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Leopoldo Alas alias Clarín ¡Adiós, Cordera! Concordancias (Hapax Legomena) |
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1 1 | como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus 2 5 | canción de lágrimas, de abandono, de soledad, de muerte.~ ~ 3 2 | cincuenta los separó como un abismo; se soltaron las manos, 4 1 | confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca 5 3 | Rosa, al saber la venta, se abrazó al testuz de la Cordera, 6 3 | arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. No podían 7 2 | precio fijo en que él se abroquelaba. Hasta el último momento 8 1 | toda la leche que no fuera absolutamente indispensable para que el 9 1 | también mucho más madura, se abstenía de toda comunicación con 10 | acá 11 2 | deseaba más hijos, pues todos acababa por perderlos pronto, sin 12 1 | antipatía y desconfianza; acabó por no mirar al tren siquiera.~ ~ 13 1 | eso, era lo de menos: un accidente pasajero que se ahogaba 14 2 | llevársela. Los que se habían acercado a intentar fortuna se habían 15 1 | con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse 16 1 | del misterio sagrado, le acometía un pánico de respeto, y 17 1 | cerca de la Cordera, que acompañaba el augusto silencio de tarde 18 1 | contemplar la marcha vertiginosa, acompañada del viento, de la gran culebra 19 3 | calle.~ ~Al sábado inmediato acompañó al Humedal Pinín a su padre. 20 1 | loma y en la cañada, se acostaban los pájaros, empezaban a 21 1 | vecina. Poco a poco se fue acostumbrando al estrépito inofensivo. 22 4 | Adiós, Cordera! -gritó Rosa, adivinando allí a su amiga, a la vaca 23 1 | hasta donde es posible adivinar estas cosas, puede decirse 24 3 | atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, se puso lívido 25 3 | como siempre, sub specie aeternitatis, como descansaría y comería 26 3 | Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban 27 1 | demostraba tácitamente el afecto del animal pacífico y pensativo.~ ~ 28 3 | separarse de ella. Antón, agotada de pronto la excitación 29 1 | produjo impresiones más agradables y persistentes. Si al principio 30 1 | vientre, volviendo la cabeza agradecida y solícita, diciendo, a 31 | ahí 32 1 | accidente pasajero que se ahogaba en el mar de soledad que 33 2 | menos. Llegó, gracias a mil ahorros, que eran mares de sudor 34 1 | pausados y nobles movimientos, aires y contornos de ídolo destronado, 35 | ajenas 36 | ajenos 37 3 | aturdirse. Hablaba mucho, alababa las excelencias de la vaca. 38 3 | otro sonreía, porque las alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿ 39 1 | seco en contacto con el alambre. Aquellas vibraciones, a 40 1 | amparo de la madre, que le albergaba bajo su vientre, volviendo 41 3 | corral de Antón. Era otro aldeano de la misma parroquia, de 42 2 | bueyes y vacas, que los aldeanos de muchas parroquias del 43 1 | Si al principio era una alegría loca, algo mezclada de miedo 44 2 | intentar fortuna se habían alejado pronto echando pestes de 45 1(2)| las mazorcas, con que se alfombraba el suelo de tierra.~ 46 1(3)| Asturianismo: cubrir o alfombrar el suelo.~ 47 | algunas 48 1 | de su tierra, como quien alimenta el alma, que también tienen 49 1 | juegos ella les servía de almohada, de escondite, de montura, 50 4 | unas estrechas ventanas altas o respiraderos, vislumbraron 51 1 | Saltó la sebe de lo más alto del Somonte, corrió por 52 1 | la guiaban a los mejores altozanos, a los parajes más tranquilos 53 1 | vespertino por testigo mudo en la altura. Rodaban las nubes allá 54 1 | la vaca abuela, grande, amarillenta, cuyo testuz parecía una 55 5 | locuras del mundo, para las ambiciones ajenas.”~ ~Entre confusiones 56 1 | pasaba, una catástrofe que amenazaba sin dar, redujo sus precauciones 57 3 | se puso lívido ante las amenazas de desahucio.~ ~El amo no 58 2 | cada cual tiró por su lado; Amón, por una calleja que, entre 59 1 | todo, corría a buscar el amparo de la madre, que le albergaba 60 1 | vaca santa; tenía en la amplitud de sus formas, en la solemne 61 1 | los que no se olvidan.~ ~Añádase a todo que la Cordera tenía 62 1 | representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, 63 2 | mal humor Antón, echó a andar hacia Gijón, llevando la 64 1 | por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba 65 3 | dinero en el bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. 66 1(5)| Pareja o yunta de animales -casi siempre bovinos - 67 | ante 68 2 | menor trabajo, según eran de antiguo las relaciones entre dueños 69 1 | mirarle, sin levantarse, con antipatía y desconfianza; acabó por 70 1 | los gemelos encargados de apacentarla.~ ~Era poco expresiva; pero 71 1 | la gramática, esto es, a apacentarse como podía, a la buena ventura 72 5 | vía manchada de carbones apagados; con qué ira los alambres 73 4 | ternuras silenciosas, para sus apetitos, para convertirla en manjares 74 1 | como las del diapasón, que, aplicado al oído, parece que quema 75 5 | todo. Y sin pensarlo, Rosa apoyó la cabeza sobre el palo 76 1 | experta en pastos, sabía aprovechar el tiempo, meditaba más 77 3 | la Cordera. Antón había apurado la botella; estaba exaltado; 78 | Aquellas 79 | Aquello 80 1(5)| casi siempre bovinos - para arar los campos y uncidos por 81 1 | parecerse todo lo posible a un árbol seco, fue atreviéndose con 82 5 | mozo y se lo llevó el rey. Ardía la guerra carlista. Antón 83 1 | metálicos que el viento arrancaba a las fibras del pino seco 84 4 | aquel mundo enemigo, que les arrebataba, que les devoraba a su compañera 85 1 | desconocido, se contentaba con arrimar el oído al palo del telégrafo, 86 3 | en el supremo instante se arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: 87 1 | doctrinales odas de Horacio.~ ~Asistía a los juegos de los pastorcicos 88 1 | cada vez que la máquina asomaba por la trinchera vecina. 89 2 | pedía, le dio el último ataque, algo borracho.~ ~El de 90 2 | Cordera por delante, sin más atavío que el collar de esquila. 91 1 | cada día menos, pero con atención, sin perder el tiempo en 92 1 | relativamente nueva. Años atrás, la Cordera tenía que salir 93 3 | pulgas, cruel con los caseros atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, 94 2 | vio obligado, para pagar atrasos al amo, el dueño de la casería 95 1 | posible a un árbol seco, fue atreviéndose con él, llevó la confianza 96 2 | la vaca para que nadie se atreviese a llevársela. Los que se 97 3 | animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho, alababa 98 1 | el césped.~ ~Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo 99 1 | Cordera, que acompañaba el augusto silencio de tarde en tarde 100 | aún 101 1 | que hacer, y todo lo demás aventuras peligrosas. Ya no recordaba 102 1 | buscar su alimento en los azares de un camino.~ ~En los días 103 2 | había que despertarlos a azotes. El padre los dejó tranquilos. 104 1 | lo más oscuro del cielo azul, y Pinín y Rosa, los niños 105 3 | bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes. Así gritaba 106 3 | Castilla por la res. Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, 107 3 | arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. 108 3 | huraño.~ ~“Ella ser, era una bestia, pero sus hijos no tenían 109 2 | relaciones entre dueños y bestias.~ ~En el Natahoyo, en el 110 5 | alambres del telégrafo. ¡Oh!, bien hacía la Cordera en no acercarse. 111 1 | conquista, con sus jícaras blancas y sus alambres paralelos, 112 1 | de tarde en tarde con un blando son de perezosa esquila.~ ~ 113 3 | el peso del dinero en el bolsillo le animaba también. Quería 114 2 | mirando a la vaca por un boquete del destrozado tabique de 115 2 | dio el último ataque, algo borracho.~ ~El de Carrió subía, subía, 116 3 | Antón había apurado la botella; estaba exaltado; el peso 117 3 | altos setos, formando casi bóveda, se perdió el bulto de la 118 1(5)| de animales -casi siempre bovinos - para arar los campos y 119 1 | los pájaros, empezaban a brillar algunas estrellas en lo 120 3 | un minuto antes de que el brutal porrazo la derribase muerta. 121 1 | que también tienen los brutos; y si no fuera profanación, 122 3 | Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de 123 1 | apacentarse como podía, a la buena ventura de los caminos y 124 3 | El amo no esperaba más. Bueno, vendería la vaca a vil 125 2 | ruido de cerdos y novillos, bueyes y vacas, que los aldeanos 126 3 | casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, que parecía 127 2 | había llevado al xatu.” No cabía otra conjetura. Pinín y 128 5 | Chinta era casero de un cacique de los vencidos; no hubo 129 3 | padre con voz de lágrimas.~ ~Caía la noche; por la calleja 130 1 | Rodaban las nubes allá arriba, caían las sombras de los árboles 131 1 | contornos de ídolo destronado, caído, contento con su suerte, 132 1 | narvaso2 para estrar3 el lecho caliente de la vaca faltaba también, 133 1 | solemne y seria Naturaleza, callaban horas y horas, después de 134 3 | que pagar o quedarse en la calle.~ ~Al sábado inmediato acompañó 135 1 | ventura de los caminos y callejas de las rapadas y escasas 136 1 | En este silencio, en esta calma inactiva, había amores. 137 2 | puede reemplazar, estaba al calor de la vaca, en el establo, 138 2 | en casa. El establo y la cama del matrimonio estaban pared 139 3 | tristemente la esquila. Detrás caminaban Antón de Chinta, taciturno, 140 1 | poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de 141 2(7)| cercado delantero de una casa campesina.~ 142 1 | peñas en la loma y en la cañada, se acostaban los pájaros, 143 2 | camino por la carretera de Candás adelante, entre la confusión 144 5 | carne de su alma, carne de cañón para las locuras del mundo, 145 2 | por la corrada7 mohínos, cansados y cubiertos de polvo. El 146 5 | punta del Somonte. El viento cantaba en las entrañas del pino 147 2 | luchando entre la codicia y el capricho de llevar la vaca. Antón, 148 5 | Rosa la vía manchada de carbones apagados; con qué ira los 149 3 | en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si dentro de pocos 150 3 | inclinaba la cabeza a las caricias como al yugo.~ ~“¡Se iba 151 5 | el rey. Ardía la guerra carlista. Antón de Chinta era casero 152 3 | horror a los contratistas de carnes, que eran los tiranos del 153 1 | papeles que pasaban, las cartas que se escribían por los 154 2 | atrasos al amo, el dueño de la casería que llevaba en renta, a 155 5 | carlista. Antón de Chinta era casero de un cacique de los vencidos; 156 3 | malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. Antón, que no 157 2 | a un tejido de ramas de castaño y de cañas de maíz. La Chinta, 158 5 | silbido que repercutían los castaños, las vegas y los peñascos...~ ~¡ 159 1 | sí tanto ruido y tantas castas de gentes desconocidas, 160 1 | peligro que pasaba, una catástrofe que amenazaba sin dar, redujo 161 3 | la excitación del vino, cayó como un marasmo; cruzó los 162 2(7)| Corral o cercado delantero de una casa campesina.~ 163 2 | confusión y el ruido de cerdos y novillos, bueyes y vacas, 164 4 | luego el tren. En un furgón cerrado, en unas estrechas ventanas 165 1 | horas se la veía con la cerviz inclinada, la cabeza torcida, 166 1 | tropezar con los pies en el césped.~ ~Rosa, menos audaz, pero 167 1 | nación4 y el interés de los Chintos, que consistía en robar 168 3 | la distancia, entre los chirridos melancólicos de cigarras 169 3 | había de estar reducida a chuletas y otros bocados suculentos? 170 1 | soltaban el recental, que, ciego y como loco, a testaradas 171 | cierto 172 3 | chirridos melancólicos de cigarras infinitas.~ ~-¡Adiós, Cordera! - 173 2 | pudo más; el pico de los cincuenta los separó como un abismo; 174 1 | comunicación con el mundo civilizado. y miraba de lejos el palo 175 3 | separarse. Antón, malhumorado clamaba desde casa:~ ~-Bah, bah, 176 5 | la cabeza sobre el palo clavado como un pendón en la punta 177 5 | pudo ver un instante en un coche de tercera multitud de cabezas 178 1 | verde tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. 179 2 | delante, sin más atavío que el collar de esquila. Pinín y Rosa 180 4 | Matadero... Carne de vaca, para comer los señores, los curas... 181 3 | aeternitatis, como descansaría y comería un minuto antes de que el 182 1 | tiempo, meditaba más que comía, gozaba del placer de vivir 183 | cómo 184 1 | mucho más formal que sus compañeros, verdad es que, relativamente, 185 3 | mercado. La Cordera fue comprada en su justo precio por un 186 2 | pasó de ahí; antes de poder comprar la segunda se vio obligado, 187 2 | Antón de Chinta comprendió que había nacido para pobre 188 1 | y escasas praderías del común, que tanto tenían de vía 189 1 | madura, se abstenía de toda comunicación con el mundo civilizado. 190 2 | de los gemelos se había concentrado en la Cordera; el regazo, 191 1 | la misma vida, con escasa conciencia de lo que en ellos era distinto, 192 2 | parroquias del contorno conducían con mayor o menor trabajo, 193 2 | y zarzamoras en flor, le condujo hasta su casa.~ ~* ~ ~ 194 1 | atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse 195 1 | subsistiese! Rosa y Pinín, en tal conflicto, siempre estaban de parte 196 2 | comprendía Antón a su manera, confusamente. De la venta necesaria no 197 2 | Candás adelante, entre la confusión y el ruido de cerdos y novillos, 198 5 | ambiciones ajenas.”~ ~Entre confusiones de dolor y de ideas, pensaba 199 2 | al xatu.” No cabía otra conjetura. Pinín y Rosa opinaban que 200 5 | rey y de unas ideas que no conocían,~ ~Pinín, con medio cuerpo 201 1 | plantado allí como pendón de conquista, con sus jícaras blancas 202 1 | interés de los Chintos, que consistía en robar a las ubres de 203 2 | no satisfecho, con cierto consuelo, volvió a emprender el camino 204 1 | fibras del pino seco en contacto con el alambre. Aquellas 205 1 | gastarse aquella emoción de contemplar la marcha vertiginosa, acompañada 206 1 | enamorada de lo desconocido, se contentaba con arrimar el oído al palo 207 1 | ídolo destronado, caído, contento con su suerte, más satisfecha 208 3 | no más sereno.~ ~-Adiós -contestó por último, a su modo, la 209 2 | de muchas parroquias del contorno conducían con mayor o menor 210 1 | nobles movimientos, aires y contornos de ídolo destronado, caído, 211 | contra 212 3 | miraba con horror a los contratistas de carnes, que eran los 213 1 | inofensivo. Cuando llegó a convencerse de que era un peligro que 214 4 | para sus apetitos, para convertirla en manjares de ricos glotones...~ ~-¡ 215 2 | Cordera entraban por la corrada7 mohínos, cansados y cubiertos 216 5 | esperaba el paso del tren correo de Gijón, que le llevaba 217 1 | testaradas contra todo, corría a buscar el amparo de la 218 1 | lo más alto del Somonte, corrió por prados ajenos, y el 219 5 | rápidas, como quejidos, creía oír, muy lejana, la voz 220 2 | la vaca iba de mala gana; creían ellos que no deseaba más 221 2 | En el Natahoyo, en el cruce de dos caminos, todavía 222 3 | parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. 223 3 | vino, cayó como un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el 224 | cual 225 | cualquier 226 1 | después, sentarse sobre el cuarto trasero con delicia, a rumiar 227 1 | telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, pasaba escuchando 228 2 | corrada7 mohínos, cansados y cubiertos de polvo. El padre no dio 229 1(3)| Asturianismo: cubrir o alfombrar el suelo.~ 230 3 | sentados sobre el montón de cucho8, recuerdo para ellos sentimental 231 5 | conocían,~ ~Pinín, con medio cuerpo fuera de una ventanilla, 232 1 | tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de 233 2 | salvación de la familia.~ ~“Cuidadla, es vuestro sustento”, parecían 234 1 | imposibles de solicitud y cuidado. No siempre Antón de Chinta 235 1 | tenían por misión en el prado cuidar de que ella, la Cordera, 236 1 | acompañada del viento, de la gran culebra de hierro, que llevaba dentro 237 2 | palpó la imposibilidad de cumplir aquel sueño dorado suyo 238 1 | cuyo testuz parecía una cuna. La Cordera recordaría a 239 4 | para comer los señores, los curas... los indianos.~ ~-¡Adiós, 240 1 | abuela, grande, amarillenta, cuyo testuz parecía una cuna. 241 3 | eran impertinentes. ¿Que daba la res tantos y tantos xarros 242 2 | de Chinta en el Humedal, dando plazo a la fatalidad. “No 243 1 | catástrofe que amenazaba sin dar, redujo sus precauciones 244 1 | también, a Rosa y a Pinín debía la Cordera mil industrias 245 1 | matrona, llena de experiencia, debían de parecerse todo lo posible 246 1 | los de allá, tan lejos, decían a los del otro extremo del 247 5 | no hubo influencia para declarar inútil a Pinín, que, por 248 1 | pánico de respeto, y se dejaba resbalar de prisa hasta 249 5 | familiar, a la pequeña, que dejaban para ir a morir en las luchas 250 1 | diciendo, a su manera:~ ~-Dejad a los niños y a los recentales 251 1 | deleite del no padecer, del dejarse existir: esto era lo que 252 2 | despertarlos a azotes. El padre los dejó tranquilos. Al levantarse 253 2 | llevando la Cordera por delante, sin más atavío que el collar 254 2(7)| Corral o cercado delantero de una casa campesina.~ 255 1 | rumiar la vida, a gozar el deleite del no padecer, del dejarse 256 1 | sobre el cuarto trasero con delicia, a rumiar la vida, a gozar 257 1 | fantasía de los pastores, demostraba tácitamente el afecto del 258 1 | sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba 259 3 | que el brutal porrazo la derribase muerta. Pero Rosa y Pinín 260 2 | miraba con ojos de rencor y desafío al que osaba insistir en 261 3 | lívido ante las amenazas de desahucio.~ ~El amo no esperaba más. 262 1 | gritos, gestos, pantomimas descabelladas, después fue un recreo pacífico, 263 3 | que ignoraba su suerte, descansaba y pacía como siempre, sub 264 3 | specie aeternitatis, como descansaría y comería un minuto antes 265 1 | levantarse, con antipatía y desconfianza; acabó por no mirar al tren 266 1 | tantas castas de gentes desconocidas, extrañas.~ ~Pero telégrafo, 267 2 | gana; creían ellos que no deseaba más hijos, pues todos acababa 268 3 | Cordera! -gritaba Rosa deshecha en llanto -. ¡Adiós, Cordera 269 3 | Pero Rosa y Pinín yacían desolados, tendidos sobre la hierba, 270 3 | viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del rematante 271 2 | dormían. Otros días había que despertarlos a azotes. El padre los dejó 272 1 | ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino de hierro de Oviedo 273 1 | aires y contornos de ídolo destronado, caído, contento con su 274 3 | vieja!” -pensaba con el alma destrozada Antón el huraño.~ ~“Ella 275 2 | vaca por un boquete del destrozado tabique de ramaje, señalándola 276 3 | tintán pausado de la esquila, desvanecido con la distancia, entre 277 3 | tristemente la esquila. Detrás caminaban Antón de Chinta, 278 4 | les arrebataba, que les devoraba a su compañera de tantas 279 1 | veces intensas como las del diapasón, que, aplicado al oído, 280 1 | cabeza agradecida y solícita, diciendo, a su manera:~ ~-Dejad a 281 1 | pensativo.~ ~En tiempos difíciles, Pinín y Rosa habían hecho 282 3 | Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes. Así gritaba 283 3 | estaba exaltado; el peso del dinero en el bolsillo le animaba 284 1 | con ser vaca verdadera que dios falso. La Cordera, hasta 285 2 | plazo a la fatalidad. “No se dirá, pensaba, que yo no quiero 286 3 | esquila, desvanecido con la distancia, entre los chirridos melancólicos 287 5 | gritería de los reclutas la voz distinta de su hermano, que sollozaba, 288 1 | conciencia de lo que en ellos era distinto, de cuanto los separaba; 289 1 | posible a las más sosegadas y doctrinales odas de Horacio.~ ~Asistía 290 | donde 291 2 | imposibilidad de cumplir aquel sueño dorado suyo de tener un corral 292 1 | en pie mientras la pareja dormía en tierra.~ ~* ~ ~ 293 2 | de esquila. Pinín y Rosa dormían. Otros días había que despertarlos 294 2 | pagar atrasos al amo, el dueño de la casería que llevaba 295 2 | antiguo las relaciones entre dueños y bestias.~ ~En el Natahoyo, 296 1 | prados ajenos, y el terror duró muchos días, renovándose, 297 2 | el día ofreciéndole pocos duros menos de los que pedía, 298 | e 299 2 | se habían alejado pronto echando pestes de aquel hombre que 300 2 | día, de mal humor Antón, echó a andar hacia Gijón, llevando 301 2 | maíz. La Chinta, musa de la economía en aquel hogar miserable, 302 1 | es que, relativamente, de edad también mucho más madura, 303 1 | como lo que era para ella, efectivamente, como cosa muerta, inútil, 304 1 | mucho en gastarse aquella emoción de contemplar la marcha 305 1 | del mundo. Cuando se veía emparejada bajo el yugo con cualquier 306 1 | se acostaban los pájaros, empezaban a brillar algunas estrellas 307 2 | cierto consuelo, volvió a emprender el camino por la carretera 308 1 | Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo desconocido, se contentaba 309 3 | fue la despedida. Vino un encargado del rematante de Castilla 310 2 | tranquilos. Al levantarse se encontraron sin la Cordera. “Sin duda, 311 2 | Llegaron a tener las manos enlazadas, parados en medio de la 312 4 | vociferó Pinín con la misma fe, enseñando los puños al tren, que volaba 313 1 | parto y la cría, cuando se entablaba la lucha necesaria entre 314 1 | no tenía curiosidad por entender lo que los de allá, tan 315 4 | llorando, repetía el rapaz, más enterado que su hermana de las picardías 316 2 | oscurecer, Antón y la Cordera entraban por la corrada7 mohínos, 317 3 | marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral oscuro. Los 318 1 | de frente, con la cabeza erguida, al formidable monstruo; 319 1 | unidos por la misma vida, con escasa conciencia de lo que en 320 1 | callejas de las rapadas y escasas praderías del común, que 321 1 | establo, cuando el heno escaseaba, y el narvaso2 para estrar3 322 1 | cabeza por curiosidad necia, escogiendo sin vacilar los mejores 323 1 | cuanto había ocasión, a escondidas, soltaban el recental, que, 324 1 | les servía de almohada, de escondite, de montura, y para otras 325 1 | pasaban, las cartas que se escribían por los hilos, el lenguaje 326 1 | cuartos de hora, pasaba escuchando los formidables rumores 327 3 | miraban al enemigo con ojos de espanto y en el supremo instante 328 2 | regazo, que tiene su cariño especial, que el padre no puede reemplazar, 329 1 | insectos, la vaca y los niños esperaban la proximidad del mediodía 330 1 | parajes más tranquilos y menos esquilmados, y la libraban de las mil 331 | esta 332 | están 333 | estar 334 | estas 335 3(8)| Asturianismo: estiércol o excremento del animal.~ ~ 336 1 | escaseaba, y el narvaso2 para estrar3 el lecho caliente de la 337 4 | furgón cerrado, en unas estrechas ventanas altas o respiraderos, 338 1 | empezaban a brillar algunas estrellas en lo más oscuro del cielo 339 1 | de sus juegos, nunca muy estrepitosos, sentados cerca de la Cordera, 340 1 | desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, después 341 1 | a casa. Y luego, tardes eternas, de dulce tristeza silenciosa, 342 3 | apurado la botella; estaba exaltado; el peso del dinero en el 343 3 | Hablaba mucho, alababa las excelencias de la vaca. El otro sonreía, 344 2 | puesto en la cabeza. Era excesivo: un sofisma del cariño. 345 5 | hermano, que sollozaba, exclamando, como inspirado por un recuerdo 346 3(8)| Asturianismo: estiércol o excremento del animal.~ ~ 347 1 | no padecer, del dejarse existir: esto era lo que ella tenía 348 1 | la vaca matrona, llena de experiencia, debían de parecerse todo 349 1 | Sentada horas y horas, pues, experta en pastos, sabía aprovechar 350 2 | de polvo. El padre no dio explicaciones, pero los hijos adivinaron 351 1 | apacentarla.~ ~Era poco expresiva; pero la paciencia con que 352 1 | mil injurias a que están expuestas las pobres reses que tienen 353 2 | caminos, todavía estuvo expuesto el de Chinta a quedarse 354 2 | pobre moribunda, que murió extenuada de hambre y de trabajo.~ ~ 355 1 | ella, la Cordera, no se extralimitase, no se metiese por la vía 356 1 | de gentes desconocidas, extrañas.~ ~Pero telégrafo, ferrocarril, 357 1 | vaca verdadera que dios falso. La Cordera, hasta donde 358 1 | lecho caliente de la vaca faltaba también, a Rosa y a Pinín 359 2 | señalándola como salvación de la familia.~ ~“Cuidadla, es vuestro 360 5 | campos, a toda la patria familiar, a la pequeña, que dejaban 361 1 | otras cosas que ideaba la fantasía de los pastores, demostraba 362 2 | Humedal, dando plazo a la fatalidad. “No se dirá, pensaba, que 363 4 | vociferó Pinín con la misma fe, enseñando los puños al 364 3 | de sus hijos, pero viva, feliz... Pinín y Rosa, sentados 365 1 | el viento arrancaba a las fibras del pino seco en contacto 366 1 | con cualquier compañera, fiel a la gamella5, sabía someter 367 3 | quería imaginar esto; se la figuraba viva, trabajando, sirviendo 368 2 | insistir en acercarse al precio fijo en que él se abroquelaba. 369 2 | florecían y zarzamoras en flor, le condujo hasta su casa.~ ~* ~ ~ 370 2 | entre madreselvas que aún no florecían y zarzamoras en flor, le 371 1 | La Cordera, mucho más formal que sus compañeros, verdad 372 3 | casi negra los altos setos, formando casi bóveda, se perdió el 373 1 | tenía en la amplitud de sus formas, en la solemne serenidad 374 1 | con la cabeza erguida, al formidable monstruo; más adelante no 375 1 | hora, pasaba escuchando los formidables rumores metálicos que el 376 2 | habían acercado a intentar fortuna se habían alejado pronto 377 5 | ir a morir en las luchas fratricidas de la patria grande, al 378 1 | ponerse en pie y a mirar de frente, con la cabeza erguida, 379 1 | hermanos como dos mitades de un fruto verde, unidos por la misma 380 4 | de siempre, Pinín y Rosa fueron al prao Somonte. Aquella 381 3 | Que era noble en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si 382 1 | pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste 383 3 | Somonte, el silencio era fúnebre. La Cordera, que ignoraba 384 4 | humo, luego el tren. En un furgón cerrado, en unas estrechas 385 1 | cualquier compañera, fiel a la gamella5, sabía someter su voluntad 386 1 | inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse 387 1 | veces al día. Tardó mucho en gastarse aquella emoción de contemplar 388 1 | ruido y tantas castas de gentes desconocidas, extrañas.~ ~ 389 5 | pobres quintos que gritaban, gesticulaban, saludando a los árboles, 390 1 | hacía prorrumpir en gritos, gestos, pantomimas descabelladas, 391 1 | meditaba más que comía, gozaba del placer de vivir en paz, 392 1 | delicia, a rumiar la vida, a gozar el deleite del no padecer, 393 2 | yuntas por lo menos. Llegó, gracias a mil ahorros, que eran 394 1 | Cordera tenía que salir a la gramática, esto es, a apacentarse 395 1 | acompañada del viento, de la gran culebra de hierro, que llevaba 396 1 | vivir en paz, bajo el cielo gris y tranquilo de su tierra, 397 5 | cabezas de pobres quintos que gritaban, gesticulaban, saludando 398 5 | estrépito de las ruedas y la gritería de los reclutas la voz distinta 399 4 | tragaluces.~ ~-¡Adiós, Cordera! -gritó Rosa, adivinando allí a 400 1 | les hacía prorrumpir en gritos, gestos, pantomimas descabelladas, 401 3 | de altos setos, el triste grupo del indiferente comisionado 402 5 | lo llevó el rey. Ardía la guerra carlista. Antón de Chinta 403 1 | tales días de penuria, la guiaban a los mejores altozanos, 404 | hacer 405 | hacia 406 1 | difíciles, Pinín y Rosa habían hecho por la Cordera los imposibles 407 1 | en el establo, cuando el heno escaseaba, y el narvaso2 408 1 | ferrocarril ni saltara a la heredad vecina. ¡Qué había de saltar! ¡ 409 1 | qué decir de los tiempos heroicos del parto y la cría, cuando 410 3 | desolados, tendidos sobre la hierba, inútil en adelante. Miraban 411 1 | que se escribían por los hilos, el lenguaje incomprensible 412 2 | de la economía en aquel hogar miserable, había muerto 413 1(2)| Cañas y hojas de maíz, sin las mazorcas, 414 2 | echando pestes de aquel hombre que miraba con ojos de rencor 415 1 | sosegadas y doctrinales odas de Horacio.~ ~Asistía a los juegos 416 3 | padre. El niño miraba con horror a los contratistas de carnes, 417 1 | allí no se veía vivienda humana; allí no llegaban ruidos 418 4 | la máquina, apareció el humo, luego el tren. En un furgón 419 2 | julio, al ser de día, de mal humor Antón, echó a andar hacia 420 3 | alma destrozada Antón el huraño.~ ~“Ella ser, era una bestia, 421 1 | y para otras cosas que ideaba la fantasía de los pastores, 422 1 | movimientos, aires y contornos de ídolo destronado, caído, contento 423 3 | fúnebre. La Cordera, que ignoraba su suerte, descansaba y 424 3 | suculentos? Antón no quería imaginar esto; se la figuraba viva, 425 3 | alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿Que daba la res tantos 426 1 | extremo del mundo. ¿Qué le importaba? Su interés estaba en el 427 2 | para pobre cuando palpó la imposibilidad de cumplir aquel sueño dorado 428 1 | hecho por la Cordera los imposibles de solicitud y cuidado. 429 1 | del ferrocarril produjo impresiones más agradables y persistentes. 430 1 | silencio, en esta calma inactiva, había amores. Se amaban 431 1 | los días de prueba de la inauguración del ferrocarril. La primera 432 3 | testuz de la Cordera, que inclinaba la cabeza a las caricias 433 1 | se la veía con la cerviz inclinada, la cabeza torcida, en incómoda 434 1 | inclinada, la cabeza torcida, en incómoda postura, velando en pie 435 1 | por los hilos, el lenguaje incomprensible que lo ignorado hablaba 436 3 | setos, el triste grupo del indiferente comisionado y la Cordera, 437 1 | que no fuera absolutamente indispensable para que el ternero subsistiese! 438 1 | Pinín debía la Cordera mil industrias que le hacían más suave 439 1 | Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino 440 3 | melancólicos de cigarras infinitas.~ ~-¡Adiós, Cordera! -gritaba 441 5 | de los vencidos; no hubo influencia para declarar inútil a Pinín, 442 1 | y la libraban de las mil injurias a que están expuestas las 443 3 | en la calle.~ ~Al sábado inmediato acompañó al Humedal Pinín 444 1 | entre el zumbar de los insectos, la vaca y los niños esperaban 445 2 | rencor y desafío al que osaba insistir en acercarse al precio fijo 446 5 | sollozaba, exclamando, como inspirado por un recuerdo de dolor 447 1 | Aquellas vibraciones, a veces intensas como las del diapasón, que, 448 2 | que se habían acercado a intentar fortuna se habían alejado 449 2 | en medio de la carretera, interrumpiendo el paso... Por fin, la codicia 450 5 | pequeña, que dejaban para ir a morir en las luchas fratricidas 451 5 | carbones apagados; con qué ira los alambres del telégrafo. ¡ 452 1 | alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba para Rosa 453 3 | Cordera fue comprada en su justo precio por un rematante 454 3 | trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus 455 3 | esquila, perdiéndose su lamento triste, resignado, entre 456 1 | quema con su vertiginoso latir, eran para Rosa los papeles 457 1 | Estos recuerdos, estos lazos, son de los que no se olvidan.~ ~ 458 1 | narvaso2 para estrar3 el lecho caliente de la vaca faltaba 459 5 | quejidos, creía oír, muy lejana, la voz que sollozaba por 460 5 | por un recuerdo de dolor lejano:~ ~-¡Adiós, Rosa!... ¡Adiós, 461 1 | escribían por los hilos, el lenguaje incomprensible que lo ignorado 462 1 | extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de 463 1 | sin perder el tiempo en levantar la cabeza por curiosidad 464 1 | menos esquilmados, y la libraban de las mil injurias a que 465 3 | admitía reprimendas, se puso lívido ante las amenazas de desahucio.~ ~ 466 2 | estaban pared por medio, llamando pared a un tejido de ramas 467 3 | gritaba Rosa deshecha en llanto -. ¡Adiós, Cordera de mío 468 1 | los alambres. Pero nunca llegaba a tocar la porcelana de 469 1 | vivienda humana; allí no llegaban ruidos del mundo más que 470 2 | porque nadie había querido llegar al precio que a él se le 471 2 | vaca. Antón, como una roca. Llegaron a tener las manos enlazadas, 472 1 | pensamientos de la vaca matrona, llena de experiencia, debían de 473 2 | Sin duda, mio pá6 la había llevado al xatu.” No cabía otra 474 4 | picardías del mundo:~ ~-La llevan al Matadero... Carne de 475 2 | echó a andar hacia Gijón, llevando la Cordera por delante, 476 2 | que nadie se atreviese a llevársela. Los que se habían acercado 477 1 | pastorcicos encargados de llindarla1, como una abuela. Si pudiera, 478 4 | camino de Castilla.~ ~Y, llorando, repetía el rapaz, más enterado 479 1 | recental, que, ciego y como loco, a testaradas contra todo, 480 1 | xatu (el toro), los saltos locos por las praderas adelante... ¡ 481 5 | carne de cañón para las locuras del mundo, para las ambiciones 482 1 | hasta venir la noche, con el lucero vespertino por testigo mudo 483 1 | cuando se entablaba la lucha necesaria entre el alimento 484 2 | de Carrió subía, subía, luchando entre la codicia y el capricho 485 5 | dejaban para ir a morir en las luchas fratricidas de la patria 486 2 | por una calleja que, entre madreselvas que aún no florecían y zarzamoras 487 1 | de edad también mucho más madura, se abstenía de toda comunicación 488 2 | julio, al ser de día, de mal humor Antón, echó a andar 489 3 | de la misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros 490 3 | hubo que separarse. Antón, malhumorado clamaba desde casa:~ ~-Bah, 491 1 | más que al pasar el tren. Mañanas sin fin, bajo los rayos 492 5 | odio miraba Rosa la vía manchada de carbones apagados; con 493 4 | apetitos, para convertirla en manjares de ricos glotones...~ ~-¡ 494 1 | pasajero que se ahogaba en el mar de soledad que rodeaba el 495 3 | excitación del vino, cayó como un marasmo; cruzó los brazos, y entró 496 1 | emoción de contemplar la marcha vertiginosa, acompañada 497 2 | a mil ahorros, que eran mares de sudor y purgatorios de 498 4 | del mundo:~ ~-La llevan al Matadero... Carne de vaca, para comer 499 2 | El establo y la cama del matrimonio estaban pared por medio, 500 1 | pensamientos de la vaca matrona, llena de experiencia, debían 501 2 | del contorno conducían con mayor o menor trabajo, según eran 502 3 | media semana se personó el mayordomo en el corral de Antón. Era 503 1(2)| y hojas de maíz, sin las mazorcas, con que se alfombraba el 504 | me 505 3 | Pinín y Rosa no sosegaron. A media semana se personó el mayordomo 506 1 | esperaban la proximidad del mediodía para volver a casa. Y luego, 507 1 | sabía aprovechar el tiempo, meditaba más que comía, gozaba del 508 1 | que la Cordera tenía la mejor pasta de vaca sufrida del 509 3 | distancia, entre los chirridos melancólicos de cigarras infinitas.~ ~-¡ 510 2 | contorno conducían con mayor o menor trabajo, según eran de antiguo 511 3 | vaca a vil precio, por una merienda. Había que pagar o quedarse 512 5 | del pino seco su canción metálica. Ahora ya lo comprendía 513 1 | los formidables rumores metálicos que el viento arrancaba 514 1 | saltar! ¡Qué se había de meter!~ ~Pastar de cuando en cuando, 515 5 | un relámpago. Rosa, casi metida por las ruedas, pudo ver 516 1 | se extralimitase, no se metiese por la vía del ferrocarril 517 1 | era una alegría loca, algo mezclada de miedo supersticioso, 518 | mí 519 1 | alegría loca, algo mezclada de miedo supersticioso, una excitación 520 | mientras 521 3 | descansaría y comería un minuto antes de que el brutal porrazo 522 1 | al palo del telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, 523 2 | sin la Cordera. “Sin duda, mio pá6 la había llevado al 524 2 | miserable, había muerto mirando a la vaca por un boquete 525 1 | adelante no hacía más que mirarle, sin levantarse, con antipatía 526 2 | economía en aquel hogar miserable, había muerto mirando a 527 1 | que le hacían más suave la miseria. ¡Y qué decir de los tiempos 528 1 | Rosa y Pinín tenían por misión en el prado cuidar de que 529 1 | ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. 530 1 | los dos hermanos como dos mitades de un fruto verde, unidos 531 3 | contestó por último, a su modo, la esquila, perdiéndose 532 2 | entraban por la corrada7 mohínos, cansados y cubiertos de 533 2 | abroquelaba. Hasta el último momento del mercado estuvo Antón 534 1 | cabeza erguida, al formidable monstruo; más adelante no hacía más 535 3 | Rosa, sentados sobre el montón de cucho8, recuerdo para 536 1 | almohada, de escondite, de montura, y para otras cosas que 537 2 | decir los ojos de la pobre moribunda, que murió extenuada de 538 5 | pequeña, que dejaban para ir a morir en las luchas fratricidas 539 1 | cuándo le había picado la mosca.~ ~“El xatu (el toro), los 540 1 | de sus pausados y nobles movimientos, aires y contornos de ídolo 541 5 | muchos años. Pinín se hizo mozo y se lo llevó el rey. Ardía 542 | muchas 543 1 | lucero vespertino por testigo mudo en la altura. Rodaban las 544 5 | abandono, de soledad, de muerte.~ ~En las vibraciones rápidas, 545 5 | instante en un coche de tercera multitud de cabezas de pobres quintos 546 2 | la pobre moribunda, que murió extenuada de hambre y de 547 2 | cañas de maíz. La Chinta, musa de la economía en aquel 548 1(4)| La cría recién nacida.~ 549 2 | Chinta comprendió que había nacido para pobre cuando palpó 550 1 | alimento y regalo de la nación4 y el interés de los Chintos, 551 1 | el heno escaseaba, y el narvaso2 para estrar3 el lecho caliente 552 2 | dueños y bestias.~ ~En el Natahoyo, en el cruce de dos caminos, 553 1 | soñadora de la solemne y seria Naturaleza, callaban horas y horas, 554 1 | la cabeza por curiosidad necia, escogiendo sin vacilar 555 1 | supersticioso, una excitación nerviosa, que les hacía prorrumpir 556 3 | Humedal Pinín a su padre. El niño miraba con horror a los 557 3 | xarros de leche? ¿Que era noble en el yugo, fuerte con la 558 1 | serenidad de sus pausados y nobles movimientos, aires y contornos 559 1 | siquiera.~ ~En Pinín y Rosa la novedad del ferrocarril produjo 560 2 | confusión y el ruido de cerdos y novillos, bueyes y vacas, que los 561 1 | en la altura. Rodaban las nubes allá arriba, caían las sombras 562 1 | regalo era cosa relativamente nueva. Años atrás, la Cordera 563 2 | comprar la segunda se vio obligado, para pagar atrasos al amo, 564 1 | Cordera, y en cuanto había ocasión, a escondidas, soltaban 565 5 | Y una tarde triste de octubre, Rosa, en el prao Somonte 566 1 | sosegadas y doctrinales odas de Horacio.~ ~Asistía a 567 5 | Adiós, Cordera!~ ~Con qué odio miraba Rosa la vía manchada 568 2 | había rondado todo el día ofreciéndole pocos duros menos de los 569 5 | alambres del telégrafo. ¡Oh!, bien hacía la Cordera 570 3 | sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus hijos, pero 571 1 | lazos, son de los que no se olvidan.~ ~Añádase a todo que la 572 2 | conjetura. Pinín y Rosa opinaban que la vaca iba de mala 573 2 | rencor y desafío al que osaba insistir en acercarse al 574 3 | la noche; por la calleja oscura que hacían casi negra los 575 | otras 576 1 | despuntaba el camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo del telégrafo, 577 2 | Cordera. “Sin duda, mio pá6 la había llevado al xatu.” 578 3 | su suerte, descansaba y pacía como siempre, sub specie 579 1 | poco expresiva; pero la paciencia con que los toleraba cuando 580 1 | gozar el deleite del no padecer, del dejarse existir: esto 581 2 | vender: son ellos que no me pagan la Cordera en lo que vale.” 582 3 | de Castilla por la res. Pagó; bebieron un trago Antón 583 1 | cañada, se acostaban los pájaros, empezaban a brillar algunas 584 2 | necesaria no había que decir palabra a los neños. Un sábado de 585 2 | nacido para pobre cuando palpó la imposibilidad de cumplir 586 3 | acá vos digo; basta de pamemes. Así gritaba de lejos el 587 1 | sagrado, le acometía un pánico de respeto, y se dejaba 588 1 | prorrumpir en gritos, gestos, pantomimas descabelladas, después fue 589 2(6)| Asturianismo: mi padre o mi papá.~ 590 1 | latir, eran para Rosa los papeles que pasaban, las cartas 591 2 | tener las manos enlazadas, parados en medio de la carretera, 592 1 | mejores altozanos, a los parajes más tranquilos y menos esquilmados, 593 1 | jícaras blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, 594 1 | que, aplicado al oído, parece que quema con su vertiginoso 595 2 | Cuidadla, es vuestro sustento”, parecían decir los ojos de la pobre 596 3 | otro aldeano de la misma parroquia, de malas pulgas, cruel 597 2 | que los aldeanos de muchas parroquias del contorno conducían con 598 1 | conflicto, siempre estaban de parte de la Cordera, y en cuanto 599 1 | los tiempos heroicos del parto y la cría, cuando se entablaba 600 1 | lo de menos: un accidente pasajero que se ahogaba en el mar 601 5 | Pasaron muchos años. Pinín se hizo 602 4 | gemelos cabezas de vacas que, pasmadas, miraban por aquellos tragaluces.~ ~-¡ 603 1 | la Cordera tenía la mejor pasta de vaca sufrida del mundo. 604 1 | Qué se había de meter!~ ~Pastar de cuando en cuando, no 605 3 | Aquellos días en el pasto, en la verdura del Somonte, 606 1 | Asistía a los juegos de los pastorcicos encargados de llindarla1, 607 1(1)| Asturianismo: pastorearla.~ 608 1 | ideaba la fantasía de los pastores, demostraba tácitamente 609 3 | de ella más que el tintán pausado de la esquila, desvanecido 610 1 | solemne serenidad de sus pausados y nobles movimientos, aires 611 2 | llevar al mercado a aquel pedazo de sus entrañas, la Cordera, 612 1 | todo lo demás aventuras peligrosas. Ya no recordaba cuándo 613 1 | de los árboles y de las peñas en la loma y en la cañada, 614 5 | castaños, las vegas y los peñascos...~ ~¡Qué sola se quedaba! 615 1 | podría decirse que los pensamientos de la vaca matrona, llena 616 1 | pudiera, se sonreiría al pensar que Rosa y Pinín tenían 617 1 | afecto del animal pacífico y pensativo.~ ~En tiempos difíciles, 618 1 | y Rosa, en tales días de penuria, la guiaban a los mejores 619 5 | la patria familiar, a la pequeña, que dejaban para ir a morir 620 1 | pero con atención, sin perder el tiempo en levantar la 621 2 | pues todos acababa por perderlos pronto, sin saber cómo ni 622 5 | pobre hermana viendo el tren perderse a lo lejos, silbando triste, 623 3 | a su modo, la esquila, perdiéndose su lamento triste, resignado, 624 3 | formando casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, 625 1 | tarde con un blando son de perezosa esquila.~ ~En este silencio, 626 1 | impresiones más agradables y persistentes. Si al principio era una 627 3 | sosegaron. A media semana se personó el mayordomo en el corral 628 3 | botella; estaba exaltado; el peso del dinero en el bolsillo 629 2 | habían alejado pronto echando pestes de aquel hombre que miraba 630 1 | recordaba cuándo le había picado la mosca.~ ~“El xatu (el 631 4 | enterado que su hermana de las picardías del mundo:~ ~-La llevan 632 2 | la codicia pudo más; el pico de los cincuenta los separó 633 3 | la hizo una señal en la piel y volvió a su establo de 634 1 | prisa hasta tropezar con los pies en el césped.~ ~Rosa, menos 635 5 | Adiós, Cordera!~ ~-¡Adiós, Pinínl ¡Pinín de mío alma!...~ ~“ 636 1 | más que comía, gozaba del placer de vivir en paz, bajo el 637 1 | Un palo del telégrafo, plantado allí como pendón de conquista, 638 2 | Chinta en el Humedal, dando plazo a la fatalidad. “No se dirá, 639 2 | no pasó de ahí; antes de poder comprar la segunda se vio 640 1 | esto es, a apacentarse como podía, a la buena ventura de los 641 3 | abrazos: hubo de todo. No podían separarse de ella. Antón, 642 1 | si no fuera profanación, podría decirse que los pensamientos 643 1 | Cordera recordaría a un poeta la zacala del Ramayana, 644 2 | cansados y cubiertos de polvo. El padre no dio explicaciones, 645 1 | redujo sus precauciones a ponerse en pie y a mirar de frente, 646 1 | nunca llegaba a tocar la porcelana de arriba, que le recordaba 647 3 | minuto antes de que el brutal porrazo la derribase muerta. Pero 648 1 | fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, 649 1 | cabeza torcida, en incómoda postura, velando en pie mientras 650 1 | los saltos locos por las praderas adelante... ¡todo eso estaba 651 1 | de las rapadas y escasas praderías del común, que tanto tenían 652 1 | del Somonte, corrió por prados ajenos, y el terror duró 653 1 | amenazaba sin dar, redujo sus precauciones a ponerse en pie y a mirar 654 1 | agradables y persistentes. Si al principio era una alegría loca, algo 655 1 | y se dejaba resbalar de prisa hasta tropezar con los pies 656 2 | de sudor y purgatorios de privaciones, llegó a la primera vaca, 657 1 | novedad del ferrocarril produjo impresiones más agradables 658 1 | los brutos; y si no fuera profanación, podría decirse que los 659 2 | suyo de tener un corral propio con dos yuntas por lo menos. 660 3 | sentimental de la Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, 661 1 | nerviosa, que les hacía prorrumpir en gritos, gestos, pantomimas 662 1 | y los niños esperaban la proximidad del mediodía para volver 663 1 | había turbado en los días de prueba de la inauguración del ferrocarril. 664 1 | que tanto tenían de vía pública como de pastos. Pinín y 665 1 | llindarla1, como una abuela. Si pudiera, se sonreiría al pensar 666 2 | precio que a él se le había puesto en la cabeza. Era excesivo: 667 3 | misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. 668 5 | clavado como un pendón en la punta del Somonte. El viento cantaba 669 2 | que eran mares de sudor y purgatorios de privaciones, llegó a 670 3 | admitía reprimendas, se puso lívido ante las amenazas 671 5 | peñascos...~ ~¡Qué sola se quedaba! Ahora sí, ahora sí que 672 3 | negra de lejos. Después no quedó de ella más que el tintán 673 5 | vibraciones rápidas, como quejidos, creía oír, muy lejana, 674 1 | aplicado al oído, parece que quema con su vertiginoso latir, 675 2 | vendido, porque nadie había querido llegar al precio que a él 676 | quien 677 2 | dirá, pensaba, que yo no quiero vender: son ellos que no 678 3 | comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera. Antón había 679 5 | multitud de cabezas de pobres quintos que gritaban, gesticulaban, 680 2 | del destrozado tabique de ramaje, señalándola como salvación 681 2 | llamando pared a un tejido de ramas de castaño y de cañas de 682 1 | a un poeta la zacala del Ramayana, la vaca santa; tenía en 683 1 | caminos y callejas de las rapadas y escasas praderías del 684 4 | Y, llorando, repetía el rapaz, más enterado que su hermana 685 5 | muerte.~ ~En las vibraciones rápidas, como quejidos, creía oír, 686 1 | le servía siquiera para rascarse. Era una vaca que había 687 1 | Mañanas sin fin, bajo los rayos del sol a veces, entre el 688 1 | escondidas, soltaban el recental, que, ciego y como loco, 689 1 | Dejad a los niños y a los recentales que vengan a mí.~ ~Estos 690 1(4)| La cría recién nacida.~ 691 5 | ruedas y la gritería de los reclutas la voz distinta de su hermano, 692 1 | parecía una cuna. La Cordera recordaría a un poeta la zacala del 693 1 | El prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo 694 1 | descabelladas, después fue un recreo pacífico, suave, renovado 695 1 | jícaras que había visto en la rectoral de Puao. Al verse tan cerca 696 1 | que vengan a mí.~ ~Estos recuerdos, estos lazos, son de los 697 3 | pocos días había de estar reducida a chuletas y otros bocados 698 1 | catástrofe que amenazaba sin dar, redujo sus precauciones a ponerse 699 2 | especial, que el padre no puede reemplazar, estaba al calor de la vaca, 700 2 | concentrado en la Cordera; el regazo, que tiene su cariño especial, 701 2 | según eran de antiguo las relaciones entre dueños y bestias.~ ~ 702 5 | trinchera, pasó como un relámpago. Rosa, casi metida por las 703 1 | recreo pacífico, suave, renovado varias veces al día. Tardó 704 1 | terror duró muchos días, renovándose, más o menos violento, cada 705 2 | la casería que llevaba en renta, a llevar al mercado a aquel 706 4 | parecía el desierto.~ ~De repente silbó la máquina, apareció 707 5 | triste, con silbido que repercutían los castaños, las vegas 708 1 | a derecha e izquierda, representaba para Rosa y Pinín el ancho 709 3 | atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, se puso lívido ante las 710 1 | de respeto, y se dejaba resbalar de prisa hasta tropezar 711 1 | están expuestas las pobres reses que tienen que buscar su 712 3 | perdiéndose su lamento triste, resignado, entre los demás sonidos 713 1 | le acometía un pánico de respeto, y se dejaba resbalar de 714 4 | estrechas ventanas altas o respiraderos, vislumbraron los hermanos 715 4 | convertirla en manjares de ricos glotones...~ ~-¡Adiós, Cordera!...~ ~-¡ 716 1 | Chintos, que consistía en robar a las ubres de la pobre 717 5 | que, por ser, era como un roble.~ ~Y una tarde triste de 718 2 | la vaca. Antón, como una roca. Llegaron a tener las manos 719 1 | testigo mudo en la altura. Rodaban las nubes allá arriba, caían 720 1 | en el mar de soledad que rodeaba el prao Somonte. Desde allí 721 2 | vecino de Carrió que le había rondado todo el día ofreciéndole 722 1 | humana; allí no llegaban ruidos del mundo más que al pasar 723 1 | cuarto trasero con delicia, a rumiar la vida, a gozar el deleite 724 1 | escuchando los formidables rumores metálicos que el viento 725 3 | Antón y el comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera. 726 1 | verse tan cerca del misterio sagrado, le acometía un pánico de 727 1 | atrás, la Cordera tenía que salir a la gramática, esto es, 728 1 | heredad vecina. ¡Qué había de saltar! ¡Qué se había de meter!~ ~ 729 1 | la vía del ferrocarril ni saltara a la heredad vecina. ¡Qué 730 1 | el tren, se volvió loca. Saltó la sebe de lo más alto del 731 1 | El xatu (el toro), los saltos locos por las praderas adelante... ¡ 732 5 | gritaban, gesticulaban, saludando a los árboles, al suelo, 733 2 | ramaje, señalándola como salvación de la familia.~ ~“Cuidadla, 734 1 | zacala del Ramayana, la vaca santa; tenía en la amplitud de 735 1 | contento con su suerte, más satisfecha con ser vaca verdadera que 736 2 | por fin, suspirando, si no satisfecho, con cierto consuelo, volvió 737 1 | se volvió loca. Saltó la sebe de lo más alto del Somonte, 738 | según 739 2 | antes de poder comprar la segunda se vio obligado, para pagar 740 3 | Rosa no sosegaron. A media semana se personó el mayordomo 741 3 | Castilla. Se la hizo una señal en la piel y volvió a su 742 2 | destrozado tabique de ramaje, señalándola como salvación de la familia.~ ~“ 743 4 | de vaca, para comer los señores, los curas... los indianos.~ ~-¡ 744 1 | que había vivido mucho. Sentada horas y horas, pues, experta 745 1 | mejores bocados, y, después, sentarse sobre el cuarto trasero 746 3 | cucho8, recuerdo para ellos sentimental de la Cordera y de los propios 747 1 | distinto, de cuanto los separaba; amaban Pinín y Rosa a la 748 2 | pico de los cincuenta los separó como un abismo; se soltaron 749 3 | repetía Pinín, no más sereno.~ ~-Adiós -contestó por 750 1 | soñadora de la solemne y seria Naturaleza, callaban horas 751 5 | de la patria grande, al servicio de un rey y de unas ideas 752 4 | Aquella soledad no lo había sido nunca para ellos hasta aquel 753 4 | Al día siguiente, muy temprano, a la hora 754 3 | corral oscuro. Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, 755 5 | tren perderse a lo lejos, silbando triste, con silbido que 756 5 | lejos, silbando triste, con silbido que repercutían los castaños, 757 1 | eternas, de dulce tristeza silenciosa, en el mismo prado, hasta 758 4 | soledades, de tantas ternuras silenciosas, para sus apetitos, para 759 4 | la vía, el telégrafo, los símbolos de aquel mundo enemigo, 760 3 | figuraba viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada 761 2 | cabeza. Era excesivo: un sofisma del cariño. Pedía mucho 762 1 | fin, bajo los rayos del sol a veces, entre el zumbar 763 4 | a su compañera de tantas soledades, de tantas ternuras silenciosas, 764 1 | volviendo la cabeza agradecida y solícita, diciendo, a su manera:~ ~- 765 1 | Cordera los imposibles de solicitud y cuidado. No siempre Antón 766 1 | tan lejos!”~ ~Aquella paz sólo se había turbado en los 767 1 | había ocasión, a escondidas, soltaban el recental, que, ciego 768 2 | separó como un abismo; se soltaron las manos, cada cual tiró 769 1 | nubes allá arriba, caían las sombras de los árboles y de las 770 1 | fiel a la gamella5, sabía someter su voluntad a la ajena, 771 1 | alma de la dulce serenidad soñadora de la solemne y seria Naturaleza, 772 3 | resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en 773 3 | excelencias de la vaca. El otro sonreía, porque las alabanzas de 774 1 | una abuela. Si pudiera, se sonreiría al pensar que Rosa y Pinín 775 1 | todo lo posible a las más sosegadas y doctrinales odas de Horacio.~ ~ 776 3 | peligro, Pinín y Rosa no sosegaron. A media semana se personó 777 3 | pacía como siempre, sub specie aeternitatis, como descansaría 778 3 | descansaba y pacía como siempre, sub specie aeternitatis, como 779 1 | indispensable para que el ternero subsistiese! Rosa y Pinín, en tal conflicto, 780 3 | chuletas y otros bocados suculentos? Antón no quería imaginar 781 2 | ahorros, que eran mares de sudor y purgatorios de privaciones, 782 2 | imposibilidad de cumplir aquel sueño dorado suyo de tener un 783 1 | tenía la mejor pasta de vaca sufrida del mundo. Cuando se veía 784 1 | algo mezclada de miedo supersticioso, una excitación nerviosa, 785 3 | ojos de espanto y en el supremo instante se arrojaron sobre 786 2 | lo que vale.” Y, por fin, suspirando, si no satisfecho, con cierto 787 2 | Cuidadla, es vuestro sustento”, parecían decir los ojos 788 | suyo 789 2 | un boquete del destrozado tabique de ramaje, señalándola como 790 1 | los pastores, demostraba tácitamente el afecto del animal pacífico 791 3 | caminaban Antón de Chinta, taciturno, y Pinín, con ojos como 792 | tal 793 3 | Puao, ya vendida, ajena, tañendo tristemente la esquila. 794 1 | volver a casa. Y luego, tardes eternas, de dulce tristeza 795 1 | renovado varias veces al día. Tardó mucho en gastarse aquella 796 2 | medio, llamando pared a un tejido de ramas de castaño y de 797 1 | desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, 798 4 | Al día siguiente, muy temprano, a la hora de siempre, Pinín 799 1 | triangular de terciopelo verde tendido, como una colgadura, cuesta 800 3 | Pinín yacían desolados, tendidos sobre la hierba, inútil 801 5 | fuera de una ventanilla, tendió los brazos a su hermana; 802 1 | hijos de Antón de Chinta, teñida el alma de la dulce serenidad 803 1 | siempre Antón de Chinta había tenido el prado Somonte. Este regalo 804 5 | instante en un coche de tercera multitud de cabezas de pobres 805 1 | un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una 806 1 | indispensable para que el ternero subsistiese! Rosa y Pinín, 807 4 | tantas soledades, de tantas ternuras silenciosas, para sus apetitos, 808 1 | por prados ajenos, y el terror duró muchos días, renovándose, 809 1 | que, ciego y como loco, a testaradas contra todo, corría a buscar 810 1 | el lucero vespertino por testigo mudo en la altura. Rodaban 811 2 | Cordera; el regazo, que tiene su cariño especial, que 812 1 | por el ruido mismo, por su timbre y su misterio.~ ~La Cordera, 813 3 | quedó de ella más que el tintán pausado de la esquila, desvanecido 814 3 | de carnes, que eran los tiranos del mercado. La Cordera 815 2 | soltaron las manos, cada cual tiró por su lado; Amón, por una 816 1 | alambres. Pero nunca llegaba a tocar la porcelana de arriba, 817 5 | brazos a su hermana; casi se tocaron. Y Rosa pudo oír entre el 818 2 | el cruce de dos caminos, todavía estuvo expuesto el de Chinta 819 | todos 820 1 | la paciencia con que los toleraba cuando en sus juegos ella 821 1 | cerviz inclinada, la cabeza torcida, en incómoda postura, velando 822 1 | la mosca.~ ~“El xatu (el toro), los saltos locos por las 823 3 | esto; se la figuraba viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, 824 4 | pasmadas, miraban por aquellos tragaluces.~ ~-¡Adiós, Cordera! -gritó 825 3 | la res. Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, 826 1 | sentarse sobre el cuarto trasero con delicia, a rumiar la 827 3 | hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos 828 3 | Miraban con rencor los trenes que pasaban, los alambres 829 1 | extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres. 830 1 | prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, 831 3 | vendida, ajena, tañendo tristemente la esquila. Detrás caminaban 832 1 | tardes eternas, de dulce tristeza silenciosa, en el mismo 833 1 | resbalar de prisa hasta tropezar con los pies en el césped.~ ~ 834 1 | Aquella paz sólo se había turbado en los días de prueba de 835 1 | consistía en robar a las ubres de la pobre madre toda la 836 1(5)| para arar los campos y uncidos por el yugo.~ 837 5 | Gijón, que le llevaba a sus únicos amores, su hermano. Silbó 838 1 | cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, 839 1 | curiosidad necia, escogiendo sin vacilar los mejores bocados, y, 840 2 | pagan la Cordera en lo que vale.” Y, por fin, suspirando, 841 | varias 842 2 | quedarse sin la Cordera; un vecino de Carrió que le había rondado 843 5 | repercutían los castaños, las vegas y los peñascos...~ ~¡Qué 844 1 | torcida, en incómoda postura, velando en pie mientras la pareja 845 5 | casero de un cacique de los vencidos; no hubo influencia para 846 2 | pensaba, que yo no quiero vender: son ellos que no me pagan 847 3 | no esperaba más. Bueno, vendería la vaca a vil precio, por 848 3 | a su establo de Puao, ya vendida, ajena, tañendo tristemente 849 2 | adivinaron el peligro.~ ~No había vendido, porque nadie había querido 850 1 | niños y a los recentales que vengan a mí.~ ~Estos recuerdos, 851 1 | en el mismo prado, hasta venir la noche, con el lucero 852 4 | cerrado, en unas estrechas ventanas altas o respiraderos, vislumbraron 853 5 | medio cuerpo fuera de una ventanilla, tendió los brazos a su 854 1 | apacentarse como podía, a la buena ventura de los caminos y callejas 855 1 | formal que sus compañeros, verdad es que, relativamente, de 856 1 | satisfecha con ser vaca verdadera que dios falso. La Cordera, 857 3 | días en el pasto, en la verdura del Somonte, el silencio 858 1 | la rectoral de Puao. Al verse tan cerca del misterio sagrado, 859 1 | de contemplar la marcha vertiginosa, acompañada del viento, 860 1 | parece que quema con su vertiginoso latir, eran para Rosa los 861 1 | la noche, con el lucero vespertino por testigo mudo en la altura. 862 3 | como al yugo.~ ~“¡Se iba la vieja!” -pensaba con el alma destrozada 863 5 | pensaba así la pobre hermana viendo el tren perderse a lo lejos, 864 1 | que le albergaba bajo su vientre, volviendo la cabeza agradecida 865 3 | llevaba su Cordera.~ ~El viernes, al oscurecer, fue la despedida. 866 3 | Bueno, vendería la vaca a vil precio, por una merienda. 867 1 | renovándose, más o menos violento, cada vez que la máquina 868 4 | ventanas altas o respiraderos, vislumbraron los hermanos gemelos cabezas 869 1 | recordaba las jícaras que había visto en la rectoral de Puao. 870 1 | Era una vaca que había vivido mucho. Sentada horas y horas, 871 1 | Somonte. Desde allí no se veía vivienda humana; allí no llegaban 872 1 | comía, gozaba del placer de vivir en paz, bajo el cielo gris 873 4 | abuela.~ ~-¡Adiós, Cordera! -vociferó Pinín con la misma fe, enseñando 874 4 | enseñando los puños al tren, que volaba camino de Castilla.~ ~Y, 875 1 | gamella5, sabía someter su voluntad a la ajena, y horas y horas 876 1 | proximidad del mediodía para volver a casa. Y luego, tardes 877 1 | albergaba bajo su vientre, volviendo la cabeza agradecida y solícita, 878 3 | Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes. 879 | vuestro 880 3 | daba la res tantos y tantos xarros de leche? ¿Que era noble 881 3 | muerta. Pero Rosa y Pinín yacían desolados, tendidos sobre 882 | yo 883 1(5)| Pareja o yunta de animales -casi siempre 884 2 | un corral propio con dos yuntas por lo menos. Llegó, gracias 885 1 | recordaría a un poeta la zacala del Ramayana, la vaca santa; 886 2 | madreselvas que aún no florecían y zarzamoras en flor, le condujo hasta 887 1 | del sol a veces, entre el zumbar de los insectos, la vaca