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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
En que se sigue la materia de la exhortación pasada y cómo siempre hay en Dios donde subir y pasar adelante
1. Son de tanta consideración estas subidas a Dios y este estar siempre creciendo en él que, con ser estado tan alto y maravilloso el que viene a alcanzar un alma cuando en la quietud goza de Dios, aun en ese propio estado donde a el alma está, parece que los sanctos buscan en esa estancia [198v] una admirable y maravillosa subida, sin la cual cualquier género de estabilidad y ocio espiritual no tiene el puncto que debe. Así dijo el propheta Jeremías, Threnorum 3, n.28: Sedebit solitarius, et tacebit et levavit se super se; sentóse él solo y calló y, con estar sentado, no reposó sino que, juntamente con estar sentado, se levantó sobre sí. Pues válame Dios, ¿cómo se pueden compadecer dos cosas contrarias en un propio sujeto y más en un mismo tiempo? Y más, si David dice 1: Ecce elongavi fugiens et mansi in solitudine, que huyó y se quedó en la soledad, ¿cómo tantas veces y en tantas ocasiones el sposo a la esposa le dice b que se levante de priesa, ande y suba? Y más, que en un mismo tiempo sin interrumpirlo el sposo dijo que a su esposa le guardasen el sueño y las doncellas la vieron subir como recostada sobre su esposo, en el capítulo 8 2. Y en el tercero, sin hacer mención que hubiese dispertado, acabando de decir que nadie le quebrante el sueño, dice el sposo inmediatamente: ¿Quién es esta que sube como varilla de humo? 3 Veamos cómo puede ser estar sentados y levantarse, dormidos y subirse, parados, como dice David, mansi in solitudine, y andando, como el sposo manda.
2. Digo que esto será muy fácil de entender, si bien advertimos las palabras de Jeremías en el lugar alegado y en un exemplo que se pondrá para su declaración. Pues digo que Jeremías dice que el solitario se sentará y callará y, estando así sentado, se levantará sobre sí. Dirán ¿cómo puede ser esto? Y responderé yo ¿cómo un árbor plantado en la tierra, sin levantarse ni apartarse de ella ni mudar lugar, se levanta en alto y crece? Pues de esa propia manera ha de hacer un alma en la quietud y reposo que hallare en Dios: que en ella, como en desierto y soledad, estándose quedos, asidos y trabados en el mismo Dios, se han de levantar sobre sí y crecer en el mismo Dios subiéndose a mayor altura y perfección c. Y el decir de la esposa que durmiendo subía, sin hacer mención que estuviese dispierta, es lo propio que vamos diciendo: que en esa oración y quietud ha de procurar un alma tener sus creces y subidas y sus adelantamientos, que, no por haber alcanzado sueño de oración, ha de hacer cuenta que ya no hay más donde pasar ni donde levantarse, porque en este mundo no hay fin último del cual no se pueda pasar en el mismo Dios.
3. Lo cual muy bien nos lo dieron a entender aquellos seraphines de quien dice Esaías (Esai 6) d que estaban delante de Dios e y f, con todo eso, aun dice que volaban. Si estaban ¿cómo volaban? Y si volaban ¿cómo estaban? Seraphim stabant super illud, sex alae uni et sex alae alteri; duabus velabant faciem eius, et duabus velabant pedes eius, et duabus volabant 4. De suerte que, tiniendo seis alas, las dos servían de tapar el rostro de Dios y las dos tapaban los pies y con las dos volaban. Pues válame Dios, si están ya y gozan de Dios, ¿qué quieren?, ¿dónde vuelan? Digo, mis hermanos, que aquel tapar con las cuatro alas el rostro y pies de Dios era decir cuán incomprehensibles [199r] son sus g juicios h, cuán profunda es su sabiduría y qué cortos son para la alcanzar los seraphines más encumbrados; y viéndose tan lejos de alcanzar aquella i profundidad de los tesoros de la sabiduría de Dios, duabus volabant, estaban volando j. Como quien dice: más hay, más hay donde pasar, bien hay más donde subir. Porque, por mucho que suba un hombre, más subido se queda Dios. Ascendet homo ad cor altum, et exaltabitur Deus 5. Suba un hombre cuanto quisiere, pudiere y Dios le ayudare, que más alto y más arriba está Dios y más hay donde volar.
4. San Cipriano dice en k el prólogo del sermón de la Natividad del Señor: Audi mysterium: stando aeternitatis immobilitatem signabant; volando autem altitudinem Dei, sic in superioribus elevatam esse ostendebant, ut quamtumvis ad cor altum accedat homo, exaltetur Deus ita ut ab illo comprehendi non possit. De donde vino a decir el sancto Job, 36: Ecce, Deus magnus vincens scientiam nostram 6; es Dios tan grande y poderoso que vence y deja atrás y manca toda nuestra sciencia. Y David en el psalmo 138: Mirabilis facta est scientia tua ex me; confortata est, non potero ad eam 7. Y en el psalmo 104: Quaerite Dominum, et confirmamini; quaerite faciem eius semper 8. Donde dice el glorioso Agustino l, libro 15 De Trinitate 2, tomo 3 9: Si buscado se halla, cur dictum est: quaerite faciem eius semper? Tam magnum enim et incomprehensibile bonum est, quod et quaeritur ut inveniatur dulcius et invenitur ut quaeratur avidius. Hácese buscar para que nos sea más dulce y déjase hallar de suerte que se torna m a buscar con más veras. Digámoslo claro. Siempre tiene Dios rostro y n faz que descubrir al que le tiene y en él busca más y más profundidad de su bondad y sabiduría.
5. Declaremos aquello que dice David: Quaerite Dominum, et confirmamini; quaerite faciem eius semper 10. Para cuya declaración quiero que notemos que a Dios en este mundo le llaman los sanctos Dios abscondido 11. Y demás de serlo su divina Majestad, todos sus bienes y tesoros por el consiguiente los tiene encubiertos, de suerte que el gusto y suavidad de Dios sólo será para el que lo busca y, hallándolo, gusta de él. De suerte que, según esto, diremos que Dios en este mundo tiene buen cerca y riguroso lejos. Así sucedió a Moisés y su pueblo cuando les bajó a dar la ley en el monte Sinaí, que los que estaban apartados del monte temían y daban voces diciendo que Dios para de lejos era bueno, ne loquatur nobis Dominus, ne forte moriamur 12. Oían trompeta en el monte que sonaba y [veían] humo que salía o, truenos y relámpagos y una nube que cubría el monte; y así llenos de temor, querían poner tierra en medio. Pero Moisés, [199v] que estaba arriba en la cumbre del monte subido en medio de los truenos y relámpagos, allá se olvidó por cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber, causa por qué el pueblo, viendo la tardanza de su capitán y pareciéndole que ya Moisés sería muerto y olvidado, se juntó y pidió a Arón le diese dioses a quien adorar 13. Donde hallo dos o tres cosas que notar.
6. La primera, de qué cosas tan pocas se asombran los que están lejos de Dios: del ruido de una trompeta, que está apartada p de ellos y ellos tan distantes que hay bando echado nadie se llegue al monte so pena de la vida. Atemorízanse de unos truenos, relámpagos y un ñublado y un poco de humo que salía del monte. Y con estar Moisés en medio de todo eso y en lo alto del monte, no se atemoriza y asombra, sino que se le pasan los días sin cuenta ni se acuerda de comer ni aun de su pueblo, que tan en el alma lo traía. Porque eso tiene quien trata con Dios, que predominando Su Majestad todo lo demás lo echa fuera del corazón. Por eso salía humo del monte, porque donde hay fuego es fuerza que expela la humedad que tiene la leña, y la afición de las cosas de la tierra la presencia de Dios. Y esto fue de tal manera que fue necesario el poder de Dios q desasiese a Moisés del trato y conversación que tenía para que bajase a poner remedio en los disparates que el pueblo habíe hecho en su absencia. De suerte que aquel ruido y asombro no era sino para los que estaban lejos del trato y conversación de Dios.
7. Y así r veremos que, para quien está apartado del cumplimiento de la ley de Dios, sus preceptos y mandamientos son rigurosos, ásperos y pesados. Y ¿sabido qué es lo que en ellos asombra y atemoriza? Sólo es un poco de humo, que en s instante desfallece y es nada. Y ese nada sólo hace llorar y ennegrece el aposento que no tiene chimenea ni por donde se desafogue, y a aquellos que están t levantados y subidos y no al que está abajo pegado a la tierra. De esa misma suerte la ley de Dios es suave y amorosa a los humildes y aquellos que en su corazón tienen por donde respirar al cielo, pero en los hombres subidos y levantados de pensamientos, que tienen el corazón estrechado y abreviado, a ésos la ley de Dios los hace gimir y llorar. De la propia suerte los truenos y relámpagos ahogan y matan los gusanos de la seda y los pollos que aún no han salido del cascarón, aquellos que aún no han enpezado a servir a Dios y se están tan apocados que apenas los podemos llamar hombres. [200r] Carga pesada dice Cristo 14 que es la ley que los sacerdotes ponen sobre los hombros de sus oyentes, y ellos no la quieren tocar con el dedo. La razón por qué era carga pesada debiera de ser por eso, porque no la tocaban; que si la tocaran con las manos y la obraran, o fuera liviana o la aliviaran ellos.
8. Vamos ahora a lo que David dice: Quaerite Dominum, et confirmamini; buscad a Dios y seréis confirmados en el cumplimiento de su ley. Allí confirmamini habla de presente u, como quien dice: tanto tardaréis en v pegar y aferrar en vuestros corazones la ley de Dios cuanto tardáredes en buscarlo. Que es lo que en otro psalmo dijo: Accedite ad Deum, et illuminamini 15. Llegaos a Dios y veréis cómo se os quitan las sombras y cataratas de los ojos, con que andáis asombrados pareciéndoos que Dios es una cosa terrible y pesada. Y no sólo el buscar a Dios hará ese bien en vuestros corazones, de que habiéndoos llegado a él y gustado perseveréis en un tan grande y summo bien, sino que cada día lo buscaréis con mayor gana, mayor suavidad y dulzura: quaerite faciem eius semper. Cuando Moisés estaba en el desierto, vido una zarza que se ardía y no se quemaba, y con todo eso la llamó visión grande: Vadam, et videbo visionem hanc magnam 16. Quiero llegarme y veré este milagro grande, cómo arde este robre y espino y no se quema. Al llegarse, le mandan descalzar y, después de haberse llegado cerca y habiendo visto que estaba allí Dios haciendo las paces entre el fuego y la leña w, nunca más la llamó visión grande.
9. Milagro es grande que un justo esté en medio del fuego y no se queme, que esté en medio de los trabajos, como san Pablo dice, et non confundimur 17; antes sobrepujen los justos cuantas dificultades se pueden imaginar, como en el propio lugar dice san Pablo: In omnibus his superamus propter eum qui dilexit nos 18; estando Dios con nosotros, es imposible que desfallezcamos ni seamos vencidos. Bien entiendo que a los que de lejos miran estas cosas se asombran y les parece cosa grande, pero, si un hombre se descalzase y desnudase de sí propio y llegase cerca y viese que quien hace aquella obra, que es Dios el que en los justos no consiente que los trabajos y aflicciones los derriben, no se espantaría. Quaerite Dominum, et confirmamini. Buscad a Dios, que si una vez lo halláis, en él hallaréis gracia para perseverar y para caminar adelante. Quaerite faciem eius semper.
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