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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
EXHORTACION 45
Cuánta admiración causan los buenos aprovechamientos en un justo en el camino de la perfección a quien los mira
1. Esta subida que el justo hace por el camino de la perfección, estos pasos y movimientos en que cada día se ve más alejado de sí y más cerca de lo que pretende, estuvieron bien pintados en los pasos y subidas que la esposa hizo, de quien, asombrado su esposo, los ángeles del cielo y sus amigas a y compañeras, dijeron, que de todos se pueden entender estas palabras: Quae est ista quae ascendit per desertum sicut virgula fumi ex aromatibus myrrhae et b thuris, et universi pulveris pigmentarii? 1 ¿Quién es esta que sube por el desierto como una varilla de humo que sale y procede de la mirra y del incienso y de un pebete hecho y conficionado de mill inciensos olorosos y suaves? Que parece, entre todas las demás cosas de hermosura de la esposa, ésta es la que c lleva los ojos de quien la mira. Así le dijo el mismo sposo en el capítulo [6]: Revertere, revertere, Sulamitis d! Revertere ut intueamur te 2. Como si le dijera: Buena vista tienes, sposa mía, por todas partes y en todas tus acciones eres admirable, pero en este venirte a mí eres tan agraciada que yo y mis ángeles te aguardamos a ver y mirar en esta ocasión de cuando te levantas y vienes a mí.
2. Lo propio parece significan aquellas palabras en que, no contento de e alabar las idas y venidas que su esposa hacía a él, le dijo 3: Quam pulchri sunt gressus tui, filia principis, in calciamentis (Cant 7); ¡qué lindos pasos das, sposa mía, cuando [145r] caminas! Donde hallo yo que notar: Puesto caso que Cristo mandó a sus discípulos que por el camino que habíen de ir a predicar su evangelio por todo el mundo, que eran las subidas que habíen de hacer f, fuesen tan desenbarazados que no llevasen sacos, alforjas ni aun zapatos 4, cosas que los podían hacer detenidos y estorbados en el mensaje donde los enviaban, ¿por qué aquí el sposo, y en él el Spíritu Sancto, alaba a la esposa, que es la Iglesia y cada una de las almas sanctas, en los pasos que da in calciamentis? Digo que en esto parece nos mostró en qué era lo que tanto le agradaban los pasos de su esposa para que así los alabase como pasos de hija de príncipe. Los zapatos significan las cosas de la tierra, así por ser pieles de animales muertos como por ser el adorno más bajo que tiene el hombre trayéndolos debajo de los pies. Y eso significó aquel mandar Dios descalzar a Moisés para que se llegase a la zarza 5, dando a entender que el trato estrecho que tiene Dios con un alma en el desierto no admite tener calzada la voluntad de bienes de la tierra. Y lo que David dice en el psalmo [59]: In Idumaeam extendam calciamentum meum 6, fue decir que habíe de ensanchar su jurisdicción hasta meter en ella la tierra de Idumea y que habíe en ella de ensanchar sus zapatos y calzado.
3. Pues digo g ahora que decir el sposo que su sposa tiene lindos y hermosos pasos en el calzado, no fue otra cosa sino decirle: Mucho me agradan, esposa mía, tus obras, pero sobre todo los pasos que das pisando las cosas de la tierra, que son y sirven de zapato y calzado y sólo son buenas para traerlas debajo de los pies h. Cuando te veo subir sobre ellas, acocearlas y despreciarlas para venir más presto a mí, eso me lleva los ojos. Cuando, como si dijera, te veo subir sobre ellas como quien sube sobre zapatos y i chapines, con que, estando j esas cosas debajo de los pies, tú más subes y te levantas, entonces es cuando me llevas los ojos para te mirar. Que parece es esto lo que Cristo dice de sí propio: Cum exaltatus fuero, omnia traham ad me ipsum 7; cuando yo me levantaré en alto k desnudo en una cruz, entonces me llevaré los ojos de todos los hombres, en quien están todas las cosas encerradas. Lo propio decimos de la esposa: que, cuando se sube y se levanta por este camino de la perfección desnuda de todo regalo, acoceando y pisando las riquezas, se lleva los ojos de su sposo. Y así el asombro que tuvieron todos los que la miraron sólo fue el reparo que hicieron en su subida: Quae est ista quae ascendit per desertum? Palabras son bien misteriosas que nos descubrirán la dichosa subida de un alma justa a la perfección y el cómo ha de subir a ella, para que así quiera Dios quede mejor probado nuestro intento.
4. Lo primero digo que en estas palabras nota el sposo, llamándola varilla de humo, lo poco que su esposa es de su parte y lo mucho que viene a ser en sus subidas y creces en lo alto. Lo primero l la llama m no vara sino varilla delicada y flaca. [145v] Lo segundo no hay cosa más despreciada que el humo. Vuelve negros los que a él se ponen. Así lo dice Baruch (Baruc 6,20) n: Nigrae fiunt facies eorum a fumo. El humo ofende los ojos, Proverbiorum 10: Sicut acetum dentibus, et fumum oculis, sic piger his qui miserunt eum 8. El humo lo derrama y desparce el viento y con facilidad se deshace y envanece, Sapientiae 5: Spes impii sicut fumus qui a vento dispergitur 9. Y en el psalmo 36: Inimici vero Domini mox ut honorificati fuerint et exaltati, deficientes quemadmodum fumus deficient 10. Et psalmus 67: Sicut deficit fumus, deficiant o, sic pereant peccatores a facie Dei 11. Esto, pues, es lo que asombra al sposo y a quien mira y pone los ojos en esta subida a la perfección de la esposa: que, siendo varilla delicada y de humo que ennegrece, hace llorar y con facilidad se derrama y desvanece, suba tanto que, recogida en sí, vuelve por esos aires, y sea de tanto agrado a los ojos de quien la mira que todo sea hermosura y gentileza.
5. Lo cual muy bien y a la clara nos lo dio a entender la lección hebrea en estas propias palabras, diciendo: Quae est ista quae ascendit sicut palma fumi? ¿Quién es esta que sube como una palma de humo? Que fue decir: En lo que está nuestro asombro es en que, siendo una criatura tan delicada como un p poco de humo que el viento lo lleva, suba sin torcer el camino, como una palma; y siendo humo delicado que el viento lo derrama q, tenga la propiedad de la palma, que la carga no la tuerce; que, siendo humo que presto se anichila y desvanece, alcance tantas victorias como las que dan a quien con palmas los coronan r. Son, como si dijera, estos pasos y subidas fuera del orden común porque, siendo flaca doncella, enferma y destituida de todo el favor del siglo, suba y se levante en alto sin que haya quien la estorbe; no con los efectos del humo, pues no sólo no hace llorar ni ennegrecer, pero arrebata los ojos de los que la miran.
6. Notemos que quien hace subir el humo y oler bien es el fuego de donde sale. Y así estas subidas de la sposa, no obstante que fuese de su parte así flaca, el fuego que dentro estaba encerrado, ése le hacía subir y oler a Cristo crucificado s. Como san Pablo dice, 1 Corint. 2: Et ego in infirmitate et timore et tremore multo fui apud vos 12; de mi parte no tengo sino miedos y temores, pero las palabras que os predico y digo hacen su riza non in persuabilibus, sed in t ostensione spiritus et virtutis 13; el spíritu que dentro en sí tienen encerrado, ése es el que las da fuerza y virtud y el que las hace subir. Esta es la que a la esposa la sube y levanta, siendo de sí una varilla de humo, y la que le da divino y admirable olor de Cristo su sposo.
7. Lo que esta subida también la hace maravillosa es el lugar por donde sube, que es per desertum, por el desierto. Y aquí este nombre de desierto [146r] significa soledad, recogimiento y enajenación de las cosas de la tierra, tiniendo solamente su conversación en los cielos 14. Porque el humo eso tiene, que tanto cuanto más va guiado por cañones y partes estrechas tanto más sube sin derramarse ni desperdiciarse. Lo cual no tuviera el alma metida en el mundo, que por sus cosas se derramara y vertiera sin poder subir arriba. Pero en el desierto y en la soledad, donde el alma está en sí recogida, es fuerza que sea inpelida con la charidad u a que suba más alta. Lo propio tiene el agua que va encañada por sus alcaduces, que tanto sube mientras no tiene por dónde verterse cuanto es más impelida del agua que queda abajo. Así lo dice san Pablo: Sive mente excedimus, Deo, sive sobrii sumus, vobis. Charitas enim Christi urget nos 15: si subimos a Dios por la elevación del entendimiento, si por el provecho de nuestros próximos nos humillamos, la charidad es la que sale a esas inpresas y a hacer esas subidas. Las cuales tienen fuerza mientras el alma está recogida y apartada de las cosas de la tierra, porque su subida es por el desierto: Quae est ista quae ascendit per desertum? 16
8. Ex aromatibus myrrhae et thuris: Por la mirra y por el incienso es significada la mortificación y penitencia, que es la que v en el humo da buen olor. Y no es esto lo que menos admiración causa a los ángeles de la subida de un alma devota que, echada sobre las brasas y fuego de la penitencia, se dé y ofrezca a Dios en holocausto y sacrificio, in odorem suavitatis, como hacían aquellos sacrificios e inciensos que se quemaban sobre el altar w thymiamatis 17. Que era lo propio que san Pablo aconsejaba, Ephesiorum 5, a los de Epheso diciendo: Estote imitatores Dei, sicut filii charissimi, et ambulate in dilectione, sicut et Christus dilexit nos, et tradidit semetipsum pro nobis oblationem Deo et hostiam in odorem suavitatis 18. Como si dijera: Exemplo claro tenemos delante de los ojos en Cristo; imitad, dice, al Hijo de Dios, pues vosotros y todos sois hijos caríssimos del mismo Dios. Mirad cómo él subió tiniendo siempre levantada el alma al cielo, andando siempre en amor y charidad; andad también vosotros en esta dilección y amor, para que, abrasados con este fuego, subáis a lo alto, ofrecidos en holocausto y en olor de suavidad. Y scribiendo a los Romanos, capítulo 12, dice el propio san Pablo: Obsecro vos fratres per misericordiam Dei, ut exhibeatis corpora vestra hostiam viventem, sanctam, Deo placentem, rationabile obsequium vestrum 19.
9. Estos son los caminos por donde un alma sube x y se levanta, de suerte que asombra a todos los que la miran, viendo su flaqueza, semejante [146v] a la varilla flaca del humo, encaminada por la soledad, levantada del fuego de la tribulación y mortificación, compelida de la charidad; medios necesarios para que un alma dé buen olor de sí y llegue a la perfeción que pretende. De quien se pueden despedir los que se están enteros en las cosas de su gusto, sin quemarse ni deshacerse en la y penitencia z, como el camello, que así entero era dificultoso entrar por el ojo de una aguja. Pero nuestra alma devota, de quien hemos ido tratando, echa humo y olor suavíssimo, que por partes muy delicadas se entra y sube. Subió hasta donde, viéndola los ángeles, se maravillaron diciendo: Quae est ista quae ascendit sicut virgula fumi ex aromatibus myrrhae et thuris? 20
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Jhs. M.ª