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MENÓN: Haced alto en esta parte,
Tocan cajas, y dice LISÍAS a la otra parte
LISÍAS: Cantad aquí, mientras llega
MÚSICOS: "Coronado de laureles,
Ha de haber una puerta de una gruta al lado
izquierdo, y dentro den golpes, y dice SEMÍRAMIS dentro
SEMÍRAMIS: Tiresias, abre esta puerta,
de mi desesperación.
Sale TIRESIAS, viejo, vestido de pieles largas,
como sacerdote antiguo, y dice los versos siguientes con admiración
TIRESIAS: Allí trompetas y cajas,
allí voces y instrumentos,
de tan desconforme unión
estos golpes que a esta puerta
MENÓN: Haced salva, que ya el Rey
desde aquí se descubrió.
LISÍAS: Vuelva la música a dar
MÚSICOS: "A tanta admiración
suspenso queda en su carrera el sol."
En la gruta SEMÍRAMIS, suenan golpes
SEMÍRAMIS: Tiresias, si hoy no dispensas
TIRESIAS: Del acero de mi vida
Se abre la puerta, y sale SEMÍRAMIS, vestida de pieles
ambos de equivocación,
jamás, que jamás llegó
donde aprisionada estoy
confusamente los dos
de su misma suspensión;
cuándo, un estruendo a esta parte,
cuándo a ésta una admiración;
repitiéndome los ecos
MÚSICOS: "A tanta admiración
suspenso queda en su carrera el sol."
TIRESIAS: No en vano yo me recelo
que fuese despertador
de los vientos, que hoy ha hecho
desacertado el rumor.
temí siempre que engendrasen
a quien las ocasionó;
y así, quiero prevenirte
de lo que es, para que no
le facilite, sin que
baste a embarazarse yo.
lenguas del sangriento dios,
le aclaman; y pues que ya
y que sabe enamorarse el sol.
SEMÍRAMIS: En vano, Tíresias, quieres
fue tu nacimiento?
SEMÍRAMIS: No;
TIRESIAS: ¿Pues cómo
SEMÍRAMIS: Como mi obediencia ya
del sufrimiento, alentado
TIRESIAS: ¿Te acordarás qué, te dije?
SEMÍRAMIS: Sí; que Venus te anunció,
que había de ser horror
del mundo, y que por mí habría,
TIRESIAS: Pues si eso sabes de ti,
digan que ha de despeñarme
si para vencerla a ella
tengo entendimiento yo?
que no la imaginación?
pues no pudiera hacer más
que matarle; y eso mismo
TIRESIAS: Pues antes que te resuelvas
sabré embarazarlo yo.
SEMÍRAMIS: ¿De qué suerte, si ya vuelven
a alentar mi presunción
esas voces?
TIRESIAS: Pues vosotros sois a quien
mi confïanza, sin que
SEMÍRAMIS: Tened, no lleguéis, villanos;
A TIRESIAS
Y así
se extiende mi presunción;
a sepultarme yo misma
TIRESIAS: Cerraré la puerta. Grande
para que embarace tanto
Suenas las cajas y salen SOLDADOS por una puerta,
NINO, rey, y MENÓN, general, e IRENE con espada y plumas;
y por otra puerta MÚSICOS vestidos de villanos,
de laureles ceñida la alta frente,
a ver, de tan extraños horizontes,
hoy, gran señor, aquestos patrios montes
que ausente te han tenido edades tantas.
CHATO: Y a todos su merced nos dé las plantas,
pues de creer es que para tales fines
todos los reyes traigan escarpines;
y déselas también aquí a Sirene
mi mojer, que a besárselas hoy viene,
por besar una cosa que no es mía.
SIRENE: ¿Que luego hobiese, Chato,
de ver el Rey que sois un mentecato?
Yo, Lisías, os estimo el noble celo
con que Ascalón recibe mi persona.
LISÍAS: Vuestra grandeza mi humildad abona;
que aunque es verdad que yo le he gobernado,
este amor no se debe a mi cuidado,
sino a su gran lealtad; y vos, señora,
de tanto humano sol divina aurora,
CHATO: Sino a Sirene, mi mojer, que es llano
que si llega en sus labios a ponella,
de asco en un mes no comeréis con ella.
que los huéspedes idos, haya escote.
las fértiles provincias del oriente
con tan grandes conquistas vitoriosa,
pues a sus armas yace la Fenicia,
y víctima la Siria, la Cilicia,
la Propóntida, Lidia, Egipto, y Caria,
donde apenas quedó nación contraria
que no me obedeciese
desde el Tanais al Nilo, cese, cese
de estremecer al sol, herir al viento,
turbar el mar y fatigar la tierra,
y hoy a la blanda paz ceda la guerra.
Desde hoy vivir en ella determino,
en la ciudad de mí nombre, Nino,
a quien yo por grandeza he edificado.
los sagrados laureles de mi frente
tanto has facilitado,
que a ti el mirarme de ellos coronado
si bien, bien a pagártelos me atrevo,
hoy con la gente en Ascalón te queda,
donde a tu orden disponerse pueda
ese despojo todo;
y en su distribución dispón el modo
de suerte, que el más mísero soldado
no vuelva sin que vuelva coronado
a pisar de su casa los umbrales;
y porque a dar hoy enseñado vivas,
porque no sabe cuánto es lisonjero
no supo cuánto fue, Menón, penoso
que liberal no fuera un poderoso;
el dar y el recibir lo aprendas junto.
con cuanto en sí contiene, hinche, y es de ella,
es tuya. De Ascalón eres ya dueño,
Pero éstos no son premios, son indicios
a mis pies, ni esto poco me agradezcas.
Toma la posesión, paga la gente,
y todo esto sea brevemente;
que te le está notando mi deseo;
que yo con la divina y soberana
beldad de Irene, mi gallarda hermana,
a quien, la Palas siendo de este Marte,
mis aplausos debieron tanta parte,
en ella, pues, te espero,
para partir contigo
mi cetro y mi corona. El sol testigo
será de una privanza
a quien nunca se siga la mudanza.
MENÓN: Invictísimo joven, cuya frente
no sólo de los rayos del Oriente
pero de zona trascendiendo en zona,
de hemisferio pasando en hemisferio,
hasta el ocaso extenderá su imperio,
sólo con ver, señor, que hayas llegado
a dejarte pagar de mis deseos;
que nadie es acreedor de tus trofeos,
Marte en la guerra y en la paz Apolo.
NINO: Dame, Menón, tus brazos,
MENÓN: ¿Quién?
IRENE: De mil contentos llena,
no a dar, a recibir la enorabuena
me ofrezco yo, Menón, porque a ninguna
persona toca más vuestra fortuna.
que sois en ella muy interesada;
pues cuanto yo valiere,
no es más que un corto don que darme quiere
un sacrificio más que se prevenga
al no piadoso umbral de vuestro templo.
en esta despedida.
IRENE: La mano no, los brazos y aun la vida
MENÓN: ¡Oh, si como adorallos, merecerlos
IRENE: Haced breve esta ausencia.
amante que a adorar un sol se atreve,
si él a la ausencia hacer pudiera breve.
LISÍAS: (Aunque el ver he sentido Aparte
que mi patria hoy a ser haya venido
callaré, pues no puedo remediallo.)
el Rey, Menón invicto, ya mi pecho
largas edades vuestra edad la goce.
tendréis por vuestras las venturas mías;
mas lo que a vos y a todos juntos digo
es que en mí, no señor, tendréis amigo
que a todos os estime,
y sólo a honraros el poder me anime.
CHATO: Pues si hoy amigo y no señor tenemos,
justo es que como amigos nos tratemos.
¿Cómo estáis? Y pues es cosa asentada
que a un amigo no se ha de callar nada,
y más cosas de pena y de cuidado,
sabed que con Sirene estoy casado.
Llegad acá, verá mi amigo agora
con qué cara amanezco cada aurora.
CHATO: No, mas la mía
no es mi mujer.
el gusto de escucharos.
la parte principal; venid, que quiero
que me advirtáis en todo
de alojar, mientras pago aquesta gente;
que noticias me deis de aquesta tierra,
y qué es lo que en sus términos encierra.
LISÍAS: En todo he de serviros.
MENÓN: Viento, llévale a Irene estos suspiros;
condicional imagen de la luna,
diviértela tú, Amor, para su rueda,
los cielos, que una vez han sido amigos.
Vanse y se quedan CHATO y SIRENE
SIRENE: Bien veis cuán desvergonzado,
CHATO: No os cause aqueso inquietud,
SIRENE: ¿Cómo?
que sus sacerdotes son
vos, puesto que sos mi esposa,
SIRENE: Pues ¿cómo dicen de mi,
siempre muchísimo bien?
CHATO: Como os ven de fuera; oí:
y como no ha de reñir
tan devota, al parecer,
es fulana;" y es porque
y como allá no ha de dar
` dicen de ella, "Una angelita
es por cierto." Mentecato,
Si la vieras descalzado,
con los pies de águila, cuando
como una mujer no más,
y yo como mi mojer.
SIRENE: Todo aqueso no es disculpa;
absolveros de esa culpa
FLORO: Una, dos, tres, aquí es.
CHATO: ¿Qué es aquí una, dos, y tres?
FLORO: La casa en que se concierta
mi alojamiento.
CHATO: ¿Pues qué?
FLORO: ¿Sois vos a quien llaman Chato?
CHATO: Yo, no.
SIRENE: Sí es tal.
CHATO: Porque
CHATO: No
mi mojer sí.
¿Aquí hay más, señor, que vos?
FLORO; Cese ya vuestra porfía,
jamás con mi alojamiento.
CHATO: Pues ésta es mi alojería.
SIRENE: Sos villano malicioso.
SIRENE: En viendo un soldado yo,
SIRENE: A ningún recién venido
pero esto es en cortesía.
FLORO: ¿Quién vio tan villano agrado?
CHATO: ¡Válame Dios, sor soldado!
que no esperarais a entrar
en la calle.
este abrazo; y así, no,
no malicies.
FLORO: Pues que es más vuestra que mía,
CHATO: Ya estamos solos, honor.
¿Qué hemos de hacer? ¿Qué sé yo?
de barro tan quebradizo,
¿qué hay que esperar, si me ven
¿Qué pie o brazo me ha quebrado
por estarme discurriendo,
Salen LIBIO y ARSIDAS y detienen a CHATO
CHATO: Tengo un poco que estorbar,
ARSIDAS: esponded a mis deseos.
CHATO: Hoy llegó, y hoy se ausentó.
ARSIDAS: ¿Y hacia dónde va marchando?
de Ascalón?
CHATO: Todo eso es cosa perdida;
si es que a mi huésped buscáis,
dando con la entretenida,
no hay para qué; entrad los dos,
LIBIO: Di, ¿qué pretendes hacer?
ARSIDAS: Lidoro, rey de Lidia desdichado
soy; pues sin ver jamás victoria alguna,
siempre, Libio, ojeriza fui del hado,
siempre cólera fui de la Fortuna.
Nino de Siria, el más afortunado
rey que vio el sol debajo de la luna,
de mi Estado y mi patria me destierra,
que éstos son los estragos de la guerra.
Con el último encuentro expiró el día,
y en un bruto, veloz Belerofonte,
me salí huyendo de la hueste mía
a las piedades rústicas del monte;
ni más destino ni elección tenía,
que las líneas tocar de otro horizonte,
y así dejé el caballo a su albedrío,
si el suyo era mejor que lo era el mío.
Después de haber gran rato caminado,
cuando lejos del campo estar juzgaba,
viendo el bruto del pecho fatigado...
mas ¿qué mucho si a todo me llevaba?
De una áspera montaña en lo intrincado
me apeo, y en un tronco que allí estaba
le arriendo, pues al ver su furia inmensa,
no es poco don el ocio en recompensa.
Arrójome en el suelo, y suspirando,
que es el mejor idioma de la queja,
cerca de mí, la estancia examinando,
oigo una voz que mísera se queja
por entre la espesura caminando.
Voy, por si acaso descubrirse deja,
y un bulto veo agonizando en una
maleza, a los cambiantes de la luna.
casi ya en mis desdichas consolado;
que un desdichado juzgo que es dichoso
en hallando otro que es más desdichado.
Ella, con un suspiro lastimoso,
al verme, dijo, "Pues llegáis, soldado,
a socorrerme con piedad humana,
sabed que Irene soy, de Nino hermana.
En este último encuentro mi caballo
perdí, y como la noche oscura y fría
cerró, sola y herida y a pie me hallo,
sin gente, sin favor, sin compañía."
En mis hombros la puse al escuchallo,
y piadoso con ella, cruel conmigo,
en el cuartel me entré de mi enemigo.
A este tiempo, que ser antes no pudo,
ya su gente la había echado menos,
y con trémula voz y dolor mudo
ya se miraban de esperanza ajenos;
yo, que poblados de esplendor no dudo
de la noche los páramos amenos,
doy voces; llegan, y ella, agradecida,
con este anillo me pagó la vida.
Vila a la luz, y vi de su hermosura
el milagro mayor, y en un instante
su beldad adoré; mas ¡qué locura!
El día que fui pobre ser amante!
Pero como la vi en la noche oscura,
jurisdicción de estrellas, no te espante
que a amarla me obligase y, a querella,
pues a todo presente está mi estrella.
Lleváronla a la tienda sus soldados,
y yo, por no ser de ellos conocido,
me quedé, viendo ya de mis cuidados,
con amor, todo el número¡ cumplido;
el infeliz influjo de mis hados
a Batria me llevó, donde admitido
de Estorbato, viví en confusa llama,
que en fin descansa mal el que bien ama.
Vanse ARSIDAS y LIBIO. Salen MENÓN y LISÍAS
MENÓN: De todas cuantas grandezas
de esta provincia me has dicho,
Y así, mientras que llegamos
mi ardimiento de tu aviso.
LISÍAS: Yace, señor, en la falda
del Leteo oscurecido
En una isleta que hay
sin que hasta hoy se haya sabido,
ni quién ni por quién se hizo.
hacerla sus sacrificios
Con esto, y con añadirse
a esto que algunos vecinos
ha crecido en todos tanto
profanes los vaticinios.
MENÓN: Dar un corazón, Lisías,
más tiene de sacrificio
que de irreverencia; ven
LISÍAS: No temo yo, mas recelo,
y uno de otro es muy distinto;
tanto como a esta maleza
alguno.
LISÍAS: Éste dicen que lo ha sido,
Un soldado me envïasteis
MENÓN: Dime, ¿sabes bien el monte?
que no le sabré después
que hay encantos y hay hechizos.
MENÓN: Guíame al templo de Venus.
CHATO: ¡Ay, señor! Un desatino
que allá no vamos, porque
MENÓN: Sí, villano, guía presto.
CHATO: Si ha de ser, venid conmigo,
que por aquí es.
y de mal compuestos riscos.
SEMÍRAMIS: ¡Ay infelice de mí!
una voz?
LISÍAS: ¡Qué temeroso suspiro!
MENÓN: Oigamos por si otra vez
SEMÍRAMIS: ¡Oh monstruo de la Fortuna!
LISÍAS: Mujer es la que lamenta
de la Fortuna.
tiene que se entra en ellalma.
SEMÍRAMIS: Contigo,
MENÓN: Ya me equivocó el aviso.
SEMÍRAMIS: Pero no me has de vencer;
MENÓN: Sin luz quedaron los míos
acá dentro de mí mismo.
Entra en lo más intrincado.
CHATO: No puedo, porque me intrinco
yo también.
aquí, Tiresias, no a hacer
sino como su ministro
de esta provincia, a cumplirlos.
TIRESIAS: En vano lo has intentado,
MENÓN: ¿Qué mujer es la que llora
TIRESIAS: No sé de ninguna yo,
ni la he hablado ni la he visto.
SEMÍRAMIS: ¡Ay infelice de mí!
MENÓN: Aquí dentro es el gemido;
negarlo todo, ya es
que las llaves, que conmigo
están, a hombre humano entregue,
cumpliendo los vaticinios
CHATO: La última necedad hizo.
las puertas. Horrible monstruo,
que aquí encerrado has vivido,
monstruo, pues truecas las señas
SEMÍRAMIS: No menos me admira a mí
las equivocadas señas
CHATO: Si todos los monstruos son
como aqueste monstruocico,
MENÓN: ¿Quién eres? Cómo o porqué
me cuenta.
SEMÍRAMIS: Lo que de mí
que hasta hoy cara a cara he visto;
en todos sus ejercicios,
en el despoblado sitio
suyos, que yo hasta agora ignoro,
aquella que yo consigo
sin la voluntad de quien
no me la dé por mí mismo.
mi fin, si éste es mi principio?
términos que estableció
Naturaleza consigo,
ese globo cristalino,
que al sol desposeerle quiso
tanto, que entre sí lidiaron
y ensangrentándose a visos.
en sus ejes titubeando,
desplomado de sus quicios.
costándole al cielo ya
mi vida dos homicidios.
contiene el monte en su asilo,
y las aves defenderlo,
y llevándome consigo,
hurtados los lactidinios,
que ser pudiesen entonces
y como siempre vivimos
la ofende ella, y yo la libro.
de sus vientres; pero yo,
que a defenderla me animo,
a que la defiendan; ellas,
serán desde hoy sus neutrices,
que no sepan nunca de ella
de mí en ella, y con prodigios
los escándalos, los vicios,
muera en fatal precipicio."
ya en un mármol convertido,
sin que sepa más que aquello
que allá me lleves contigo,
donde, yo, pues advertida
la elección de nuestro juicio.
porque si hoy la ocasión pierdo
donde la misma razón
de excusar mi precipicio
será la que le apresure;
más presto que lo que el hombre
todo el cielo que en ti he visto.
ya tú doctamente has dicho
que puede el juicio enmendarlos;
¡dichoso el que llega a oírlos!
donde tu hermosura sea,
de los mortales.
ya que hasta aquí bruto he sido.
MENÓN: Ea, vuelve tú a guïarnos.
CHATO: Yo era un tonto, y lo que he visto
MENÓN: Sí.
LISÍAS: ...que, gusano humano, no