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Dentro instrumentos y voces, y salen en tropa todos
los que puedan vestidos de indios, cantando y bailando; IUPANGUI,
indio galán, un SACERDOTE, GLAUCA, y TUCAPEL y,
detrás de todos, Guáscar INCA, rey. Todos con
y aclamando a entrambas deidades,
del sol en el cielo, y del Inca en la tierra,
al son de las voces repitan los ecos
que viva, que reine, que triunfe y que venza.
INCA: ¡Cuánto estimo ver que a honor
de la consagrada peña,
que desde Copacabana
en hacimiento de gracias
de cuya clara ascendencia
tan alegres!
nuestra obligación faltar
para que tú de él desciendas
Y así, no nos agradezcas
tú nuestro monarco, y otra,
que al culto en persona vengas,
donde el sol su templo ostenta,
ÉL y MÚSICA: Que vivas, que reines,
INCA: De una y otra causa, a ti
desciendes también de aquella
primera luz, por quien de inca
IUPANGUI: Mi mayor fortuna es ésa.
(Bien que mi mayor fortuna, Aparte
no es sino ser el felice
sacerdotisa del sol,
SACERDOTE: Pues en tanto que llegamos
donde las sacerdotisas
de este templo es bien que vengan,
la inmolación de las fieras
que llevamos encerradas
para sus aras sangrientas,
TUCAPEL: Es por mostrar, Glauca, cuanto
IUPANGUI: ¡Que siempre habéis de reñir!
LOS DOS: ¿Pues quién sin reñir se huelga?
IUPANGUI: ¿Ni quién, sino yo, tendrá
y aclamando a entrambas deidades,
del sol en el cielo, y del Inca en la tierra,
al son de las voces repitan los ecos,
que viva, que...
INCA: ¡Oid! ¿Qué extrañas voces son
las que articuladas suenan
lo que nos dicen en ellas?
IUPANGUI: No extrañéis que en estos montes
Desde aquí a Copacabana
no hay flor, hoja, arista o piedra
en quien algún inferior
dios no dé al sol obediencia.
aquí equívocas respuestas
de idiomas que no entendemos,
fuego exhalan y humo alientan.
enroscadamente cerca
es misteriosa la selva
INCA: Que ésta lo sea
no será razón que a mí
Y aclamando a entrambas deidades,
del sol en el cielo, y del Inca en la tierra,
al son de las voces repitan los ecos
que viva, que reine, que triunfe y que venza.
Dentro PIZARRO y los ESPAÑOLES a lo
PIZARRO: Pues ya vemos tierra, ea,
INCA: Callad, pues vuelven las voces,
por si podéis entenderlas.
OTRO: ¡Silencio!
INCA: ¿Qué nuevo eco se lamenta
ya en nuestro idioma?
TUCAPEL: El de una
GUACOLDA: Valientes hijos del sol,
hasta hoy lográis en el grande
suspended los sacrificios
que a nuestros montes se acerca.
a cuantas el claustro encierra
a su deidad consagradas,
¿qué es esto? (Hablar puedo apenas, Aparte
tanto concurso a que tú
y acompañada de bellas
GUACOLDA: No
la causa.
GUACOLDA: Ésta...
IUPANGUI: (¿Quién creerá que muero yo Aparte
GUACOLDA: De ese templo que a la orilla
del mar brilla en competencia
del que a la orilla también
de la laguna que cerca
de Copacabana el valle
Porque si digo que es
preciso es que me desmientan
también desmentirme es fuerza;
que es escollo en la estatura,
que hasta hoy no oímos. Al verle
que si a tierra una vez llega,
por el mar ¿qué hará por tierra?
que habían cerrado las puertas
donde para que no creas
te pido que al mar los vuelvas.
contra quien en vano engendran
que contra otros animales,
contra éste, flechad; que yo
(¡Ay Guacolda, si entendieses Aparte
que es lealtad cuando me obliga,
GUACOLDA: (¡O, si tú, Iupangui, vieses Aparte
los pesares que que me cuestas!)
TODOS: Todos haremos lo mismo.
TUCAPEL: ...que tú te pongas delante,
con que a todos nos remedias.
GLAUCA: ¿Yo a todos?
TUCAPEL: Sí.
GLAUCA: ¿Como?
TUCAPEL: Como
a tí, de tí quedará
hambre para los demás.
INCA: Pues ya que la lealtad vuestra
los congelados granizos
en las ondas desangrada.
PIZARRO: Echa el áncora y aferra,
GUACOLDA: ¿Qué esperáis cuando ya expuesta
Al disparar ellos al vestuario, disparan dentro una
pieza, y todos los indios se espantan. Dentro voces
UNOS: ¡Qué asombro!
OTROS: ¡Qué horror!
TODOS: ¡Qué pena!
TUCAPEL: ¡Qué bravo metal de voz
INCA: Monstruo que con tal bramido
aborto es.
GUACOLDA: Pues no aprovechan
defiéndanos de los montes
la espesura.
TODOS: Entre sus breñas
nos amparemos.
Vanse los INDIOS, y quedan solos INCA e
yo conmigo?
que cuando de conocido
mas ninguno que es prudencia.
INCA: ¿Cómo?
IUPANGUI: Manda desatar las fieras
que están para el sacrificio
cebándose antes en ellas,
lo acepto.)
IUPANGUI: (Guacolda bella Aparte
¿Dónde el temor te ha llevado?)
Descúbrese la nave, y en ella PIZARRO,
que desde aquí se descubre
no es, como las otras, yerma
ALMAGRO: ¡Gracias a Dios, gran Pizarro,
que después de tantas deshechas
atravesamos la Nueva
que después de tantos riesgos,
el descubrimiento de estas
Indias que hasta hoy ignoradas,
el orbe circunferencia,
que no constaba encubierta.
PIZARRO: Ya que a sólo descubrirla
Y así, pues estas noticias
son el fin de nuestra empresa,
de estos mares experiencia,
donde mejor prevenidos
de más pertrechos de guerra,
CANDIA: Fuerza será, pues no quedan
más que trece hombres que sepan
aquí, que llevemos de estas
que allá no haya; y fuera de esto
por si el mar que siempre ha sido
acabare con nosotros,
y otros al mismo fin vengan,
dejar señas de que aquí
tan ardua y dificultosa.
PIZARRO: ¿Qué señas han de ser ésas
CANDIA: ¿Qué más declaradas señas,
pues es la propagación
españoles, que ésta es muestra
PIZARRO: No sólo es heroica, pero
ALMAGRO: Pues ya que es de otro el consejo,
mía la ejecución sea.
Yo iré a tierra en el esquife.
CANDIA: Eso no; ni es bien se entienda,
que en aquesta conferencia,
sea la ejecución vuestra.
mío ha de ser.
en dos la diferencia.
Contentaos, Pedro de Candia,
con que vuestro el voto sea,
CANDIA: Primero que yo consienta...
PIZARRO: ¿Qué es esto?
En llegando a competencias,
que estoy aquí...
a quien a tí te parezca.
PIZARRO: Sí haré. Perdonad, Almagro,
que hace esta razón más fuerza.
CANDIA: Piloto, el esquife echa
al agua, mientras que yo
PIZARRO: En tanto,
para que de la ribera
la gente huya amedrentada,
Disparan, y cúbrese la nave. Dentro voces
clemencia! ¡Cielos, clemencia!
Saca IUPANGUI a TUCAPEL arrastrando
TUCAPEL: ¿Cómo quieres que los cielos
de ti -- ¡ay, infeliz! -- la tengan
si tú de mí no la tienes,
arrastrándome por fuerza
IUPANGUI: Si en la confusión primera
que escuchamos su bramido
preguntando, me dijste
que había venido por esta
y ella no parece -- ¡ay, triste! --
por donde echó?
Por aquí vino, mas no
si es mi empeño defenderla
de aquel asombro, con que
sabré el rato, que a él le veo
y a ella no, que él no la ofenda
TUCAPEL: Si has de ser tú solo, deja
que yo me vaya.
IUPANGUI: Eso no.
TUCAPEL: Pues ¿como, di, se concuerda
solo y conmigo?
acercándose a la orilla,
te irás...
IUPANGUI: .... a decir que se desaten
las fieras.
TUCAPEL: Ya no es tan buena...
las fi... ¿qué?
con huir tú hacia aquella parte
TUCAPEL: Y ellas y el monstruo conmigo,
que será una diligencia
muy saludable.
que aun hay más terror que piensas.
TUCAPEL: Mucho será.
otro menor?
que aunque éste a la orilla llega,
un hombre, al parecer.
¿Qué generación es ésta
un hombre?
que trae.
las fieras contra él.
mayormente cuando entrando
desde aquí, será bajeza
que maravillas son éstas.
TUCAPEL: Yo no,
ni aun huir podré ya. Esta quiebra
me ha de esconder.
Escóndese ,y sale CANDIA armado con una cruz
del descubrimiento de estas
que puso el pie en sus arenas.
IUPANGUI: Hombre aborto de la espuma
y dónde vas?
de su acción es bien que entienda
pues cuando desamparada
IUPANGUI: ¿Cómo no me das respuesta?
¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
¿Y dónde vas?
IUPANGUI: (Como yo, habla sin que infiera Aparte
lo que me dice.)
TUCAPEL: (Que se hablen Aparte
IUPANGUI: Si eres humano y deseas
hallarte en los sacrificios
que al sol hacemos, y en prueba
de que al dios de rayos buscas
de paz te recibiremos.
Dinos pues, ¿qué es lo que intentas?
CANDIA: Noble cacique, que bien
tu valor lo manifiesta,
IUPANGUI: Sin saber lo que me dices
te responderá.
qué es lo que decirme intentas,
no ignoro que a lid me llamas,
IUPANGUI: De la ventaja que lleva
el ser mi arma arrojadiza,
y no la tuya me pesa,
rendirte, que no que mueras...
Mas ¿qué es esto ¿Quién me pasma
Pero ¿qué mucho, qué mucho
que todo -- ¡ay de mí! -- fallezca,
si el resplandor que me abrasa
sino de tan ventajosas
armas que a hechizos me venzan.
que a mí me asombra y me ahuyenta.
¡Y, a la selva, al valle, al monte,
contra nosotros!
Vase, y al ir tras él, CANDIA da con
tras él... Mas ¿quién está aquí?
TUCAPEL: (¡O, quién decirle supiera Aparte
que soy tonto, y que de un tonto
es más tonto el que hace cuenta!
Yo sí, cuando...)
VOCES: ¡Al monte, al valle, a la selva,
TUCAPEL: (...más que el primero que encuentran
soy yo.)
CANDIA: ¡Ay, infeliz! ¿Qué miro?
de estas montes bostezando
Salen un león y un tigre haciendo lo que
y de ellos un león y un tigre,
y en vez de embestirme, tiemblan.
Con que el león, arrastrando
la desgreñada melena
vienen postrando a mis plantas
Justo es que yo corresponda
TUCAPEL: ¡Oigan cómo los regala,
y cómo ellos le festejan!
con su dueño y él con ellos
haciéndose muchas fiestas?
CANDIA: Señor, pues este fauor
tan anticipado premia
entre estos bárbaros, donde
la fijaré.
TUCAPEL: ¡Ay de mí! ¡Que entre
se vuelven contra mí.
vuestro estandarte, Señor,
Dexa la cruz y baja, cortando ramas
de estas ramas y estos frutos,
y este indio de quien la lengua
aprendamos para que
la entendamos a la vuelta.
Ven tú conmigo; ya vosotros
amigos,...
CANDIA: ...quedad en paz. Que me vaya
yo en paz, que me dicen, muestran
TUCAPEL: Glauca, pues ves que me llevan
no seas pasta de otras bestias
tú en mi ausencia.
cielos, sol, luna y estrellas,
montes, mares, riscos, selvas,
de que si hoy la gente vuestra
que sobre estas mismas peñas
Vase, lleuando a TUCAPEL, y sale la IDOLATRÍA
vestida de negro con estrellas, espada y bengala
IDOLATRÍA: Primero que ese día
llegue a ver yo, que soy la Idolatría
que en los trémulos campos de occidente,
sin saber de otro sol ni de otra aurora,
por adorar la luz, la sombra adora.
Primero, otra vez digo, que ese día
contra la inmemorial posesión mía
el Perú llegue a ver en su campaña
las invasiones de la Nueva España,
verá si Dios la acción no me limita
y los poderes que me dio me quita;
que mis ansias, mis penas y temores
con el mágico horror de mis horrores
de tierra y mar, hoy una y otra esfera,
que el mar, antes que de esta hallada playa
a aquel bajel con las noticias vaya,
le embata, le zozobre y le persiga,
por más que ahora viento en popa diga
TODOS: Buen viaje, buen pasaje.
IDOLATRÍA: Y la tierra también verá en sus daños
revalidar error de tantos años,
no tan sólo volviendo al ejercicio
de él que dejó suspenso sacrificio,
pero aun con más terror, pues si antes era
víctima bruta esta o aquella fiera,
ahora he de hacer que víctima sea humana,
porque siendo como es Copacabana
templo del sol, y su ara aquella peña
contra quien puso el español por seña
a cuya vista pasmo, gimo y muero;
en ella es bien -- sin que atreverme pueda
a sus ultrages, porque no suceda
que arbolando otra cruz otra montaña,
y ardiendo sin quemarse, lo que el ciego
insulto consiguió, en vez de abrasarla
fue temerla, admitirla y venerarla. --
Y así digo otra vez, sin que me atreva
a que este vulgo en su baldón se mueva,
es bien satisfacer mi desvarío,
con que a su vista el sacrificio mío,
trascienda desde bárbaro a cruento;
a cuyo efecto, ya en suaves voces,
ya en voces tristes sonarán veloces
en todo el monte oráculos diciendo...
TODOS: ¡Albricias, que ya el monstruo se va huyendo!
IDOLATRÍA: Pero no, no prosiga;
dígalo el tiempo sin que yo lo diga,
pues vuelven a juntarse, repitiendo...
ELLA y TODOS: ¡Albricias, que ya el monstruo se va huyendo!
Vase, y salen INCA, GUACOLDA y las cuatro damas SACERDOTISAS,
el SACERDOTE, GLAUCA, la MÚSICA y todos los indios e indias
que puedan, con arco y flechas
GUACOLDA: ¿Qué mucho, si en hileras
el armado escuadrón vio de las fieras
contra él tan prevenido
quien irse sin salirse a tierra le hace?
IUPANGUI: No, señor; de más alta causa nace
INCA: ¿Cómo?
IUPANGUI: Como volviendo a la ribera
en dejándote a ti, por si pudiera
averiguar quien tanto horror nos daba,
pequeña embarcación vi que arrojaba
balsas en que surcamos las lagunas.
Aquí empecé a formar primera idea
de que más que animal, fábrica sea.
Confirmólo después ver cuánto asombre
que esta balsa arrojase a tierra un hombre
de extraño aspecto. Referir no quiero
que le hablé y que me habló, si considero
que no nos entendimos,
y no puedo decir qué nos dijimos.
Baste saber que en duelo tan prolijo
dijo la acción lo que la voz no dijo.
arboló contra mí; la aljaba mía
un harpón contra él, pero al instante
que le quise flechar, una radiante
luz me cegó, y el brazo entumecido
tras el arco y harpón, perdí el sentido
Culparás mi pavor, pues no le culpes
hasta que con las fieras disculpes.
Yo vi a lo lejos que un león le hacía
brutos alhagos cuya acción seguía
un tigre, y que de ambos amparado,
subió a ese risco en que dejó fijado
del basto tronco el no labrado leño;
con que volviendo al mar, llevó consigo
GLAUCA: ¿Cómo dices no ser cosa divina
a nadie y me ha hecho a mí tanto provecho?
en la que naturalmente me fundo
sin que el discurso deba nada al arte,
es que debe de haber de esotra parte
del mar otra república, otro mundo,
otra lengua, otro traje y otra gente;
y aquésta tan mañosa o tan valiente
que se ha sabido hacer con singulares
fábricas, vivideros esos mares;
y para más desmayos,
se ha sabido forjar truenos y rayos
con relámpagos tales
que deslumbran a hombres y animales.
¿Y pensar que han movido tanto empeño
como venirse a playas estranjeras
vivir ondas, traer rayos, domar fieras?
aquí hay misterio más incomprehensible.
Y así es bien discurramos
qué hemos de hacer, y que nos prevengamos
y prevenidos, sea lo que fuere.
menos le alcanzo, cuanto más le siento;
y así, no sé, no sé lo que debamos
hacer.
SACERDOTE: Yo sí.
INCA: ¿Qué es?
SACERDOTE: Que prosigamos,
dejándonos plantado ahí ese bruto
leño hasta ver qué flor nos da o qué fruto,
el sacrificio, y todos invoquemos
hasta su templo al sol, por si podemos
qué hemos de hacer.
la invocación, mas con tan otro acento,
que lo que fue armonía sea lamento.
IDOLATRÍA: Sí.
INCA: Ya respondió a la voz mía.
GUACOLDA: Pues ¿qué debemos hacer,
también respuesta?
SACERDOTE: Si obligándote ha de ser,
SACERDOTISA 1: Ya que es mérito desear,
IUPANGUI: Si humana, cual dices, fue,
y deja tan confundida
SACERDOTISA 2: Porque de él todo mejores
de nuestra fe?
IDOLATRÍA: El sacrificio.
SACERDOTISA 3: Si los sacrificios son
el mejor ruego, a ellos vamos.
SACERDOTISA 4: Haz que aquéste en que hoy se emplea
IDOLATRÍA: Sea.
INCA: De todo cuanto escuchamos,
nada inferimos.
si de lo que ha respondido
componemos el sentido.
IUPANGUI: ¿Y cómo le compondremos?
SACERDOTE: Diciendo cada uno, ya
que a todos nos respondió,
lo que a él dijo.
GUACOLDA: Sí, y mi voz te seguirá.
INCA: Si...
IDOLATRÍA: Si...
SACERDOTISA 1: Humana...
SACERDOTISA 2: El sacrificio...
IDOLATRÍA: El sacrificio...
SACERDOTISA 4: Sea...
IDOLATRÍA: Sea.
humana vida el sacrificio sea."
SACERDOTE: Sin duda, el sol, ofendido
a que sea racional,
no ser real el sacrificio
INCA: Si eso es lo que nos advierte,
SACERDOTE: Como es la sacerdotisa
para eso en el templo están,
deseando él cuándo serán
a su dios sacrificadas.
TODAS: A eso obligadas vivimos
las que al sol nos consagramos.
GLAUCA: Y de esto nos excusamos
INCA: (Si a aquélla toca -- ¡ay de mí!) Aparte
IUPANGUI: (¡Qué pena sería tan fuerte Aparte
si a ella tocase!)
SACERDOTE: Así,
se ha de nombrar, para que
en que de sus alegrías
la norabuena.
ya aquí las flechas están.
Toma el SACERDOTE las flechas juntas, y cada una
tiene la suya
GLAUCA: Luego que es malo, dirán
INCA: Nombra ya el que ha de llegar.
SACERDOTE: Hallándote tú aquí, no
INCA: A ti,
pues el más noble ha de ser,
te nombro.
es fuerza.
¿Quién, cielos, creyera, quién,
estimara no ser ella
SACERDOTE: Llega hacia esta parte.
IUPANGUI: Ya
SACERDOTE: Una has de tomar, no más.
Llega IUPANGUI, y toma la flecha de
Ya descubrirte podrás.
GUACOLDA: ¡A mí!
IUPANGUI: (¡Grave pena!) Aparte
GUACOLDA: (¡Dolor fuerte!) Aparte
Retíranse los dos a las dos esquinas del
INCA: Pues no es justo que me vea,
(No es sino excusar que aquí Aparte
reviente mi sentimiento.)
SACERDOTE: Dichosa tú, que crisol
SACERDOTISAS: Venturosa tú, que vas
GLAUCA: Buen parabién, pero de él
Vanse GLAUCA y todos menos IUPANGUI y
IUPANGUI: Dos culpas, Guacolda bella,
y que te elegí sin ella.
Pero ni de ésta ni aquélla
se ha de disculpar si advierte
otra para sublimarte,
GUACOLDA: De una y otra -- ¡ay de mí! -- fuera
más que eligieras tú, y no
IUPANGUI: Ahora es mayor mi aflicción,
GUACOLDO: Quizá no es resignación.
IUPANGUI: Pues ¿qué?
en los dos, pues porque fuiste
si conformarme podré
a morir sacrificada,
pues cuando no hubiera nada
pasar del ser al no ser
a que en mí no haya delito,
mate a otro fiel, ¿es ley, di,
y que yo muera por él?
IUPANGUI: No sé; mas sé que admirada
me ha puesto en tal confusión,
que... mas no te digo nada
GUACOLDA: No, no prosigas, que aunque
bastimento, y puedo, abierta
en que hay noche, hay templo y hay
IUPANGUI: ¿Qué más claro ha de decir
su abandonado despecho,
del estado en que la ha puesto
me pudo su sentimiento,
facilitarme los medios?
Mas ¿cómo podré -- ¡ay de mí! --
que romper, no hubiera culpas,
la fiara de ti.
mi amor, mi lealtad y mi celo?
INCA: De uno y otro asegurado,
de aquella sacerdotisa,
que entre el asombro y el miedo,
y más después que añadiendo
llama a llama, incendio a incendio,
entre ti que ¿cómo al Sol
ni aun a imaginarlo? Pero
antes que tú lo pronuncies
mayormente cuando puedo
desenojarle con otras
a que sea lo que fuere,
ella ha de vivir, y tú
has der ser el instrumento.
cómo ha de ser, ya tu ingenio
Tú, en fin, me la has de poner
en desagravios del sol
nos dirá.
El viento
será que en mi seguimiento
la plática sospechosa,
quédate tú aquí, advirtiendo
¿Quién en el mundo se ha visto
que en concurso de otros males,
lugar. De celos -- ¡ay triste! --
con quien yo ni declararme
ni satisfacerme puedo;
que amenazaron su vida,
a restaurarla, resuelto,
Pues o los consigo o no;
si no los consigo, dejo
que muera, y si los consigo,
es para otro. Con que en medio
vengo a estar de cuál es menos
IUPANGUI: Otra vez la voz le llama,
ya que todo es misterios
de Copacabana el valle:
voz, que sin dar con el dueño,
a lo más fragoso, más
Vase, y salen INCA y la IDOLATRÍA
pues te sigo y no te encuentro
IDOLATRÍA: Yo.
INCA: Al verte más, lo sé menos,
y así, a preguntar quién eres,
IDOLATRÍA: Soy la deidad a quien tocan
a lidiar por él contigo,
y pues ha de ser el duelo,
para más vitoria mía,
cara a cara y cuerpo a cuerpo,
¿qué esperas? Llega a mis brazos.
¿para qué es la lid?
¿Cómo es posible que quien
impida sus sacrificios?
al sol. Si él los dio a su hijo,
ya no es dádiva la mía,
sino herencia. Y fuera de esto,
como a padre, si hoy le ofendo,
tan bien disculpado yerro
que él crió?
INCA: Eso
bien me da a entender que el día
es para que lo sangriento
cese de mis sacrificios.
Mas ¿qué lo extraño, si advierto
pues desde allí fueron todas
que ha tantos años que guardo,
Al INCA
En efeto,
INCA: Sí.
IDOLATRÍA: Pues porque en eso
ser tuyo.
INCA: ¿Cómo?
cacique, fue a quien el cielo...
Pero antes que yo a decirlo
quiero que llegues tú a verlo,
que no he de hacer sospechosa
Ábrese un peñasco, y se ve un JOVEN
vestido de pieles, recostado en una peña
IDOLATRÍA: Pues escucha lo que dice.
INCA: Ya a sus razones atiendo.
JOVEN: ¿Cuándo, padre, será el día
tus liciones; si ya cuanto
tan a satisfacción tuya,
que el entendimiento tuyo
trasladé a mi entendimiento,
todo aquello que le quita
de estimación el deseo,
que aunque la dicha es gran joya,
quieres que a mis sentimientos
INCA: Aunque entiendo sus razones,
IDOLATRÍA: ¿Qué mucho, si ha de decirlo
Ya has visto el centro del monte,
pues pasa de extremo a extremo
Va saliendo por lo alto del peñasco un sol,
y tras él un trono dorado con rayos, y en su araceli el
JOVEN ricamente vestido, con corona y cetro
¿Qué ves en ella?
un sol que va amaneciendo
en su horizonte.
INCA: Entre varios
trono en quien, como en espejo,
retratándose a sí mesmo.
IDOLATRÍA: ¿Quién viene en él colocado?
INCA: Si de sus señas me acuerdo,
me parece.
logra hoy sus merecimientos,
de aquellas ya confundidas
que en los brazos de la aurora
venido, habéis de entenderlo
de todos los elementos,
hombres, fieras, peces y aves,
a ser monarca vuestro.
a vivir con vosotros,
con él me volveré, donde
sus relámpagos y truenos.
VOCES: Desciende, señor, desciende,
pues te aclamamos, diciendo...
MÚSICA: "Sea bien venido en joven tan bello,
el hijo del sol a ser el rey nuestro."
JOVEN: Ya voy a vosotros, pues que voy oyendo...
MÚSICA y TODOS: "Sea bien venido en joven tan bello,
el hijo del sol a ser el rey nuestro."
Desaparecen el sol por lo alto y, por lo bajo, el
lo entenderás. Oye atento.
Éste, maquinando, el día
con el agradecimiento
le dije que, publicando
que el infante se había muerto,
con él, yace muerta ahí dentro.
que presto le enviaría a su hijo
sobre aquellos fundamentos
que arruinados del olvido,
a sombra de fingimientos,
hasta que a determinado
para que ocurriesen todos
desmintiendo lo distante,
acreditasen lo excelso.
desciendes, y aunque en quinientos
años de la inmemorial
posesión, ya es tuyo el reino,
pues no hay ninguno que no
se introdujese violento;
con todo eso, el día que impidas,
u otro por ti, los decretos
que en nombre del sol disponen
sus oráculos, es cierto
que no habiendo conseguido
mis sañas, pues ves que puedo,
en desagravios del sol,
desvanecer tus trofeos,
ves que yo me desvanezco.
INCA: Oye, aguarda, escucha, espera.
TODOS: Allí se oye; llegad presto.
INCA: ¿Qué es lo que por mi ha pasado?
TODOS: ¿Qué es esto, señor, qué es esto?
INCA: No sé, no sé. Cinco siglos
retrocediendo los años,
es que el sol por mí no pierda
sus cultos.
Y así, el precepto
tu rey.
IUPANGUI: ¿Quién creerá que al tiempo
que siento el mandar que viva,
Pero nada me acobarde;
que mueran otros por él,
no habiendo él por otros muerto.