Capitulo

  1   3|          arrobada, con los ojos muy abiertos, la respiración anhelante,
  2   2|       pronunciaba veinte discursos, abrazaba a todos los comensales,
  3   1|           está cerrado, y cuando se abre le hace la guerra un periódico
  4   3|             llamaba, con que tenían abrumado a Rescoldo frailes descalzos
  5   1|            fiebre, de placer que se acaba, que se escapa. Somos ceniza,
  6   1|       Ceniza nada de máscaras... se acabó Carnaval, memento homo,
  7   6|             pensar y sentir, siguió acariciando aquellas delicias inútiles
  8    | acaso
  9   3|            premio de la elocuencia, acompañado de una declaración amorosa
 10   6|           la puerta, hasta donde le acompañó la dama, reparó en ella;
 11   3|         hora, es claro, ya nadie se acordaba de aquello; el bosque de
 12   7|          quedó bastante triste, sin acordarse ya del catarro. Siguió andando
 13   7|           del duelo.~ ~De pronto se acordó de la frase que se le había
 14   3|               que quiso tomar parte activa en la solemnidad burlesca
 15   3|            natura, la existencia de Adán y Eva antes de las hojas
 16   3|           entrando poco a poco alma adelante. Cuando llegó el momento
 17   3|         rodillas a sus pies, y, con ademanes del Tenorio, le ofrecía
 18   1|   divirtiendo llega la ceniza... y, adiós concupiscencia de bailes,
 19   1|             los lucen en tal noche, adornando animales y vehículos con
 20   3|            en una cala negra. Es de advertir que el ritual consistía
 21   1|             cantando lor guai per l'aer bruno. ~ ~Pasan ellos, y
 22   1|             relámpago de locura, la agonía del pecado que da el último
 23   3|      regalaba a la mujer que más le agradase entre las muchas que le
 24   1|      instituto de segunda enseñanza agregado al de la capital; pero la
 25   2|            del buen Celso.~ ~Solían agruparse los polesos, para cenar
 26   7|              no recuerda usted?~ ~-¡Ah, si! -dijo don Celso.~ ~
 27   6|          Revolviendo una especie de alacena empotrada en la pared de
 28   6|         empotrada en la pared de su alcoba, Arteaga vio relucir una
 29   2|          con un poquillo de alegría alcohólica en el cerebro, eran los
 30   1|             campo de sal, sobre las alegrías e ilusiones de la juventud
 31   1|          bailes, máscaras, bromas y algazara. Viene la reacción del terror...
 32    | alguna
 33    | algunas
 34   1|          entierro de la sardina, un aliento póstumo del Antruejo; lo
 35    | allá
 36   3|             ir entrando poco a poco alma adelante. Cuando llegó el
 37   3|            Cecilia, un empleado del almacén de máquinas del ferrocarril,
 38   6|       empezó a visitar pisos que se alquilaban. En un tercero, pequeño,
 39   1|           ramas secas brillan en lo alto las estrellas; debajo, entre
 40   3|           cara; porque, como en una alucinación, vio que, de repente, Celso
 41   3|             todos comprendieron las alusiones al clero y a sus triunfos
 42   6|            señora, que con la mayor amabilidad del mundo le iba enseñando
 43   1|       bebiendo, comiendo golosinas, amando a hurtadillas, tomando a
 44   5|        siguiente, Arteaga, sin dejo amargo por la semiorgía de la víspera,
 45   6|        sardina de metal blanco, muy amarillenta ya, pero muy limpia.~ ~-¡
 46   4|            llevaba en el ojal de la americana, porque aquel año la sardina (
 47   1|           niñas polesas! Pero ¡ay!, amigo, llega la noche... el último
 48   2|           más formales eran los más amigos de jarana en cuanto tocaban
 49   3|       acompañado de una declaración amorosa ardiente, de palabras que
 50   5|           instancia en un pueblo de Andalucía, vino a pasar el verano
 51   7|    acordarse ya del catarro. Siguió andando entre los señores del duelo.~ ~
 52   3|            abiertos, la respiración anhelante, Cecilia Pla, una joven
 53   3|            hablaba el más recóndito anhelo de toda aquella masa popular,
 54   2|       cerebro, eran los que después animaban el paseo de los Negrillos,
 55   1|             en tal noche, adornando animales y vehículos con jaeces fantásticos
 56   1|           apaga la sed de goces con ansia de borrachera, apurando
 57   3|            curso al torrente de sus ansias de alegría, de placer pagano,
 58   1|          son religiosas a la manera antigua, así también las romerías
 59   1|            como un oasis, y allí se apaga la sed de goces con ansia
 60   1|            resumen, sirve todo este aparato de Apocalipsis burlesco,
 61   1|            quimérico arte, todo más aparatoso que precioso y caro, si
 62   2|          prudente, pero en el fondo apasionado, soñador, del buen Celso.~ ~
 63   6|          conocido?... Cecilia... el apellido era... catalán... creo...
 64   3|       escondida!~ ~El público rió y aplaudió la improvisada pasión del
 65   3|          según opinión unánime; los aplausos frenéticos le interrumpían
 66   1|          sirve todo este aparato de Apocalipsis burlesco, de marco extravagante
 67   2|         entre fantasmas y trompeteo apocalíptico, desafiando la picadura
 68   1|            lo que hace mal el clero apostólico es en hablar a las jóvenes
 69   1|            con ansia de borrachera, apurando hasta las heces la tan desacreditada
 70    | aquellos
 71    | aquí
 72   1|             el verano. Entonces los árboles, vestidos de reluciente
 73   3|             una declaración amorosa ardiente, de palabras que parecían
 74   1|             Carnaval, memento homo, arrepentimiento y tente tieso... ¡pobres
 75   3|            pasos del orador, le oía arrobada, con los ojos muy abiertos,
 76   3|            clase media, hermosa sin arrogancia, más dulce que salada en
 77   3|           que, de repente, Celso se arrojaba de rodillas a sus pies,
 78   1|   paramentos y cimeras de quimérico arte, todo más aparatoso que
 79   5|          ningún género, Celso podía asegurarlo. Cierta mañana de primavera,
 80   2|            romería del verano, eran atractivos irresistibles, por lo complicados
 81   3|          trabajada; el guapo que se atrevía a pronunciar ante el pueblo
 82   4|            porque no había quien se atreviera a hacer olvidar el discurso
 83   1|         pobres niñas polesas! Pero ¡ay!, amigo, llega la noche...
 84   1|             transforma; la fantasía ayuda, el vino transporta, y el
 85   1|            todo se vuelve sermones, ayunos, vigilias, cuarenta horas,
 86   1|      antorchas, los faroles verdes, azules y colorados; la mayor parte
 87   1|             rosa y azul, que ríen y bailan en los Negrillos sobre la
 88   1|            por la noche, brincando, bailando, gritando, cantando, bebiendo,
 89   7|             don Celso.~ ~Y se quedó bastante triste, sin acordarse ya
 90   1|       bailando, gritando, cantando, bebiendo, comiendo golosinas, amando
 91   3|            en el gesto; una de esas bellas que no deslumbran, pero
 92   3|         rubia, pálida, delgada y de belleza así, como recatada y escondida!~ ~
 93   1|        protegida y reforzada por la benigna temperatura, el cielo azul,
 94   4|           no le dejaba mal sabor de boca, ni bueno. Cada cosa en
 95   1|          frailes, tiene miel en los bordes y veneno en el fondo. En
 96   1|           sed de goces con ansia de borrachera, apurando hasta las heces
 97   1|         miran al cielo empinando la bota. Los señoritos que tienen
 98   1|           universal de la miseria y brevedad de la existencia...~ ~ ~
 99   1|      importa. Entre las ramas secas brillan en lo alto las estrellas;
100   1|           el vidrio puede pasar por brillante, por seda el percal, y la
101   1|      Rescoldo en masa por la noche, brincando, bailando, gritando, cantando,
102   1| concupiscencia de bailes, máscaras, bromas y algazara. Viene la reacción
103   4|          Celso a Cecilia. Entre las brumas de la semiborrachera pensaba
104   1|         cantando lor guai per l'aer bruno. ~ ~Pasan ellos, y queda
105   2|              enseñando a los chicos buena conducta moral y buenas
106   2|       chicos buena conducta moral y buenas formas sociales, con el
107   3|           pidió la palabra, ante la bullanguera multitud, para pronunciar
108   3|         Todo era broma, claro; pero burla, burlando, ¡qué efecto le
109   3|           broma, claro; pero burla, burlando, ¡qué efecto le hacía la
110   6|            Y suspiró el viejo, casi burlándose del prosaico final de sus
111   3|             activa en la solemnidad burlesca de enterrar la sardina.
112   1|         este aparato de Apocalipsis burlesco, de marco extravagante para
113   7|             sardina».~ ~Y el diablo burlón, que siempre llevamos dentro,
114   4|             porque ni Cecilia había buscado a Celso, ni Celso a Cecilia.
115   7|          leyó estas letras doradas: C. P. M. El duelo no era muy
116   3|           como las del escudero del Caballero de los Espejos y pidió la
117   1|        señoritos que tienen coche y caballos los lucen en tal noche,
118   1|           broma y fiesta, y, más si cabe, allá, en Febrero, el miércoles
119   7|         distraído el féretro. En la cabecera leyó estas letras doradas:
120   7|           se tenía que descubrir la cabeza, a pesar de un pertinaz
121   5|        calle, Cecilia se inmutó, no cabía duda; sin vanidad de ningún
122   1|      alegraban los Negrillos con su cáchara y su hermosura, parece que
123   4|             y... ¡cosa más rara! Al caer, como el año pasado, a los
124   2|     gaudeamus en el casino o en los cafés; todos estos grupos, bien
125   4|            joven a cuyos pies había caído inopinadamente, y a quien
126   3|          tenía delante de sí en una cala negra. Es de advertir que
127   2|           de la fonda; solterones y calaveras viudos, casados o solteros,
128   1|            patadas en el suelo para calentar los pies; pero este rigor
129   1|            el cielo con las manos y calumnian al clero secular y regular,
130   3|        Rescoldo frailes descalzos y calzados. No citó nombres propios
131   4|           ni teatros. Recordaba que caminaba con los ojos humildes». «
132   2|       cuanto tocaban a emprender el camino del bosque, a eso de las
133   1|     aburrimiento que siembran, como campo de sal, sobre las alegrías
134   2|             trabas del orden civil, canónico o penal ¡Viva la broma! -
135   6|           fonda algunos meses; pero cansado de la cocina pseudo francesa,
136   3|    consentía él que se le supusiera capaz de pasar de la semi a la
137   1|         enseñanza agregado al de la capital; pero la gala, el orgullo
138   3|           la sardina. Se vistió con capuchón blanco, se puso el cucurucho
139   6|              don Celso exclamó:~ ~-¡Caramba! ¡Pues si es aquella...
140   1|          prepara en gran abundancia carbón de leña, que es una de las
141   1|             en la catedral o en las Carmelitas, en novenas y más novenas.
142   1|       mármol de Carrara y hasta por carne del otro mundo. Tiembla
143   1|             al fresco por mármol de Carrara y hasta por carne del otro
144   3|          niñas casaderas y no pocas casadas y jamonas, disimulaban a
145   6|         Pero... de todas maneras... Casarnos, no, ridículo sería. Pero...
146   6|     quedaron en que se vería con el casero. Y al llegar a la puerta,
147   6|       Cecilia... el apellido era... catalán... creo... sí, Cecilia Prast...
148   1|            las ve como no sea en la catedral o en las Carmelitas, en
149   3|        habían oído.~ ~Gran sorpresa causó en el vecindario allí reunido
150   3|           lance, era el primero que celebraba la ocurrencia, con cierta
151   2|             casados o solteros, que celebraban sus gaudeamus en el casino
152   2|              Celso, en tal ocasión, cenaba casi todos los años con
153   2|         agruparse los polesos, para cenar fuerte, el miércoles de
154    | cerca
155   2|            alegría alcohólica en el cerebro, eran los que después animaban
156   7|          eran mayoría. Conoció a un cerero, su contemporáneo, y le
157   6|          tiempo que detrás de él se cerraba la puerta.~ ~Y como si el
158   1|           que hay casi siempre está cerrado, y cuando se abre le hace
159   7|         podía de la intemperie, con chanclos y paraguas.~ ~Por la calle
160   5|            viveza volver a ver a la chica de Pla, el del ferrocarril.~ ~
161   2|            colchón, enseñando a los chicos buena conducta moral y buenas
162   1|         prestan con él sombra a las cien meriendas improvisadas,
163   1|          fantásticos y paramentos y cimeras de quimérico arte, todo
164   1|         sábanas limpias de Rescoldo circulan por allí, sirviendo de ropa
165   3|            descalzos y calzados. No citó nombres propios ni colectivos;
166   1|            Pola de Rescoldo, es una ciudad de muchos vecinos; está
167   2|      electivo, sin trabas del orden civil, canónico o penal ¡Viva
168   3|      honestísima, de la más modesta clase media, hermosa sin arrogancia,
169   3|        blanco, se puso el cucurucho clásico, unas narices como las del
170   1|           pies; pero este rigor del clima no les quita el buen humor
171   1|            Los señoritos que tienen coche y caballos los lucen en
172   6|           meses; pero cansado de la cocina pseudo francesa, decidió
173   1|       placeres de esta vida efímera cogen el cielo con las manos y
174   6|       relucir una cosa metálica. La cogió... miró... era una sardina
175   2|            como ellos decían, de la colación de casa. Celso, en tal ocasión,
176   2|            año entero grave como un colchón, enseñando a los chicos
177   1|         como quiera que esta piedad colectiva tiene algo de rutina, es
178   3|             citó nombres propios ni colectivos; pero todos comprendieron
179   1|            faroles verdes, azules y colorados; la mayor parte de las sábanas
180   2|            que se congregaban en el comedor de la casa solariega; gente
181   2|     discursos, abrazaba a todos los comensales, predicando la paz universal,
182   1|       gritando, cantando, bebiendo, comiendo golosinas, amando a hurtadillas,
183   5|       Arteaga saboreó con deliciosa complacencia.~ ~Sí, pero aquel invierno
184   2|    atractivos irresistibles, por lo complicados y picantes, para el espíritu
185   3|           ni colectivos; pero todos comprendieron las alusiones al clero y
186   5|     semiorgía de la víspera, con la conciencia tranquila, como siempre,
187   4|        cuidados graves del pedagogo concienzudo.~ ~Algo pensó durante unos
188   4|        respetable a los ojos de sus conciudadanos, se entregaba de nuevo a
189   1|         llega la ceniza... y, adiós concupiscencia de bailes, máscaras, bromas
190   2|            perdición de los polesos concupiscentes.~ ~Su flaco era el entierro
191   2|        enseñando a los chicos buena conducta moral y buenas formas sociales,
192   3|            desde los púlpitos y los confesonarios, tendía sus redes de pescar
193   1|     Rescoldo, hembra o varón que no confiese, si es franco, que el mayor
194   2|           familias numerosas que se congregaban en el comedor de la casa
195   5|          veces en la calle: no pudo conocer si ella se fijó en él o
196   6|          del entierro!... ¿Me habrá conocido?... Cecilia... el apellido
197   7|            Los viejos eran mayoría. Conoció a un cerero, su contemporáneo,
198   3|          solemne semiborrachera (no consentía él que se le supusiera capaz
199   6|             de mí; lo prueba que ha conservado mi regalo de aquella noche...
200   7|           una sardina. Este es, por consiguiente, el entierro de la sardina.
201   3|           de advertir que el ritual consistía en llevar siempre una sardina
202   3|     tristeza fría, aburrimiento sin consuelo.~ ~* ~ ~
203   1|   improvisadas, y la alegría de los consumidores parece protegida y reforzada
204   7|             Conoció a un cerero, su contemporáneo, y le preguntó el señor
205   2|          picantes, para el espíritu contenido, prudente, pero en el fondo
206   5|           pero aquel invierno Celso contrajo justas nupcias con una sobrina
207   2|       tristezas de la Ceniza; aquel contraste del bosque seco, muerto,
208   2|             invierno escotaban para contribuir a los gastos de la gran
209   3|            de la moral escrupulosa, convencional, como él la llamaba, con
210   1|           se han metido todas en el convento; no se las ve como no sea
211   1|          heces la tan desacreditada copa del placer, que, según los
212   3|       periodo. De la abundancia del corazón hablaba la lengua. Bajo
213   3|             guasa, que exigía mucha correa, muy buen humor, gracia
214   2|           noche, formando parte del cortejo del entierro de la sardina.~ ~
215   4|         parecido grotesco», y otras cosas así. Pasó tiempo, y nada.
216   2|     seriedad inveterada dependía su crédito de buen pedagogo, y de éste
217   6|          apellido era... catalán... creo... sí, Cecilia Prast...
218   1|             instrumentos, todos los cuales tienen pretensiones de trompetas
219    | cuanto
220    | cuantos
221   1|         sermones, ayunos, vigilias, cuarenta horas, estaciones, rosarios...~ ~
222   6|             solterona que dejaba el cuarto por caro y grande para ella.
223   2|           algunos meses antes veía, cubierto de verdor, lleno de vida,
224   3|         capuchón blanco, se puso el cucurucho clásico, unas narices como
225   1|           fantasmas que, con largos cucuruchos de papel blanco por toca,
226   6|       pareció ridícula, teniendo en cuenta los años que habían volado.~ ~
227   1|           jardines que el Municipio cuida con relativo esmero. Allí
228   4|            entregaba de nuevo a los cuidados graves del pedagogo concienzudo.~ ~
229   1|            transeúnte, que tiene la culpa de esta desolación de honesto
230   1|           ha dicho por la mañana el cura, y... ya lo sabemos, dice
231   1|            cada día mandan allí más curas y frailes; el teatrillo
232   3|        embriaguez, Celso dejó libre curso al torrente de sus ansias
233   4|             unos días en la joven a cuyos pies había caído inopinadamente,
234   1|            la agonía del pecado que da el último mordisco a la
235   1|            pueblo de esos que se ha dado en llamar levíticos; cada
236   6|          hasta donde le acompañó la dama, reparó en ella; le pareció
237   1|          parte del año, los polesos dan diente con diente, y muchas
238   1|           en lo alto las estrellas; debajo, entre los troncos seculares,
239   1|      Rescoldo, Antruejo dura lo que debe durar tres días: domingo,
240   2|      universal. El mundo, según él, debiera ser una fiesta perpetua,
241   4|           hedonista temporero, como decía él, no se hizo rogar...
242   2|          las libaciones, como ellos decían, de la colación de casa.
243   1|             Los muchachos que no se deciden a despreciar los placeres
244   6|             cocina pseudo francesa, decidió poner casa, y empezó a visitar
245   3|       elocuencia, acompañado de una declaración amorosa ardiente, de palabras
246   3|      higuera: no salía del lenguaje decoroso, pero sí de la moral escrupulosa,
247   7|           Celso Arteaga del Casino, defendiéndose como podía de la intemperie,
248   6|         también es verdad que lo ha dejado aquí, olvidada sin duda
249   5|             siguiente, Arteaga, sin dejo amargo por la semiorgía
250   6|         siguió acariciando aquellas delicias inútiles del amor propio
251   5|             que Arteaga saboreó con deliciosa complacencia.~ ~Sí, pero
252   3|            de regalar el triunfante Demóstenes de Antruejo la joya de pesca
253   7|        burlón, que siempre llevamos dentro, le dijo:~ ~-Sí, es verdad,
254   2|           de su seriedad inveterada dependía su crédito de buen pedagogo,
255   2|            buen pedagogo, y de éste dependían los garbanzos. Nunca se
256   3|        alegre que lo rodeaba, tenía derecho a la propiedad de la sardina
257   1|     apurando hasta las heces la tan desacreditada copa del placer, que, según
258   4|             guardaría? Esta idea no desagradaba al señor Arteaga. «Conocía
259   3|         abrumado a Rescoldo frailes descalzos y calzados. No citó nombres
260   7|             al ver que se tenía que descubrir la cabeza, a pesar de un
261   5|              como siempre, notó que deseaba con alguna viveza volver
262   1|            de enmienda, después del desengaño; por lo mismo que es fugaz,
263   1|    entregado a los levitas, y es un desierto de diversiones públicas,
264   3|           una de esas bellas que no deslumbran, pero que pueden ir entrando
265   1|             los troncos y las ramas desnudas, escuetas, sobre un terreno
266   1|          que tiene la culpa de esta desolación de honesto recreo.~ ~Mas
267   6|        golpe del portazo le hubiera despertado los recuerdos, don Celso
268   1|       muchachos que no se deciden a despreciar los placeres de esta vida
269   1|           cura, y... ya lo sabemos, dice Rescoldo en masa por la
270   1|            escapa. Somos ceniza, ha dicho por la mañana el cura, y...
271   3|     ocurrencia, con cierta vanidad, diciendo al público, por si acaso:~ ~-
272   2|            del bosque, a eso de las diez de la noche, formando parte
273   2|           formales de Rescoldo; era director de un colegio, y a veces
274   2|           pelos, pronunciaba veinte discursos, abrazaba a todos los comensales,
275   3|            pocas casadas y jamonas, disimulaban a duras penas el entusiasmo
276   7|            noche! -se dijo, mirando distraído el féretro. En la cabecera
277   1|        levitas, y es un desierto de diversiones públicas, se toma el Carnaval
278   1|            la tradición local manda divertirse de firme. Rescoldo tiene
279   1|           miel. Cuando más se están divirtiendo llega la ceniza... y, adiós
280   1|     hurtadillas, tomando a broma el dogma universal de la miseria
281   1|           que debe durar tres días: domingo, lunes y martes; el miércoles
282   7|          cabecera leyó estas letras doradas: C. P. M. El duelo no era
283   3|         hermosa sin arrogancia, más dulce que salada en el mirar y
284   4|     humildes». «Tiene el tipo de la dulzura», pensó. Y después: «Supongo
285   1|               En Rescoldo, Antruejo dura lo que debe durar tres días:
286   1|           Antruejo dura lo que debe durar tres días: domingo, lunes
287   3|            y jamonas, disimulaban a duras penas el entusiasmo que
288   1|           los placeres de esta vida efímera cogen el cielo con las manos
289   2|             formas sociales, con el ejemplo y con la palabra.~ ~* ~ ~
290   2|   interrumpida, y el amor puramente electivo, sin trabas del orden civil,
291   3|             ofrecía el premio de la elocuencia, acompañado de una declaración
292   3|           la sugestión de su propia embriaguez, Celso dejó libre curso
293   6|     francesa, decidió poner casa, y empezó a visitar pisos que se alquilaban.
294   1|            por toca, miran al cielo empinando la bota. Los señoritos que
295   6|  Revolviendo una especie de alacena empotrada en la pared de su alcoba,
296   2|          jarana en cuanto tocaban a emprender el camino del bosque, a
297   3|           de Zorrilla... en fin, un encanto.~ ~Todo era broma, claro;
298   6|         sabe si para que yo pudiera encontrarlo? Pero... de todas maneras...
299   4|          nada. En todo el año no la encontró en la calle más que dos
300   1|          escuetas, sobre un terreno endurecido por la escarcha, a la luz
301   1|       cierto sentido; los naturales enemigos de las expansiones y del
302   6|        principio en el rostro de la enlutada señora, que con la mayor
303   1|            después del propósito de enmienda, después del desengaño;
304   1|      temperatura, el cielo azul, la enramada poblada de pájaros siempre
305   1|     instancia, instituto de segunda enseñanza agregado al de la capital;
306   3|            de pasar de la semi a la entera), que quiso tomar parte
307    | Entonces
308   3|      deslumbran, pero que pueden ir entrando poco a poco alma adelante.
309   4|            de sus conciudadanos, se entregaba de nuevo a los cuidados
310   1|          mismo que el invierno está entregado a los levitas, y es un desierto
311   3|        disimulaban a duras penas el entusiasmo que les producía aquel predicador
312   7|           Cecilia Pla... de nuestra época... ¿no recuerda usted?~ ~-¡
313    | Esa
314    | esas
315   1|         placer que se acaba, que se escapa. Somos ceniza, ha dicho
316   1|           terreno endurecido por la escarcha, a la luz rojiza de antorchas
317   3|          toda aquella masa popular, esclava del aburrimiento levítico.
318   3|        belleza así, como recatada y escondida!~ ~El público rió y aplaudió
319   2|            durante todo el invierno escotaban para contribuir a los gastos
320   3|       decoroso, pero sí de la moral escrupulosa, convencional, como él la
321   3|           unas narices como las del escudero del Caballero de los Espejos
322   1|       troncos y las ramas desnudas, escuetas, sobre un terreno endurecido
323   1|        Municipio cuida con relativo esmero. Allí se celebran por la
324    | esos
325   6|            mundo.~ ~Revolviendo una especie de alacena empotrada en
326   3|       escudero del Caballero de los Espejos y pidió la palabra, ante
327   1|             mismo que es fugaz, sin esperanza de mañana; la alegría en
328   1|           vigilias, cuarenta horas, estaciones, rosarios...~ ~En Rescoldo,
329   4|            sucedido otra vez; yo he estado a los pies de esta muchacha
330    | están
331    | estas
332    | éste
333    | Esto
334    | estos
335   7|            paraguas.~ ~Por la calle estrecha, detrás de él, vio que venía
336   1|        secas brillan en lo alto las estrellas; debajo, entre los troncos
337   1|            Santiago se celebran con estrépito y alegría, bailes, meriendas,
338   3|             la existencia de Adán y Eva antes de las hojas de higuera:
339   1|        extravagante para la alegría exaltada, de fiebre, de placer que
340   6|            los recuerdos, don Celso exclamó:~ ~-¡Caramba! ¡Pues si es
341   3|        aquel discurso de guasa, que exigía mucha correa, muy buen humor,
342   4|           había perdido por aquella expansión de Antruejo, que estaba
343   1|           naturales enemigos de las expansiones y del holgorio tienen que
344   1|      Apocalipsis burlesco, de marco extravagante para la alegría exaltada,
345   1|         vecinos; está situada en la falda Norte de una sierra muy
346   1|       celebran por la primavera las famosas romerías de Pascua, y las
347   3|           la improvisada pasión del famoso don Celso, el del colegio.
348   1|              todo se transforma; la fantasía ayuda, el vino transporta,
349   1|     animales y vehículos con jaeces fantásticos y paramentos y cimeras de
350   1|           vienen las antorchas, los faroles verdes, azules y colorados;
351   1|             de aquellas antorchas y farolillos, todo se transforma; la
352   1|            y, más si cabe, allá, en Febrero, el miércoles de Ceniza,
353   7|          dijo, mirando distraído el féretro. En la cabecera leyó estas
354   1|             la alegría exaltada, de fiebre, de placer que se acaba,
355   2|      frecuentaban los señoritos más finos, ni en la sala de juegos
356   1|           local manda divertirse de firme. Rescoldo tiene obispado,
357   2|        polesos concupiscentes.~ ~Su flaco era el entierro de la sardina.
358   6|          reparó en ella; le pareció flaquísima, un espíritu puro; el pelo
359   4|         hermosa, para ofrecerle una flor que llevaba en el ojal de
360   2|            de las diez de la noche, formando parte del cortejo del entierro
361   2|             conducta moral y buenas formas sociales, con el ejemplo
362   1|       pájaros siempre gárrulos y de francachela. Pero la gracia está en
363   6|         cansado de la cocina pseudo francesa, decidió poner casa, y empezó
364   1|        varón que no confiese, si es franco, que el mayor placer mundano
365   7|           De pronto se acordó de la frase que se le había ocurrido
366   1|             de Rescoldo. Vienen con frecuencia, por otoño y por invierno,
367   4|      obscuro siempre y sin lujo; no frecuentaba, ni durante el tiempo alegre,
368   2|         sitios; ni en tabernas, que frecuentaban los señoritos más finos,
369   3|       opinión unánime; los aplausos frenéticos le interrumpían al final
370   1|           en los Negrillos sobre la fresca hierba, y las que en otoño
371   4|           tranquilo.~ ~Pero lo raro fue que, volviendo el entierro
372   3|         mahometano; pintó con luz y fuego del sol más vivo la hermosura
373   2|             los polesos, para cenar fuerte, el miércoles de Ceniza;
374   1|      desengaño; por lo mismo que es fugaz, sin esperanza de mañana;
375   6|            siempre de mí! -pensó el funcionario jubilado con una íntima
376   1|           al de la capital; pero la gala, el orgullo del pueblo,
377   7|           sardina. Ríete, si tienes gana.~ ~FIN~ ~ ~ ~
378   2|             y de éste dependían los garbanzos. Nunca se le veía en malos
379   3|            se le puso un nudo en la garganta, un volcán se le subió a
380   1|          poblada de pájaros siempre gárrulos y de francachela. Pero la
381   2|     escotaban para contribuir a los gastos de la gran cena, traída
382   2|        solteros, que celebraban sus gaudeamus en el casino o en los cafés;
383   1|           antorchas pestilentes. En general, Rescoldo es pueblo de esos
384   5|         duda; sin vanidad de ningún género, Celso podía asegurarlo.
385   3|          salada en el mirar y en el gesto; una de esas bellas que
386   1|        cantando, bebiendo, comiendo golosinas, amando a hurtadillas, tomando
387   6|           la puerta.~ ~Y como si el golpe del portazo le hubiera despertado
388   2|           de la sardina. Aquello de gozar en lo obscuro, entre fantasmas
389   3|    predicador del diablo. ¡Y lo más gracioso era pensar que se trataba
390   6|         dejaba el cuarto por caro y grande para ella. Celso no se fijó
391   2|             se pasaba el año entero grave como un colchón, enseñando
392   4|             de nuevo a los cuidados graves del pedagogo concienzudo.~ ~
393   1|         noche, brincando, bailando, gritando, cantando, bebiendo, comiendo
394   4|            que no la habré parecido grotesco», y otras cosas así. Pasó
395   1|          hábitos, y parecen tristes grullas que van cantando lor guai
396   2|           en los cafés; todos estos grupos, bien llena la panza, con
397   1|        grullas que van cantando lor guai per l'aer bruno. ~ ~Pasan
398   3|        primorosamente trabajada; el guapo que se atrevía a pronunciar
399   4|           habría hecho de ella? ¿La guardaría? Esta idea no desagradaba
400   3|        pronunciar aquel discurso de guasa, que exigía mucha correa,
401   1|           cuando se abre le hace la guerra un periódico ultramontano,
402   6|    enseñando las habitaciones.~ ~Le gustó la casa, y quedaron en que
403   6|          mundo le iba enseñando las habitaciones.~ ~Le gustó la casa, y quedaron
404   1|      alegría en la muerte.~ ~No hay habitante de Rescoldo, hembra o varón
405   1|             misioneros de todos los hábitos, y parecen tristes grullas
406   4|           desde muy temprano, a sus habituales ocupaciones, serio, tranquilo,
407   1|           el clero apostólico es en hablar a las jóvenes polesas del
408   4|       sardina, el público pidió que hablara otra vez don Celso, porque
409   5|      sorprender mirando a Celso; se hablaron los ojos, hubo como una
410   4|           él, no se hizo rogar... y habló, y venció, y... ¡cosa más
411   6|        aquella del entierro!... ¿Me habrá conocido?... Cecilia...
412   4|         después: «Supongo que no la habré parecido grotesco», y otras
413   4|             simbólica sardina. ¿Qué habría hecho de ella? ¿La guardaría?
414   1|            hermosura, parece que se han metido todas en el convento;
415   4|            ha sucedido otra vez; yo he estado a los pies de esta
416   1|      borrachera, apurando hasta las heces la tan desacreditada copa
417   4|          claro, y alegre y hecho un hedonista temporero, como decía él,
418   2|        desafiando la picadura de la helada, desafiando las tristezas
419   1|          hay habitante de Rescoldo, hembra o varón que no confiese,
420   2|     predicando la paz universal, la hermandad universal y el holgorio
421   1|            la fiesta es segura. Que hiele no importa. Entre las ramas
422   1|           Negrillos sobre la fresca hierba, y las que en otoño y en
423   3|           Eva antes de las hojas de higuera: no salía del lenguaje decoroso,
424   4|           la muchacha de vista; era hija de un empleado del ferrocarril;
425   3|             Adán y Eva antes de las hojas de higuera: no salía del
426   2|            la broma! -Y este era el hombre que se pasaba el año entero
427   2|        Celso Arteaga era uno de los hombres más formales de Rescoldo;
428   1|             acabó Carnaval, memento homo, arrepentimiento y tente
429   3|              Cecilia Pla, una joven honestísima, de la más modesta clase
430   1|         culpa de esta desolación de honesto recreo.~ ~Mas como quiera
431   1|          que se industrian aquellos honrados montañeses. Durante gran
432   3|             don Celso!~ ~A la media hora, es claro, ya nadie se acordaba
433   1|          ayunos, vigilias, cuarenta horas, estaciones, rosarios...~ ~
434   6|             el golpe del portazo le hubiera despertado los recuerdos,
435   5|        Celso; se hablaron los ojos, hubo como una tentativa de sonrisa,
436   3|    antorchas la oración fúnebre del humilde pescado que tenía delante
437   4|           que caminaba con los ojos humildes». «Tiene el tipo de la dulzura»,
438   1|        comiendo golosinas, amando a hurtadillas, tomando a broma el dogma
439   1|        tapadas, van a las novenas y huyen de bailes, teatros y paseos.~ ~
440   6|             amabilidad del mundo le iba enseñando las habitaciones.~ ~
441   4|           ella? ¿La guardaría? Esta idea no desagradaba al señor
442   1|           la gracia está en mostrar igual humor, el mismo espíritu
443   1|           sal, sobre las alegrías e ilusiones de la juventud polesa. Las
444   1|             es segura. Que hiele no importa. Entre las ramas secas brillan
445   3|           público rió y aplaudió la improvisada pasión del famoso don Celso,
446   1|         sombra a las cien meriendas improvisadas, y la alegría de los consumidores
447   1|           sirviendo de ropa talar a improvisados fantasmas que, con largos
448   1|          aire al resonar de los más inarmónicos instrumentos, todos los
449   1|            clero secular y regular, indígena y transeúnte, que tiene
450   1|     principales riquezas con que se industrian aquellos honrados montañeses.
451   3|              qué efecto le hacía la inesperada escena a la modestísima
452   1|            regocijos al aire libre, inevitables ocasiones de pecar, no siempre
453   5|        sobrina de un magistrado muy influyente, que le prometió plaza segura
454   3|            y sal, y otra porción de ingredientes. Pero no conocía la multitud
455   1|       siempre vencidas desde tiempo inmemorial. No parecen las mismas las
456   5|             en la calle, Cecilia se inmutó, no cabía duda; sin vanidad
457   4|            a cuyos pies había caído inopinadamente, y a quien había regalado
458   6|       olvidada sin duda de cosa tan insignificante... O ¿quién sabe si para
459   1|      resonar de los más inarmónicos instrumentos, todos los cuales tienen
460   7|      defendiéndose como podía de la intemperie, con chanclos y paraguas.~ ~
461   1|           seda el percal, y la ropa interior sacada al fresco por mármol
462   3|          los aplausos frenéticos le interrumpían al final de cada periodo.
463   2|     perpetua, una semiborrachera no interrumpida, y el amor puramente electivo,
464   6|        funcionario jubilado con una íntima alegría que a él mismo le
465   6|       acariciando aquellas delicias inútiles del amor propio retroactivo.~ ~-
466   2|            que presencia la romería inverniza, como algunos meses antes
467   2|           municipal; de su seriedad inveterada dependía su crédito de buen
468   3|         deslumbran, pero que pueden ir entrando poco a poco alma
469   2|             verano, eran atractivos irresistibles, por lo complicados y picantes,
470   1|            animales y vehículos con jaeces fantásticos y paramentos
471   3|      casaderas y no pocas casadas y jamonas, disimulaban a duras penas
472   2|     formales eran los más amigos de jarana en cuanto tocaban a emprender
473   1|        secular, rodeado de prados y jardines que el Municipio cuida con
474   1|       apostólico es en hablar a las jóvenes polesas del hastío que producen
475   3|           Demóstenes de Antruejo la joya de pesca a la mujer más
476   6|             de sala; y ya viejo, se jubiló. Viudo, y con los hijos
477   5|             a unas oposiciones a la judicatura. Pasaron tres años, y Celso,
478   2|             finos, ni en la sala de juegos prohibidos en el casino,
479   4|             Celso Arteaga volvió el jueves, desde muy temprano, a sus
480   1|       pretensiones de trompetas del Juicio final; y, en resumen, sirve
481    | junto
482   3|             hacía a gusto de cierto jurado de gente moza y alegre que
483   5|             invierno Celso contrajo justas nupcias con una sobrina
484   1|          alegrías e ilusiones de la juventud polesa. Las niñas casaderas
485   1|            Rescoldo tiene obispado, juzgado de primera instancia, instituto
486   1|           van cantando lor guai per l'aer bruno. ~ ~Pasan ellos,
487   3|         triunfos de invierno.~ ~Por labios de Celso hablaba el más
488   3|     ferrocarril, que presenciaba el lance, era el primero que celebraba
489   1|     improvisados fantasmas que, con largos cucuruchos de papel blanco
490   1|           gran abundancia carbón de leña, que es una de las principales
491   3|   abundancia del corazón hablaba la lengua. Bajo la sugestión de su
492   3|            de higuera: no salía del lenguaje decoroso, pero sí de la
493   7|           En la cabecera leyó estas letras doradas: C. P. M. El duelo
494   1|       invierno está entregado a los levitas, y es un desierto de diversiones
495   3|            esclava del aburrimiento levítico. Las niñas casaderas y no
496   1|            que se ha dado en llamar levíticos; cada día mandan allí más
497   7|             féretro. En la cabecera leyó estas letras doradas: C.
498   2|       prolongando al aire libre las libaciones, como ellos decían, de la
499   6|            amarillenta ya, pero muy limpia.~ ~-¡Esa mujer se ha acordado
500   1|          mayor parte de las sábanas limpias de Rescoldo circulan por
501   6|              pequeño, pero alegre y limpio, pintiparado para él, le
502   3|            convencional, como él la llamaba, con que tenían abrumado
503   1|           de esos que se ha dado en llamar levíticos; cada día mandan
504   6|           vería con el casero. Y al llegar a la puerta, hasta donde
505   2|            todos estos grupos, bien llena la panza, con un poquillo
506   2|           veía, cubierto de verdor, lleno de vida, la romería del
507   4|         para ofrecerle una flor que llevaba en el ojal de la americana,
508   7|          diablo burlón, que siempre llevamos dentro, le dijo:~ ~-Sí,
509   3|          que el ritual consistía en llevar siempre una sardina de metal
510   1|             de los Negrillos. Si no llueve o nieva, la fiesta es segura.
511   7|                        Una tarde de lluvia, fría, obscura, salía el
512   1|         fiestas en que la tradición local manda divertirse de firme.
513   1|              el último relámpago de locura, la agonía del pecado que
514   1|            grullas que van cantando lor guai per l'aer bruno. ~ ~
515   1|         tienen coche y caballos los lucen en tal noche, adornando
516   2|           en el casino, ni en otros lugares nefandos, perdición de los
517   4|            de obscuro siempre y sin lujo; no frecuentaba, ni durante
518   1|           durar tres días: domingo, lunes y martes; el miércoles de
519   7|         estas letras doradas: C. P. M. El duelo no era muy numeroso.
520   3|           placer pagano, de paraíso mahometano; pintó con luz y fuego del
521   7|          que venía un entierro.~ ~-¡Maldita suerte! -pensó, al ver que
522   3|          del colegio. Allí no había malicia, y el padre de Cecilia,
523   2|      garbanzos. Nunca se le veía en malos sitios; ni en tabernas,
524   1|           en que la tradición local manda divertirse de firme. Rescoldo
525   1|          llamar levíticos; cada día mandan allí más curas y frailes;
526   1|        familias son religiosas a la manera antigua, así también las
527   6|       encontrarlo? Pero... de todas maneras... Casarnos, no, ridículo
528   1|      efímera cogen el cielo con las manos y calumnian al clero secular
529   1|             el último mordisco a la manzana tentadora, ¡pero qué mordisco!
530   3|             empleado del almacén de máquinas del ferrocarril, que presenciaba
531   1|            Apocalipsis burlesco, de marco extravagante para la alegría
532   1|       interior sacada al fresco por mármol de Carrara y hasta por carne
533   4|            mismísima Cecilia Pla de marras. «¡Qué casualidad! ¡Pero
534   1|         tres días: domingo, lunes y martes; el miércoles de Ceniza
535   1|          alegría mundana, los goces materiales; porque las pobres muchachas
536   7|           numeroso. Los viejos eran mayoría. Conoció a un cerero, su
537   1|            tiene algo de rutina, es mecánica, en cierto sentido; los
538   2|             clásica cena se ponía a medios pelos, pronunciaba veinte
539   1|      máscaras... se acabó Carnaval, memento homo, arrepentimiento y
540    | menos
541   1|        hermosura, parece que se han metido todas en el convento; no
542    | mi
543   1|         precioso y caro, si bien se mira. Mas a la luz de aquellas
544   1|           de papel blanco por toca, miran al cielo empinando la bota.
545   3|          más dulce que salada en el mirar y en el gesto; una de esas
546   1|            el dogma universal de la miseria y brevedad de la existencia...~ ~ ~
547    | mismas
548   4|            tenía delante de sí a la mismísima Cecilia Pla de marras. «¡
549   3|            de sus ramas secas; cada mochuelo en su olivo. Broma pasada,
550   3|        joven honestísima, de la más modesta clase media, hermosa sin
551   3|           la inesperada escena a la modestísima rubia, pálida, delgada y
552   3|           adelante. Cuando llegó el momento solemnísimo de regalar el
553   1|        industrian aquellos honrados montañeses. Durante gran parte del
554   1|              sierra bien poblada de monte bajo, donde se prepara en
555   1|              Pero la gracia está en mostrar igual humor, el mismo espíritu
556   3|           de cierto jurado de gente moza y alegre que lo rodeaba,
557    | mucha
558   1|       materiales; porque las pobres muchachas siempre se quedan a media
559   1|          novenas y más novenas. Los muchachos que no se deciden a despreciar
560    | mucho
561    | muchos
562   1|            mañana; la alegría en la muerte.~ ~No hay habitante de Rescoldo,
563   2|          contraste del bosque seco, muerto, que presencia la romería
564   1|             que producen la alegría mundana, los goces materiales; porque
565   1|         franco, que el mayor placer mundano que ofrece el pueblo está
566   2|             colegio, y a veces juez municipal; de su seriedad inveterada
567   1|            prados y jardines que el Municipio cuida con relativo esmero.
568   3|          tinieblas, a solas con los murmullos de sus ramas secas; cada
569   3|             cucurucho clásico, unas narices como las del escudero del
570   3|    hermosura de la existencia según natura, la existencia de Adán y
571   4|             cara a cara. «Bueno, es natural. En Carnaval como en Carnaval,
572   1|              en cierto sentido; los naturales enemigos de las expansiones
573   2|         casino, ni en otros lugares nefandos, perdición de los polesos
574   3|           delante de sí en una cala negra. Es de advertir que el ritual
575   1|           Negrillos. Si no llueve o nieva, la fiesta es segura. Que
576   4|          del ferrocarril; vestía la niña de obscuro siempre y sin
577   5|          cabía duda; sin vanidad de ningún género, Celso podía asegurarlo.
578   3|       descalzos y calzados. No citó nombres propios ni colectivos; pero
579   1|            está situada en la falda Norte de una sierra muy fría,
580   5|            tranquila, como siempre, notó que deseaba con alguna viveza
581   3|              que nunca había tenido novia ni trapicheos!~ ~Como a
582   3|             a Cecilia se le puso un nudo en la garganta, un volcán
583    | nuestra
584   4|      conciudadanos, se entregaba de nuevo a los cuidados graves del
585   2|       miércoles de Ceniza; familias numerosas que se congregaban en el
586   7|              M. El duelo no era muy numeroso. Los viejos eran mayoría.
587   5|      invierno Celso contrajo justas nupcias con una sobrina de un magistrado
588   1|            toma el Carnaval como un oasis, y allí se apaga la sed
589   1|            de firme. Rescoldo tiene obispado, juzgado de primera instancia,
590   7|          Una tarde de lluvia, fría, obscura, salía el jubilado don Celso
591   1|             aire libre, inevitables ocasiones de pecar, no siempre vencidas
592   4|           no era metálica, sino del Océano, vio que tenía delante de
593   4|          temprano, a sus habituales ocupaciones, serio, tranquilo, sin remordimientos
594   3|            primero que celebraba la ocurrencia, con cierta vanidad, diciendo
595   7|            la frase que se le había ocurrido la última vez que había
596   1|            mayor placer mundano que ofrece el pueblo está en la noche
597   4|           pies de una hermosa, para ofrecerle una flor que llevaba en
598   3|            ademanes del Tenorio, le ofrecía el premio de la elocuencia,
599   3|            dos pasos del orador, le oía arrobada, con los ojos muy
600   3|            que le rodeaban y habían oído.~ ~Gran sorpresa causó en
601   4|          una flor que llevaba en el ojal de la americana, porque
602   3|          secas; cada mochuelo en su olivo. Broma pasada, broma olvidada.
603   4|          quien se atreviera a hacer olvidar el discurso del año anterior.
604   3|      Arteaga. Estuvo sublime, según opinión unánime; los aplausos frenéticos
605   5|        Arteaga se presentaba a unas oposiciones a la judicatura. Pasaron
606   3|                Como a dos pasos del orador, le oía arrobada, con los
607   2|            electivo, sin trabas del orden civil, canónico o penal ¡
608   1|           capital; pero la gala, el orgullo del pueblo, es el paseo
609    | otros
610   7|            estas letras doradas: C. P. M. El duelo no era muy
611   3|         Allí no había malicia, y el padre de Cecilia, un empleado
612   3|        ansias de alegría, de placer pagano, de paraíso mahometano;
613   1|              la enramada poblada de pájaros siempre gárrulos y de francachela.
614   3|    declaración amorosa ardiente, de palabras que parecían versos de Zorrilla...
615   3|             a la modestísima rubia, pálida, delgada y de belleza así,
616   2|         estos grupos, bien llena la panza, con un poquillo de alegría
617   1|            con largos cucuruchos de papel blanco por toca, miran al
618   7|          intemperie, con chanclos y paraguas.~ ~Por la calle estrecha,
619   3|       alegría, de placer pagano, de paraíso mahometano; pintó con luz
620   1|            con jaeces fantásticos y paramentos y cimeras de quimérico arte,
621   3|           ardiente, de palabras que parecían versos de Zorrilla... en
622   4|             Supongo que no la habré parecido grotesco», y otras cosas
623   6|             alacena empotrada en la pared de su alcoba, Arteaga vio
624   3|          gracia... En Carnaval todo pasa. ¡Vaya con don Celso!~ ~
625   2|           este era el hombre que se pasaba el año entero grave como
626   3|         mochuelo en su olivo. Broma pasada, broma olvidada. La Cuaresma
627   4|          rara! Al caer, como el año pasado, a los pies de una hermosa,
628   1|            guai per l'aer bruno. ~ ~Pasan ellos, y queda el terror
629   5|        oposiciones a la judicatura. Pasaron tres años, y Celso, juez
630   5|         Cierta mañana de primavera, paseando en los Negrillos, se tuvieron
631   3|             aplaudió la improvisada pasión del famoso don Celso, el
632   4|       grotesco», y otras cosas así. Pasó tiempo, y nada. En todo
633   3|            trapicheos!~ ~Como a dos pasos del orador, le oía arrobada,
634   1|         diente con diente, y muchas patadas en el suelo para calentar
635   2|           comensales, predicando la paz universal, la hermandad
636   1|            de locura, la agonía del pecado que da el último mordisco
637   3|          tendía sus redes de pescar pecadores, y volvía lo de siempre:
638   1|            inevitables ocasiones de pecar, no siempre vencidas desde
639   6|             relucía como plata, muy pegado a las sienes.~ ~-Parece
640   6|    flaquísima, un espíritu puro; el pelo le relucía como plata, muy
641   2|      clásica cena se ponía a medios pelos, pronunciaba veinte discursos,
642   2|             orden civil, canónico o penal ¡Viva la broma! -Y este
643   3|        jamonas, disimulaban a duras penas el entusiasmo que les producía
644   4|         brumas de la semiborrachera pensaba él: «Esto ya me ha sucedido
645   6|          alquilaban. En un tercero, pequeño, pero alegre y limpio, pintiparado
646   1|           que van cantando lor guai per l'aer bruno. ~ ~Pasan ellos,
647   1|          por brillante, por seda el percal, y la ropa interior sacada
648   2|             otros lugares nefandos, perdición de los polesos concupiscentes.~ ~
649   4|            Seguro de que nada había perdido por aquella expansión de
650   1|           abre le hace la guerra un periódico ultramontano, que es la
651   3|       interrumpían al final de cada periodo. De la abundancia del corazón
652   2|              debiera ser una fiesta perpetua, una semiborrachera no interrumpida,
653   2|             de la propiedad y otras personas respetables. Respetables
654   7|            la cabeza, a pesar de un pertinaz catarro -. ¡Lo que voy a
655   7|          que descubrir la cabeza, a pesar de un pertinaz catarro -. ¡
656   3|   Demóstenes de Antruejo la joya de pesca a la mujer más de su gusto,
657   3|         oración fúnebre del humilde pescado que tenía delante de sí
658   3|  confesonarios, tendía sus redes de pescar pecadores, y volvía lo de
659   1|             luz rojiza de antorchas pestilentes. En general, Rescoldo es
660   2|         apocalíptico, desafiando la picadura de la helada, desafiando
661   1|        póstumo del Antruejo; lo más picante del placer, por lo mismo
662   2| irresistibles, por lo complicados y picantes, para el espíritu contenido,
663   3|          don Celso, el del colegio, pidiera la palabra para pronunciar
664   1|            Mas como quiera que esta piedad colectiva tiene algo de
665   6|      pequeño, pero alegre y limpio, pintiparado para él, le recibió una
666   3|              de paraíso mahometano; pintó con luz y fuego del sol
667   6|            casa, y empezó a visitar pisos que se alquilaban. En un
668   1|            deciden a despreciar los placeres de esta vida efímera cogen
669   6|             el pelo le relucía como plata, muy pegado a las sienes.~ ~-
670   5|         influyente, que le prometió plaza segura si Arteaga se presentaba
671   7|            vez que había visto a la pobre Cecilia.~ ~«Parece una sardina».~ ~
672    | poca
673    | pocas
674   6|           estaba ya para él la poca poesía que le quedaba en la tierra.~ ~
675   1|               Rescoldo, o mejor, la Pola de Rescoldo, es una ciudad
676   1|            ilusiones de la juventud polesa. Las niñas casaderas que
677   6|            pseudo francesa, decidió poner casa, y empezó a visitar
678   2|        sabía, en la clásica cena se ponía a medios pelos, pronunciaba
679   3|         anhelo de toda aquella masa popular, esclava del aburrimiento
680   2|         bien llena la panza, con un poquillo de alegría alcohólica en
681   3|         humor, gracia y sal, y otra porción de ingredientes. Pero no
682   6|              Y como si el golpe del portazo le hubiera despertado los
683   1|           de la sardina, un aliento póstumo del Antruejo; lo más picante
684   1|          bosque secular, rodeado de prados y jardines que el Municipio
685   6|      catalán... creo... sí, Cecilia Prast... o cosa así.~ ~Don Celso,
686   1|              todo más aparatoso que precioso y caro, si bien se mira.
687   3|   entusiasmo que les producía aquel predicador del diablo. ¡Y lo más gracioso
688   2|             a todos los comensales, predicando la paz universal, la hermandad
689   7|              su contemporáneo, y le preguntó el señor Arteaga:~ ~-¿De
690   3|          del Tenorio, le ofrecía el premio de la elocuencia, acompañado
691   1|             de monte bajo, donde se prepara en gran abundancia carbón
692   2|            bosque seco, muerto, que presencia la romería inverniza, como
693   3|       máquinas del ferrocarril, que presenciaba el lance, era el primero
694   5|          plaza segura si Arteaga se presentaba a unas oposiciones a la
695   6|         poco a poco a magistrado, a presidente de sala; y ya viejo, se
696   1|         reluciente y fresco verdor, prestan con él sombra a las cien
697   1|             todos los cuales tienen pretensiones de trompetas del Juicio
698   3|        presenciaba el lance, era el primero que celebraba la ocurrencia,
699   3|         sardina de metal blanco muy primorosamente trabajada; el guapo que
700   1|             leña, que es una de las principales riquezas con que se industrian
701   6|           ella. Celso no se fijó al principio en el rostro de la enlutada
702   1|      jóvenes polesas del hastío que producen la alegría mundana, los
703   3|         penas el entusiasmo que les producía aquel predicador del diablo. ¡
704   2|            los años con los señores profesores del Instituto, el registrador
705   2|             ni en la sala de juegos prohibidos en el casino, ni en otros
706   2|             paseo de los Negrillos, prolongando al aire libre las libaciones,
707   5|   magistrado muy influyente, que le prometió plaza segura si Arteaga
708   7|             señores del duelo.~ ~De pronto se acordó de la frase que
709   2|            se ponía a medios pelos, pronunciaba veinte discursos, abrazaba
710    | propia
711   6|          delicias inútiles del amor propio retroactivo.~ ~-Sí, se ha
712   3|           calzados. No citó nombres propios ni colectivos; pero todos
713   1|         mismo que viene después del propósito de enmienda, después del
714   6|          viejo, casi burlándose del prosaico final de sus románticos
715   1|             los consumidores parece protegida y reforzada por la benigna
716   2|         para el espíritu contenido, prudente, pero en el fondo apasionado,
717   6|          acordado siempre de mí; lo prueba que ha conservado mi regalo
718   6|           pero cansado de la cocina pseudo francesa, decidió poner
719   1|             desierto de diversiones públicas, se toma el Carnaval como
720   6|           quién sabe si para que yo pudiera encontrarlo? Pero... de
721   5|       algunas veces en la calle: no pudo conocer si ella se fijó
722   1|             transporta, y el vidrio puede pasar por brillante, por
723   3|             no deslumbran, pero que pueden ir entrando poco a poco
724   3|        reinaba; el Clero, desde los púlpitos y los confesonarios, tendía
725   1|            es eso lo peor, desde el punto de vista de los misioneros;
726   2|             interrumpida, y el amor puramente electivo, sin trabas del
727   6|             flaquísima, un espíritu puro; el pelo le relucía como
728   1|            bruno. ~ ~Pasan ellos, y queda el terror de la tristeza,
729   6|            él la poca poesía que le quedaba en la tierra.~ ~Estuvo en
730   1|         pobres muchachas siempre se quedan a media miel. Cuando más
731   6| habitaciones.~ ~Le gustó la casa, y quedaron en que se vería con el casero.
732   7|              dijo don Celso.~ ~Y se quedó bastante triste, sin acordarse
733   1|          honesto recreo.~ ~Mas como quiera que esta piedad colectiva
734   1|             paramentos y cimeras de quimérico arte, todo más aparatoso
735   1|         este rigor del clima no les quita el buen humor cuando llegan
736   4|            y venció, y... ¡cosa más rara! Al caer, como el año pasado,
737   4|            tan tranquilo.~ ~Pero lo raro fue que, volviendo el entierro
738   1|         bromas y algazara. Viene la reacción del terror... triste, y
739   3|      delgada y de belleza así, como recatada y escondida!~ ~El público
740   6|             pintiparado para él, le recibió una solterona que dejaba
741   3|             de Celso hablaba el más recóndito anhelo de toda aquella masa
742   4|          paseos, bailes ni teatros. Recordaba que caminaba con los ojos
743   4|       casualidad!» Repetían cuantos recordaban la escena del año anterior.~ ~
744   1|          esta desolación de honesto recreo.~ ~Mas como quiera que esta
745   7|             de nuestra época... ¿no recuerda usted?~ ~-¡Ah, si! -dijo
746   3|           confesonarios, tendía sus redes de pescar pecadores, y volvía
747   1|     consumidores parece protegida y reforzada por la benigna temperatura,
748   3|            metálica, que allí mismo regalaba a la mujer que más le agradase
749   4|     inopinadamente, y a quien había regalado la simbólica sardina. ¿Qué
750   3|           el momento solemnísimo de regalar el triunfante Demóstenes
751   6|         prueba que ha conservado mi regalo de aquella noche... del
752   2|        profesores del Instituto, el registrador de la propiedad y otras
753   1|         alegría, bailes, meriendas, regocijos al aire libre, inevitables
754   1|        calumnian al clero secular y regular, indígena y transeúnte,
755   3|         broma olvidada. La Cuaresma reinaba; el Clero, desde los púlpitos
756   1|          que el Municipio cuida con relativo esmero. Allí se celebran
757   1|           se hizo, las familias son religiosas a la manera antigua, así
758   6|           espíritu puro; el pelo le relucía como plata, muy pegado a
759   1|            los árboles, vestidos de reluciente y fresco verdor, prestan
760   6|           de su alcoba, Arteaga vio relucir una cosa metálica. La cogió...
761   4|  ocupaciones, serio, tranquilo, sin remordimientos ni alegría. La broma de
762   6|          donde le acompañó la dama, reparó en ella; le pareció flaquísima,
763   3|            alucinación, vio que, de repente, Celso se arrojaba de rodillas
764   4|               Pero qué casualidadRepetían cuantos recordaban la escena
765   1|           mundo. Tiembla el aire al resonar de los más inarmónicos instrumentos,
766   4|         seguro de que seguía siendo respetable a los ojos de sus conciudadanos,
767   3|           los ojos muy abiertos, la respiración anhelante, Cecilia Pla,
768   1|             del Juicio final; y, en resumen, sirve todo este aparato
769   6|            inútiles del amor propio retroactivo.~ ~-Sí, se ha acordado siempre
770   3|         causó en el vecindario allí reunido que don Celso, el del colegio,
771   6|         efecto, sola en el mundo.~ ~Revolviendo una especie de alacena empotrada
772   6|           que a él mismo le pareció ridícula, teniendo en cuenta los
773   6|            maneras... Casarnos, no, ridículo sería. Pero... mejor ama
774   1|            blanco, rosa y azul, que ríen y bailan en los Negrillos
775   7|             entierro de la sardina. Ríete, si tienes gana.~ ~FIN~ ~ ~ ~
776   1|        calentar los pies; pero este rigor del clima no les quita el
777   3|             escondida!~ ~El público rió y aplaudió la improvisada
778   1|           es una de las principales riquezas con que se industrian aquellos
779   3|        negra. Es de advertir que el ritual consistía en llevar siempre
780   3|          gente moza y alegre que lo rodeaba, tenía derecho a la propiedad
781   3|             entre las muchas que le rodeaban y habían oído.~ ~Gran sorpresa
782   1|          Negrillos, bosque secular, rodeado de prados y jardines que
783   3|       repente, Celso se arrojaba de rodillas a sus pies, y, con ademanes
784   4|           como decía él, no se hizo rogar... y habló, y venció, y... ¡
785   1|           por la escarcha, a la luz rojiza de antorchas pestilentes.
786   6|           del prosaico final de sus románticos recuerdos.~ ~¡Lo que era
787   1|           niñas vestidas de blanco, rosa y azul, que ríen y bailan
788   1|         cuarenta horas, estaciones, rosarios...~ ~En Rescoldo, Antruejo
789   6|             fijó al principio en el rostro de la enlutada señora, que
790   3|             escena a la modestísima rubia, pálida, delgada y de belleza
791   1|             colectiva tiene algo de rutina, es mecánica, en cierto
792   1|    colorados; la mayor parte de las sábanas limpias de Rescoldo circulan
793   6|          insignificante... O ¿quién sabe si para que yo pudiera encontrarlo?
794   1|          mañana el cura, y... ya lo sabemos, dice Rescoldo en masa por
795   2|             sardina.~ ~Celso, ya se sabía, en la clásica cena se ponía
796   4|            víspera no le dejaba mal sabor de boca, ni bueno. Cada
797   5|             de sonrisa, que Arteaga saboreó con deliciosa complacencia.~ ~
798   1|          percal, y la ropa interior sacada al fresco por mármol de
799   3|           arrogancia, más dulce que salada en el mirar y en el gesto;
800   6|        mejor ama de llaves que este sargento que tengo, había de serlo...~ ~
801    | sea
802   2|          aquel contraste del bosque seco, muerto, que presencia la
803   1|           debajo, entre los troncos seculares, van y vienen las antorchas,
804   1|           oasis, y allí se apaga la sed de goces con ansia de borrachera,
805   1|            pasar por brillante, por seda el percal, y la ropa interior
806   4|           del pueblo; seguro de que seguía siendo respetable a los
807   1|             instancia, instituto de segunda enseñanza agregado al de
808   3|      supusiera capaz de pasar de la semi a la entera), que quiso
809   5|              sin dejo amargo por la semiorgía de la víspera, con la conciencia
810   1|              es mecánica, en cierto sentido; los naturales enemigos
811   6|         como nadie le veía pensar y sentir, siguió acariciando aquellas
812    | ser
813   6|              Casarnos, no, ridículo sería. Pero... mejor ama de llaves
814   2|         veces juez municipal; de su seriedad inveterada dependía su crédito
815   4|             habituales ocupaciones, serio, tranquilo, sin remordimientos
816   2|          respetables. Respetables y serios todos, pero se alegraban
817   6|        sargento que tengo, había de serlo...~ ~Y suspiró el viejo,
818   1|            triste, y todo se vuelve sermones, ayunos, vigilias, cuarenta
819   1|             ultramontano, que es la Sibila de Rescoldo. Vienen con
820   1|      tristeza, del aburrimiento que siembran, como campo de sal, sobre
821   4|        pueblo; seguro de que seguía siendo respetable a los ojos de
822   6|             plata, muy pegado a las sienes.~ ~-Parece una sardina, -
823   5|                            Y al día siguiente, Arteaga, sin dejo amargo
824   4|             quien había regalado la simbólica sardina. ¿Qué habría hecho
825    | sino
826   4|         tres veces. Ella no le miró siquiera, a lo menos cara a cara. «
827   1|        Juicio final; y, en resumen, sirve todo este aparato de Apocalipsis
828   1|         Rescoldo circulan por allí, sirviendo de ropa talar a improvisados
829   2|           Nunca se le veía en malos sitios; ni en tabernas, que frecuentaban
830   1|             de muchos vecinos; está situada en la falda Norte de una
831   5|     contrajo justas nupcias con una sobrina de un magistrado muy influyente,
832   2|      conducta moral y buenas formas sociales, con el ejemplo y con la
833   3|           pintó con luz y fuego del sol más vivo la hermosura de
834   6|           pues ella era, en efecto, sola en el mundo.~ ~Revolviendo
835   2|            en el comedor de la casa solariega; gente alegre de una tertulia
836   3|    Negrillos estaba en tinieblas, a solas con los murmullos de sus
837   3|             a los Negrillos con tan solemne semiborrachera (no consentía
838   3|            tomar parte activa en la solemnidad burlesca de enterrar la
839   3|             Cuando llegó el momento solemnísimo de regalar el triunfante
840   2|          soñador, del buen Celso.~ ~Solían agruparse los polesos, para
841   6|             para él, le recibió una solterona que dejaba el cuarto por
842   2|           cena, traída de la fonda; solterones y calaveras viudos, casados
843   2|         calaveras viudos, casados o solteros, que celebraban sus gaudeamus
844   1|       fresco verdor, prestan con él sombra a las cien meriendas improvisadas,
845    | Somos
846   1|       siempre se hizo, las familias son religiosas a la manera antigua,
847   2|             en el fondo apasionado, soñador, del buen Celso.~ ~Solían
848   5|          hubo como una tentativa de sonrisa, que Arteaga saboreó con
849   5|            al otro; Cecilia se dejó sorprender mirando a Celso; se hablaron
850   3|      rodeaban y habían oído.~ ~Gran sorpresa causó en el vecindario allí
851   3|           garganta, un volcán se le subió a la cara; porque, como
852   3|             a Celso Arteaga. Estuvo sublime, según opinión unánime;
853   4|          pensaba él: «Esto ya me ha sucedido otra vez; yo he estado a
854   1|              y muchas patadas en el suelo para calentar los pies;
855   7|            un entierro.~ ~-¡Maldita suerte! -pensó, al ver que se tenía
856   3|          hablaba la lengua. Bajo la sugestión de su propia embriaguez,
857   4|        dulzura», pensó. Y después: «Supongo que no la habré parecido
858   3|           no consentía él que se le supusiera capaz de pasar de la semi
859   6|        tengo, había de serlo...~ ~Y suspiró el viejo, casi burlándose
860   2|         veía en malos sitios; ni en tabernas, que frecuentaban los señoritos
861   1|             allí, sirviendo de ropa talar a improvisados fantasmas
862   1|       invierno, muy de obscuro, muy tapadas, van a las novenas y huyen
863   7|                                 Una tarde de lluvia, fría, obscura,
864   1|             más curas y frailes; el teatrillo que hay casi siempre está
865   1|            reforzada por la benigna temperatura, el cielo azul, la enramada
866   4|         alegre y hecho un hedonista temporero, como decía él, no se hizo
867   4|         volvió el jueves, desde muy temprano, a sus habituales ocupaciones,
868   3|       púlpitos y los confesonarios, tendía sus redes de pescar pecadores,
869   3|                      Un año, cuando tendría cerca de treinta Celso,
870   6|        llaves que este sargento que tengo, había de serlo...~ ~Y suspiró
871   3|         como él la llamaba, con que tenían abrumado a Rescoldo frailes
872   3|            colegio, que nunca había tenido novia ni trapicheos!~ ~Como
873   6|          mismo le pareció ridícula, teniendo en cuenta los años que habían
874   3|           pies, y, con ademanes del Tenorio, le ofrecía el premio de
875   1|        último mordisco a la manzana tentadora, ¡pero qué mordisco! Se
876   5|             los ojos, hubo como una tentativa de sonrisa, que Arteaga
877   1|             homo, arrepentimiento y tente tieso... ¡pobres niñas polesas!
878   6|            que se alquilaban. En un tercero, pequeño, pero alegre y
879   1|        desnudas, escuetas, sobre un terreno endurecido por la escarcha,
880   2|      solariega; gente alegre de una tertulia que durante todo el invierno
881   1|           por carne del otro mundo. Tiembla el aire al resonar de los
882   7|            de la sardina. Ríete, si tienes gana.~ ~FIN~ ~ ~ ~
883   6|         poesía que le quedaba en la tierra.~ ~Estuvo en la fonda algunos
884   1|             arrepentimiento y tente tieso... ¡pobres niñas polesas!
885   3|             los Negrillos estaba en tinieblas, a solas con los murmullos
886   4|           ojos humildes». «Tiene el tipo de la dulzura», pensó. Y
887   1|      cucuruchos de papel blanco por toca, miran al cielo empinando
888   2|          amigos de jarana en cuanto tocaban a emprender el camino del
889   5|          Negrillos, se tuvieron que tocar al pasar uno junto al otro;
890    | toda
891   1|            diversiones públicas, se toma el Carnaval como un oasis,
892   1|    golosinas, amando a hurtadillas, tomando a broma el dogma universal
893    | tomar
894   3|           Celso dejó libre curso al torrente de sus ansias de alegría,
895   7|            catarro -. ¡Lo que voy a toser esta noche! -se dijo, mirando
896   3|           blanco muy primorosamente trabajada; el guapo que se atrevía
897   2|             puramente electivo, sin trabas del orden civil, canónico
898   1|           cuando llegan las fiestas tradicionales; porque así como por hacer
899   2|             gastos de la gran cena, traída de la fonda; solterones
900   5|          víspera, con la conciencia tranquila, como siempre, notó que
901   1|       secular y regular, indígena y transeúnte, que tiene la culpa de esta
902   1|     antorchas y farolillos, todo se transforma; la fantasía ayuda, el vino
903   1|             del holgorio tienen que transigir cuando llegan las fiestas
904   1|             fantasía ayuda, el vino transporta, y el vidrio puede pasar
905   3|         nunca había tenido novia ni trapicheos!~ ~Como a dos pasos del
906   1|               pero qué mordisco! Se trata del entierro de la sardina,
907   3|          gracioso era pensar que se trataba de don Celso el del colegio,
908   3|             cuando tendría cerca de treinta Celso, llegó el buen pedagogo
909   1|        todos los hábitos, y parecen tristes grullas que van cantando
910   2|           la helada, desafiando las tristezas de la Ceniza; aquel contraste
911   3|          alusiones al clero y a sus triunfos de invierno.~ ~Por labios
912   1|       cuales tienen pretensiones de trompetas del Juicio final; y, en
913   2|          obscuro, entre fantasmas y trompeteo apocalíptico, desafiando
914   5|       paseando en los Negrillos, se tuvieron que tocar al pasar uno junto
915   7|             se le había ocurrido la última vez que había visto a la
916   6|            casados, quiso pasar sus últimos años en Rescoldo, donde
917   1|         hace la guerra un periódico ultramontano, que es la Sibila de Rescoldo.
918   3|       Estuvo sublime, según opinión unánime; los aplausos frenéticos
919    | unos
920    | usted
921    | Varias
922   1|     habitante de Rescoldo, hembra o varón que no confiese, si es franco,
923   3|             En Carnaval todo pasa. ¡Vaya con don Celso!~ ~A la media
924   1|           en el convento; no se las ve como no sea en la catedral
925   3|           Gran sorpresa causó en el vecindario allí reunido que don Celso,
926   1|             es una ciudad de muchos vecinos; está situada en la falda
927   1|         noche, adornando animales y vehículos con jaeces fantásticos y
928   2|           medios pelos, pronunciaba veinte discursos, abrazaba a todos
929   1|      ocasiones de pecar, no siempre vencidas desde tiempo inmemorial.
930   4|            hizo rogar... y habló, y venció, y... ¡cosa más rara! Al
931   1|          tiene miel en los bordes y veneno en el fondo. En lo que hace
932   7|     estrecha, detrás de él, vio que venía un entierro.~ ~-¡Maldita
933   1|          las antorchas, los faroles verdes, azules y colorados; la
934   6|          casa, y quedaron en que se vería con el casero. Y al llegar
935   3|            de palabras que parecían versos de Zorrilla... en fin, un
936   4|           empleado del ferrocarril; vestía la niña de obscuro siempre
937   1|        parecen las mismas las niñas vestidas de blanco, rosa y azul,
938   1|       verano. Entonces los árboles, vestidos de reluciente y fresco verdor,
939   1|            el vino transporta, y el vidrio puede pasar por brillante,
940   7|            no era muy numeroso. Los viejos eran mayoría. Conoció a
941   1|            vuelve sermones, ayunos, vigilias, cuarenta horas, estaciones,
942   6|      decidió poner casa, y empezó a visitar pisos que se alquilaban.
943   3|             enterrar la sardina. Se vistió con capuchón blanco, se
944   7|             la última vez que había visto a la pobre Cecilia.~ ~«Parece
945   6|              y ya viejo, se jubiló. Viudo, y con los hijos casados,
946   2|              solterones y calaveras viudos, casados o solteros, que
947   2|            civil, canónico o penal ¡Viva la broma! -Y este era el
948   5|         notó que deseaba con alguna viveza volver a ver a la chica
949   6|            ama de llaves, se vino a vivir a la casa que dejaba Cecilia
950   3|             luz y fuego del sol más vivo la hermosura de la existencia
951   6|          cuenta los años que habían volado.~ ~Pero como nadie le veía
952   3|             nudo en la garganta, un volcán se le subió a la cara; porque,
953   5|           deseaba con alguna viveza volver a ver a la chica de Pla,
954   3|        redes de pescar pecadores, y volvía lo de siempre: tristeza
955   4|               Pero lo raro fue que, volviendo el entierro de la sardina,
956   4|                       Celso Arteaga volvió el jueves, desde muy temprano,
957   7|         pertinaz catarro -. ¡Lo que voy a toser esta noche! -se
958   1|         terror... triste, y todo se vuelve sermones, ayunos, vigilias,
959   3|     palabras que parecían versos de Zorrilla... en fin, un encanto.~ ~
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