarán a que haga una barbaridad. Tanto peor 495 28| Hágame detener, si quiere, tal 496 8| persecución de un trabajo que no hallaba, las repulsas, las malas 497 4| hambre brutal, una de esas hambres que arroja al lobo sobre 498 3| noche, y Santiago Randel, harapiento, con el estómago vacío, 499 26| marchas pronto, de prisa, te haré detener.~ 500 69| valiente! ¿No te dije que te haría encerrar? ¿Qué ha sucedido, 501 15| establo. Y bebió tanto, que se hartó de leche en aquella fuente 502 36| todos los pueblos por donde he pasado, tendría para más 503 50| mugrientos documentos que estaban hechos pedazos, y los alargó al 504 12| una lluvia fría, espesa y helada. Se detuvo, murmurando: "¡ 505 17| con el pecho o la espalda helados, según el costado que aplicaba 506 1| faltar en la casa; las dos hermanas trabajaban a jornal, pero 507 19| Adiós, hermosa ... hasta otra vez; eres 508 96| sopa exquisita y de coles hervidas le acarició el estómago 509 1| por ser el mayor de los hijos, teniendo que cruzarse de 510 70| Un vagabundo sin casa ni hogar, señor alcalde - respondió 511 66| árboles desprovistos de hojas, desde un cuarto de legua 512 10| por testigos a todos los hombres, de que la naturaleza, nuestra 513 1| el bolsillo y llevando al hombro, en un pañuelo azul sujeto 514 110| Randel la cogió por los hombros y sin decirle una palabra 515 4| elevaban, semejantes a grandes hongos amarillos, montones hacinados 516 1| de unos veintisiete años, honrado trabajador, había estado 517 20| emprendió su marcha. Durante dos horas avanzó por el mismo camino 518 30| los malhechores y hacerles huir.~ 519 10| reflexionar en la otra injusticia humana, que se llama violencia 520 103| sobre una espesa alfombra de húmeda y fresca hierba. Aquel dulce 521 18| las manos, y besando el húmedo y caliente hocico, le dijo:~ 522 10| tiempo la pequeña nube de humo gris que salía de los tejados 523 8| pueblo, sin recursos casi, iban acumulándola poco a poco 524 97| los propietarios habían ido a misa y dejado a punto, 525 20| sol; las campanas de las iglesias repicaban; mujeres con blanca 526 5| apartar de su memoria la imagen de un montón de patatas 527 117| vagabundo, esperaba con impaciencia.~ 528 14| pañuelo, un pingajo, a fin de impedir que el agua fría se escurriese 529 104| cuba. Randel la esperó, inclinado, con los ojos encendidos 530 113| vio dos tricornios de hule inclinados sobre él y conoció los dos 531 18| hocico pegado al suelo; se inclinó, apoyándose sobre las palmas 532 88| seguida, porque acabaré por incomodarme! - dijo el alcalde levantándose.~ 533 110| cedió sin gran pena, sin incomodarse, porque aunque brutal, el 534 92| atraía como a una bestia inconsciente hacia aquella casa solitaria.~ 535 122| miserable, granuja, pillo, indecente: ya tienes techo por lo 536 10| Y se indignaba con las injusticias de la 537 86| más! -exclamó el alcalde, indignado -. No tengo obligación de 538 103| loca alegría y un deseo infantil de hacer cabriolas. Tomó 539 10| madre común, era ciega, injusta, pérfida y feroz. Y repetía 540 10| sin reflexionar en la otra injusticia humana, que se llama violencia 541 10| Y se indignaba con las injusticias de la suerte, tomando por 542 21| de corderos que balaban inquietos, y que un perro hacía marchar 543 14| delgada tela de sus ropas e instintivamente lanzó a su alrededor una 544 117| entrar al miserable para insultarle y maltratarle. Fue una gritería 545 7| todas sus facultades, su inteligencia entera, la había puesto 546 96| Nadie se movía en el interior; aproximándose a la ventana 547 2| de día ni de noche, por interminables caminos, bajo el sol y la 548 102| beber a grandes tragos, sin interrumpir su marcha. Empezaban a embrollarse 549 17| palmaditas en el pecho e introducía sus manos bajo las patas 550 99| su asiento y después de introducir en sus bolsillos el resto 551 4| sangre en los oídos, los ojos inyectados, la boca seca, apretaba 552 93| exclamó en voz alta e irritada -, es preciso que me den 553 8| traduciéndose en frases cortas e irritadas.~ 554 15| el vientre, diciéndole: "jArriba!", y el pobre animal se 555 1| dos hermanas trabajaban a jornal, pero sus ganancias eran 556 51| hombre a quien se le acaba de jugar una mala partida.~ 557 89| una vez llegados al poste kilométrico que señalaba los doscientos 558 67| Unos decían que era un ladrón; otros aseguraban que un 559 20| cansancio le produjo una lasitud tan grande que se vio precisado 560 99| el caldo. Las sienes le latían con fuerza, la piel se le 561 66| hojas, desde un cuarto de legua de distancia.~ 562 26| Debías haber leído -le contestó el burgués - 563 3| mozo de cuadra, empedrador, leñador, pocero, albañil, cestero 564 15| pobre animal se levantó lentamente, dejando al descubierto 565 | les 566 98| la chimenea, y después de levantar la tapa de la olla metió 567 110| fuerte y viril. Pero al levantarse y ver sus garrafones vacíos, 568 72| Los cogió, los leyó y releyó, y después de devolvérselos, 569 80| Voy a ponerte en libertad - dijo el alcalde -; ¡pero 570 111| echó a correr con toda la ligereza de sus piernas, asustado, 571 98| chimenea. Apenas vertió el líquido en su vaso, conoció que 572 10| injusticia humana, que se llama violencia y robo, sentía 573 110| había de servirle de nada llamar en aquel desierto, y comprendiendo 574 16| espesa y glacial y en toda la llanura desierta no había un abrigo 575 3| su paso por las calles. Llegaba la noche, y Santiago Randel, 576 89| mismo camino, y una vez llegados al poste kilométrico que 577 117| Al cabo dé una media hora llegaron al pueblo. Todas las puertas 578 67| pueblo. La plaza estaba llena de gente formando calle 579 98| chimenea, entre dos botellas llenas al parecer. Randel se arrojó 580 98| algunas cebollas, y cuando llenó una silla de provisiones, 581 52| Lleva dinero encima? -preguntó 582 1| Llevaba más de un mes caminando 583 89| lo arrastraron. Se dejó llevar así hasta las afueras del 584 84| Lleven a este hombre -les dijo - 585 88| Llévenselo en seguida, porque acabaré 586 9| un céntimo... y ahora a llover ... eso faltaba ... cochinos, 587 18| ponerse en pie. Amanecía; no llovía ya y el cielo aparecía puro 588 66| estaré bajo techo cuando llueva. Y se dirigieron hacia el 589 4| esas hambres que arroja al lobo sobre el hombre. Extenuado, 590 103| dulce tapiz le produjo una loca alegría y un deseo infantil 591 109| la oía; estaba borracho, loco, poseído de otra rabia más 592 10| habitantes y sentarse en su lugar a la mesa.~ 593 16| brillar entre los árboles la luz que filtraban las ventanas 594 109| de todos los apetitos del macho, de todas las necesidades 595 10| que la naturaleza, nuestra madre común, era ciega, injusta, 596 104| venir hacia él una mujer ya madura, una criada que volvía al 597 1| Ville-Avaray, en la Mancha. Maestro carpintero, de unos veintisiete 598 69| Hola, hola! - exclamó el magistrado -. ¡Ya estás aquí, valiente! ¿ 599 67| apedrearlo, de arañarlo, de magullarlo a patadas. Unos decían que 600 51| se le acaba de jugar una mala partida.~ 601 8| hallaba, las repulsas, las malas acogidas, las noches pasadas 602 67| misterioso asesino de la viuda Malet, que la policía buscaba 603 67| calle para ver pasar al malhechor, al que seguían corriendo 604 30| quisieran espantar a los malhechores y hacerles huir.~ 605 117| miserable para insultarle y maltratarle. Fue una gritería que empezó 606 104| garrafón de leche en cada mano, separados del cuerpo por 607 30| aparecieron en el camino. Marchaban despacio, juntos, bien vestidos; 608 43| Por qué se ha marchado usted de él?~ 609 32| parecer percatarse de él, marchando con ese paso marcial zambo 610 26| Soy el alcalde, y si no te marchas pronto, de prisa, te haré 611 32| marchando con ese paso marcial zambo y pesado como el de 612 10| entre dientes: "¡Montón de marranos!", contemplando al mismo 613 51| Este los deletreó mascullando. Después convencido de que 614 117| de otoño. Al cabo dé una media hora llegaron al pueblo. 615 3| cestero y hasta pastor, todo mediante una mezquina retribución, 616 4| De trecho en trecho, en medio de la huerta, se elevaban, 617 5| sendero, sin apartar de su memoria la imagen de un montón de 618 60| Mendigando?~ 619 68| alcalde sentado ante la mesa-despacho, teniendo a su lado al secretario.~ 620 30| trajes y los botones de metal como si desde lejos quisieran 621 98| levantar la tapa de la olla metió en ella un tenedor y sacó 622 3| pastor, todo mediante una mezquina retribución, que él mismo 623 | mi 624 | mí 625 23| caminos -contestó, el pastor, midiendo de pies a cabeza al vagabundo 626 99| obedeciendo al instinto más que al miedo, a ese instinto de. conservación 627 11| cochinos!" Y el dolor de sus miembros, el dolor de su estómago, 628 | mientras 629 8| cada día, cada hora, cada minuto con nuevos ultrajes y que 630 67| al verle pasar, y en sus miradas se notaba el ardiente deseo 631 32| y parándose, empezaron a mirarle de pies a cabeza con gesto 632 99| comiendo con más tranquilidad, mojando pedazos de pan en el caldo. 633 115| gesto, porque desde aquel momento era suyo; ya era prisionero; 634 52| de nuevo, después de unos momentos de reflexión.~ 635 67| aquella misma mañana una moneda de dos reales falsa, y el 636 4| grandes hongos amarillos, montones hacinados de paja trillada; 637 98| violentamente sobre el pan y lo mordió con tanta violencia como 638 28| para mí; al menos no me moriré de hambre.~ 639 96| Nadie se movía en el interior; aproximándose 640 31| que venían por él, no se movió; estaba poseído de una sorda 641 3| tiempo fue picapedrero, mozo de cuadra, empedrador, leñador, 642 | muchas 643 22| tendría trabajo para un obrero muerto de hambre? -preguntóle Randel, 644 49| Muéstrelos.~ 645 50| sus certificados, pobres y mugrientos documentos que estaban hechos 646 68| En la sala del Concejo Municipal, donde le hicieron entrar 647 12| espesa y helada. Se detuvo, murmurando: "¡ Miseria..., desgracia ... 648 27| empezaba a dominar la cólera, murmuro:~ 649 85| Denme de comer siquiera - murmuró el obrero.~ 650 11| formidable borrachera, haciendo nacer en su cerebro esta idea 651 12| qué ocuparse en su pueblo natal, donde era conocido, que 652 10| todos los hombres, de que la naturaleza, nuestra madre común, era 653 109| del macho, de todas las necesidades de la carne.~ 654 11| pueda privarme del pan que necesito para alimentarme!"~ 655 112| viendo que sus piernas se negaban a continuar, se acostó al 656 8| las malas acogidas, las noches pasadas sobre la hierba, 657 | nos 658 98| cantidad de aquellas legumbres, notó que tenía sed y cogió las 659 4| fines de otoño. Espesas, nubes grises cruzaban el cielo 660 | nuestra 661 3| semana, si no encontraba nueva ocupación, consumía lo que 662 52| dinero encima? -preguntó de nuevo, después de unos momentos 663 8| cada hora, cada minuto con nuevos ultrajes y que iba saliendo 664 99| misa había concluido. Y obedeciendo al instinto más que al miedo, 665 86| alcalde, indignado -. No tengo obligación de alimentarte. ¡Estaría 666 87| Randel con tono firme - me obligarán a que haga una barbaridad. 667 7| alargando el paso. por la obsesión de sus ideas. No había pensado 668 4| desnudas de toda vegetación, ocultaban en su seno la simiente de 669 3| si no encontraba nueva ocupación, consumía lo que tenía y 670 8| la tristeza de no poder ocupar en nada sus robustos y forzudos 671 12| encontrar pronto en qué ocuparse en su pueblo natal, donde 672 91| de tal modo, que no se le ocurría ni una idea ni un pensamiento.~ 673 79| contemplaron los dos con un odio de animales pertenecientes 674 3| carpintero, puesto que ese era su oficio. Pero en todos los talleres 675 109| El desgraciado no la oía; estaba borracho, loco, 676 4| zumbido de la sangre en los oídos, los ojos inyectados, la 677 45| del que está cansado de oír la misma superchería, exclamo:~ 678 15| manos el tibio pezón que aún olía a establo. Y bebió tanto, 679 98| de levantar la tapa de la olla metió en ella un tenedor 680 96| ambiente tibio y lleno de olores de carne cocida, de sopa 681 65| gendarmes, antes de recibir la orden, añadió:~ 682 63| mendicidad sobre el camino, y le ordeno que me siga.~ 683 24| dejaba ver una cadena de oro cruzando su pecho.~ 684 15| prado, percibió una mancha oscura sobre la hierba; era una 685 4| estaba desierto, porque había oscurecido y era víspera de fiesta. 686 | otras 687 8| brazos; el recuerdo de sus padres abandonados en el pueblo, 688 110| romperle la cabeza si no le pagaba la leche.~ 689 4| amarillos, montones hacinados de paja trillada; las tierras, desnudas 690 17| dentro, como yo!" Y le daba palmaditas en el pecho e introducía 691 18| inclinó, apoyándose sobre las palmas de las manos, y besando 692 1| zapatos de repuesto, un pantalón y una camisa.~ 693 32| de haberlo descubierto, y parándose, empezaron a mirarle de 694 20| domingo con sus amigos o parientes.~ 695 51| acaba de jugar una mala partida.~ 696 1| el Departamento Central. Partió, pues, provisto de papeles 697 8| malas acogidas, las noches pasadas sobre la hierba, el ayuno 698 67| arañarlo, de magullarlo a patadas. Unos decían que era un 699 6| Pero la época de la patata había pasado y habría de 700 5| la imagen de un montón de patatas desenterradas y esparcidas 701 3| la codicia de aldeanos y patrones, que a pesar de todo, una 702 3| algunas mujeres, a quienes pedía desde el umbral de las puertas 703 18| descansaba aún con el hocico pegado al suelo; se inclinó, apoyándose 704 99| los que se encuentran en peligro, se levantó de su asiento 705 110| asesinato, cedió sin gran pena, sin incomodarse, porque 706 7| obsesión de sus ideas. No había pensado hasta entonces nada en concreto; 707 91| ocurría ni una idea ni un pensamiento.~ 708 12| Y en efecto, volvía allá pensando en que era más fácil encontrar 709 112| de todo y la facultad de pensar.~ 710 15| siquiera tuviera un cacharro - pensó - , podría beber un poco 711 13| carpintería no prosperaba, seria peón de albañil, yesero, picapedrero, 712 87| haga una barbaridad. Tanto peor para ustedes, los satisfechos.~ 713 10| contemplando al mismo tiempo la pequeña nube de humo gris que salía 714 32| aproximaron sin parecer percatarse de él, marchando con ese 715 10| común, era ciega, injusta, pérfida y feroz. Y repetía entre 716 74| encontrar nada. El alcalde, perplejo, preguntó al obrero:~ 717 8| la fatiga, la encarnizada persecución de un trabajo que no hallaba, 718 99| conservación que guía y hace perspicaces a los que se encuentran 719 31| carpintero, a pesar de estar persuadido de que venían por él, no 720 79| con un odio de animales pertenecientes a dos especies distintas:~ 721 4| llegar antes; y con la cabeza pesada, sintiendo el zumbido de 722 15| descubierto las colgantes y pesadas ubres; se acostó entre las 723 24| para volver a formular su petición. Al fin, se decidió a dirigirse 724 15| con ambas manos el tibio pezón que aún olía a establo. 725 11| cochinos! ... yo no pido más que trabajo, nada más, ¡ 726 111| mientras que ella le arrojaba piedras, algunas de las cuales le 727 99| le latían con fuerza, la piel se le iba poniendo ardiente. 728 115| prisionero; una especie de pieza cobrada por estos cazadores 729 122| Ah, miserable, granuja, pillo, indecente: ya tienes techo 730 14| de su último pañuelo, un pingajo, a fin de impedir que el 731 67| atravesaron el pueblo. La plaza estaba llena de gente formando 732 70| mismo afirma, arrestado en pleno ejercicio de mendicidad 733 15| diciéndole: "jArriba!", y el pobre animal se levantó lentamente, 734 50| papeles, sus certificados, pobres y mugrientos documentos 735 3| cuadra, empedrador, leñador, pocero, albañil, cestero y hasta 736 8| pueblo?"; la tristeza de no poder ocupar en nada sus robustos 737 15| un cacharro - pensó - , podría beber un poco de leche". 738 67| de la viuda Malet, que la policía buscaba hacia seis meses.~ 739 18| canto de un gallo le hizo ponerse en pie. Amanecía; no llovía 740 80| Voy a ponerte en libertad - dijo el alcalde -; ¡ 741 99| fuerza, la piel se le iba poniendo ardiente. Sintió a lo lejos 742 102| aire una antigua canción popular.~ 743 67| creía reconocer en él a un pordiosero que le había pasado aquella 744 117| sucedido. Aldeanos y aldeanos, poseídos de cólera, como si ellos 745 89| camino, y una vez llegados al poste kilométrico que señalaba 746 15| campos; Allá lejos, en un prado, percibió una mancha oscura 747 20| lasitud tan grande que se vio precisado a tomar asiento sobre la 748 93| voz alta e irritada -, es preciso que me den de comer cualquiera 749 22| obrero muerto de hambre? -preguntóle Randel, levantándose y saludando.~ 750 66| Préndame; al menos estaré bajo techo 751 3| todos los talleres en que se presentaba le respondían que acababan 752 1| de los otros. Entonces se presentó en la Alcaldía y el secretario 753 17| voluminosas ubres que acababan de prestarle su alimento. Quebrantado 754 21| tras los revoltosos que pretendían separarse de sus compañeros.~ 755 4| vago deseo de apalear al primer transeúnte que encontrase 756 3| par de zapatos, pues los primeros hacía tiempo no existían.~ 757 3| había empeñado, desde un principio, en que no debía trabajar 758 115| momento era suyo; ya era prisionero; una especie de pieza cobrada 759 11| derecho alguno que pueda privarme del pan que necesito para 760 7| puesto al servicio de su profesión.~ 761 113| los cinco minutos dormía profundamente. Un gran golpe le despertó 762 26| a la entrada del pueblo prohibiendo la mendicidad en el territorio 763 115| Los gendarmes lo sacudían, prontos a tratarlo con más rudeza 764 97| cubiertos; sin duda los propietarios habían ido a misa y dejado 765 3| retribución, que él mismo proponía para tentar la codicia de 766 13| Puesto que la carpintería no prosperaba, seria peón de albañil, 767 98| cuando llenó una silla de provisiones, lo puso todo sobre la mesa 768 4| su seno la simiente de la próxima cosecha. Randel sintió hambre, 769 11| No hay derecho alguno que pueda privarme del pan que necesito 770 61| Cuando puedo -respondió Randel, resueltamente.~ 771 15| los ojos de él; le dio un puntapié en el vientre, diciéndole: " 772 18| llovía ya y el cielo aparecía puro y despejado. 'La vaca descansaba 773 17| de prestarle su alimento. Quebrantado de fatiga, no tardó en dormirse. 774 17| parte del cuerpo que había quedado expuesta al relente de la 775 117| hubieran sido las violadas, querían ver entrar al miserable 776 | quién 777 | quienes 778 64| Adonde quiera -contestó el carpintero, 779 28| Hágame detener, si quiere, tal vez será mejor para 780 81| Mejor quiero que me encierre - dijo el 781 67| de dos reales falsa, y el quincallero apostaba a que aquél era 782 91| dónde se dirigía. Durante quince o veinte minutos caminó, 783 30| metal como si desde lejos quisieran espantar a los malhechores 784 110| su vez sobre el hombre y quitándose un zapato, le amenazó con 785 1| emplearse y había de comerse la ración de los otros. Entonces se 786 5| cuántas, hubiera reunido unas ramas secas y allí, en el mismo 787 4| grises cruzaban el cielo rápidamente, arrastradas por el viento 788 11| decía -, y ahora con mas razón, puesto que me dejan reventar 789 100| vez de seguir el camino real tomo a través del campo, 790 67| mañana una moneda de dos reales falsa, y el quincallero 791 21| conducía delante de é1 un rebaño de corderos que balaban 792 23| cabeza al vagabundo con recelosa mirada.~ 793 8| el consejo diariamente recibido: "¿Por qué salió usted de 794 65| los gendarmes, antes de recibir la orden, añadió:~ 795 67| desertor; el estanquero creía reconocer en él a un pordiosero que 796 17| donde acomodarse, y por fin recostó su cabeza sobre las voluminosas 797 5| buena cena con aquellos redondos tubérculos, bien asados, 798 52| después de unos momentos de reflexión.~ 799 10| que era la de cenar. Y sin reflexionar en la otra injusticia humana, 800 16| no había un abrigo donde refugiarse. Tenía frío; de cuando en 801 9| bajo sus pies descalzos, refunfuñaba: "¡ Desgracia... miseria ... 802 74| Los gendarmes lo registraron, sin encontrar nada. El 803 73| Regístrenlo.~ 804 105| vista la mujer y se echó reír gritándole:~ 805 17| había quedado expuesta al relente de la noche y se dormía 806 72| Los cogió, los leyó y releyó, y después de devolvérselos, 807 30| vestidos; sus sombreros de hule relucían al sol; brillaban los ribetes 808 6| había hecho la víspera, una remolacha cruda arrancada de uno de 809 99| vaciándolo en dos sorbos. Y casi repentinamente se sintió alegre, resucitado 810 20| campanas de las iglesias repicaban; mujeres con blanca cofia, 811 87| dejan marchar hambriento - repitió Randel con tono firme - 812 1| palo, un par de zapatos de repuesto, un pantalón y una camisa.~ 813 8| trabajo que no hallaba, las repulsas, las malas acogidas, las 814 14| donde guarecerse, donde resguardar su cuerpo, donde apoyar 815 3| en que se presentaba le respondían que acababan de despedir 816 14| arrolló al cuello lo que restaba de su último pañuelo, un 817 99| introducir en sus bolsillos el resto del pan y una de las botellas 818 99| repentinamente se sintió alegre, resucitado por el alcohol, contento 819 61| puedo -respondió Randel, resueltamente.~ 820 14| angustiosa mirada, en la que se retrataba el dolor de no encontrar 821 3| todo mediante una mezquina retribución, que él mismo proponía para 822 110| La mujer retrocedía ante él, asustada de su 823 5| encontrado unas cuántas, hubiera reunido unas ramas secas y allí, 824 21| agrupados, corriendo tras los revoltosos que pretendían separarse 825 30| relucían al sol; brillaban los ribetes amarillos de sus trajes 826 117| ellos hubieran sido los robados, como si ellas hubieran 827 10| que se llama violencia y robo, sentía ardientes deseos 828 8| poder ocupar en nada sus robustos y forzudos brazos; el recuerdo 829 9| continuamente en los guijarros que rodaban bajo sus pies descalzos, 830 110| Los garrafones cayeron, rodando con estrépito y vaciándose 831 6| habría de contentarse con roer, como había hecho la víspera, 832 110| un zapato, le amenazó con romperle la cabeza si no le pagaba 833 14| atravesaba la delgada tela de sus ropas e instintivamente lanzó 834 24| buscando una buena cara, un rostro compasivo, para volver a 835 115| prontos a tratarlo con más rudeza si hacía un gesto, porque 836 4| Era un sábado a fines de otoño. Espesas, 837 91| marcha sin responder y sin saber a punto fijo dónde se dirigía. 838 90| ver más en el pueblo, o sabrá quién soy yo.~ 839 115| palabra. Los gendarmes lo sacudían, prontos a tratarlo con 840 68| En la sala del Concejo Municipal, donde 841 10| pequeña nube de humo gris que salía de los tejados de una aldea 842 20| sobre la hierba. Ya había salido el sol; las campanas de 843 3| primera colocación que le saliera al encuentro. En poco tiempo 844 8| diariamente recibido: "¿Por qué salió usted de su pueblo?"; la 845 101| de hacer y tan ágil que saltaba a pies juntos de un solo 846 22| preguntóle Randel, levantándose y saludando.~ 847 67| asesino. El carnicero, antiguo sargento, afirmaba que era un desertor; 848 87| Tanto peor para ustedes, los satisfechos.~ 849 4| ojos inyectados, la boca seca, apretaba su palo convulsivamente, 850 17| vuelta para calentarse y secar la parte del cuerpo que 851 5| hubiera reunido unas ramas secas y allí, en el mismo barranco, 852 98| legumbres, notó que tenía sed y cogió las dos botellas 853 67| pasar al malhechor, al que seguían corriendo una nube de chiquillos. 854 88| Llévenselo en seguida, porque acabaré por incomodarme! - 855 100| en marcha, pero en vez de seguir el camino real tomo a través 856 5| tubérculos, bien asados, que con seguridad hubieran hecho desaparecer 857 3| de él. Luego, durante una semana, si no encontraba nueva 858 110| ante él, asustada de su semblante, de su mirada, de su boca 859 4| la huerta, se elevaban, semejantes a grandes hongos amarillos, 860 89| al poste kilométrico que señalaba los doscientos metros convenidos, 861 11| en su cerebro esta idea sencilla: "¡Tengo el derecho de vivir, 862 29| volvió a sentar sobre la senda.~ 863 5| Miraba los bordes del sendero, sin apartar de su memoria 864 4| vegetación, ocultaban en su seno la simiente de la próxima 865 68| Randel encontró al alcalde sentado ante la mesa-despacho, teniendo 866 98| puso todo sobre la mesa y sentándose enfrente cortó la ternera 867 29| Y se volvió a sentar sobre la senda.~ 868 17| acostar pesadamente. Se sentó a su lado, acariciándole 869 15| vaca, que, a su vez, no separaba los ojos de él; le dio un 870 104| garrafón de leche en cada mano, separados del cuerpo por un aro de 871 21| revoltosos que pretendían separarse de sus compañeros.~ 872 | será 873 13| carpintería no prosperaba, seria peón de albañil, yesero, 874 7| entera, la había puesto al servicio de su profesión.~ 875 110| convencida de que no había de servirle de nada llamar en aquel 876 82| Cállate -ordenó el alcalde con severidad.~ 877 | Sí 878 | siempre 879 99| de pan en el caldo. Las sienes le latían con fuerza, la 880 1| papeles y certificados, con siete francos en el bolsillo y 881 63| camino, y le ordeno que me siga.~ 882 89| afueras del pueblo, donde siguiendo el mismo camino, y una vez 883 98| cebollas, y cuando llenó una silla de provisiones, lo puso 884 4| ocultaban en su seno la simiente de la próxima cosecha. Randel 885 117| tierra el velo pesado y siniestro de una crepúsculo de otoño. 886 99| si dentro de su estómago sintiese un gran consuelo. Y continuó 887 99| encontró buena la bebida y se sirvió un vaso lleno, vaciándolo 888 46| dicen lo mismo. Conozco el sistema.~ 889 62| Entonces el gendarme con tono solemne declaró:~ 890 92| inconsciente hacia aquella casa solitaria.~ 891 101| saltaba a pies juntos de un solo salto las zanjas de la huerta.~ 892 115| cazadores de criminales que no soltarían ya.~ 893 15| Llegó la noche, cubriendo de sombra los campos; Allá lejos, 894 30| juntos, bien vestidos; sus sombreros de hule relucían al sol; 895 99| lleno, vaciándolo en dos sorbos. Y casi repentinamente se 896 63| Ha sido, sorprendido usted en flagrante delito 897 12| las que a todos se hacía sospechoso.~ 898 1| estado durante dos meses sosteniendo a su familia, por ser el 899 11| dolor de su corazón se le subía a la cabeza como una especie 900 97| con la sopa de legumbres substanciosas.~ 901 13| no ganara más que veinte sueldos diarios, tendría, por lo 902 10| con las injusticias de la suerte, tomando por testigos a 903 1| hombro, en un pañuelo azul sujeto al extremo de un palo, un 904 45| cansado de oír la misma superchería, exclamo:~ 905 8| y que iba saliendo a la superficie a pesar de él, traduciéndose 906 6| arrancada de uno de aquellos surcos.~ 907 108| Que susto me ha dado usted! -dijo 908 | suyo 909 3| oficio. Pero en todos los talleres en que se presentaba le 910 107| a pesar de la altura del talud, que no bajaba de seis pies.~ 911 | también 912 | tanta 913 98| y después de levantar la tapa de la olla metió en ella 914 103| fresca hierba. Aquel dulce tapiz le produjo una loca alegría 915 31| cogido y de vengarse mas tarde de ellos.~ 916 17| Quebrantado de fatiga, no tardó en dormirse. Se despertó 917 14| que atravesaba la delgada tela de sus ropas e instintivamente 918 15| entre las patas del animal, tendiéndose boca arriba, y bebió con 919 98| la olla metió en ella un tenedor y sacó un gran pedazo de 920 | tener 921 98| le hacía después de haber tenido tanto frío; y bebió.~ 922 3| que él mismo proponía para tentar la codicia de aldeanos y 923 3| a pesar de todo, una vez terminado su trabajo, se deshacían 924 117| en la primera casa para terminar en la Alcaldía, donde el 925 3| por falta de demandas, y terminó por decidirse, al encontrarse 926 26| prohibiendo la mendicidad en el territorio de la comuna. Soy el alcalde, 927 10| de la suerte, tomando por testigos a todos los hombres, de 928 47| Tiene usted sus papeles en regla? - 929 122| granuja, pillo, indecente: ya tienes techo por lo menos para 930 98| Un pan tierno se veía sobre la chimenea, 931 117| aproximaba, extendiendo sobre la tierra el velo pesado y siniestro 932 4| hacinados de paja trillada; las tierras, desnudas de toda vegetación, 933 99| ardiente. Sintió a lo lejos el tintineo de una campana; era que 934 12| Miseria..., desgracia ... todavía un mes de camino para volver 935 8| los bien acomodados que le tomaban por vagabundo; el consejo 936 10| injusticias de la suerte, tomando por testigos a todos los 937 | tomar 938 100| de seguir el camino real tomo a través del campo, en dirección 939 103| infantil de hacer cabriolas. Tomó carrera y después de cada 940 1| la casa; las dos hermanas trabajaban a jornal, pero sus ganancias 941 3| principio, en que no debía trabajar más que de carpintero, puesto 942 8| superficie a pesar de él, traduciéndose en frases cortas e irritadas.~ 943 98| un hombre; luego empezó a tragar con avidez grandes trozos; 944 102| se puso a beber a grandes tragos, sin interrumpir su marcha. 945 30| ribetes amarillos de sus trajes y los botones de metal como 946 34| Descansar -respondió Santiago tranquilamente.~ 947 99| continuó comiendo con más tranquilidad, mojando pedazos de pan 948 30| Aún no había transcurrido un cuarto de hora, cuando 949 4| deseo de apalear al primer transeúnte que encontrase entrando 950 21| marchar agrupados, corriendo tras los revoltosos que pretendían 951 102| le hacían dar frecuentes traspiés. Luego lanzó al aire una 952 110| comprendiendo que no se trataba de un asesinato, cedió sin 953 115| gendarmes lo sacudían, prontos a tratarlo con más rudeza si hacía 954 98| tanta violencia como si tratase de estrangular a un hombre; 955 113| al abrir los ojos vio dos tricornios de hule inclinados sobre 956 4| montones hacinados de paja trillada; las tierras, desnudas de 957 8| usted de su pueblo?"; la tristeza de no poder ocupar en nada 958 9| Al tropezar continuamente en los guijarros 959 98| tragar con avidez grandes trozos; el olor de la carne cerca 960 5| cena con aquellos redondos tubérculos, bien asados, que con seguridad 961 110| sin decirle una palabra la tumbó sobre el camino. Los garrafones 962 102| embrollarse sus ideas, a turbársele la vista y sus piernas entorpecidas 963 15| gruesa cabeza. "Si siquiera tuviera un cacharro - pensó - , 964 17| para buscar calor. Entonces tuvo una idea; acostarse y pasar 965 8| cada minuto con nuevos ultrajes y que iba saliendo a la 966 3| a quienes pedía desde el umbral de las puertas a su paso 967 6| remolacha cruda arrancada de uno de aquellos surcos.~ 968 | ustedes 969 37| A dónde va usted ahora?~ 970 99| se sirvió un vaso lleno, vaciándolo en dos sorbos. Y casi repentinamente 971 110| rodando con estrépito y vaciándose por completo, y la mujer 972 3| harapiento, con el estómago vacío, las piernas destrozadas 973 110| levantarse y ver sus garrafones vacíos, sintió tal furor, que arrojándose 974 4| convulsivamente, sintiendo el vago deseo de apalear al primer 975 71| Vamos a ver esos papeles - dijo 976 17| hocico como dos chorros de vapor, acariciaba la cara del 977 | varias 978 20| dirección a los pueblos vecinos, a festejar el domingo con 979 4| tierras, desnudas de toda vegetación, ocultaban en su seno la 980 66| hacia el pueblo, del que se veían los tejados, a través de 981 1| Maestro carpintero, de unos veintisiete años, honrado trabajador, 982 117| extendiendo sobre la tierra el velo pesado y siniestro de una 983 31| estar persuadido de que venían por él, no se movió; estaba 984 104| camino en desmonte, y vio venir hacia él una mujer ya madura, 985 16| la luz que filtraban las ventanas de una casa.~ 986 120| yo -repetía -, con sólo verlo en el camino.~ 987 98| sobre la chimenea. Apenas vertió el líquido en su vaso, conoció 988 30| Marchaban despacio, juntos, bien vestidos; sus sombreros de hule relucían 989 35| De dónde, viene?~ 990 117| ellas hubieran sido las violadas, querían ver entrar al miserable 991 98| parecer. Randel se arrojó violentamente sobre el pan y lo mordió 992 111| despreciando este ataque violento y sintiéndose un poco despejado, 993 110| brutal, el joven era fuerte y viril. Pero al levantarse y ver 994 67| misterioso asesino de la viuda Malet, que la policía buscaba 995 58| Entonces, ¿de qué vive usted?~ 996 15| leche en aquella fuente vivificadora.~ 997 93| Por Cristo vivo! - exclamó en voz alta e 998 103| carrera y después de cada voltereta volvía a cantar la misma 999 17| recostó su cabeza sobre las voluminosas ubres que acababan de prestarle 1000 114| Ya sabía yo que nos volveríamos a ver -le dijo burlonamente 1001 109| poseído de otra rabia más voraz que el hambre; poseído de 1002 80| Voy a ponerte en libertad - 1003 17| animal; entonces daba una vuelta para calentarse y secar 1004 17| La vaca se había vuelto a acostar pesadamente. Se 1005 13| seria peón de albañil, yesero, picapedrero, cualquier 1006 32| marchando con ese paso marcial zambo y pesado como el de un ganso. 1007 98| cogió unas berzas, unas zanahorias, algunas cebollas, y cuando 1008 101| juntos de un solo salto las zanjas de la huerta.~ 1009 110| el hombre y quitándose un zapato, le amenazó con romperle 1010 4| cabeza pesada, sintiendo el zumbido de la sangre en los oídos,