Cap.

1   III| cerradas, pero no sentía ningún deseo de dormir. Su corazón y
2    IV|      querido gangárida el mismo deseo de ir a la misma capilla,
3    IV|      Egipto! Aquél era su mayor deseo. En su despecho hizo matar
4     V|    extremo de occidente, con el deseo insensato de obligar a toda
5  VIII|      invadido por el penetrante deseo de instruirse en las ciencias
6  VIII|      brillantes que llevaban el deseo a todos los resortes de
7     X|   testimonió a su huésped algún deseo de ir a la corte, pero los
8     X|     amor y en la virtud; que el deseo de expiar su falta lo colocaría
9     X|     pasos; combatiendo entre el deseo de perdonar y, el de mostrar
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