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Sale don FÉLIX, teniendo a don
GARCÍA: ¿He de mostrar cobardía
al Marqués?
mas si el fin de resolveros
GARCÍA: ¿Indicios de cobardía,
dé efecto a vuestra esperanza;
GARCÍA: En vano buscáis remedios;
FÉLIX: ¿No tenéis amigos fieles?
¿No hay mensajeros discretos?
¿No hay medianeros secretos?
¿No hay recados? ¿No hay papeles?
¿No hay disfraces? ¿No hay espías?
¿No hay noches? ¿No hay a deshora
cuerpo a cuerpo en la estacada.
No digo yo que ha de hacer
el Marqués superchería,
desvanecido en su alteza,
Y aunque es fuerza confesaros
que vuestra nobleza es
con razón supeditaros;
intención, mientras no es tanta
con Leonor comunicaros,
ahí será el determinaros
y el aventurarlo todo.
GARCÍA: En tanto que la honra mía
vuestro consejo.
GARCÍA: Trazad pues cómo a Leonor
no os escribió?
GARCÍA: Sí.
FÉLIX: Y en él,
GARCÍA: Satisfaciones me envía.
Leedlo, con advertencia
de que lo escribió en presencia
FÉLIX: "Mucho siento verme con vuestra
merced tan mal acreditada, que
a celos mal fundados. Aseguróle
que si le engañara, le desengañara.
Mi tía es y ha de ser de vuestra
merced, y remite la prueba de sus
verdades a las obras. Y si con
esto prosigue vuestra merced su
enojo, será cierto que no se
retira por celar, sino que cela
por retirarse. Y me holgara de
verlo, para decirle muchas más
que cuanto me escribe aquí,
entre los dos concertada.
FÉLIX: De esa suerte declarada,
resolución os enseña,
pues dice que es y ha de ser
vuestra.
GARCÍA: Sí.
ablandarán una peña.
GARCÍA: Esto supuesto, ¿qué haré?
FÉLIX: ¿Qué falta, si ya Leonor
GARCÍA: ¿Eso que no es nada?
FÉLIX: Pues
ejecutarlo no es nada.
GARCÍA: ¡Ay don Félix! Lo más es;
que en cosas tan de importancia,
desde la resolución
a la misma ejecución,
y más en una mujer
FÉLIX: Yo no os lo puedo negar;
mas también se ha de entender
que no hay de decir a hacer
Ella ha dicho ya de sí.
y probaremos así
cumplir, sin que el Marqués vea
a ninguno de los dos.
GARCÍA: Ya de vos la vida espero.
FÉLIX: En vuestro bien está el mío;
(Pues de esa suerte confío Aparte
hasta que os avise.
FÉLIX: La prueba habéis de ver hoy
que nunca la cobardía
LEONOR: No sé cómo es la pasión
que aún no tuvo atrevimiento
MENCÍA: Eso me tiene admirada.
con la seña concertada,
que es decirle que lo quieres,
en lo demás, sí es lo más
declararse en las mujeres?
muy fácilmente, Mencía,
y más cuando no el intento
del engaño, atrevimiento.
y tantas la mano de él
Ya del mismo portador
¿Pues qué, cuando el alma piensa
corta a la esperanza el vuelo,
MENCÍA: Que lo olvides me holgaré;
guarda el cielo a tu hermosura.
LEONOR: En el príncipe más loco,
ni aunque él lo diga, imagines
en eso...
LEONOR: Y todos de ellos y de él.
MENCÍA: Pues él viene confïado...
MENCÍA: (Entra en consejo de estado.) Aparte
CLARA: Leonor, bien pienso que sabes
quién eres.
CLARA: Las muchas obligaciones
entenderás, según eso,
de tus pasados.
CLARA: Bien conocerás, sobrina,
LEONOR: Sí conozco, y agradezco.
CLARA: Luego bien creerás que puedes
LEONOR: Confïada estoy que en ti
es más la amistad que el deudo.
CLARA: Pues no me niegues, amiga,
lo que preguntarte quiero,
LEONOR: Deja tantas prevenciones,
y declárate. (¿Qué es esto? Aparte
¿Si ha entendido sus agravios?)
CLARA: No me espantaré que haciendo
en tus años florecientes
No por cierto; que también
del Marqués?
LEONOR: (¡Gracias a Dios, Aparte
que habemos llegado al puerto!)
CLARA: Di: ¿qué esperanzas le has dado,
Y él contigo ¿qué fin lleva?
significan sus palabras
y pronostican sus hechos?
LEONOR: Hay tan poco que decir,
le he dado. No hay más en esto.
CLARA: Pues, sobrina de mis ojos,
mira por tus pensamientos;
Dase un reino a un rey extraño
después que de él se apodera,
¿quién podrá obligarle a ello?
y aunque después no lo cumpla,
Piensa que el Marqués te engaña,
y no lo querrás con eso;
que el que engaña ofende, y causa
la ofensa aborrecimiento.
Piensa que en sangre le igualas,
no es ventaja entre los buenos.
LEONOR: Aunque estimo tus avisos,
sospechando que imaginas
que yo necesito de ellos.
de livianos pensamientos?
tan cuidadosos consejos.
CLARA: Ver que el Marqués multiplica
Argos de tus pensamientos;
Que como pocos señores
que aumenta merecimientos,
LEONOR: Discretos son tus recelos,
mas excusados conmigo.
CLARA: Conozco tu entendimiento;
Sale REDONDO, de mujer, rebozado
CLARA: Mas ¿quién es esta mujer?
REDONDO da un papel a LEONOR sin decir palabra
¡Hola! ¡Crïados! ¿Qué es esto?
¿Hay mayor atrevimiento?
¡Hola!
CLARA: ¿Pues qué disfraces son éstos?
REDONDO: ¡Ah, señora! Mucho mal.
El mundo al revés se ha vuelto.
que ya los hombres son hembros?
REDONDO: Porque el Marqués tu pariente
porque sobre visitarte
con pretenderle me ha hecho,
en el primer pensamiento
vino a encontrarse con él.
REDONDO: (¡Bien entendéis el enredo!) Aparte
CLARA: ¿Y qué dice don García?
REDONDO: Al pimpollo hermoso y tierno
el importante remedio.
CLARA: ¡Hola! ¡Apercebid los mozos
de silla al punto. ¡Que en esto
LEONOR: Yo, tía, ¿qué culpa tengo?
CLARA: En tanto que me dispongo
Vase MENCÍA. Abre el papel LEONOR
contraseña este decreto?)
"El papel de vuesa merced puse
descubierto sobre mi cabeza, y
con la misma reverencia respondo..."
(Bien está: la seña trae.) Aparte
REDONDO: Es propio de caballeros.
LEONOR: "Respondo que pues vuesa merced
es y ha de ser mía, y no deseo
otra cosa, he trazado como hoy
se vea en la ejecución la verdad.
Y advierto que si hoy falta la
resolución, mañana faltará la
ocasión. Y guarde nuestro Señor,
etcétera."
CLARA: ¿Cómo, si está satisfecho,
¿Y cómo, si siempre yo
duda mi resolución,
en la misma posesión.
Vuelve MENCÍA con el manto de su ama
MENCÍA: La silla está apercebida.
LEONOR: Prospere el cielo tu vida.
Doña LEONOR y REDONDO hablan aparte
REDONDO: El cuerpo hurtaré a tu tía;
REDONDO: El despedirme
Vanse doña CLARA, MENCÍA y REDONDO
LEONOR: Tómalo entre el manjar y la bebida,
en vano sigue el fruto que cercano
el labio toca hambriento, y sigue en vano
el agua que a la sed huye y convida.
Mas yo de mis deseos combatida,
-- ¿Quién tal creyera? -- en mal tan inhumano,
yo misma ¡ay triste! la medrosa mano
huyo del bien, al mismo bien asida.
Si de la vida pretendéis privarme,
temores y recatos, no es mi intento
sino ver declarada la vitoria.
Acabad de acabaros o acabarme;
que bien sabrá morir en el tormento
la que sabe privarse de la gloria.
Vase. Salen el MARQUÉS y OTAVIO
MARQUÉS: Desde la tierna edad, Otavio, han sido
un alma nuestras almas, e igualmente
la amistad con los años ha crecido.
Yo pienso que sacárades, ausente
de mí, en defensa de mi honor la espada.
OTAVIO: Hasta rendir la vida el pecho ardiente.
MARQUÉS: Pues ya es, amigo, la ocasión llegada,
en que la fe de vuestro hidalgo pecho
a tantas pruebas la mayor añada.
OTAVIO: Corrido estoy, por Dios, de que hayáis hecho
para mandarme, tales prevenciones.
MARQUÉS: Yo estoy de vuestras veras satisfecho;
mas es justo en tan grandes ocasiones
el fuego en las cenizas sosegado
despertar, y acordar obligaciones.
Si hubiera de pediros que a mi lado
saliérades al campo a un desafío,
venid, solo os dijera, confïado;
mas no sin causa agora desconfía,
cuando duro fiscal pretendo haceros
de ajeno honor, por conservar el mío;
que pienso que los nobles caballeros
sólo por no tocar en honra ajena,
pueden romper de la amistad los fueros.
OTAVIO: No llame dura la más dura pena
quien con lengua insolente y atrevida
la ajena fama y opinión condena;
mas si puede, Marqués, ser ofendida
la vuestra del recato, es bien que sea
en mí amistad a todas preferida.
MARQUÉS: Sabed, pues, que el amor de suerte emplea
su fuerza en mí, que ya en mi pensamiento
no hay parte que su fuego no posea.
Resuelto estoy a declarar mi intento
hoy a Leonor, y con su blanca mano
dar venturoso fin a mi tormento.
Vos, que con ella el pueblo sevillano
desde la cuna honrastes hasta el día
que partistes al suelo cortesano;
pues está en vuestra mano la honra mía,
debajo de la llave del secreto,
si de mi fe vuestra amistad lo fía,
me decid si padece algún defeto
la fama de Leonor, porque yo deba
suspender de estas bodas el efeto.
Habladme claro, Otavio, sin que os mueva
ni la afición ni el deudo que le tengo,
a que en vos menos la verdad se atreva.
No a vos amante, sino honrado vengo.
Mi sentimiento temeréis en vano,
pues para el desengaño me prevengo.
en quien para el remedio del doliente
tiene el pecho piedad, crueldad la mano.
Sólo de vuestra lengua está pendiente
que yo ejecute mi intención, Otavio,
o que reprima la pasión ardiente.
Moved resuelto el oficioso labio,
advirtiendo que pongo, ¡oh caro amigo!
mi honor en vuestros hombros o mi agravio.
OTAVIO: Lo que os dije otras veces, que conmigo
comunicastes este mismo intento,
por verdad infalible agora os digo.
Creed que a no ser esto lo que siento,
la centella al principio os apagara,
antes que os obrasase el pensamiento;
sin ser de vos, Marqués, examinado,
y el timón en las manos, os dejara;
que aunque sólo ha de darse demandado
el consejo, entre amigos el aviso
se ha de dar, sin pedirlo, al descuidado.
En cuantas tierras vio de Cipariso
el claro amante, y la purpúrea diosa
que el viejo esposo tan en vano quiso,
Nunca opinión más clara, o más honrosa
fama alcanzó doncella, que en Sevilla
la tuvo siempre vuestra prenda hermosa.
Gozad feliz la octava maravilla
de virtud, de prudencia y hermosura,
del mundo asombro y honra de Castilla.
MARQUÉS: Mi honor con eso, Otavio, se asegura,
con su merecimiento su ventura.
RICARDO: Mi cuidado, señor, albricias pide.
En la silla salió la guardadora
Vigilante del bien, que ver te impide.
resuelto a ser su esposo, se holgaría
Clara, los hurtos ama quien adora.
A solas qiuero ver la gloria mía.
OTAVIO: Bien decís; que vencer la resistencia
aumenta a los amantes la alegría,
y minora los gustos la licencia.
a prevenirte del caso.
LEONOR: Habla pues; que estoy confusa.
que es tu amante y su contrario;
solicitaba tu mano,
le pidió que desistiese
los escandalosos daños
que en tu fama sucedieran,
que ella en la Iglesia le está
con don Félíx aguardando.
de dos racionales machos.
resolución para el caso.
LEONOR: A un punto me hielo y ardo,
REDONDO: Pasos siento. Éste es sin duda
mi señor.
me cercan.
el Marqués en casa ha entrado.
REDONDO: ¿El Marqués? ¡Cuerpo de Cristo!
LEONOR: Ponte presto, ponte el manto.
REDONDO: Despáchalo presto. Mira
y si se encuentran los dos,
LEONOR: Di que se detenga un rato;
que al punto al Marqués despide.
REDONDO: Yo voy; mas voy recelando
que intentamos detenerlo
con lo que ha de apresurarlo.
si supo vueseñoría
y si no lo supo, ya
que ella conmigo tendrá,
pues ha de pensar que es mía
MARQUÉS: Si escucháis una razón...
de perdonarme, y difiera
MARQUÉS: A pedir favor he entrado,
y yo confieso la mía
de no hacer lo que mandáis.
Una por otra, Leonor,
LEONOR: Amarme ¿es darme pesar?
MENCÍA: Déjale por Dios decir,
LEONOR: Decid pues, con que abreviéis.
MARQUÉS: Sólo digo que os ofrezco
que obedeceros deseo,
que se encierra lo demás.
¿Qué dudáis? ¿No respondéis?
LEONOR: Señor Marqués, no os espante
en caso tan importante
esta suspensión que veis;
pues por los medios que he visto,
Porque si vuestra intención
con recato y diligencia,
más en mí que lo que veo.
MARQUÉS: Recelos fueran discretos,
si fuesen estas promesas
si porque os he pretendido
que no porque mi deseo
no fuese, desde que os vi,
Cesen pues ya las crueldades
LEONOR: Puesto que las acredito
con agradecido pecho,
circunstancias de delito.
tratad estas intenciones,
MARQUÉS: Al punto a buscarla iré;
que demás de ser tan justo,
Pero tú, señora mía,
di que sí, mi bien, si quieres.
LEONOR: No dicen más las mujeres
si algún vecino os vio entrar.
MARQUÉS: Mi honor es el de los dos;
RICARDO: Que en San Sebastián quedó,
MARQUÉS: Pues adiós, mi prenda cara.
RICARDO: La silla es ésta, señor,
Salen dos MOZOS, trayendo una silla de manos, y en
LEONOR: (¡La silla! ¡Ay triste! Mencía, Aparte
¡Qué gran mal! Perdida quedo.)
MENCÍA: (Yo lo estorbaré, si puedo.) Aparte
Llégase MENCÍA a la silla, y mírala
¿Y señora?
Vanse el MARQUÉS, RICARDO y los MOZOS
MENCÍA: Entre agora don García,
GARCÍA: Decidme, Leonor hermosa,
que un sobresalto y disgusto
Pues envié a suplicaros
os detuviérades.
en el alma el disgustaros;
de lo importante del caso
os detenéis?
que ya perdió de alcanzarme
GARCÍA: ¿Cómo, crüel, te has mudado
tan presto?
MENCÍA: (Diole con su misma flor.) Aparte
GARCÍA: ¿No bastará desdeñarme,
ingrata, sino agraviarme,
de poco a mucho caudal,
GARCÍA: No la niego; ¿mas qué efeto
mientras no te mejorabas?
LEONOR: Yo os confieso, don García,
que ésa es firme; pero es necia.
LEONOR: No imaginéis, don García,
antes disculpo la mía.
Según esto, no os espante
pues debéis considerar
que en vos miro inconvenientes,
LEONOR: Ésta es
mi resolución. Con esto
GARCÍA: ¡Plega a Dios que no le des
me quitas, y antes que aquí
¡Plega a Dios que antes de verte
en mi favor resolverte!
¿Por qué das muerte a tu gusto?
Mira, mi bien, que no es justo,
pero serás desdichada?
REDONDO: ¿Aquí estás, señor? Repara
la vida.
de inconvenientes?
LEONOR: También me adora el Marqués.
REDONDO: Coche paró; ya han venido.
LEONOR: Hacerme un mal tan extraño
mas no yo naturaleza.
LEONOR: Es prueba de tu nobleza.
Salen doña CLARA, el MARQUÉS y don FÉLIX
ya que para tanto bien
y porque en un mismo día,
MARQUÉS: La merced os agradezco,
el parabién.
MARQUÉS: Dadle la mano, García,
GARCÍA: (Perdí la esperanza mía. Aparte
Vuestro soy.
premia vuestra estimación.
FÉLIX: (Agora, tristes cuidados, Aparte
FIN DE LA COMEDIA